miércoles, 10 de junio de 2015

La Hija del Mal

Sonaba una musiquita que me estaba poniendo nerviosa, pero lo más perturbador fue cuando aquella zona comenzó a llenarse de espejos. Al verme en ellos casi ni me reconocía. Estaba sucia, había adelgazado y mi chihaya tenía montones de agujeros y tajos de diferentes tamaños. Me toqueteé mi pelo totalmente descolocado y sucio y giré la cabeza hacia el reflejo de Nura. Tampoco él tenía un aspecto muy agradable, aunque a pesar de estar cubierto de hollín seguía pareciéndome guapo.
- Tenemos que seguir - me dijo tirándome de la manga.
Asentí.
- Una persona que ponga tantos espejos para ver lo horribles que estamos no creo que esté muy arrepentida de sus pecados.
- Era de esperar de la guardiana de Soberbia. Se supone que es el pecado más peligroso y grave de los siete. Asique... tenemos que tener mucho cuidado.
Toqué el espejo con la palma de mano. Por un momento pensé que iba a poder entrar dentro de mi reflejo, pero fue un simple susto. Por Buda... qué diría Tsubaki si me viese de esa forma. Seguramente se asustaría y luego se reiría de mí. Puta Tsubaki...
Quité la mano del espejo y miré a Nura. Teníamos que irnos lo más rápido posible de allí ¿A dónde? No lo sabíamos. Solo esperaba que tuviésemos suerte de encontrar la puerta al Tártaro pronto.
Andamos y me puse a pensar en lo que tuvimos que aguantar en los 7 Pecados Capitales. La pelea en Ira no fue nada comparada con el sueño que me entró cuando fuimos a Pereza. Lo que hicimos en Avaricia dio realmente miedo, pero no tanto como el guardián de Lujuria y esa gente haciendo... cosas. En Envidia dije cosas horribles a Nura... aún no sé cómo disculparme de eso. En Gula al menos pudimos "acabar con el hambre" pero conocer a Conchita fue peor que ver mi reflejo en aquellos espejos de Soberbia.
- ¡¿Pero qué le pasa a estos espejos?!
Nura se había parado frente a su reflejo... espera ¿su relfejo? El reflejo de Nura no era real. Estaba completamente limpio y reluciente, sus ojos brillaban más que nunca, vestía con un yukata blanco con bordes amarillos y tenía en sus manos un recipiente de sake.
Luego me vi a mí con el pelo recogido, vistiendo un hanfu chino (que al principio confundí con un kimono, pero NO es lo mismo) y... y... MAQUILLADA.
- PERO QUÉ ES ESTOOOO X_____________________X - grité.
- PERO QUÍTATE ESA PINTURA DE LA CARA X_X.
Nura me restregó su mano por toda mi cara y empecé a gritarle maldiciones. En seguida comprendió que en realidad no llevaba nada en la cara. Se disculpó y apartó su mano.
- MUY BIEN a_â HAS PILLADO TARDE QUE ES COSA DE LOS ESPEJOS.
- Gomene, Akame-chan </D/<''... Bueno... pues eso da miedo.
- Solo es un reflejo... sigamos caminando.
Así lo hicimos, pero a partir de ahí le di vueltas en la cabeza lo que podría decirnos aquellos reflejos. Nunca había llevado un hanfu y, si lo llevase, más de un patriota japonés se habría enfadado mucho. Los japoneses no se llevan bien con los chinos, por algo estábamos en guerra.
Sin embargo, vengo de China, por lo que creí que quizás aquellos espejos nos estaban reflejado... futuros alternativos... tal vez, si nunca hubiera salido de la región de Catay... quién sabe.
Pensé en Nura y me pregunté ¿Qué ambiciones o deseos tenía él? ¿A qué había renunciado en el pasado?
- ¿Sabes, Akame-chan? Creo que esos espejos intentan hacernos creer que somos los superiores y somos... bueno~ tan "geniales" como estamos en nuestros reflejos. Onegai, no los hagas caso... quiero decir...
- Estás mucho mejor aquí conmigo que en el espejo.
- ...! ... g-gracias~ t-tú también n/_/n
- n/3/n ~
"Kawaii da~".
Dejé de echar miradas de reojo a mi reflejo en los espejos y me sentí mucho mejor... hasta que vimos a un otro montón de gente haciendo un círculo gigante.
- ¿Qué pasa allí? - pregunté.
Nura corrió hacia ellos y le seguí. Vimos que era gente vestida de todo tipo de estilos, pero todos parecían elegantes y disfrutaban de una gran belleza. Se estaban riendo cruelmente de una niña.
De la capucha de su capa marrón y desgastada asomaban mechones de pelo rubio que caían hasta poco más de la altura de sus hombros, pero lo que de verdad caían de aquel rostro... eran lágrimas.
Corrimos para ayudarla. La gente que estaba allí farfullaba insultos, pero nadie se movía de su sitio. Me agaché y la pregunté:
- Eeeeh~ eeeeh~ no llores :S
La niña levantó la cabeza. Al principio, por su expresión, deduje que estaba asustada, pero no tardó en sollozar.
- G-Gomenassai.... Gomenassai...
- Pero... ¿"Gomenassai por qué? ¿Qué te pasa?
- Yo... pequé en Soberbia y... estoy aquí... y... no puedo... no puedo seguir aquí sola...
- ...!?! Tranquila... todo eso ya pasó. Es el Inframundo pero... llorar eternamente no es buen plan...
- :'(
La sequé las lágrimas y me miró mientras sus ojos azules brillaban.
- Ya esta~ - la dije con tono amable. - Anda, dime~ ¿cómo te llamas? n_n
- ... Riliane... Riliane Lucifen D'Autriche.
- !!!!!!!!!!!!!!!!!
- Ese es el nombre de la "Hija del Mal" según Banika Conchita-gitsune - recordó Nura.
- Entonces... eres la guardiana de Soberbia - comenté. - No me pareces mala persona.
- ¡SÍ QUE LO SOY! - me gritó - Yo... antes era la princesa del País Amarillo... era muy MUY EGOÍSTA... y... al enamorarme del príncipe Azul y enterarme de que se iba a casar con la princesa Verde... hice una guerra y... mi onii-chan... - sollozó - COMO ÉRAMOS GEMELOS SE PUSO MI ROPA E HIZO DE MÍ CUANDO IBAN A MANDARME A LA GUILLOTINA Y... Y... ME VESTÍ DE ÉL Y ESCAPÉ Y... LE VI... CÓMO MURIÓ... WUAAAAAAAH
Se puso a llorar y la gente subió el volumen de sus gritos, insultos y risas. Nura soltó una maldición y desenvainó a Nenekirimaru.
- QUIÉN HAGA UN SOLO RUIDO MÁS PROBARÁ EL FILO DE MI KATANA a_Â
Arqueé una ceja pensando en el sake que podría haberse bebido antes, pero iba en serio. La gente se limitó a ponernos caras y a irse con una actitud snob que me llamó la atención. Se creían los mejores pero, se acojonaban al ver un sable.
Nura envainó a Nenekirimaru y se agachó junto a mí. Riliane añadió:
- Sé lo que soy ahora. Una pecadora... un desastre de persona... una... snob...
- ¡BAKA! ¡No puedes considerarte así hasta el final! - dijo Nura - ¡Tienes que perdonarte! ¡Aunque estés en el Infierno, si te perdonas, todo será mucho mejor!
- No...
- Riliane-sama... - intervine - Tu hermano no querrá que estés así...
Puso los ojos como platos y de estos salieron más lágrimas. La di un abrazo para que se tranquilizase y lloró encima de mi hombro.
- Nunca pensé que precisamente la guardiana de Soberbia, sea la que de verdad está arrepentida - reconoció Nura.
Riliane ahogó un grito y paró de llorar. Parecía que había pasado algo.
- ¿Qué pasa? - pregunté.
- He... He... oído... a Allen...
- ¿Allen es tu hermano? - preguntó Nura arqueando una ceja.
- ¡SÍÍÍ! ¡LO HE OÍDO! ¡OS LO JURO!
- Riliane-sama...
Estaba observando el techo, por lo que hice lo mismo. Vi otro espejo, Nura y yo estábamos con nuestro extraños reflejos, y ella vestía un precioso vestido amarillo con montones de joyas. Riliane extendió su mano y... su reflejo cambió a la de un chico igual que ella vestido de sirviente. Nura y yo nos alarmamos, sobretodo al ver que Riliane se tiró al suelo.
- ¡RILIANE-SAMA!
Sostuve su cuerpo, que estaba frío como el hielo. Parecía inerte, pero me miraba con una dulce sonrisa. Su piel se estaba iluminando y despedía pequeñas lucecitas que iban a parar al techo.
- No entiendo nada... - sentenció Nura.
- Me... arrepiento... de mis pecados... - dijo Riliane - Ahora podré reencarnarme... y volver a estar con mi hermanito...
- NANIANOIDSÑOF´PDHÑ !!! - despedía mi boca en ese momento.
- Gracias por todo... etto... eee...
- Akame Scarlet Targaryen o_o
- Nurarihyon <_<''
- Nura... Akame...
Y entonces se deshizo en luces que subieron hacia el espejo del techo... y lo rompieron. Nura me cogió en brazos y me llevó corriendo hacia el frente. Al principio no entendí porqué, pero al ver los cristales del espejo caer al suelo, se lo agradecí.
- La puerta al piso de abajo está todo recto pero, cuando os encontréis con tres caminos, coged el de la izquierda.
Nos giramos alarmados y vimos a un ángel. Lo primero que pensé fue: "En serio ¿AQUÍ NADIE NOS DEJA EN PAZ?", pero aquel tipo sí que daba miedo. Sus alas eran de color negro como su pelo largo y liso, pero sus ojos eran de un amarillo intenso que combinaba con su ropa.
- Oh~ Os asusté, jóvenes viajeros~ No os asustéis ¡Yo nunca me asusto y, aquí estoy, soy el nuevo guardián de Soberbia!
- Oh... etto... ¿enhorabuena? - dijo Nura.
- Sí... Me llamo Lucifer~
- N-Nadie te preguntó eso...
- !!!! ¡EH! - grité - ¡Tú eres el ángel que traicionó al Dios cristiano!
Nura me miró de reojo:
- ¿Cómo es que sabes tantas cosas? e.e
- ¡En el Templo nos mandaban leer mucho! ¿Vale? e_Ê
- Jejejeje - rió Lucifer - Sí~ pero ahora estoy en una nueva etapa...
- ¿Y no nos harás nada? - pregunté arqueando una ceja.
- ¿Dudas de mí? Yo que vosotros me daría prisa... La puerta al Tártaro deja de funcionar para aquellos visitantes que llevan mucho tiempo paseando por los 7 Pecados Capitales.
- ¿Cómo? ._. - dijo Nura - Eso no lo sabíamos...
- Vámonos, Nura.
Le cogí de la mano y nos pusimos en marcha. Lucifer se reía con malicia.
- No sé qué le pasa... pero no podemos ir por donde nos ha dicho... - comenté. - Es un pecador peligroso.
Seguimos andando y seguimos andando... no había ninguna división de tres caminos, cosa que nos extrañó. Por fin, estuvimos delante de la última puerta de los Pecados Capitales.
- Queda poco, Akame-chan.
- Sigue sin gustarme un pelo lo que acaba de pasar con Lucifer... ¿por qué "tres caminos"?
- Estaría gastándonos una broma... - Nura abrió la puerta. - Vamos.
- Sí... al fin y al cabo no tenemos otra opción...
La traspasamos y volvimos a la oscuridad...


AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
- ¿QUÉ ES ESO? ¿QUÉ ES ESO? ¡ME DUELE TODO! AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Mi cuerpo estaba sufriendo el mayor dolor que jamás había experimentado, sentía un miedo peor que el de Nura... Mi cuerpo entero ardía como si estuviese en mil hogueras y la sangre de mis venas fluía con una rapidez anormal. Mi corazón parecía que se me iba a salir del pecho, mi colgante pesaba como nunca y mi cabeza me daba vueltas. Abrí los ojos y solo vi llamas, mis llamas. Mi pelo se recogió de una coleta, mi kimono ahora era ese kimono anaranjado de llamas con falda corta, a mis sandalias les salió una gran plataforma y mi colgante ahora eran dos dragones blanco y negro. Sí, ahora era la Akame-Fénix; pero al menos no tenía ganas de matar a nadie, quiero decir... por primera vez creo que estaba controlando bien ese poder.
Por otro lado, a Nura le crecieron las ojeras, sus ojos se volvieron rojo sangre y más luminosos que de costumbre y abajo de su ojo izquierdo llevaba una marca negra que parecía una pincelada de tinta china. Además, su capa que antes era azul, se volvió roja.
- ... q.... qué es esto... - dijo con tono casi inhumano.
- N-No lo sé... - logré decir -... p-pero duele...
Miré al fondo de la oscuridad... y creí ver la figura de una chica...
- ¿N-Némesis-san? - pregunté.
La figura se giró... justo cuando vi sus diabólicos ojos, unas criaturas de piel fría nos cogieron y nos inmovilizaron. Eran mucho más fuertes que nosotros.
- Jejeejejejejeej - reía la jueza de la Muerte - Por fin venís aquí~
La vimos algo más desvalida y despeinada. Parecía que le costó llegar hasta allí.
- L-Los que..... bajan ......luego no ...no pueden subir... - recordó Nura.
- Sé un par de truquitos, Señor del Pandemonio - Además soy un demonio de los grandes. Podemos ir por donde nos plazca.
- ¡Podéis iros al cuerno! - soltó Nura - ¡Deja que nos vayamos a nuestro mundo de una vez! ¡No podéis con nosotros!
- OOOOOH~ jojojojojo~ puede que yo sola no... eso es cierto... pero un "pequeño" ejército de vampiros del Reino de la Noche creo que puede hacer con vosotros lo que quiera~
- ¿? ¿NANI? - dije sorprendida.
Se oyó un disparo. Un disparo de un arma de fuego. Un señor gordo vestido de vaquero nos enseñó sus afilados colmillos y clavó sus ojos diabólicos en nosotros. Sonreía maliciosamente.
- Hola, chicos~ ¿Me echabais de menos? - saludó Hilbert, el antiguo casero de nuestra casa del Purgatorio



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