lunes, 21 de noviembre de 2016

La Profecía se cumple

- Tiene varias heridas graves en el costado y una pequeña fractura en la costilla.
La luz de la vela me cegó en cuanto abrí los ojos. Sí, tal era la oscuridad del Caos que hasta una simple vela me quemaba los ojos.
- ¿Dónde...?
Había dos figuras que se dieron la vuelta y se acercaron a mí. Era un aldeano y dos sacerdotisas que me resultaban familiares. Una de ellas se agachó y pude fijarme en su cara. Era...
- ¡AKANE-CHAN! - salté de la cama y la miré perpleja.
- Hola, Akame-chan ^^


La abracé.
- ESTÁS VIVA, ESTÁ VIVA ¡POR BUDA, ESTÁS VIVA!
Ella también me abrazó.
- Por poco - puntualizó ella - Si no llega a ser por el Maestro y Rui-san ahora mismo estaría muerta.
- Nos teníamos lo peor desde el principio, señoritas. El Maestro Kuro tenía razón.
Miré arriba y era Rui, la sacerdotisa cocinera del Templo del Gato Negro. Nos sonreímos.
- Acabasteis en un agujero hace meses - dijo Akane.
La miré.
- Y gracias a ti y a... tú... Les salió mal la jugada.
- Sí, bueno... Hiroito-kun os ha salvado la vida.
Me intenté levantar y casi me daba algo.
- Tienes medio cuerpo roto - dijo Rui, - asique ni se te ocurra levantarte.
- ¿Dónde estamos? ¿Dónde están los demás? ¿A qué día estamos?
- Estamos en Osaka, y no te preocupes, tus amigos están aquí también. Pronto acabará el mes de la escarcha (shimotsuki, noviembre). Habéis estado unos 4 meses allí abajo.
- ¡¿Tanto?! ¡Pero si no ha sido tanto tiempo!
- El curso del tiempo varía según algunas dimensiones, y más en el Caos donde nunca hay una regla del tiempo - escuché desde la puerta. Era el Maestro Kuro.
- Maestro - dije.
Se acercó y se agachó.
- ¿Cómo estás, pequeña?
- Bueno...
- Viva.
- Sí n_n
- No vamos a mentirte, Akame-chan. Han regresado todos menos cinco. La chica de la Nada está con sus otros compañeros, el Señor del Pandemonio aún se está recuperando (decidí pactar una tregua con ese maldito individuo -3-), el demonio sombra y la gata están por ahí juntos, sin embargo, faltan el ángel, el cazademonios, dos guardaespaldas de la gata y la compañera del demonio sombra.
- ... Murieron allí abajo...
- ...
- Akane-chan te seguirá curando. Mañana seguiremos hablando, que hay mucho que contar... algunas noticias no te gustarán. - Akane le miró tristemente, pero Kuro continuó - Le diré a los demás que estás bien.
El Maestro se fue y vi a Rui que también estaba cabizbaja. Algo grave había pasado en nuestra ausencia.
- Rui-san, ¿qué ha pasado? ¿Akane-chan?
- Es mejor que te lo cuente el Maestro, Akame-chan - dijo Rui.
- En resumidas cuentas... - añadió Akane, - la Profecía se ha cumplido.
- .......... ¿Qué?

Ni Akane ni Rui quisieron hablar del tema. Pasé el resto del día sola en la cabaña. Nadie vino a verme. Al acabar el crepúsculo de la noche y un delicioso bibimbap coreano (un cuenco de arroz con verduras, carne y huevo) hecho por Rui y Akane, decidí levantarme. Tenía medio cuerpo vendado, pero logré ponerme el yukata que había en una esquina y salí. Pregunté por la cabaña del Maestro y fui en su busca. Al encontrarla, entré.
- Eres algo impulsiva, Akame-chan - dijo el Maestro.
- Supongo que eso es malo para una sacerdotisa.
El Maestro dejó el té que estaba bebiendo y me miró.
- Los Scarlet son así por naturaleza. No es ni bueno ni malo. Bien es cierto que para ser una miko es una complicación. Por eso al principio te costó entrenarte... sin embargo, has llegado a ser de mis mejores alumnas.
- Es un honor para mí, Maestro Kuro.... ... ... ¿Podría contarme ahora qué es lo que ha ocurrido?
Me observó con tristeza. Sí que debía ser grave... ¿podía ser cierto que la Profecía se cumpliese? En ese caso...
- Kikyo-chan ha muerto.
- !!!!! ........... ¿c-cómo...?
- Murió hace un mes. El mediodemonio que la acompañaba la traicionó e intento robarle la Shikon No Tama.
- ¿Inuyasha... la mató? ¡¿Y la perla?!
- Ella logró que no escapase sellándolo en el Árbol de las Eras. Pero era demasiado tarde... hemos quemado su cuerpo junto con la Esfera, tal y como ella le pidió a Kaede-chan antes de morir.
- .... .... Kikyio-chan... es imposible... ...
Era la sacerdotisa más fuerte que conocía... estaba segura de que ella no moriría de esa manera. Realmente ni siquiera me lo planteé.
- En los youkais no se puede confiar. Ni siquiera en los hanyos - añadió mi Maestro.
- Maldito Inuyasha.... MALDITO - lloré.
- Un trágico romance, me temo. Al parecer ella se enamoró de él. Por eso acabó así.
- ...
- ¿Sabes lo que eso significa, no?
- ... ... Akane-chan tenía razón... la Profecía se ha cumplido... Tsubaki cayó en la oscuridad, Kikyo-chan murió por amor...
- Y en este punto viene otro problema... Tras lo ocurrido, volví a hablar con los sabios... y hubo una pequeña equivocación a la vez que enorme.
- ¿A qué se refiere?
- Escucharon el nombre que más se parece al tuyo, Akame-chan, además de que realmente no eres "de las mejores sacerdotisas del Templo" porque no eres completamente una sacerdotisa.
- !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¡¿q-qué insinúa?!
- A la que se referían los sabios no era a ti, Akame-chan; era a Akane-chan. Ella será quien viva una vida de éxito.
Después de tantos años comiéndome la cabeza por la Profecía... después de todo lo que había pasado... ahora resulta que esa bichosa Profecía no tenía nada que ver conmigo... y además confirmaba que yo no era una sacerdotisa.
- ¿E-Está seguro, Maestro? - Fue lo único a lo que me atreví a decir.
- Sí, Akame-chan. Tu destino está libre de ataduras. Tú eres quien elije cómo forjar tu futuro.

Después de aquella conversación con el Maestro, no volví a hablar con él.

Pasaron los días y por fin pude ver a mis nakamas. Akane, Rui y el Maestro se fueron de vuelta al Templo. Podía notar el aire de alegría y felicidad que le rodeaba a Akane. Ella iba a ser feliz, estaba destinada a serlo. Me despedí de ellos y de los chicos de la Luna. Alejandra estaba entera, cosa que me alegró de corazón. Nos quedamos solos, me volví a mis nakamas; Blue, Rei y Nura.
- ¿Damos un paseo? - propuse.
- ¡Shiiii ^^! - dijo Blue.
Ella parecía estar bastante contenta a pesar de la gran pérdida que supusieron las muertes de William y Esmeralda. También habíamos perdido a Abbadon, a Dante y a Némesis; pero nadie quiso hablar del tema.
Sin embargo, tras un breve paseo, el árbol que estaba delante nuestro comenzó a despedir llamas.
- ¡Lus árbules nu pueden quemarse solus!
- Buen apunte, Blue-chan, pero esto no me gusta nada - dijo Rei invocando fuego oscuro en su puño.
Del árbol salió una figura. Llevaba un largo abrigo de cuero negro y rojo, tenía el pelo plateado y largo y los ojos del color de la sangre. Atrás llevaba una espada que conocíamos... Rebellion.
- Hola, chicos jeje ^^
- ¿....Dante-kun? - dijimos.
- No exactamente, pero sí. Ahora soy Dantis. He renacido.
Blue y yo nos abalanzamos sobre él y le abrazamos.
- DANTETETETETE
- ¿Renacido...? - dijo Nura.
- No sabía que podías hacer eso, tío - añadió Rei.
- Vino un chaval de pelo rojo diciendo que era un shinigami y me llevó a una enorme rueda roja que la llamó la Rueda de la Reencarnación... mientras sentí que iba a renacer... escuché la voz de mis padres... me dijeron que sucediese el trono del Reino de la Noche en el Infierno, para llevarles a los vampiros a un camino que no sea la guerra contra humanos.
- ¿Pero tu padre no era Drácula?! - dijo Nura, con tono indignado a mi parecer - ¡Él era nuestro enemigo! ¡Los vampiros eran nuestros enemigos! ¡¿Y qué has estado haciendo todo este tiempo?! ¡Estabas muerto!
- Eso le pasa por ser un youkai y no creer en la religión <.< - comenté.
- Jejeje, pequeño youkaisito~ - tras decir eso Dante, Nura casi explotaba, - La rueda no podía ir más rápido. Ahora todas nuestras enemistades con los vampiros se han acabado. Ahora soy uno de ellos ¿sabéis? De hecho ahora controlo mucho mejor la sed de sangre.
- Me alegro mucho, tío ^^ seremos vecinos - dijo Rei.
- Espero que sigamos yendo de visita al Purgatorio ^^
- ¡Yu me apunto!
También yo quería apuntarme. Le acaricié el hombro a Nura y este se relajó. Noté que dejó de sentirse culpable por lo ocurrido en el Caos, de hecho sentía que de alguna manera había logrado liberar a Dante de su frustrada vida anterior.
Dantis, el nuevo Dante, se fue. Pasaron varios días hasta que Rei y Blue también decidieron marcharse.
- Supongo que tendremus que celebrar un funeral en Caetoneku... os avisaremus cuando sea para que vengáis.
- No le hemos podido decir a Dante-kun lo de Abbadon-san... - dije.
- Seguro que ya lo sabe - dijo Rei - Pero no debes preocuparte por eso, la vida de los dioses es más rara que cualquiera. Seguro que en cuanto los nekos de Caetoneko le recen volverá a la vida.. Y más si hay un shinigami por ahí ayudándonos a renacer.
- Nos volveremos a ver pronto entonces - dijo Nura.
Nos abrazamos.
- Eso ni lo dudéis - dijo Rei - Hasta pronto, nakamas.
- Hasta pronto.
Rei y Blue se fueron por un portal y Nura y yo nos quedamos solos. Nos abrazamos.
-Akame-chan... me alegro de que todo haya salido un poco mejor de lo que esperábamos... aunque eso no quite todo lo que pasó, al menos...
- Nura-kun, tengo algo que decirte.
Él por alguna razón pensó algo raro y se puso rojo.
- Y-Yo también tengo algo que decirte... yo... osea... empieza, dime.
- Es sobre la Profecía... También necesito viajar al pueblo de Kikyo-chan y Kaede-chan. Verás Kikyo-chan ha...
Le conté todo lo que me dijo el Maestro Kuro. La verdad de la Profecía, la muerte de Kikyo y demás.
- Qué me dices... Ese hijo de Inu no Taisho... al ser un hanyo lo hace más ruin pero... no contaba con que pudiese hacer algo así... maldito... Y... ¿entonces no tienes ninguna Profecía en medio? ¡Vaya sabios inútiles tenéis los humanos!
- ¬¬
- Quiero acompañarte.
Avisamos a Osaka de que nos íbamos y Nura habló con el youkai cuervo de su Clan para decir que pronto iba a regresar al Clan. Invoqué a los dragones del Yin Yang para viajar rápidamente al noreste. Nos subimos y volamos al amanecer.


lunes, 7 de noviembre de 2016

Nosotros contra el Dragón del Cielo

- Un dragún... - dijo Blue atónita.
- Es el primero que veo en toda mi existencia - añadió Rei.
Fruncí el ceño y exclamé:
- ¡Has dicho el nombre de mi madre!
El dragón me observó con sus ojos lechosos, que reflejaban su ira como nadie.
- Akame Scarlet Targaryen... sí... eres la descendiente de Yuuki Targaryen... Aquella mujer que me mató...
- Estoy segura de que hiciste cosas horribles como para que mi madre hiciese algo así.
- Yo era su dragón.
- ¿...?
- Mucho antes de la extinción de los dragones... mucho antes de la emigración de los elfos al continente asiático... Yo era la Dragona Blanca del Cielo. Yo y el Gran Dragón Amarillo de la Luz éramos los dragones de los elfos más importantes de la Tierra. Yuuki y yo éramos casi como hermanas... pero entonces el Gran Dragón, ante el odio de los occidentales hacia nosotros y ante el peligro que yacía en Asia con el Fénix, decidió trasladar a la mayor parte del pueblo de los elfos y así los dragones acabar con el Fénix. Yo me negué, yo quería estar en paz con los europeos y velar por la salud y no dar pie a la guerra... El Gran Dragón y yo tuvimos peleas... nadie estaba a mi favor, todos deseaban la sed de sangre... incluida Yuuki. Yuuki me abandonó, y cuando un domador deja de creer en su dragón, este muere. La supliqué que no se fuera... pero se fue, me abandonó... y morí.
- Moriste por cabezota - comentó Rei. 
- Cállate, Minamoto - mandó Nura.
A mi juicio aquella historia tenía errores. Mi madre siempre fue una persona muy pacífica. De sobra hubiera confiado en su propio dragón como para evitar la guerra contra el Fénix ¿Por qué razón iría a la guerra y abandonarle?
- Tendría que ser por algún motivo.
- ¡Siguió a su hermano y al Gran Dragón y me olvidó! ¡Ni siquiera te habló de mí!
- ¡¡¡Murió cuando tenía 3 años!!! ¡¡¡No me pudo contar muchas cosas!!!
- ¡¡¡No fui nada para ella!!! ¡¡Me utilizó como a una simple mascotita! ¡Caí recluida al Caos con este manchado cuerpo! Mi alma se ha oscurecido como el cielo de la noche, y solo hay una manera para revivirme... VENGANZA, VENGANZA CONTRA LOS DESCENDIENTES DE LOS TARGARYEN Y CONSEGUIR EL PODER DEL FÉNIX PARA REVIVIRME.
"No podría vencerla nunca..."
- JAMÁS.
Para mi sorpresa, Nura se puso justo delante de mí encarando al dragón. A él se le unieron Rei con Amateratsu rodeándole, Blue con su hielo y Abbadon con la Excalibur.
Echaba de menos a tanta gente... Criis, que seguía tirada inconsciente en el suelo y con suerte no estaría muerta; Kikyo, Alejandra... Akane, Dante... Echaba de menos a demasiada gente. Pero estaba junto a mis nakamas, esa era la batalla final. Tenía que conseguir salir de allí junto a ellos y no dejar que ninguno de ellos más muriese.
Me concentré en mis capacidades. Miré mi vida pasar mientras el color escarlata me transformaba en alguien más fuerte. No sabía exactamente lo que había pasado con aquella dragona y mi madre, pero de lo que estaba segura es que mi madre era de corazón noble y todo tendría su explicación... o eso creo, al menos lo descubriría más tarde. 
Mi traje cambió al rojo. Desenvainé a Gesshoku y nos lanzamos al combate.

Cada uno lanzamos nuestros ataques. Blue atacó con una gran nevada, Rei lanzó una bola de fuego negro más grande que él, Nura pegó tajos a velocidad youkai con Nenekirimaru y Abbadon voló pegando espadazos a la piel del dragón. Yo lancé, rayos, fuego y luz escarlata mientras atacaba con mi katana. Todo eso apenas le hacía daño. La dragona hizo acumular energía blanca en su boca y la descargó contra nosotros y toda la habitación donde estábamos. Casi le daba a Criis, uff....
Iba a ser complicado. Poco a poco nuestras energías se debilitaban y la dragona cada vez iba descargando energía con mayor agilidad. Ahora entendía porqué era mejor que los dragones estuvieran domados... Acabar con ellos era imposible.
...
...
...
"Mentira." Solo hay un único ser que consiguió acabar con los dragones, quien fue la causa de su extinción. 
"Y ese soy yo". Apenas lograba distinguir la voz de mi mente con la voz externa que yacía en mi cuerpo. El Gran Fénix Legendario, efectivamente, era el único que fue capaz de matar a los dragones. Y él... estaba dentro de mí. No le derroté ni él me derrotó a mí aquel día... simplemente nos hicimos inevitablemente uno. Era un extraño destino que odiaba con todas mis fuerzas, pero poco a poco aprendí a lidiar con ello hasta hacerlo mío. En ese momento empecé a amarle, es decir... a amarme y sentirme segura, por fin.
- Este será nuestro ataque final - declaré.
Todos me miraron. Notaba en sus caras que no entendían bien porqué iba a ser ese el último ataque, pero asintieron conformes. Todos dimos todo de nosotros. El Miedo de Nura, el Hielo de Blue, el Amateratsu de Rei, la Luz de Abbadon y mi Scarlet. Todos unidos en un ataque al unísono combatimos el Caos y la corrupción del alma del dragón.
"Pero, eh... soy una sacerdotisa. No debería simplemente dejarle morir... tengo que purificarle". 
Estaba agotada y había consumido demasiada energía, pero lancé lo último que me quedaba de mí en forma de poder sacerdotal, aquel que había estado aprendiendo durante tantos años.
"Espero que Kikyo quede contenta". 
La luz invadió todo. Y después de eso escuché la voz de la dragona.
- Tienes mucho de qué hablar con tu madre, jovencita. 
- Pero está muerta... - dije.
- Las almas de los fallecidos nunca mueren. Siempre bajan del Cielo para encontrarse con quienes les buscan. Búscala y purifícate tú... de esa forma yo descansaré en paz y todo esto acabará. Lo necesitaremos todos para que esto acabe. Lo necesitas tú para vivir la vida que quieres.
- ...
La luz se disipó y nos encontramos en la misma habitación de siempre, pero se caía a cachos.
- El Caos se derrumba - dijo Abbadon. - Habrá que salir de aquí cuanto antes.
- Es imposible irnos de aquí - dijo Rei. - Nadie escapa del Caos.
- Yo puedo hacer que volváis - dijo Abbadon sacando un recipiente de plata.
- ¿Qué vas a...? NO LO HARÁS.
- ¿Qué? ¿Qué es eso? - pregunté - ¿Qué es eso de "volváis"?
- Solo existe esta forma de salir.... transformándome en la muerte.
- NOOO - chilló Rei.
Abbadon destapó el recipiente y una parte de él fue absorbido hacia dentro de él. Ahora estaba viejo, esquelético... la armadura desapareció y solo quedó una toga negra.
- La Parca... - dijo Blue.
Abbadon señaló hacia un lado de la habitación y vimos cómo se abría un portal. No dijo nada.
- Abbadon-san.... - dije.
Nura recogió a Criis.
- Nos está diciendo que vayamos por ese portal. Es la única manera de salir de aquí.
- ¿Cómo lo...?
- Me lo dice a través del Miedo...
Abbadon, o mejor dicho, la Parca, me lanzó su espada.
- Dice que te la quedes. Es de tu familia.
La recogí.
- ... Tú eres el dios de Caetoneko... tú eres un Arcángel del Cielo.
-... Dice que todos los ángeles tienen una versión oscura y corrupta.
- Irnus ya... por favur.... ....
- ... No quiero dejar a otro nakama... y todos los que cayeron....
Nura me cogió. Todos nos fuimos al portal... dejando atrás a otro amigo... y por fin logramos ver la luz de un nuevo día.