martes, 28 de octubre de 2014

Akame Vs Rei

Lancé otra flecha de fuego y Rei volvió a agarrarla al vuelo. La hizo cenizas y sonrió.
- ¿Eso es todo lo que tienes?
Llena de rabia tiré el arco hacia él y este se apartó.
- No quisiera cargarme tu preciada arma. Bien. Ahora me toca a mí.
Rei invocó un par de trozos de hielo y los lanzó contra mí. Alcé mis manos e invoqué un fuego que los derritió por poco.
- TE MATARÉ - dije sin pensar.
- No es mala idea :3 aunque aún habiéndome sorprendido derritiendo mi hielo es difícil que consigas acabar conmigo - invocó fuego oscuro en sus manos - Así pues, tengamos esta batalla como es debido, fuego de fénix contra fuego infernal.
Invoqué llamas al alrededor de mis dedos hasta que llegaron a ocupar todas mi manos. Nos abalanzamos uno contra el otro lanzándonos nuestros fuegos mutuamente. El demonio sombra es un tipo de demonio muy rápido, por lo que yo tenía una considerable desventaja en el tiempo de reacción. Al ver esto, procuré defenderme como pude intentando extinguir las llamas negras, pero fallé... no se podían apagar. Cuando rozaban mi piel, notaba un ardor demoníaco muy fuerte casi insoportable. Tal vez un humano normal ya habría muerto en ese momento. Le lancé una llama de las mías que cayó en su hombro izquierdo. Soltó una mísera queja y con ira me hizo un gancho tirándome al suelo. Rodé herida con la ropa echando humo.
- ¿Q-Qué clase de bicho eres...? - pregunté recomponiéndome.
Rei se acercó con paso decidido y sus ojos rojos brillaban desvelando la maldad que había dentro de su corazón.. Era el aura oscura más poderosa que había visto en mi vida, y encima tenía el presentimiento de que se estaba controlando. Sí, realmente tenía el poder suficiente como para acabar conmigo en ese mismo instante, pero la Akame que estaba allí era una versión mía llena de odio y venganza. Yo no era consciente de mi condición al borde de la muerte y lo único que quería era acabar con la vida de mi oscuro amigo sin importar cómo.
Rei me miraba desde arriba mientras yo desde el suelo le observaba con odio.
- Tú no eres así, Akame-chan. Eres una buena persona, una buena sacerdotisa, la mejor que he conocido. No debes comportarte así, no puedes corromperte y convertirte en un demonio de esta manera.
Intenté levantarme pero Rei posó mi mano en mi cabeza para que estuviese quieta.
- No tienes ni idea de lo que es la verdadera oscuridad, la verdadera maldad... No sabes lo que es el verdadero miedo. No has visto los horrores del Infierno y de las otras dimensiones. Debes ser un Fénix, sí, pero un Fénix puro.
Me harté de escuchar y antes de que me diese cuenta saqué mi katana "Eclipse solar" y le lancé un tajo a la tripa. Para mi sorpresa, no le dio tiempo a reaccionar y el impacto le dolió.
- Esa espada... - dijo jadeando mientras brotaba sangre de color negro.
Me levanté de un salto con la katana en ristre dispuesta a clavársela en el pecho pero alguien me lanzó una flecha por la espalda. Se clavó en la parte de abajo a la derecha de mi espalda y caí. Estaba inmóvil y me percaté en que era una flecha paralizadora de sacerdotisa. Miré detrás mío y era Akane, quien con un arco me estaba amenazando con otra flecha. Con una voz paciente pero ocultando su gran nerviosismo dijo:
- No te quiero hacer daño, compañera. Pero debes volver a tu estado original y decirme dónde está Hiroito-sama.
Todo mi cuerpo ardió en llamas sin control y la flecha se deshizo. Me levanté aún con vivo fuego alrededor mío.
- Pienso vengarme de todo vosotros... de todos... - decía con los ojos más llameantes que nunca - Uno por uno. Me haré más fuerte. El Gran Fénix conseguirá al final hacerse con el poder de toda las razas.
Alcé mi mano y el arco por sí solo volvió a mis manos. Rei y Akane no movieron ni un solo dedo. Me miraban con sorpresa, como si fuese otra cosa... alguien que no era Akame.
Decidí invocar mis dragones, pero no funcionó, asique probé a volar por mí misma. Lo conseguí formando un aura de fuego alrededor mía.
- Está descontrolada... - dijo Rei - No puedo hacer daño a mi nakama...
Apunté otra flecha a Rei y disparé. Este la esquivó sin ningún problema.
- No puedes derrotarme, Akame-chan.
- Algún día lo haré. Primero debo vengarme...
Apunté a Akane y disparé. Rei la cogió y llevó a otro punto. Solté una maldición y decidí irme rápido.
- NO TARDARÉ EN COGERTE - gritó Rei.
- ¡Espera! - gritó Akane a Rei.
Lo último que supe de ellos fue que estaban hablando tan bajo que no les oía. Me fui alejando del sitio. Nunca antes mi sangre había ardido de esa forma. Nunca antes mi sed de venganza estaba tan al límite ¿Qué era?
Ni siquiera me preocupaba por mi estado. En ese momento sólo buscaba la manera de acabar con todos... objetivamente con todos. Y eso daba miedo. Mucho. Pensé en los que mataron a mi familia pero estaban en China, demasiado lejos como para ir a vengarme... tenía que ser alguien de Japón...
Decidí pensar que si controlaba a muchos demonios de Japón podría vengarme mucho más rápido. Podría tener más posibilidades de acabar con Rei, con Akane, con Kikyo... incluso a los

mismísimos vampiros que querían mi sangre, incluso Dante... Decidí, pues, que la mejor opción era controlar a todo un grupo de demonios y eso sólo significaba una cosa...
Puse rumbo a Ukiyo-e, la ciudad de lso youkais. Mi deber era derrocar el Señor del Pandemonio... Nurarihyon.


domingo, 19 de octubre de 2014

Vuelta a casa

Nura nos garantizó que no iban a volver. Decidimos no seguir durmiendo y nos quedamos en el salón hablando.
- Me pregunto cuándo podremos volver a nuestro mundo - comenté.
- Nah, seguro que pronto. Tu alma no está corrupta y Dante lo sabe. Seguro que te retuvo aquí para que estemos aquí todos juntos - aventuró a decir Rei.
- ¿Y qué hay de mí? - intervino Nura.
- A ti también te soltará como que me llamo Rei Minamoto.
- ¿No era Shadow Of Silver? - pregunté.
- Así es como me conocen en el Infierno. Entre amigos digo el verdadero n_n
- Ara ara~
- ¿Por qué te vestiste? ;3; - dijo Blue.
- Ya no estamos durmiendo Dx
Tapé la parte inferior de mi cabeza con la bufanda. Era cierto que mis amigos estaban en pijama. Los chicos llevaban el mismo: unos simples pantalones negros anchos; pero me sentía más cómoda con mi traje y mi bufanda.
Me levanté y dije que iba un momento al baño. Después pasé un rato a la habitación para ver el cielo nocturno a través de la ventana. Di un paso, y noté que el ambiente estaba cargado. La curiosidad me hizo pasar hacia dentro y comprobé que había un aura caótica... justo detrás de mí.
Alguien casi tan frío como Blue me agarró por detrás con una velocidad que ni mis reflejos fueron capaces de superar. Forcejeé lo más fuerte que pude, pero aquella persona no iba a soltarme... era mucho más fuerte que yo y no podía alcanzar a Guesshoku. Vi caer una pluma blanca y me paré en seco ¿qué estaba pasando?
- Deberías no llamar la atención.
Aquella voz era la de Dante. Me giré y vi su cara la cual llevaba aquella extraña expresión invitándote con amabilidad a que le acompañases al peor de los horrores. Lo peor era que si no tenías fuerza de voluntad, le decías que sí a la primera como seguramente harían la mayoría de mortales que se topaban con él. Sin embargo, sus ojos eran rojos de color carmesí casi tan luminosos como los míos de fuego ¿a dónde fueron los grises?
- ¿Q-Qué eres...? - dije mirándole fijamente intentando buscar la respuesta yo misma.
- Esta es una muy buena noche de caza. Sobretodo para los vampiros.
- ¡¿V-VAMPIRO?!- me fijé en que le sobresalían los colmillos y al levantar mejor la vista comprobé que tenía unas extrañas alas de ángel - Espera... ¿un vampiro con alas?
- Soy mitad vampiro, mitad ángel... Mi existencia es complicada. Por eso... me hice el Cazademonios.
- ¿Y qué se supone que haces aquí?
Elevó uno de sus brazos y tiró de mi bufanda la cual se partió en dos dejando mi cuello al descubierto.
- Hoy es noche de Luna Llena. La mejor noche de caza... la noche de los vampiros.
Acercó sus afilados colmillos dispuesto a morderme. Cerré los ojos presa del pánico y eché fuego por algunas partes de mi cuerpo, sin embargo, Dante las apagaba. Nadie iba a salvarme. Iba a morir allí.
Cuando los colmillos empezaron a clavarse, las sombras de la habitación comenzaron a moverse nerviosamente y apareció Rei con fuego oscuro en el puño. Dio un puñetazo a Dante y este me soltó. Nura apareció detrás mío y me sujetó.
- ¿Estás bien? - preguntó preocupado.
- ¡S-Sí!
Me volví y vi a Rei tratando de calmar a Dante. Blue le escupió una ventisca helada y dijo:
- Es un semivampiro, semiángel... ¿cómo no lo pude haber visto?
- ¡Lo tenía oculto! - añadió Rei controlando a su amigo - ¡Tranquilo, tío! ¡Somos tus nakamas!
- ¿A caso no nos reconoce? - preguntó Nura.
- Tiene que ser esu... Dante-kun nu atacaría a ningunu de nosotrus por mucha sed que tenga.
Me levanté y solté una queja. Noté que tenía dos pequeñas heridas en el cuello. Eché a andar y miré a Dante.
- Eh~ Soy Akame ¿No te acuerdas de mí?
Me escupió.
- ¡MALDITO! DDDDD8<
Siguió abriendo y cerrando la boca como si fuese una bestia sin mentalidad racional alguna. Sentí lástima por mi nakama pero no sabía qué hacer. Decidí poner mis manos sobre su cabeza y me concentré. Procuré no abrasarle en llamas e invoqué el poder del bien: el Yang. Una luz blanca salió de mis manos e iluminó toda la sala. Dante se calmó aunque estaba jadeando.
- Habéis pasado la prueba. Podéis volver a vuestro mundo.
- Eh - intervino Nura adelantándose - ¿Estás bien?
- Es noche de Luna Llena. No estoy bien conmigo mismo desde luego... Lo siento mucho, chicos. Pero podéis volver a vuestro mundo.
Cayeron dos plumas de sus alas de ángel y se transformaron en dos mariposas azules.
- Seguidlas antes de que desaparezcan de vuestra vista. Nos volveremos a encontrar, Nura-kun, Akame-chan.
- Me pasaré a veros - dijo Rei con una sonrisa pícara.
- Nos veremuuus n3n
- ¿Así tan de repente? - pregunté mirando a Nura.
- Nos necesitan en la Tierra... Debemos hacer caso al amigo.
- Oh, Nura... algún día te mataré - intervino Dante con sonrisa maliciosa.
- ¬_¬''
Recogí la bufanda partida en dos y Nura y yo comenzamos a seguir las dos mariposas. Miré atrás y alcé la mano en señal de despedida. Después de eso, todo se volvió oscuro con miles de estrellas.


Nura y yo caminábamos y nuestros aspectos cambiaron ligeramente así como el paisaje se volvió familiar. Estábamos en una lugar destruido como si un volcán hubiese entrado en erupción hacía un par de días y sólo quedaba suelo bañado en rocas volcánicas. Miré a Nura y vi que su cabeza volvía a ser alargada y vestía con su ropa azul oscura de siempre. Me fijé en que yo también llevaba mi traje de sacerdotisa normal, Guesshoku a un lado y a mi espalda el carcaj y el arco.
- ¡Todo está como nuevo! - exclamé.
Nura me miró a los ojos y comentó:
- Se te han apagado los ojos.
- ¿Nani?
- Vuelven a ser marrones...
- Sugooooiii >D<
Sonreímos y añadí:
- Y ahora ¿qué piensas hacer?
Cruzó los brazos y dijo pensativamente:
- Tendré que volver a Ukiyoe a poner en orden el Clan. Me he ausentado demasiado tiempo...
- Oh, sí... ¡Es verdad! Pero todavía estamos en Hokkaido... Habíamos venido a matar al Fénix...
- Así es. Parece que ha pasado un año entero.
- ¡¿Tanto?! ¡No lo creo!
- ¡JOVEN AMOOOOOOOOO! - gritó una extraña voz.
A lo lejos vimos cómo se acercaba un extraño humanoide con cabeza de ... ¿Natto?
- Natto kozo - dijo Nura.
El pequeño youkai se abalanzó a los pies de Nura.
- ¡Ohhh! ¡Supremo Comandante! ¿Dónde estuvo todo este tiempo? ¡No sabíamos nada de usted!¡Algunos pensaban que había muerto!
- Espera, ¿qué día es hoy?
- 12 de octubre, Joven Amo.
- Hemos estado dos semanas en el Purgatorio - murmuré.
Natto Kozo me miró y empezó a chillar histérico.
- ¡UNA ONMYOUJI! ¡AAAAHHHH! ¡ESTAMOS EN PELIGRO!
- ¡¿NANI?!
- Natto Kozo, tranquilo. Está de nuestra parte - dijo Nura con una sonrisa - Es la única Phoenix Slayer de la Tierra. Tal vez algún día compartamos copas de lealtad algún día. a_â
- ¿QUE YO QUÉÉÉ?
Nura echó a reir y siguió hablando.
- Vámonos de vuelta a Ukiyoe, Natto Kozo. Tendrás que volver sola, Akame-chan.
- Sé cuidarme solita.
- Ara ara~ Me pasaré de nuevo por tu Templo.
- Ni se te ocurra e_e Me cuesta mucho hacer los talismanes para que luego me los rompas con tu presencia.
- ¿Cuáles? - sacó un par - ¿Estos papeluchos?
Le lancé un rayo.
- ¡LA CHICA ONMYOUJI NOS VA A MATAR! - chilló Natto Kozo.
Nura se levantó y me despidió con la mano. Yo hice lo mismo y vi como los dos youkais se iban alejando rápidamente a ese ritmo tan veloz con el que se movían.
Por primera vez en mucho tiempo me sentí sola, en medio de la masacre de roca volcánica que había ocasionado mi batalla contra el Fénix ¿la gente se habría dado cuenta de lo ocurrido ya? ¿Me habrán tomado por muerta? Caminé hacia el camino de vuelta a casa.
Definitivamente el aire de la Tierra era mucho más sano que el del Purgatorio. El cielo azul no tenía nada que ver con el nuboso cielo gris de aquella ciudad apocalíptica... todo contaminado. Echaba de menos mi dimensión. Sin duda me alegraba volver a estar allí; sin embargo, en el Purgatorio me lo pasé muy bien con mis nakamas... Eran grandes amigos con los que pasé experiencias nuevas y únicas. Pedí el deseo de volver al Purgatorio.
Hice el mismo viaje pero a la inversa. De Hokkaido a Aomoni donde me hospedé en el Templo de la Lágrima de Cerezo y de ahí seguí el camino por toda la isla de Honshu hasta el Templo del Dragón Rojo en Tokyo. Ya en Saitama, el distrito justo al norte de Tokyo, paseé por el bosque donde vimos por primera vez a Cerberus... aquel demonio que ahora mismo debía estar maldiciéndonos en lo más profundo del Infierno. También recordé la primer vez en la que Rei y Nura nos llevaron a Blue y a mí para hacer el viaje mucho más rápido y ameno. Fue increíble recordar todo eso... hasta que me encontré de frente a la última persona que quería ver en todo el mundo.
- ¿AKAME-CHAN? - dijo Hiroito sorprendido.
Realmente no había cambiado nada. Llevaba los mismos pantalones pirata y sus dos espadas a la espalda. Por el contrario, yo sí había cambiado, algo que por su expresión vi que notó.
- Hiroito... No deberías tratarme de -chan.
- ¡Has regresado viva! ¡Pensé que el Fénix...!
- Para tu desilusión sigo viva.
Se acercó más a mí dispuesto a abrazarme. Me aparté fríamente.
- Gomen - dije. Algo oscuro estaba brotando en mi interior. No sabía exactamente el qué.
- Akame... ¿Después de todos estos años tenemos que tratarnos así?
No respondí. Simplemente sabía que mi sangre empezaba a arder.
- ¿Has vencido al Gran Fénix Legendario? ¡Eso es impresionante! Me has sorprendido, de verdad... Enhorabuena... Eres una gran sacerdotisa.
La cabeza me estaba dando vueltas.
- Déjame pasar. Tengo que volver a mi Templo.
Me interrumpía el paso poniéndose en medio.
- Quiero que sepas que Kikyo-sama no pudo hacerse cargo del Templo... pasaron dos semanas y tuvo que irse. Al parecer, unos exterminadores de demonios la pidieron que se hiciese cargo de algo muy importante... Deberías preguntar a Akane-chan sobre ello... Ella sabe toda la historia.
- ... ¿Ella ha sido la que estuvo a cargo de MI Templo?
- ¡No había otra persona! Pero yo apenas me he acercado... la verdad... no me encuentro muy bien con ella... Yo...
- No sigas hablando - dije mirándole con odio.
- Akame-sama, tus ojos... se están volviendo naranjas... parece que hay fuego en ellos.
- He dicho... que te apartes.
- No pienso irme sin saber lo que te ha pasado ¿dónde has estado? ¿esos demonios te hicieron algo?
- No hables así de mis nakamas cuando TÚ eres aquí el monstruo.
El fuego empezó a esparcirse por todo mi cuerpo. Vi la cara de horror de Hiroito mientras yo me estaba transformando. Los pantalones de mi traje de sacerdotisa desaparecieron en llamas, y la parte de arriba blanca se volvió de color naranja como el color de una especie de falda corta que apareció. Mis sandalias cobraron altura y se volvieron de color morados como el color de mi obi. Mi pelo fue recogido por una coleta y las llamas desaparecieron de mi vista. Miré mi cogante y vi que había cambiado de forma... ahora eran dos pequeños dragones-unicornio. Desde ese momento, creció mi furia a todo lo que veía de paso.
- ¿A-Akame-chan?
- Deja de cambiar de honorífico. Te mataré - dijeron mis impulsos.
Saqué mi espada, pero no era exactamente la misma. Guesshoku era de color negro y el filo de acero pulido que a veces resplandecía un color rojo escarlata, pero esta era de oro con el filo reflejando un vivo fuego naranja.
- Nisshoku. "Eclipse solar" - dije.
Sin que Hiroito pudiese defenderse, le atravesé la katana en todo el pecho.
- Con esto aprenderás a no jugar nunca más conmigo.
Hiroito cayó jadeando. Aquella persona que estaba siendo "Akame" no tenía piedad. Decidí no seguir matándole y me fui corriendo... con la velocidad de lo más parecida a la de un demonio.
"¿Qué clase de persona era en ese momento?" Me decía una parte de mi subconsciente. Superé el límite con Tokyo y al fin llegué al Templo del Dragón Rojo, tal y como lo dejé cuando me marché. Akane estaba sentada al lado de la puerta mirando al horizonte. En cuanto me distinguió dentro de su campo de visión, se quedó muda.
- ¿Quién eres...? Tú... ¡¿Akame-chan?!
- Te mataré...
Esta vez no usé la espada, sino el arco... un arco que estaba echando llamas. Saqué una flecha del carcaj y apunté hacia mi amiga.
- No puede ser... - decía ella presa del pánico.
Disparé y la flecha voló por los aires prendiéndose a sí misma de fuego. Pero una sombra apareció y cogió la flecha al vuelo. La hizo cenizas.
- Tú no eres así, Akame-chan - dijo la sombra que se estaba materializando en Rei.
- Rei-kun... - dije.
- Al parecer Dante-kun tenía razón... Con esos nuevos poderes, tu alma está dividida más que nunca y ese poder oscuro es increíble... tal vez demasiado.
- Aparta. No quiero hacerte puré a ti también.
- ¿Puré de chocolate? :3 - sacó un par de chocolatinas del bolsillo.
- ... DÁMELAS.
- Vuelve a ser quien eras.
- ¡TE MATARÉ!
- Estupendo... Si me estás desafiando, acepto. Pero no pienso contenerme.


Continuará...









domingo, 5 de octubre de 2014

Los señores de la noche

Fue tan repentino el final que no caí en la cuenta de que estaba tirada en el suelo hasta que Nura me ofreció su mano. Me levanté gracias a su ayuda y le pregunté:
- ¿Estás bien?
- Sí. Supongo que tú también.
Asentí con una sonrisa.
- ¡OSIIIIIIITUUU~!
- ¡GATIIIIIITA!
Rei y Blue se abrazaron increíblemente fuerte.
- Supongo que al final todo ha salido bien - comenté mientras Nura y yo nos acercábamos a ellos.
- Ha sido geniaaal n3n
- Bestial *^* - añadió Rei mientras Blue le daba besos en la mejilla.
- Ese poder tuyo, Rei, era... increíble - comentó Nura.
- ¿Eh? ¡Ah! Bah~ Eso no es ni el 2% de lo que soy capaz de hacer.
Nura y yo pusimos los ojos como platos. Realmente, Rei era un demonio impresionante a la vez de tenebroso. Si eso que vimos no era casi nada de su poder, no quería ni imaginarme lo que pasaría si usase al menos la mitad de sus energías.
Decidimos investigar el edificio más a fondo por si había más gente con la posible intención de acabar con nosotros. No hallamos nada, sólo una muñeca de trapo tirada en un desván a dos pisos por debajo del suelo. No sé porqué exactamente, pero decidí llevármela, tal vez de recuerdo.
Salimos del edificio y a través de las vallas de alambre, contemplamos que estaba anocheciendo.
- ¿Vamos a casa, Cebollatisama?
- ¡B-Baka! E_E
Rei y Blue se alejaron rápidamente.
- ¡Lueeeeego nos vemuusss n3n! ¡Tenemus que hacer unas cusas!
Cuando les perdimos de vista, Nura y yo nos quedamos solos en el crepúsculo.
- No respondiste -3-
- ¡Que sí, Cabeza alargada-senpai!
- ¿S- Senpai...? X___X''
Invoqué mis dragones y me subí al blanco. Acto seguido, Nura se subió al negro y volamos otra vez en dirección a nuestra casa. Llegamos y extrañamente no vimos los donuts de Hilbert como siempre. Nura sacó la llave y abrió la puerta. En cuanto pasamos a dentro Rei y Blue aparecieron felices gritando:
- ¡KONBAWAAAAAAAA! 8D
- ¿B-Buenas noches? X^x'' - dije incrédula.
- Os hemos traído un par de cosas 8D - informó Rei.
Este trajo un par de cajas de cartón con comida recién hecha que olía a delicia de los dioses. En la caja ponía "Domino's Pizza". En seguida sacó cuatro sacos de dormir.
- Noooooooche de pijamas n3n)/ - gritó Blue.
- ¿Q-Qué? X_X
- Pasaremos la noche los cuatro 8D ¡será divertidísimuuuuu!
- H-Hace frío... -comentó Nura.
- Blue-chan, tranquila que le vas a helar con tu emoción n_n'' - dijo Rei.
Luego sin pensar di la mano a Nura.
- Yo te doy calor -_-
- Etto... o///o
- o.o
- o3o ... e//3//é
Me di cuenta de lo que hice y me tembló todo el cuerpo.
- ¡Me estás quemando! Dx - dijo quejándose Nura.
Me aparté.
- G-GOMENE X//////////////////X''
Se hizo un pequeño silencio y Rei rompió el conflicto entre hielo y fuego. Sacó el regalo que me dio antes de ir a la piscina.
- Es hora de abrirlo, Akame-chan n_n''
- H-Hai.
Lo cogí y todos fuimos al salón. Quité la cinta que rodeaba el paquete, así como arranqué el envoltorio. Vi una caja de color gris y la abrí. Dentro había algo de tela roja que saqué. En mis manos tenía una especie de vestido corto de color rojo escarlata con lunares y encaje negros.
- ¡Tu primer pijama del Purgatorio! 8D
- Yo tengo uno parecidu pero con shorts cortos, y el mío es azul con lunares blancos n3n
Por educación tuve que decir "gracias" pero, dentro de mí, mi voz chillaba "¡NO PUEDO PONERME ESTO! DDDDDDx" Lo guardé rápidamente en la caja y la dejé a un lado. Reí como una niña tonta sin saber qué más decir.
- ¿Cuánto tiempo estará Dante-kun por allí en el Infierno? - preguntó Nura.
- Mmmm pues... no lo sé. Pero estoy seguro que en cuanto pueda, vendrá - respondió Rei.
- ¿Y entrará sin permiso como vosotros? e_é - intervine.
Rei y Blue rieron de forma traviesa, cogieron las pizzas y nos ofrecieron.
Fue una buena noche de risas y hablamos un poco de nuestros mundos.
Rei explicó que hace mucho tiempo que no pisaba su tierra natal, el Infierno, pues a él lo que le gustaba era viajar de dimensión en dimensión y conocer lo que otros demonios no eran capaces de apreciar.
Por otro lado, Blue nos habló de su curioso mundo, Caetoneko, en el cual era todo un paisaje nevado con pequeñas aldeas y fortalezas más fortificadas que cualquiera de las que hay en el mundo occidental de nuestra Tierra, además de que todos los seres de ese mundo eran nekoboys y nekogirls con orejas y cola de gato.
Nura habló de su residencia en la región de Ukiyoe y de los muchos sirvientes que tenía. Al parecer, como rey de los youkais, debía encargarse de que estos no hacían tantas barbaridades. En un principio me pareció un poco raro, pues a los youkais precisamente se les conocía por hacer la vida imposible a los humanos ¿Cómo es que Nura defendía tanto a humanos como a youkais?
La última en hablar fui yo. Remarqué algunas cosas que dijo Nura sobre nuestro mundo como la lucha entre el bien y el mal, las islas japonesas concretamente Honshu que era donde vivíamos y añadí mi vida en el Templo del Gato Negro así como mi corto tiempo que pasé en mi tierra natal: China.
Todos se quedaron sorprendidos, aunque la verdad, todas y cada una de las historias que fueron contadas aquella noche fueron igual de importantes a mi parecer.
Terminadas la cena y la charla, fuimos a nuestras habitaciones; Nura y Rei por un lado y, Blue y yo por otro. Cogí la caja donde estaba metido el pijama y me dirigí a la habitación con Blue. Nura se acercó a mí y me agarró del brazo.
- Eh. Yo no sabía nada sobre ti hasta hoy.
- ¿Ungh? Hombre, ya sabías que era una sacerdotisa... además, yo no sabía sobre tu vida tampoco.
- Sacerdotisa... - soltó una risa de malicia - ¿Una sacerdotisa viviría en el Purgatorio con Nurarihyon?
- ¿Un youkai que defiende humanos? e_é
Hubo un rato de silencio. Blue estaba mirándonos como si estuviera esperando a que cualquiera de nosotros dos sacáramos nuestras katanas y empezáramos un combate. Tal vez eso predijo que podríamos haber hecho gracias a la información que esta tenía pero ninguno de los dos nos movimos y Nura añadió:
- Nunca supe porqué estabas en el Barco... Nunca pensé que tenías ese pasado pisándote los talones y que estabas siendo perseguida. Debió ser una infancia muy dura.
- ... Tú y tus padres también parecíais estar huyendo.
- Nos perseguían, sí. Mi padre tenía que visitar a unos youkais de China pero unos sacerdotes nos descubrieron y nos buscaron. Por eso no me gustan los seres que usan magia celestial.
- Ni a mí los demonios.
Por alguna razón que aún no comprendo, los dos esbozamos una sonrisa.
- Oyasumi~ dijo.
- Oyasumi -U-
Se fue a la habitación de al lado con Rei y yo me metí con Blue en la nuestra. Nos pusimos nuestros respectivos pijamas y me sentí ridícula. Cualquiera que me viera con eso me daría un ataque de nervios.
- ¡Qué guapa, Akame-chan! n3n - comentó Blue con su pijama azul cielo y blanco.
- N-No creo que sea fácil acostumbrarme a esto...
- ¡Oh, vamos! Tu mundo es muy aburrido... ¿Tantas normas tenéis allí?
- Mmmm... bueno, unas cuantas... tal vez más que en el Infierno o en tu mundo... y más cuando eres una sacerdotisa.
- Bueno n3n pero al menos estás probando la libertad... ¡estás en esta aventura con nosotrus!
- ¿Libertad?
Libertad. Yo siempre estudié que eso era el objetivo que debía llegar como sacerdotisa... alcanzar el Nirvana y encontrarme con Buda. Era el objetivo más básico de una sacerdotisa como yo... pero ¿Dónde estaba Buda en el Purgatorio? ¿O en el Infierno? ¿O en Caetoneko? ¿Y si la verdadera libertad era lo que estaba experimentando ahora... con mi nueva sangre de fénix?
Ciertamente mi  mundo estaba regido por muchísimas normas. El guerrero siempre tenía que ser fiel a su país, el gobernante cuidar de todos los habitantes de su territorio, la mujer debía hacerse cargo de los hijos, las princesas ser casadas con príncipes o nobles de alto rango y seguir la dinastía... Las sacerdotisas debíamos proteger a los humanos de los demonios, consagrar nuestra vida a Buda y vivir humildemente en un sitio de luz rodeado de la oscuridad caótica del mundo como una vela según me explicó mi Maestro... Pero, en realidad ¿era yo libre?
- ¿Alguna vez has tenido noviu? n3n
Miré a Blue con cara de espanto ¿Yo? ¿Novio? Las sacerdotisas no podían hacer eso... No podían mantener ninguna relación amorosa con nadie... Fue cuando pensé en Hiroito y me dio un vuelco en el corazón. Él, un demonio lobo, estaba con Akane, una sacerdotisa del mismo Templo en el nos entrenamos, por no decir que era mi compañera de habitación... mi mejor amiga.
- Las sacerdotisas no podemos...
- Ow...
Decidimos apagar la luz de las velas y nos fuimos a dormir. El ambiente estaba cargado, como era de costumbre durmiendo con mis tres amigos; sin embargo, mi sueño duró más bien poco. Algo se estaba acercando a nosotros que no parecía muy bueno.
Me levanté de la cama (el saco de dormir, más bien) en medio de la noche quejándome de mi pijama. Al no poder conciliar más el sueño por aquella sensación extraña, decidí ponerme mi ropa normal así como mi bufanda. Cogí a Guesshoku  y me giré a donde estaba la cama de Blue. Espera... ¿Dónde estaba Blue? Su cama estaba vacía y las sábanas desordenadas. Se había levantado ¿Podría haber notado esa sensación maligna? Abrí la puerta de la habitación y observé el pasillo. No había nadie.
Caminé a paso lento con mucha precaución observando la oscuridad. Mis ojos llameantes me hacían ver un poco mejor, cosa que me di cuenta bastante tarde y lo agradecí. Como Nura decía, estaba empezando a parecer un demonio.
Puse los ojos como platos al ver que una presencia fría se acercaba corriendo hacia mí. En un momento, Blue me abrazó asustada..
- Han venido... Han venido ellos.
- !?
Otra figura apareció en medio de la oscuridad. Un tipo gordo vestido de vaquero...
- ¡¿Hilbert-san?!
- Jejejeje. Por fin ha llegado el momento de obtener mi recompensa, Akame-chan~ O debería llamarte... La Sacerdotisa de Fuego.
- Ksó... ¿QUÉ PRETENDES CON TODO ESTO?
- No tengo tiempo para hablar. Sólo quiero que estos señores te acompañen a una bonita dimensión... el Infierno.
Aparecieron más figuras al rededor de Hilbert... Eran demonios con forma humana con la piel más pálida que había visto en mi vida. Unos me miraban con ojos amarillos, otros naranjas, otros blancos y otros rojos sangre... Abrían la boca y podía apreciar que sus colmillos eran más largos de lo normal.
- Blue-chan ¿esos son...?
- Vampiros.
Nunca me había topado con ellos, pero sabía que existían. El vampiro era una de las razas de demonios más peligrosas que existían, al menos en la Tierra, y estaban absolutamente por todo el mundo viviendo entre los humanos ocultando su verdadera identidad. También se les conocía como "señores de la noche" ya que es por la noche cuando actúan y tienen sus poderes "youkai" y se alimentan de lo único que les mantiene con vida, que es inmortal... la sangre.
Volví a fijarme en Hilbert y sus ojos empezaron a mirarme con un tono naranja casi rojo... sus colmillos crecieron y su piel se volvió pálida.
- Eres uno de ellos...
- No sólo podré beber tu sangre y ganarme la recompensa por encontrarte... sino que toda nuestra raza gozará del privilegio de sembrar el caos en todas las dimensiones.
Blue estaba asustada. Ella era una chica valiente y divertida que estaba temblando al ver a aquellos seres. Realmente lo estaba pasando fatal y me horrorizaba ver a mi amiga así. Tenía grandes poderes del hielo y reconocimiento de personas pero en ese momento lo único que podía hacer era dejar que el pánico la invadiese. No podía seguir viéndola así.
- Blue-chan. Ve a por Rei-kun. Yo me encargo de esto.
Aparté a Blue con cariño y saqué a Guesshoku. La hoja de la katana desprendía una tenue luz escarlata que hizo que algunos vampiros retrocediesen un paso o dos, pero todos me miraron con una mayor expresión de furia.
- Akame-chan... Es peligroso. No puedes contra tantos.
Blue lanzó una ventisca helada hacia los vampiros pero no les afectó en absoluto.
- JAJAJA Niña... el frío no nos afecta. Nosotros somos los señores de la oscuridad que vivimos en el frío.
Fue en ese momento cuando entendí el porqué Blue se sentía así, pero a pesar de ello quería protegerme.
Decidí gritar.
- ¡REEEEEEEEI! ¡NUUUURA! ¡NOS ATACAN!
No escuché respuesta alguna y los vampiros se escandalizaron. Perfecto, uno se lanzó a por mí y así le siguió otro y otro y otro. La lucha había empezado. El primero lo esquivé y le lancé un corte por atrás. Al segundo lo bloqueé con la katana pero se quedó colgando de ella mordisqueando la hoja. Le daba igual desangrarse la boca, él seguía haciendo eso con furia mirándome con sus ojos amarillos. Invoqué un rayo Yin por mis manos que electrocutó mi katana, así como la boca del vampiro que hizo que este se soltase y cayese dolorido. Iba a lanzarle otro rayo, pero otro vampiro de ojos rojos venía desde arriba.
- ¡ESCUDO DEL YANG!
Una burbuja protectora de luz blanca me rodeó, mandando a muchos vampiros a estamparse contra las paredes del pasillo.
Blue seguía gritando detrás mío llamando a Rei y a Nura, pero el número de vampiros no hacía más que aumentar. En cuanto el escudo se disipó, me tuve que defender lanzando estocadas a los pechos de los vampiros, ya que solo clavándoles algo en el pecho podían morir. Eso o...
- Fuego.
Llamas de fuego de Fénix invadieron mis manos. Lancé unas cuantas y ya muchos vampiros retrocedieron. A los que conseguí darles, estaban ardiendo con caras de espanto hasta que se convertían en simples cenizas.
Para mi gusto, estaba aguantando bastante bien, pero no sabía cuánto iba a durar... fue entonces cuando la oscuridad ganó presión... y Rei, el demonio sombra, se lanzó a la batalla lanzando fuego oscuro. Ese fuego... hizo que casi la mitad de los vampiros que estaban allí, se convirtiesen en cenizas.
- ¡REI-KUN!
- Ya estamos aquí, chicas - dijo una voz detrás de mí.
Me giré y vi a Nura con Nenekirimaru desenvainada. Estaba mirando a los vampiros con una expresión relajada. Se acercó hasta mi posición y se adelantó.
- Os envía Drácula, ¿verdad? - preguntó.
- Jajajaja, me sorprende que sepas de nuestro, señor - dijo Hilbert.
- No sé cómo no me pude dar cuenta de tu verdadera identidad... pero tu cabeza va rodar esta noche.
- JAJAJAJAJA ¿unos niñatos como vosotros vencerme a mí? Por favor...
- Soy Nurarihyon. El Señor del Pandemonio. Y simples "niñatos" no somos, como comprenderás y comprobarás ahora.
Varios vampiros se sobresaltaron y murmuraron cosas como "¿Es él en serio?", ¿"Ese pequeño es Nurarihyon?" u "¡Oh, no! ¡Es el Señor del Pandemonio!
- No os recomiendo causar otra guerra con los youkais de Japón. A no ser que queráis otra masacre como hace un par de siglos.
- ... No somos los mimos debiluchos, Nurarihyon-sama. Drácula-san se ha hecho mucho más fuerte al igual que nosotros, su pueblo.
- Permitidme que lo dude, minna-san.
En ese momento, la oscuridad que era capaz de oberservar con mis ojos de fuego, se apagó. Ya no lograba ver nada... solo a Nura, los ojos sorprendidos de Rei y Blue, y los de los vampiros algo asustados. Extrañamente, unos pocos pétalos de flor de cerezo volaron junto a una ventisca perfumada. El pelo de Nura volaba armónicamente con aquel viento, y por un momento vi la cabeza alargada que tenía en La Tierra. Daba...
- Miedo - sentenció.
Desapareció y vi cortes, cortes y cortes así como oí gritos, gritos y más gritos. La oscuridad paradójimanete se iluminó y volví a ver. Los vampiros estaban en el suelo jadeando pero no estaban muertos... eran sólo simples cortes en el pecho que no traspasaron sus corazones.
- Si no queréis morir, id a vuestro jefe. Decidle que no se vuelva a acercar mi sacerdotisa.
No sé porqué pero mis mejillas ardieron.
- ¡Estás loco, Nurarihyon! ¡Esto traerá consecuencias a tu Clan! ¡Como youkai hace tiempo que debías haberla matado para conseguir su sangre!
- ... Iros.
Los vampiros murmuraban con odio y Hilbert dijo:
- Retirada. Pero volveremos...
Todos los vampiros se fueron jadeando de dolor.
Hubo un rato de silencio en el que me di cuenta de que estaba cansada de la lucha. Me caí de rodillas. Nura se giró hacia mí y me levantó.
- Arigato... - dije.
- Nenekirimaru es la espada que mata youkais con tan solo un corte ¿no debería haberles matado el Miedo? - comentó Rei.
- Los vampiros son youkais un tanto especiales - aclaró Blue - Son los "rebeldes" de los demonios. Esa espada no logra vencerlos pero al menos les hace un daño considerablemente grande.
- Tenía que haberlos hecho arder en el Infierno - añadió Rei lanzando un puñetazo al suelo - ¿Como pueden perseguir de esa manera a mi nakama Akame-chan...?
- Al parecer la sangre del Gran Fénix Legendario está bastante demandada por todas las dimensiones... - comenté - Gomene...
- Te protegeremos, Akame-chan n3n ¡somos un equipu!
Esbocé una sonrisa y miré a mis nakamas con alegría. Nunca pensé que las distintas dimensiones de la existencia se cruzarían a lo largo de mi vida, pero realmente lo valoro más que a mi propia vida porque son claramente la mayor parte de mi existencia y, gracias a ello, soy como soy ahora, he conocido a grandes nakamas, y no cambiaría mi existencia por nada del mundo.