- Me pregunto cuándo podremos volver a nuestro mundo - comenté.
- Nah, seguro que pronto. Tu alma no está corrupta y Dante lo sabe. Seguro que te retuvo aquí para que estemos aquí todos juntos - aventuró a decir Rei.
- ¿Y qué hay de mí? - intervino Nura.
- A ti también te soltará como que me llamo Rei Minamoto.
- ¿No era Shadow Of Silver? - pregunté.
- Así es como me conocen en el Infierno. Entre amigos digo el verdadero n_n
- Ara ara~
- ¿Por qué te vestiste? ;3; - dijo Blue.
- Ya no estamos durmiendo Dx
Tapé la parte inferior de mi cabeza con la bufanda. Era cierto que mis amigos estaban en pijama. Los chicos llevaban el mismo: unos simples pantalones negros anchos; pero me sentía más cómoda con mi traje y mi bufanda.
Me levanté y dije que iba un momento al baño. Después pasé un rato a la habitación para ver el cielo nocturno a través de la ventana. Di un paso, y noté que el ambiente estaba cargado. La curiosidad me hizo pasar hacia dentro y comprobé que había un aura caótica... justo detrás de mí.
Alguien casi tan frío como Blue me agarró por detrás con una velocidad que ni mis reflejos fueron capaces de superar. Forcejeé lo más fuerte que pude, pero aquella persona no iba a soltarme... era mucho más fuerte que yo y no podía alcanzar a Guesshoku. Vi caer una pluma blanca y me paré en seco ¿qué estaba pasando?
- Deberías no llamar la atención.
Aquella voz era la de Dante. Me giré y vi su cara la cual llevaba aquella extraña expresión invitándote con amabilidad a que le acompañases al peor de los horrores. Lo peor era que si no tenías fuerza de voluntad, le decías que sí a la primera como seguramente harían la mayoría de mortales que se topaban con él. Sin embargo, sus ojos eran rojos de color carmesí casi tan luminosos como los míos de fuego ¿a dónde fueron los grises?
- ¿Q-Qué eres...? - dije mirándole fijamente intentando buscar la respuesta yo misma.
- Esta es una muy buena noche de caza. Sobretodo para los vampiros.
- ¡¿V-VAMPIRO?!- me fijé en que le sobresalían los colmillos y al levantar mejor la vista comprobé que tenía unas extrañas alas de ángel - Espera... ¿un vampiro con alas?
- Soy mitad vampiro, mitad ángel... Mi existencia es complicada. Por eso... me hice el Cazademonios.
- ¿Y qué se supone que haces aquí?
Elevó uno de sus brazos y tiró de mi bufanda la cual se partió en dos dejando mi cuello al descubierto.
- Hoy es noche de Luna Llena. La mejor noche de caza... la noche de los vampiros.
Acercó sus afilados colmillos dispuesto a morderme. Cerré los ojos presa del pánico y eché fuego por algunas partes de mi cuerpo, sin embargo, Dante las apagaba. Nadie iba a salvarme. Iba a morir allí.
Cuando los colmillos empezaron a clavarse, las sombras de la habitación comenzaron a moverse nerviosamente y apareció Rei con fuego oscuro en el puño. Dio un puñetazo a Dante y este me soltó. Nura apareció detrás mío y me sujetó.
- ¿Estás bien? - preguntó preocupado.
- ¡S-Sí!
Me volví y vi a Rei tratando de calmar a Dante. Blue le escupió una ventisca helada y dijo:
- Es un semivampiro, semiángel... ¿cómo no lo pude haber visto?
- ¡Lo tenía oculto! - añadió Rei controlando a su amigo - ¡Tranquilo, tío! ¡Somos tus nakamas!
- ¿A caso no nos reconoce? - preguntó Nura.
- Tiene que ser esu... Dante-kun nu atacaría a ningunu de nosotrus por mucha sed que tenga.
Me levanté y solté una queja. Noté que tenía dos pequeñas heridas en el cuello. Eché a andar y miré a Dante.
- Eh~ Soy Akame ¿No te acuerdas de mí?
Me escupió.
- ¡MALDITO! DDDDD8<
Siguió abriendo y cerrando la boca como si fuese una bestia sin mentalidad racional alguna. Sentí lástima por mi nakama pero no sabía qué hacer. Decidí poner mis manos sobre su cabeza y me concentré. Procuré no abrasarle en llamas e invoqué el poder del bien: el Yang. Una luz blanca salió de mis manos e iluminó toda la sala. Dante se calmó aunque estaba jadeando.
- Habéis pasado la prueba. Podéis volver a vuestro mundo.
- Eh - intervino Nura adelantándose - ¿Estás bien?
- Es noche de Luna Llena. No estoy bien conmigo mismo desde luego... Lo siento mucho, chicos. Pero podéis volver a vuestro mundo.
Cayeron dos plumas de sus alas de ángel y se transformaron en dos mariposas azules.
- Seguidlas antes de que desaparezcan de vuestra vista. Nos volveremos a encontrar, Nura-kun, Akame-chan.
- Me pasaré a veros - dijo Rei con una sonrisa pícara.
- Nos veremuuus n3n
- ¿Así tan de repente? - pregunté mirando a Nura.
- Nos necesitan en la Tierra... Debemos hacer caso al amigo.
- Oh, Nura... algún día te mataré - intervino Dante con sonrisa maliciosa.
- ¬_¬''
Recogí la bufanda partida en dos y Nura y yo comenzamos a seguir las dos mariposas. Miré atrás y alcé la mano en señal de despedida. Después de eso, todo se volvió oscuro con miles de estrellas.
- ¡Todo está como nuevo! - exclamé.
Nura me miró a los ojos y comentó:
- Se te han apagado los ojos.
- ¿Nani?
- Sugooooiii >D<
Sonreímos y añadí:
- Y ahora ¿qué piensas hacer?
Cruzó los brazos y dijo pensativamente:
- Tendré que volver a Ukiyoe a poner en orden el Clan. Me he ausentado demasiado tiempo...
- Oh, sí... ¡Es verdad! Pero todavía estamos en Hokkaido... Habíamos venido a matar al Fénix...
- Así es. Parece que ha pasado un año entero.
- ¡¿Tanto?! ¡No lo creo!
- ¡JOVEN AMOOOOOOOOO! - gritó una extraña voz.
A lo lejos vimos cómo se acercaba un extraño humanoide con cabeza de ... ¿Natto?
- Natto kozo - dijo Nura.
El pequeño youkai se abalanzó a los pies de Nura.
- ¡Ohhh! ¡Supremo Comandante! ¿Dónde estuvo todo este tiempo? ¡No sabíamos nada de usted!¡Algunos pensaban que había muerto!
- Espera, ¿qué día es hoy?
- 12 de octubre, Joven Amo.
- Hemos estado dos semanas en el Purgatorio - murmuré.
Natto Kozo me miró y empezó a chillar histérico.
- ¡UNA ONMYOUJI! ¡AAAAHHHH! ¡ESTAMOS EN PELIGRO!
- ¡¿NANI?!
- Natto Kozo, tranquilo. Está de nuestra parte - dijo Nura con una sonrisa - Es la única Phoenix Slayer de la Tierra. Tal vez algún día compartamos copas de lealtad algún día. a_â
- ¿QUE YO QUÉÉÉ?
Nura echó a reir y siguió hablando.
- Vámonos de vuelta a Ukiyoe, Natto Kozo. Tendrás que volver sola, Akame-chan.
- Sé cuidarme solita.
- Ara ara~ Me pasaré de nuevo por tu Templo.
- Ni se te ocurra e_e Me cuesta mucho hacer los talismanes para que luego me los rompas con tu presencia.
- ¿Cuáles? - sacó un par - ¿Estos papeluchos?
Le lancé un rayo.
- ¡LA CHICA ONMYOUJI NOS VA A MATAR! - chilló Natto Kozo.
Nura se levantó y me despidió con la mano. Yo hice lo mismo y vi como los dos youkais se iban alejando rápidamente a ese ritmo tan veloz con el que se movían.
Por primera vez en mucho tiempo me sentí sola, en medio de la masacre de roca volcánica que había ocasionado mi batalla contra el Fénix ¿la gente se habría dado cuenta de lo ocurrido ya? ¿Me habrán tomado por muerta? Caminé hacia el camino de vuelta a casa.
Definitivamente el aire de la Tierra era mucho más sano que el del Purgatorio. El cielo azul no tenía nada que ver con el nuboso cielo gris de aquella ciudad apocalíptica... todo contaminado. Echaba de menos mi dimensión. Sin duda me alegraba volver a estar allí; sin embargo, en el Purgatorio me lo pasé muy bien con mis nakamas... Eran grandes amigos con los que pasé experiencias nuevas y únicas. Pedí el deseo de volver al Purgatorio.
Hice el mismo viaje pero a la inversa. De Hokkaido a Aomoni donde me hospedé en el Templo de la Lágrima de Cerezo y de ahí seguí el camino por toda la isla de Honshu hasta el Templo del Dragón Rojo en Tokyo. Ya en Saitama, el distrito justo al norte de Tokyo, paseé por el bosque donde vimos por primera vez a Cerberus... aquel demonio que ahora mismo debía estar maldiciéndonos en lo más profundo del Infierno. También recordé la primer vez en la que Rei y Nura nos llevaron a Blue y a mí para hacer el viaje mucho más rápido y ameno. Fue increíble recordar todo eso... hasta que me encontré de frente a la última persona que quería ver en todo el mundo.
- ¿AKAME-CHAN? - dijo Hiroito sorprendido.
Realmente no había cambiado nada. Llevaba los mismos pantalones pirata y sus dos espadas a la espalda. Por el contrario, yo sí había cambiado, algo que por su expresión vi que notó.
- Hiroito... No deberías tratarme de -chan.
- ¡Has regresado viva! ¡Pensé que el Fénix...!
- Para tu desilusión sigo viva.
Se acercó más a mí dispuesto a abrazarme. Me aparté fríamente.
- Gomen - dije. Algo oscuro estaba brotando en mi interior. No sabía exactamente el qué.
- Akame... ¿Después de todos estos años tenemos que tratarnos así?
No respondí. Simplemente sabía que mi sangre empezaba a arder.
- ¿Has vencido al Gran Fénix Legendario? ¡Eso es impresionante! Me has sorprendido, de verdad... Enhorabuena... Eres una gran sacerdotisa.
La cabeza me estaba dando vueltas.
- Déjame pasar. Tengo que volver a mi Templo.
Me interrumpía el paso poniéndose en medio.
- Quiero que sepas que Kikyo-sama no pudo hacerse cargo del Templo... pasaron dos semanas y tuvo que irse. Al parecer, unos exterminadores de demonios la pidieron que se hiciese cargo de algo muy importante... Deberías preguntar a Akane-chan sobre ello... Ella sabe toda la historia.
- ... ¿Ella ha sido la que estuvo a cargo de MI Templo?
- ¡No había otra persona! Pero yo apenas me he acercado... la verdad... no me encuentro muy bien con ella... Yo...
- No sigas hablando - dije mirándole con odio.
- Akame-sama, tus ojos... se están volviendo naranjas... parece que hay fuego en ellos.
- He dicho... que te apartes.
- No pienso irme sin saber lo que te ha pasado ¿dónde has estado? ¿esos demonios te hicieron algo?
- No hables así de mis nakamas cuando TÚ eres aquí el monstruo.
El fuego empezó a esparcirse por todo mi cuerpo. Vi la cara de horror de Hiroito mientras yo me estaba transformando. Los pantalones de mi traje de sacerdotisa desaparecieron en llamas, y la parte de arriba blanca se volvió de color naranja como el color de una especie de falda corta que apareció. Mis sandalias cobraron altura y se volvieron de color morados como el color de mi obi. Mi pelo fue recogido por una coleta y las llamas desaparecieron de mi vista. Miré mi cogante y vi que había cambiado de forma... ahora eran dos pequeños dragones-unicornio. Desde ese momento, creció mi furia a todo lo que veía de paso.
- ¿A-Akame-chan?
- Deja de cambiar de honorífico. Te mataré - dijeron mis impulsos.
Saqué mi espada, pero no era exactamente la misma. Guesshoku era de color negro y el filo de acero pulido que a veces resplandecía un color rojo escarlata, pero esta era de oro con el filo reflejando un vivo fuego naranja.
- Nisshoku. "Eclipse solar" - dije.
Sin que Hiroito pudiese defenderse, le atravesé la katana en todo el pecho.
- Con esto aprenderás a no jugar nunca más conmigo.
Hiroito cayó jadeando. Aquella persona que estaba siendo "Akame" no tenía piedad. Decidí no seguir matándole y me fui corriendo... con la velocidad de lo más parecida a la de un demonio.
"¿Qué clase de persona era en ese momento?" Me decía una parte de mi subconsciente. Superé el límite con Tokyo y al fin llegué al Templo del Dragón Rojo, tal y como lo dejé cuando me marché. Akane estaba sentada al lado de la puerta mirando al horizonte. En cuanto me distinguió dentro de su campo de visión, se quedó muda.
- ¿Quién eres...? Tú... ¡¿Akame-chan?!
- Te mataré...
Esta vez no usé la espada, sino el arco... un arco que estaba echando llamas. Saqué una flecha del carcaj y apunté hacia mi amiga.
- No puede ser... - decía ella presa del pánico.
Disparé y la flecha voló por los aires prendiéndose a sí misma de fuego. Pero una sombra apareció y cogió la flecha al vuelo. La hizo cenizas.
- Tú no eres así, Akame-chan - dijo la sombra que se estaba materializando en Rei.
- Rei-kun... - dije.
- Al parecer Dante-kun tenía razón... Con esos nuevos poderes, tu alma está dividida más que nunca y ese poder oscuro es increíble... tal vez demasiado.
- Aparta. No quiero hacerte puré a ti también.
- ¿Puré de chocolate? :3 - sacó un par de chocolatinas del bolsillo.
- ... DÁMELAS.
- Vuelve a ser quien eras.
- ¡TE MATARÉ!
- Estupendo... Si me estás desafiando, acepto. Pero no pienso contenerme.
Continuará...
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