No solía despertar a los dragones del Yin Yang tantas veces seguidas, pero estaba claro que aquello era una excepción.
Poco después de que amaneciese, cogí arco y katana, y Kumato y yo llevamos al herido a la entrada. Una vez salimos afuera, Kumato maulló.
- ¿Qué pasa, Kumato-chin? - le pregunté.
Miré al suelo y vi un paquete con un mensaje. Alguien lo había dejado ahí.
- Um... vaya... ¿qué es eso?
Dejamos al hombre-momia en el suelo y cogí el paquete. Lo abrí y abrí mucho los ojos. Era otra vez el cansino símbolo del Clan Nura bordado en blanco sobre una tela azul oscura. La saqué y comprobé que era una capa.
- Qué demonios...
- ¡Mya! ºDº
Abrí la nota y leí:
"Ohayou gozaimasu, Cebolla-sama:
Me gustaría que, como miembro del Clan Nura, acudieses a la fiesta de bienvenida que se celebrará hoy mismo, ya sabes, por mi vuelta al Clan y, por supuesto, para que los demás te conozcan como nuevo miembro.
Si tienes algún problema con el viaje, llamaré a Karasu Tengu para que te lleve. Iría a buscarte al mediodía.
Es muy importante que vengas. A los demás les encantará conocerte, aunque no te hagas mucho la cebolla~~ cuanto más youkai parezcas, más fácil será para todos.
Daisuki,
Nurarihyon, Supremo Comandante del Clan Nura."
- AAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!! - chillé. Se oyó eco por toda la zona.
- Maaaaaau ~3~
- ME H INVITADO A SU CASASMALKSMAMSLK XDXDX ¡¡A UNA FIESTA CON MONTONES DE YOUKAIS!! ¡Y DE LOS FUEERTES!! Y ME PIDE QUE SEA MÁS YOUKAI Y MENOS CEBEOBOOOOLALA`PKSOOKDKSFKSFK Y ME EMEMEME DISEEE DAIIIISUUKIKIKJIKIKI ay... ¡¿Qué hago?! ¡¡Un demonio cuervo vendrá a buscarme si no voy!!
- Miau D8
El gatomate señaló al hombre tirado en el suelo. Estaba gruñendo y me alarmé.
- Parece que se va a despertar en cualquier momento... - invoqué a los dragones de mi colgante, - ¡ayúdame a ponerlo sobre el dragón negro, Kumato-chin! Esto es más urgente, asique Nura-kun va a tener que esperar.
Así lo hicimos y Kumato se quedó junto al hombre en el dragón oscuro y yo me subí al blanco. Pusimos rumbo al pueblo de Kikyo. Era la primera vez que pasaba por aquella zona.
No tardamos mucho en avistar el pueblo, o más bien que la gente de allí nos avistase a nosotros. Muchos de aquellos aldeanos pusieron un rostro de pánico al ver a una sacerdotisa montada en un dragón y un gatomate y una momia en otro. Varios incluso amenazaron con sus rastrillos y palas.
- ¡Sacerdotisa Kikyo-sama! ¡Hay algo que se está acercando! - gritó uno de ellos.
Kikyo salió de su pequeño Templo. Iba armada con su arco. Se acercó a los aldeanos y me miró dudando de si estaba viendo bien.
- ¿Akame-chan? - preguntó.
Mis dragones comenzaron a volar más abajo para dejarnos en tierra firme. Al parecer estaban ya muy cansados.
- ¡Ohayouuu Kikyo-chan! nDn
- Se tratan de "-chan"... - comentó un aldeano.
- ¿La conoce, Kikyo-sama? ¿No es ninguna amenaza? - preguntó el de antes.
- Es una vieja amiga. No tenéis porqué temerla - aseguró Kikyo.
Los dragones descansaron en mi colgante y anduve hacia mi amiga.
- ¿Cómo va todo? ^D^ ~ - dije.
- No deberías ir volando por ahí con esos dragones. Cualquiera pensaría que eres un youkai.
- ¡B-Baka! ¡Me las apaño perfectamente! x_X
- Jiji... Como siempre tan tú~ ^.^
- Lo mismo digo de ti~
Nos dimos un abrazo.
- Hacía tiempo que no te veía... - dije.
- Sí... Es cierto... Es lo que tiene mi trabajo...
Asentí. Kumato maulló y miramos hacia atrás. El hombre estaba despertándose.
- !! ¡Por Buda! ¿Quién es ese? - dijo Kikyo.
- ¡Ya te lo explicaré en otro momento! ¡Está gravemente herido!
- Llevémoslo al Templo.
domingo, 29 de noviembre de 2015
miércoles, 25 de noviembre de 2015
2. Saga del Fénix
Tras terminar mis estudios en el Templo del Gato Negro, creé mi propio Templo cerca del Monte Fuji, el Templo del Dragón Rojo. Estaba contenta de que por fin Kikyo, Akane, Tsubaki y yo fuéramos sacerdotisas independientes ahora, aunque las noches en mi nuevo Templo eran raras porque sentía una presencia cerca.
Una noche me desperté para ver qué era eso que sentía. Al adentrarme en el bosque, vi por primera vez a Blue. Es una nekogirl con poderes de hielo que viene de otra dimensión llamada Caetoneko. Había venido a la Tierra en busca de su novio. Decidí que durmiese en el Templo por esa noche, pero a la mañana siguiente desapareció. Cuando salí en su busca, me encontré con el novio perdido: era Rei Minamoto, el Shadow Of Silver, un poderoso demonio sombra del Tártaro, la parte más profunda del Infierno.
Después de pelearme con él, ya que este pensaba que había hecho algo malo a su novia, aparecieron Blue, Nura, Akane y Hiroito a la vez.
Reuní a todos en el Templo. Rei y Blue estaban contentos de estar juntos otra vez y pronto iban a volver a sus dimensiones. Nura pasaba por ahí para informarme sobre el Gran Fénix Legendario, que fuese con él a acabar con él, algo que en un principio me negué... Sin embargo, vi que Hiroito y Akane estaban enamorados y yo... acepté el viaje con Nura. Rei y Blue decidieron unirse al viaje.
Nura y Rei nos llevaron a Blue y a mí con su velocidad youkai, pero un demonio infernal, Cerberus, se interpuso en nuestro camino. Rei peleó con él hasta que una nube carmesí descendió de los cielos y pidió que nos fuéramos sin él.
Seguimos el viaje hasta Aomori donde nos hospedamos en el Templo de la Lágrima de Cerezo, aunque Blue se sentía fatal sin Rei, por lo que decidió ir a buscarlo antes de coger el barco hacia la isla de Hokkaido, donde estaba el Gran Fénix. Antes de eso nos había hablado de la nube carmesí que apareció: era Dante, el cazademonios, que lleva las almas de la gente al Purgatorio.
Esa misma noche, Nura y yo estuvimos subidos a la rama del cerezo del Templo hablando sobre el poder de invocación. Cerberus podía invocar a un cerbero con su colgante y Nura estaba seguro de que yo también podía usar esa técnica con mi Yin Yang.
A la mañana siguiente, solo Nura y yo estábamos siguiendo con el viaje, aunque nos encontramos a Kikyo, a su hermana Kaede y a Tsubaki. Había cierta tensión entre Kikyo y Tsubaki, lo más seguro era por la Profecía de las Sacerdotisas de la que me habló el Maestro antes de que me fuera del Templo del Gato Negro.
Cogimos el barco y Nura y yo llegamos a Hokkaido. Subimos al monte Asashi y nos metimos en una cueva. Nura se sentía débil a medida que se acercaba más al Fénix, ya que era una criatura ni buena ni mala... pero destructora. Llegamos al final de la cueva y vimos una sala enorme. Estábamos en el nido del Fénix y mi batalla contra él había comenzado.
En esa batalla usé todas las técnicas que me sabía. Pensaba que nunca iba a vencer, pero me acordé de la conversación con Nura y logré invocar a los dragones Yin y Yang. Gracias a estos pude lidiar más contra el Fénix, pero estaba agotada y pronto caí. Sin embargo, algo pasó fuera de lo común y mi cuerpo absorbió el Fénix, fusionándose mi alma con la de aquel ser...
Cuando acabó todo, vi dos mariposas azules revolotear y el rostro de un hombre que me llevaría a otra dimensión...
1. El Templo del Dragón Rojo
2. Hielo y sombras
3. Amor ardiente
4. El comienzo de un gran viaje
5. Rei VS Cerberus
6. El Templo de la Lágrima de Cerezo ¿Quién es Dante?
7. Hacia la guarida del Fénix
8. Akame VS El Gran Fénix Legendario
Una noche me desperté para ver qué era eso que sentía. Al adentrarme en el bosque, vi por primera vez a Blue. Es una nekogirl con poderes de hielo que viene de otra dimensión llamada Caetoneko. Había venido a la Tierra en busca de su novio. Decidí que durmiese en el Templo por esa noche, pero a la mañana siguiente desapareció. Cuando salí en su busca, me encontré con el novio perdido: era Rei Minamoto, el Shadow Of Silver, un poderoso demonio sombra del Tártaro, la parte más profunda del Infierno.
Después de pelearme con él, ya que este pensaba que había hecho algo malo a su novia, aparecieron Blue, Nura, Akane y Hiroito a la vez.
Reuní a todos en el Templo. Rei y Blue estaban contentos de estar juntos otra vez y pronto iban a volver a sus dimensiones. Nura pasaba por ahí para informarme sobre el Gran Fénix Legendario, que fuese con él a acabar con él, algo que en un principio me negué... Sin embargo, vi que Hiroito y Akane estaban enamorados y yo... acepté el viaje con Nura. Rei y Blue decidieron unirse al viaje.
Nura y Rei nos llevaron a Blue y a mí con su velocidad youkai, pero un demonio infernal, Cerberus, se interpuso en nuestro camino. Rei peleó con él hasta que una nube carmesí descendió de los cielos y pidió que nos fuéramos sin él.
Seguimos el viaje hasta Aomori donde nos hospedamos en el Templo de la Lágrima de Cerezo, aunque Blue se sentía fatal sin Rei, por lo que decidió ir a buscarlo antes de coger el barco hacia la isla de Hokkaido, donde estaba el Gran Fénix. Antes de eso nos había hablado de la nube carmesí que apareció: era Dante, el cazademonios, que lleva las almas de la gente al Purgatorio.
Esa misma noche, Nura y yo estuvimos subidos a la rama del cerezo del Templo hablando sobre el poder de invocación. Cerberus podía invocar a un cerbero con su colgante y Nura estaba seguro de que yo también podía usar esa técnica con mi Yin Yang.
A la mañana siguiente, solo Nura y yo estábamos siguiendo con el viaje, aunque nos encontramos a Kikyo, a su hermana Kaede y a Tsubaki. Había cierta tensión entre Kikyo y Tsubaki, lo más seguro era por la Profecía de las Sacerdotisas de la que me habló el Maestro antes de que me fuera del Templo del Gato Negro.
Cogimos el barco y Nura y yo llegamos a Hokkaido. Subimos al monte Asashi y nos metimos en una cueva. Nura se sentía débil a medida que se acercaba más al Fénix, ya que era una criatura ni buena ni mala... pero destructora. Llegamos al final de la cueva y vimos una sala enorme. Estábamos en el nido del Fénix y mi batalla contra él había comenzado.
En esa batalla usé todas las técnicas que me sabía. Pensaba que nunca iba a vencer, pero me acordé de la conversación con Nura y logré invocar a los dragones Yin y Yang. Gracias a estos pude lidiar más contra el Fénix, pero estaba agotada y pronto caí. Sin embargo, algo pasó fuera de lo común y mi cuerpo absorbió el Fénix, fusionándose mi alma con la de aquel ser...
Cuando acabó todo, vi dos mariposas azules revolotear y el rostro de un hombre que me llevaría a otra dimensión...
1. El Templo del Dragón Rojo
2. Hielo y sombras
3. Amor ardiente
4. El comienzo de un gran viaje
5. Rei VS Cerberus
6. El Templo de la Lágrima de Cerezo ¿Quién es Dante?
7. Hacia la guarida del Fénix
8. Akame VS El Gran Fénix Legendario
El monje asesino
Las cocineras decidieron cambiar el menú. Sobre la alargada mesa que había en el centro del comedor había sopas miso y yakitoris con verduras. Todas las estudiantes estaban preparadas para cenar. El Maestro, que presidía la mesa, se levantó al vernos a Akane y a mí entrar.
- Tenemos una invitada. Es una antigua alumna del Templo. Es Akame Scarlet Targaryen.
- Wooooow - se escuchó por toda la sala.
(Me siento importante y todo x_x)
- ¡Akame-chaaaan! - dijeron el grupo de cocineras que estaban en un lado de la mesa.
- ¿Nos sentamos con ellas? - pregunté a Akane.
- ¡Hai!
Así lo hicimos y hablamos con Rui y sus amigas. Desde luego se alegraban de verme después de tanto tiempo. Ignoraba si estaban al corriente de mis viajes por otras dimensiones. También se acercó alguna estudiante preguntándome sobre las pruebas finales y cómo era mi vida después del Templo. Intenté resumir en que me dedicaba a mi propio templo y a exterminar demonios, aunque esa fuese una milésima parte de la verdad. Kumato estuvo bailando y jugando con las demás estudiantes, aunque algunas de estas le tiraban de las orejas y le achuchaban como si fuese un peluche x_X
Me llamó la atención un grupo de niñas con pinta bastante fuerte de físico que querían especializarse en cazar demonios como hice yo en su día. En el Templo siempre nos dijeron que los demonios son malos y horribles que, sinceramente, es totalmente cierto; pero también eran seres muy interesantes cuando te acercabas a conocerles, al menos según mi experiencia.
- ¿Estáis seguras de que queréis exterminar a todos los demonios? - las pregunté. - Hay youkais que tienen hijos que aún no han hecho ningún mal a las personas.
- ¡Los mataremos a todos! ¡Seremos las mejores exterminadoras de demonios!
- ¡Eso! ¡Eso! ¡Los demonios son todos unos feos!
- ¡Siiií! ¡Puaj! ¡Ojalá matemos también a Nurarihyon!
(Pero por qué todo el mundo quiere matar a Nuuraaaaaaaaaaa X_____X)
- ¿A caso sabéis como es Nurarihyon? - les preguntó Akane.
- ¡Sí! ¡Mirad, tenemos un ukiyo-e de él!
No sabía que hacían con grabados en una cena, pero accedí. En cuanto nos lo prestaron para verlo, Akane murió de la risa. El que había dibujado era Nura, sí. Pero con 185093850385 años más de los que tenía. Era anciano, sin un pelo en la cabeza alargada que tenía.
- Oh, vaya X_X - comenté.
- ¿Se lo ha encontrado usted, Akame-sama? O3O - preguntó una de las niñas.
- ¿A este? Nunca X_X''
Tras tomar un par de mochis de judía roja, llegó la hora de que volviese a mi Templo. Era ya bastante tarde, por lo que el Maestro me advirtió de que las noches son peligrosas porque es cuando salen la mayoría de youkais, de hecho Akane me ofreció quedarme a dormir allí, pero quería volver al Templo por si había alguna urgencia. Además, tenía a mis dragones, por lo que el peligroso camino a pie me lo iba a poder evitar.
Invoqué a mis dragones después de que el Maestro, Akane, Rui y algunas estudiantes me acompañasen a la salida.
- ¿Qué harás a partir de ahora, Akame-chan? - preguntó Akane.
- Si no tengo mucho lío con el Templo, iré a ver a Kikyo-chan y a Kaede-chan.
- Perfecto n_n
- ¿Te vienes?
- No puedo... tengo bastante trabajo por aquí...
- Bueno...
Kumato corrió y se subió al dragón negro. Yo me subí al blanco y nos elevaron. Me despedí con la mano.
- ¡Hasta prontoooo!
- ¡Suerte, Akame-chaaaaan! - dijo Akane.
- ¡Adioooós! - dijeron los demás.
Los dragones pusieron rumbo al Templo del Dragón Rojo, por lo que perdimos de vista a todos ellos muy rápido.
Llevábamos un rato volando y pregunté a Kumato.
- ¿Te gustó la cena?
- Myaaaaa -D- mya mya 3x
- Sí, bueno... xDx No están acostumbradas a ver a nekos como tú.
- ¡Grrr.... mya! ¬3¬
- Bueno x3x a lo mejor se pasaron un poco, sí ¡Pero les has caído bien! <D<
Kumato maulló otra vez y se desplomó en el dragón. No sabía muy bien qué significaba eso.
Volar en medio de la noche es precioso. Estar un poquito más cerca de la Luna y dejar abajo todos los bosques y aldeas del territorio es algo que me encanta. Estaba disfrutando del momento cuando de pronto, decidí mirar abajo, en una pequeña explanada entre dos bosques. Comencé a sentir una peligrosa aura youkai.
- ¡Baja! ¡Necesito ver qué pasa!
El dragón del Yang me hizo caso y el del Yin le siguió. Cuando conseguí bajar a tierra, vi que había una pequeña batalla clandestina. Un grupo de jóvenes que iban montados a caballo con bastantes mercancías estaba luchando contra otro grupo de demonios salvajes típicos de aquellos bosques.
El grupo de humanos no tenía nada que hacer y casi todos habían muerto ya, excepto un valiente que se intentaba defender con su espada a pesar de tener la cara horriblemente desfigurada.
- ¡¡Ksó!! - maldije.
Saqué una flecha del carcaj y recé porque acertase después de tanto tiempo sin usar el arco. Disparé y di de lleno al youkai que estaba atacando al humano con una flecha celestial.
El humano se giró para verme. Tenía un ojo completamente malo y la cara y el cuerpo magullados. Su pelo moreno estaba destrozado, enredado y en su defecto había zonas quemadas.
- Por Buda... - dije. No entendí cómo podía seguir vivo en ese estado.
Un grupo de demonios se acercó a mí. Reconocí a cuatro oni y a dos kanko-gitsune. Al menos había matado de un disparo al quinto oni, tal vez si...
Dejé de pensar en cuanto los dos kanko-gitsunes habían atacado. Se movían rápido, casi a la misma velocidad que los dragones del Omnyo. Estos me protegieron y se lanzaron contra los youkais zorro mientras Kumato seguía sobre el dragón oscuro y gritaba.
- ¡AAAAAAAAAAAAH MYAAAAAAAAAAAHHHHHHHH! D8
Saqué otra flecha.
- KUMATO-CHIN, AGUANTA.
Apunté a uno de los kanko-gitsunes, pero los cuatro onis se acercaron a mí con cara de pocos amigos, por lo que cambié la dirección de la flecha a uno de ellos. El dragón blanco mordió en el lomo a uno de los kanko-gitsunes y lo despedazó. Quedaban tres youkais ogros y un youkai zorro.
Dos de los tres oni me atacaron con su porra y corrí a un lado. Por poco me aplastaban. Disparé otra flecha, esta con rayos Yin, e intenté que fuese a por dos onis a la vez, pero el segundo se lanzó contra mí. Casi moría aplastada si no fuera porque saqué a Guesshoku a tiempo.
- Grrr... - gruñía aguantando el peso de la porra de mi enemigo - ¡ESCUDO DEL YANG!
Invoqué un campo de fuerza alrededor de mí y el youkai ogro se echó para atrás cegado por la luz. Corrí a lanzarle rayos Yin para acabar con él, pero el otro oni que quedaba se lanzó. Aunque lograse esquivarlo, no pude atacar esa vez.
En ese momento los dos onis me miraban con odio, con inmensas ganas de ser su cena esa noche. Sin embargo vi de pronto una figura que se elevó por encima de sus hombros. De debajo de su yukata salieron miles de espadas, cuchillos y lanzas que agujerearon los rostros de los onis. Estos cayeron inconscientes y aquel extraño les remato con más ataques con sus espadas.
- Qué narices... - comenté.
Una vez se aseguró de que los onis habían perecido, se giró hacia mí.
- Parece que tus shikigamis son buenos - dijo con una sonrisa en cuanto vio que los dragones habían acabado con el kanko-gitsune que quedaba.
Parecía amable, de hecho me fijé en que llevaba un sombrero de pico y unas ropas típicas de un monje, sin embargo, tenía algo extraño. Esas espadas... no eran de un monje común. De hecho, irradiaba aura youkai. Le señalé con la punta de Guesshoku.
- Tú no eres un monje humano. Eres un demonio.
- ¡Kya~! - chilló Kumato. Al parecer había juzgado por la apariencia.
- Jajaja - rió el monje. - En efecto soy un youkai. Mi nombre es Kurotabo y soy comandante de asalto del Clan Nura.
- !!! ¿N-NURA?
- Sí... Por alguna razón me ha mandado montar guardia aquí. Hay muchos problemas con este tipo de demonios. Lo debes de saber de sobra x_x tú pareces una omnyouji.
- Hai... Asique... ¿Tú Clan intenta proteger... a los humanos de los demás demonios?
- Puede parecer extraño, pero sí. Son órdenes del Supremo Comandante.
- X_X
Kurotabo movió su sombrero y se acercó más a mí para examinarme.
- Oye... ¡Yo a ti te conozco! ¡Eres la omnyouji que estaba con Nurarihyon-sama cuando nos comunicamos con el Cielo para hablar con él!
- Ums... x_x B-bueno... s-sí...~
Su expresión de sorpresa me intimidaba. Parecía que iba a seguir haciendo más comentarios y preguntas pero se limitó a esbozar otra sonrisa.
- ¡Encantado de conocerte! Aunque... me parece que tienes que ayudar a ese humano.
Señaló al hombre desfigurado que estaba tirado en el suelo.
- ¡Oh, Dioses!
Corrí a socorrerle. Para mi sorpresa seguía vivo, aunque débil. Puse mis manos sobre él e intenté aliviarle con luz del Yang. Después de un rato, comprobé que podía tener posibilidades de sobrevivir. Mandé al dragón del Yin que se acercase y dejé al herido en él.
- Se vendrá conmigo al Templo. Necesitará ayuda...
- Bien... - opinó Kurotabo. - Bueno, mucha suerte :)
Me monté en el dragón blanco.
- Gracias por la ayuda x_x y s-sayonara~
- Nos volveremos a ver pronto ;)
Seguimos volando hasta que por fin llegamos al Templo del Dragón Rojo. Me dediqué a curar a aquel hombre todo lo que pude, sin tener tiempo ni siquiera para pensar en el día en el Templo del Gato Negro, la despedida de Hiroito, ni en el Clan Nura, ni nada. Envidiaba a los dragones del Yin Yang, que podían descansar en mi colgante todo lo que querían.
Kumato cogió un par de vendas y me las dio.
- ¿Crees que funcionará, Kumato-chin? No soy muy buena en esto de curar a las personas. Ay... si estuviese aquí Akane-chan o Kikyo-chan...
Literalmente, después de más de dos horas, el hombre parecía una momia. Todo su destrozado cuerpo estaba vendado.
- ... - Me quedé un buen rato contemplándole. Al parecer seguía inconsciente. - No sé si lo he hecho bien...
- Miau, miau ;3;
- Sí... yo creo que... al final sí que tendré que visitar a Kikyo-chan a primera hora de la mañana.
- Myaaaa -//3//-
Después de un rato, el gatomate se fue a dormir a su montón de mantitas. Pensé en que debía hacer lo mismo si no quería parecer un zombie al día siguiente (la momia y el zombie... ¿te lo imaginas?). Antes de irme a mi cuarto a dormir, me quedé mirando otra vez al hombre. Me pregunté quién podría ser.
- Tenemos una invitada. Es una antigua alumna del Templo. Es Akame Scarlet Targaryen.
- Wooooow - se escuchó por toda la sala.
(Me siento importante y todo x_x)
- ¡Akame-chaaaan! - dijeron el grupo de cocineras que estaban en un lado de la mesa.
- ¿Nos sentamos con ellas? - pregunté a Akane.
- ¡Hai!
Así lo hicimos y hablamos con Rui y sus amigas. Desde luego se alegraban de verme después de tanto tiempo. Ignoraba si estaban al corriente de mis viajes por otras dimensiones. También se acercó alguna estudiante preguntándome sobre las pruebas finales y cómo era mi vida después del Templo. Intenté resumir en que me dedicaba a mi propio templo y a exterminar demonios, aunque esa fuese una milésima parte de la verdad. Kumato estuvo bailando y jugando con las demás estudiantes, aunque algunas de estas le tiraban de las orejas y le achuchaban como si fuese un peluche x_X
Me llamó la atención un grupo de niñas con pinta bastante fuerte de físico que querían especializarse en cazar demonios como hice yo en su día. En el Templo siempre nos dijeron que los demonios son malos y horribles que, sinceramente, es totalmente cierto; pero también eran seres muy interesantes cuando te acercabas a conocerles, al menos según mi experiencia.
- ¿Estáis seguras de que queréis exterminar a todos los demonios? - las pregunté. - Hay youkais que tienen hijos que aún no han hecho ningún mal a las personas.
- ¡Los mataremos a todos! ¡Seremos las mejores exterminadoras de demonios!
- ¡Eso! ¡Eso! ¡Los demonios son todos unos feos!
- ¡Siiií! ¡Puaj! ¡Ojalá matemos también a Nurarihyon!
(Pero por qué todo el mundo quiere matar a Nuuraaaaaaaaaaa X_____X)
- ¿A caso sabéis como es Nurarihyon? - les preguntó Akane.
- ¡Sí! ¡Mirad, tenemos un ukiyo-e de él!
No sabía que hacían con grabados en una cena, pero accedí. En cuanto nos lo prestaron para verlo, Akane murió de la risa. El que había dibujado era Nura, sí. Pero con 185093850385 años más de los que tenía. Era anciano, sin un pelo en la cabeza alargada que tenía.
- Oh, vaya X_X - comenté.
- ¿Se lo ha encontrado usted, Akame-sama? O3O - preguntó una de las niñas.
- ¿A este? Nunca X_X''
Tras tomar un par de mochis de judía roja, llegó la hora de que volviese a mi Templo. Era ya bastante tarde, por lo que el Maestro me advirtió de que las noches son peligrosas porque es cuando salen la mayoría de youkais, de hecho Akane me ofreció quedarme a dormir allí, pero quería volver al Templo por si había alguna urgencia. Además, tenía a mis dragones, por lo que el peligroso camino a pie me lo iba a poder evitar.
Invoqué a mis dragones después de que el Maestro, Akane, Rui y algunas estudiantes me acompañasen a la salida.
- ¿Qué harás a partir de ahora, Akame-chan? - preguntó Akane.
- Si no tengo mucho lío con el Templo, iré a ver a Kikyo-chan y a Kaede-chan.
- Perfecto n_n
- ¿Te vienes?
- No puedo... tengo bastante trabajo por aquí...
- Bueno...
Kumato corrió y se subió al dragón negro. Yo me subí al blanco y nos elevaron. Me despedí con la mano.
- ¡Hasta prontoooo!
- ¡Suerte, Akame-chaaaaan! - dijo Akane.
- ¡Adioooós! - dijeron los demás.
Los dragones pusieron rumbo al Templo del Dragón Rojo, por lo que perdimos de vista a todos ellos muy rápido.
Llevábamos un rato volando y pregunté a Kumato.
- ¿Te gustó la cena?
- Myaaaaa -D- mya mya 3x
- Sí, bueno... xDx No están acostumbradas a ver a nekos como tú.
- ¡Grrr.... mya! ¬3¬
- Bueno x3x a lo mejor se pasaron un poco, sí ¡Pero les has caído bien! <D<
Kumato maulló otra vez y se desplomó en el dragón. No sabía muy bien qué significaba eso.
Volar en medio de la noche es precioso. Estar un poquito más cerca de la Luna y dejar abajo todos los bosques y aldeas del territorio es algo que me encanta. Estaba disfrutando del momento cuando de pronto, decidí mirar abajo, en una pequeña explanada entre dos bosques. Comencé a sentir una peligrosa aura youkai.
- ¡Baja! ¡Necesito ver qué pasa!
El dragón del Yang me hizo caso y el del Yin le siguió. Cuando conseguí bajar a tierra, vi que había una pequeña batalla clandestina. Un grupo de jóvenes que iban montados a caballo con bastantes mercancías estaba luchando contra otro grupo de demonios salvajes típicos de aquellos bosques.
El grupo de humanos no tenía nada que hacer y casi todos habían muerto ya, excepto un valiente que se intentaba defender con su espada a pesar de tener la cara horriblemente desfigurada.
- ¡¡Ksó!! - maldije.
Saqué una flecha del carcaj y recé porque acertase después de tanto tiempo sin usar el arco. Disparé y di de lleno al youkai que estaba atacando al humano con una flecha celestial.
El humano se giró para verme. Tenía un ojo completamente malo y la cara y el cuerpo magullados. Su pelo moreno estaba destrozado, enredado y en su defecto había zonas quemadas.
- Por Buda... - dije. No entendí cómo podía seguir vivo en ese estado.
Un grupo de demonios se acercó a mí. Reconocí a cuatro oni y a dos kanko-gitsune. Al menos había matado de un disparo al quinto oni, tal vez si...
Dejé de pensar en cuanto los dos kanko-gitsunes habían atacado. Se movían rápido, casi a la misma velocidad que los dragones del Omnyo. Estos me protegieron y se lanzaron contra los youkais zorro mientras Kumato seguía sobre el dragón oscuro y gritaba.
- ¡AAAAAAAAAAAAH MYAAAAAAAAAAAHHHHHHHH! D8
Saqué otra flecha.
- KUMATO-CHIN, AGUANTA.
Apunté a uno de los kanko-gitsunes, pero los cuatro onis se acercaron a mí con cara de pocos amigos, por lo que cambié la dirección de la flecha a uno de ellos. El dragón blanco mordió en el lomo a uno de los kanko-gitsunes y lo despedazó. Quedaban tres youkais ogros y un youkai zorro.
Dos de los tres oni me atacaron con su porra y corrí a un lado. Por poco me aplastaban. Disparé otra flecha, esta con rayos Yin, e intenté que fuese a por dos onis a la vez, pero el segundo se lanzó contra mí. Casi moría aplastada si no fuera porque saqué a Guesshoku a tiempo.
- Grrr... - gruñía aguantando el peso de la porra de mi enemigo - ¡ESCUDO DEL YANG!
Invoqué un campo de fuerza alrededor de mí y el youkai ogro se echó para atrás cegado por la luz. Corrí a lanzarle rayos Yin para acabar con él, pero el otro oni que quedaba se lanzó. Aunque lograse esquivarlo, no pude atacar esa vez.
En ese momento los dos onis me miraban con odio, con inmensas ganas de ser su cena esa noche. Sin embargo vi de pronto una figura que se elevó por encima de sus hombros. De debajo de su yukata salieron miles de espadas, cuchillos y lanzas que agujerearon los rostros de los onis. Estos cayeron inconscientes y aquel extraño les remato con más ataques con sus espadas.
- Qué narices... - comenté.
Una vez se aseguró de que los onis habían perecido, se giró hacia mí.
- Parece que tus shikigamis son buenos - dijo con una sonrisa en cuanto vio que los dragones habían acabado con el kanko-gitsune que quedaba.
Parecía amable, de hecho me fijé en que llevaba un sombrero de pico y unas ropas típicas de un monje, sin embargo, tenía algo extraño. Esas espadas... no eran de un monje común. De hecho, irradiaba aura youkai. Le señalé con la punta de Guesshoku.
- Tú no eres un monje humano. Eres un demonio.
- ¡Kya~! - chilló Kumato. Al parecer había juzgado por la apariencia.
- Jajaja - rió el monje. - En efecto soy un youkai. Mi nombre es Kurotabo y soy comandante de asalto del Clan Nura.
- !!! ¿N-NURA?
- Sí... Por alguna razón me ha mandado montar guardia aquí. Hay muchos problemas con este tipo de demonios. Lo debes de saber de sobra x_x tú pareces una omnyouji.
- Hai... Asique... ¿Tú Clan intenta proteger... a los humanos de los demás demonios?
- Puede parecer extraño, pero sí. Son órdenes del Supremo Comandante.
- X_X
Kurotabo movió su sombrero y se acercó más a mí para examinarme.
- Oye... ¡Yo a ti te conozco! ¡Eres la omnyouji que estaba con Nurarihyon-sama cuando nos comunicamos con el Cielo para hablar con él!
- Ums... x_x B-bueno... s-sí...~
Su expresión de sorpresa me intimidaba. Parecía que iba a seguir haciendo más comentarios y preguntas pero se limitó a esbozar otra sonrisa.
- ¡Encantado de conocerte! Aunque... me parece que tienes que ayudar a ese humano.
Señaló al hombre desfigurado que estaba tirado en el suelo.
- ¡Oh, Dioses!
Corrí a socorrerle. Para mi sorpresa seguía vivo, aunque débil. Puse mis manos sobre él e intenté aliviarle con luz del Yang. Después de un rato, comprobé que podía tener posibilidades de sobrevivir. Mandé al dragón del Yin que se acercase y dejé al herido en él.
- Se vendrá conmigo al Templo. Necesitará ayuda...
- Bien... - opinó Kurotabo. - Bueno, mucha suerte :)
Me monté en el dragón blanco.
- Gracias por la ayuda x_x y s-sayonara~
- Nos volveremos a ver pronto ;)
Seguimos volando hasta que por fin llegamos al Templo del Dragón Rojo. Me dediqué a curar a aquel hombre todo lo que pude, sin tener tiempo ni siquiera para pensar en el día en el Templo del Gato Negro, la despedida de Hiroito, ni en el Clan Nura, ni nada. Envidiaba a los dragones del Yin Yang, que podían descansar en mi colgante todo lo que querían.
Kumato cogió un par de vendas y me las dio.
- ¿Crees que funcionará, Kumato-chin? No soy muy buena en esto de curar a las personas. Ay... si estuviese aquí Akane-chan o Kikyo-chan...
Literalmente, después de más de dos horas, el hombre parecía una momia. Todo su destrozado cuerpo estaba vendado.
- ... - Me quedé un buen rato contemplándole. Al parecer seguía inconsciente. - No sé si lo he hecho bien...
- Miau, miau ;3;
- Sí... yo creo que... al final sí que tendré que visitar a Kikyo-chan a primera hora de la mañana.
- Myaaaa -//3//-
Después de un rato, el gatomate se fue a dormir a su montón de mantitas. Pensé en que debía hacer lo mismo si no quería parecer un zombie al día siguiente (la momia y el zombie... ¿te lo imaginas?). Antes de irme a mi cuarto a dormir, me quedé mirando otra vez al hombre. Me pregunté quién podría ser.
domingo, 22 de noviembre de 2015
1. Saga de la Infancia
Mi nombre es Akame Scarlet Targaryen y soy una semielfa de China. Cuando era pequeña vivía felizmente con mi padre humano y mi madre elfa en una casita apartada de todo el mundo. Todos los aldeanos nos temían por mi madre, ya que ella no era humana, y por mí porque era una mestiza. A pesar de eso, éramos una familia feliz.
Sin embargo... la felicidad duró muy poco. Un buen día cuando tenía poco más de 3 años, el emperador del Imperio chino mandó exterminar a todos aquellos seres que no fueran humanos, ya que los elfos eran peligrosos. Así pues, el ejército imperial destruyó nuestra casa y mataron a mi padre. Mi madre y yo intentamos huir con ayuda de un amigo de la familia, el Abuelo Fu, pero una parte del ejército dio con nosotros. Mi madre me entregó el colgante del Yin Yang, la fuente de mis poderes de Onmyo, y corrió a la lucha contra todos los soldados que estaban allí. Para que el Abuelo Fu y yo saliéramos vivos, se sacrificó usando un hechizo legendario.
Después de aquello, estuve una temporada en el templo del Abuelo Fu, pero pronto los soldados fueron a por nosotros otra vez. Ann, un joven que avisó al Abuelo Fu de la situación, me sacó de allí y nos dirigimos al puerto del Este para coger un barco a Japón, el único que, aunque fuese poco fiable, funcionaba a pesar de la guerra.
Conseguí llegar al Barco a pesar de un gran viaje lleno de peligros junto a Ann. En aquel momento en el Barco no tenía a nadie, solo poseía una bolsa de viaje que me indicaba a donde ir una vez estuviese en Japón y mi colgante.
Aquel Barco era peligroso. Había montones de epidemias, escasa comida y poca higiene sin mencionar las gigantescas tempestades que teníamos que superar para seguir a flote. Por si eso fuera poco, había una familia de demonios. Conocí al pequeño de la familia, Nurarihyon, con el que me enfadé con él por llamarme "Cebolla" y usé contra él los poderes del colgante por primera vez.
Cuando por fin logramos llegar a Japón, la familia Nura desapareció y me encontré sola otra vez. Por muy difícil que fuese, se hizo el milagro. Llegué a mi destino: el Templo del Gato Negro, un templo que sirve de escuela para sacerdotisas. El Maestro Kuro, quien dirigía el Templo, me reconoció y pasé a ser una de sus alumnas. Allí conocí a mi compañera de habitación, Akane Sakura, y a una impertinente de un año mayor llamada Tsubaki Hebi.
Un día, con 6 años, decidí practicar en el bosque tiro con arco, ya que se me estaba dando mal y estaba harta de que Tsubaki se burlase de mí. Allí conocí a Hiroito Kireute, un demonio lobo cuyo Clan era enemigo natural del Templo. Decidimos practicar tiro con arco, lucha cuerpo a cuerpo (algo que se me daba bien de forma innata, algo bastante extraño). Gracias a eso, Hiroito aprendió a luchar con dos espadas y yo a igualar a Tsubaki en la escuela a sacerdotisas, por lo tanto, tanto ella como yo éramos las más talentosas. Sin embargo, un día de lluvia vinieron dos niñas más, Kikyo y Kaede, cuya ciudad habían atacado unos demonios lobo. Esa ciudad, Tenshi no Machi, era también el lugar de origen de Tsubaki. Kikyo y Kaede se unieron a la escuela, de hecho Kikyo era una gran alumna con poderes celestiales muy poderosos. Pronto ella fue también una de las sacerdotisas más fuertes junto con Tsubaki y conmigo.
Con 8 años, fui a visitar a Hiroito como de costumbre, pero Kikyo me siguió. Al ver que era amiga de un demonio lobo, Kikyo me acusó de traidora y quiso acabar con Hiroito, pero este aseguró que su Clan no atacó su pueblo. Entonces Kikyo decidió creerle y no decirle nada de lo ocurrido al Maestro.
Pasaron los años y estaba apunto de cumplir la mayoría de edad de las sacerdotisas, 15 años. Con esa edad podría irme del Templo y ser una sacerdotisa autónoma especializada en cazar demonios. Tsubaki ya era una sacerdotisa adulta que a veces nos iba a visitar, pero estaba usando magias muy extrañas...
Pronto iba a ser la celebración de despedida junto con el día de mi cumpleaños. El día antes de la despedida, conseguí una katana que me recomendó Hiroito que consiguiese. Cuando ya la tenía, fui a visitarle como de costumbre. Estaba ilusionada en verle, incluso creía que me gustaba un poco. Pensaba que podríamos vernos más a menudo cuando crease mi propio templo. Mientras pasábamos el rato juntos, notamos una extraña presencia, un aura demoníaca distinta. Era Nurarihyon.
Nura me retó para ver cómo era de "buena con la katana" aunque la había conseguido ese mismo día y quería venganza por aquel día en el Barco que usé los poderes del Onmyo contra él. Luchamos y quedamos en empate. Después de eso Nura se fue y Kikyo vino para decirme que el Maestro quería hablar conmigo.
En la conversación con el Maestro, descubrí varias cosas. La primera, que los dragones existían hasta hace bastante poco, de hecho había seres que los domaban como las familias de mis padres. La familia de los Targaryen eran domadores del Gran Dragón Amarillo de la Luz y, los Scarlet, del Dragón Rojo del Fuego. La katana que usaban los Scarlet era la misma que tenía ahora, esa que me recomendó Hiroito. Se llamaba Guesshoku.
Otra cosa que descubrí fue que la extinción de los dragones fue debida a la existencia del Gran Fénix Legendario, una peligrosa criatura que aún sigue con vida y nadie le ha derrotado. Decían que un sucesor de las familias de los domadores de dragones acabarían con el Fénix, pero todos los que lo intentaron fracasaron.
Existía además otra Profecía que dijeron los sabios, una profecía que hablaba del destino de las tres sacerdotisas más fuertes del Templo del Gato Negro. Una morirá por amor, otra caerá en la oscuridad y otra tendrá una vida de éxito. Entre Kikyo, Tsubaki y yo, solo una iba a acabar bien.
Al día siguiente fue mi cumpleaños, por lo tanto el día de mi despedida. Me fui del Templo del Gato Negro y seguí mi propio camino, con las dos profecías en mi mente.
1. Akame Scarlet Targaryen
2. El Abuelo Fu
3. El Barco
4. Hacia el Templo del Gato Negro
5. Hiroito, el pequeño demonio lobo
6. Consecuencias del paso del tiempo. La llegada de Kikyo
7. La katana del dragón
8. Akame VS Nura
9. Profecías
Sin embargo... la felicidad duró muy poco. Un buen día cuando tenía poco más de 3 años, el emperador del Imperio chino mandó exterminar a todos aquellos seres que no fueran humanos, ya que los elfos eran peligrosos. Así pues, el ejército imperial destruyó nuestra casa y mataron a mi padre. Mi madre y yo intentamos huir con ayuda de un amigo de la familia, el Abuelo Fu, pero una parte del ejército dio con nosotros. Mi madre me entregó el colgante del Yin Yang, la fuente de mis poderes de Onmyo, y corrió a la lucha contra todos los soldados que estaban allí. Para que el Abuelo Fu y yo saliéramos vivos, se sacrificó usando un hechizo legendario.
Después de aquello, estuve una temporada en el templo del Abuelo Fu, pero pronto los soldados fueron a por nosotros otra vez. Ann, un joven que avisó al Abuelo Fu de la situación, me sacó de allí y nos dirigimos al puerto del Este para coger un barco a Japón, el único que, aunque fuese poco fiable, funcionaba a pesar de la guerra.
Conseguí llegar al Barco a pesar de un gran viaje lleno de peligros junto a Ann. En aquel momento en el Barco no tenía a nadie, solo poseía una bolsa de viaje que me indicaba a donde ir una vez estuviese en Japón y mi colgante.
Aquel Barco era peligroso. Había montones de epidemias, escasa comida y poca higiene sin mencionar las gigantescas tempestades que teníamos que superar para seguir a flote. Por si eso fuera poco, había una familia de demonios. Conocí al pequeño de la familia, Nurarihyon, con el que me enfadé con él por llamarme "Cebolla" y usé contra él los poderes del colgante por primera vez.
Cuando por fin logramos llegar a Japón, la familia Nura desapareció y me encontré sola otra vez. Por muy difícil que fuese, se hizo el milagro. Llegué a mi destino: el Templo del Gato Negro, un templo que sirve de escuela para sacerdotisas. El Maestro Kuro, quien dirigía el Templo, me reconoció y pasé a ser una de sus alumnas. Allí conocí a mi compañera de habitación, Akane Sakura, y a una impertinente de un año mayor llamada Tsubaki Hebi.
Un día, con 6 años, decidí practicar en el bosque tiro con arco, ya que se me estaba dando mal y estaba harta de que Tsubaki se burlase de mí. Allí conocí a Hiroito Kireute, un demonio lobo cuyo Clan era enemigo natural del Templo. Decidimos practicar tiro con arco, lucha cuerpo a cuerpo (algo que se me daba bien de forma innata, algo bastante extraño). Gracias a eso, Hiroito aprendió a luchar con dos espadas y yo a igualar a Tsubaki en la escuela a sacerdotisas, por lo tanto, tanto ella como yo éramos las más talentosas. Sin embargo, un día de lluvia vinieron dos niñas más, Kikyo y Kaede, cuya ciudad habían atacado unos demonios lobo. Esa ciudad, Tenshi no Machi, era también el lugar de origen de Tsubaki. Kikyo y Kaede se unieron a la escuela, de hecho Kikyo era una gran alumna con poderes celestiales muy poderosos. Pronto ella fue también una de las sacerdotisas más fuertes junto con Tsubaki y conmigo.
Con 8 años, fui a visitar a Hiroito como de costumbre, pero Kikyo me siguió. Al ver que era amiga de un demonio lobo, Kikyo me acusó de traidora y quiso acabar con Hiroito, pero este aseguró que su Clan no atacó su pueblo. Entonces Kikyo decidió creerle y no decirle nada de lo ocurrido al Maestro.
Pasaron los años y estaba apunto de cumplir la mayoría de edad de las sacerdotisas, 15 años. Con esa edad podría irme del Templo y ser una sacerdotisa autónoma especializada en cazar demonios. Tsubaki ya era una sacerdotisa adulta que a veces nos iba a visitar, pero estaba usando magias muy extrañas...
Pronto iba a ser la celebración de despedida junto con el día de mi cumpleaños. El día antes de la despedida, conseguí una katana que me recomendó Hiroito que consiguiese. Cuando ya la tenía, fui a visitarle como de costumbre. Estaba ilusionada en verle, incluso creía que me gustaba un poco. Pensaba que podríamos vernos más a menudo cuando crease mi propio templo. Mientras pasábamos el rato juntos, notamos una extraña presencia, un aura demoníaca distinta. Era Nurarihyon.
Nura me retó para ver cómo era de "buena con la katana" aunque la había conseguido ese mismo día y quería venganza por aquel día en el Barco que usé los poderes del Onmyo contra él. Luchamos y quedamos en empate. Después de eso Nura se fue y Kikyo vino para decirme que el Maestro quería hablar conmigo.
En la conversación con el Maestro, descubrí varias cosas. La primera, que los dragones existían hasta hace bastante poco, de hecho había seres que los domaban como las familias de mis padres. La familia de los Targaryen eran domadores del Gran Dragón Amarillo de la Luz y, los Scarlet, del Dragón Rojo del Fuego. La katana que usaban los Scarlet era la misma que tenía ahora, esa que me recomendó Hiroito. Se llamaba Guesshoku.
Otra cosa que descubrí fue que la extinción de los dragones fue debida a la existencia del Gran Fénix Legendario, una peligrosa criatura que aún sigue con vida y nadie le ha derrotado. Decían que un sucesor de las familias de los domadores de dragones acabarían con el Fénix, pero todos los que lo intentaron fracasaron.
Existía además otra Profecía que dijeron los sabios, una profecía que hablaba del destino de las tres sacerdotisas más fuertes del Templo del Gato Negro. Una morirá por amor, otra caerá en la oscuridad y otra tendrá una vida de éxito. Entre Kikyo, Tsubaki y yo, solo una iba a acabar bien.
Al día siguiente fue mi cumpleaños, por lo tanto el día de mi despedida. Me fui del Templo del Gato Negro y seguí mi propio camino, con las dos profecías en mi mente.
1. Akame Scarlet Targaryen
2. El Abuelo Fu
3. El Barco
4. Hacia el Templo del Gato Negro
5. Hiroito, el pequeño demonio lobo
6. Consecuencias del paso del tiempo. La llegada de Kikyo
7. La katana del dragón
8. Akame VS Nura
9. Profecías
Kumato y yo visitamos el Templo del Gato Negro
Gracias a los dragones blanco y negro el camino se hizo corto. En un momento llegamos frente al Templo del Gato Negro.
Desde luego no había cambiado en absoluto. Seguía siendo el sitio más puro que conocía (sin contar con el Cielo x_x). El olor del incienso mezclado con el de los árboles otoñales era mágico... invitaba a relajarme. Estaba en casa, por fin.
Dejé descansar a mis dragones en mi colgante de nuevo, y comencé a subir las escaleras junto a Kumato.
- Miau~ -O-
- ¡No te quejes! D8 ¡Podemos subir estas escaleras perfectamente sin la ayuda de los dragones!
Aunque en el fondo reconocía que era un rollo subir todo eso... Una vez llegamos e iba a llamar a la puerta, se abrió ella sola, con el Maestro Kuro al otro lado.
- ¡M-Maestro-san! X_X
- ¡Es muy difícil que tu presencia pase desapercibida, pequeña!
Cuando iba a hacerle la reverencia, el Maestro me interrumpió y me abrazó.
- Vamos, Akame-chan... Ya no hacen falta las formalidades entre nosotros.
Sentí una calma y felicidad inmensas.
- A-Arigato gozaimasu... :')
Después de eso pasamos al interior del Templo. Como siempre, había alguna que otra miko estudiante entrando y saliendo de sus entrenamientos, y también estaban las mikos mayores que se dedicaban a las labores domésticas, cuidar a las estudiantes y representar al Templo cuando había aldeanos en apuros ¡incluso había ejércitos que necesitaban algún tipo de magia espiritual en sus filas!
Una sacerdotisa salía de la cocina con una olla ardiendo. De repente, el salón comenzó a oler a quemado.
- ¡OOOH! ¡AAAAAH! - gritaba.
- ¡Rui-san! - espeté - ¿Q-Qué...?
Rui era una de las cocineras del Templo. Al parecer seguía siendo igual de torpe que siempre aunque esta vez lo que destacase no fuese su revoltoso pelo rizado sino...
- Youkai... - percibí.
De la olla comenzó a salir una... cosa~ hecha con una masa quemada. En cuanto pareció dispuesto a atacar, me adelanté lanzándole rayos Yin de mis manos. Cuando pareció haberse rendido, el Maestro Kuro sacó un talismán de papel de su manga y se lo pegó al youkai. Luego este se convirtió en trozos de comida chamuscada.
- Ufff... - suspiró Rui aliviada .
- ¡¿Cómo habéis permitido que entrara un youkai al Templo?! ¡¡BAAKA!! - se quejó el Maestro.
- G-Gomenasai, Kuro-san ToT ¡No sabíamos que un ingrediente del wok estuviese endemoniado!
- Cada vez esto es más abusivo - comenté. - No tenéis la culpa... Los demonios se han vuelto aún más molestos.
Rui giró la cabeza hacia mí. Tras quedarse dos segundos pensativa, sonrió, dejó la olla en el suelo y se acercó a mí.
- AAAAAAAAAAH - me tocó la cara - ¡Akame-chan! ¡Akameciita! ¡Qué guapa estás y qué mayooor!
- H-Hai.... Rui-san xDx''.... Arigato gozaimasu~
Me abrazó.
- ¡Qué alegría que estés aquí, pequeñaja! ¡Hacía mucho tiempo que no te veíamos! ¡Te echábamos taaanto de menos! Ay, cariño ¡qué fuerte te has vuelto!
- Jaja.. ^D^''
Me alegraba mucho volver a ver a Rui, al Maestro y a todos los del Templo del Gato Negro. Era el único lugar donde era solo "Akame"... para ellos iba a ser siempre la niña de 4 años que llegó sola sin nada al Templo desde China.
- ¡Bueno! ^D^ ¡Espero que te quedes a cenar esta noche! ¡Me encantaría poder hablar contigo más tarde!
- ¡Claro, por supuesto! ¡Sería genial!
- ¡Las demás estarán encantadas de verte! Y... ¡uh~! - Rui miró a Kumato - ¡Oooh! ¡Qué curioso! ¡Un extraño vegetal de otro mundo! ¡Sería fantástico cocinarlo junto al pato marinado!
Kumato hizo una mueca de espanto.
- Es mi neko, Rui-san x_x Se ofende si le dices esas cosas...
- ¡Oh! ¡Gomenasai!... ¡Bueno! Yo me voy a la cocina otra vez.
Cuando fue a coger la olla, el Maestro la interrumpió.
- Deja que me la lleve yo a la habitación de los sellos... Si este youkai ha podido traspasar la barrera que protege al Templo, posiblemente nos dé más sorpresas si lo dejamos en cualquier lugar.
- De acuerdo, Maestro-san... (ksó~ me he quedado sin olla...)
Rui se fue.
- Acompáñame, Akame-chan.
Fuimos por un pasillo que no solía transitar cuando vivía allí. El Maestro y yo lo cruzamos hasta llegar a la última puerta a la izquierda. El Maestro abrió y vi que la estancia estaba oscura sin ningún tipo de ventana. Encendió una vela y contemplé lo que había. Kumato se asustó.
La estancia estaba repleta de restos de youkais, como cabezas o extremidades, y extraños objetos con talismanes pegados o colgados, eran objetos endemoniados... Sentía un aura latente aún muy poderosa y llena de odio y rencor guardados...
El Maestro hizo un hueco en una estantería para dejar allí la olla.
- Vámonos - dijo.
- ¿Estos son... youkais? - pregunté fascinada.
- Sí, o más bien lo que queda de ellos. Muchos de los youkais más fuertes a los que me he enfrentado a lo largo de mi vida u otros que me han resultados interesantes, como el que acabamos de incorporar a la colección, están aquí. Gracias a estos restos puedo conseguir pócimas curativas o perfeccionar la barrera antiyoukai que protege el edificio. Sin esta barrera, todas las niñas que se forman aquí para ser sacerdotisas estarían en peligro.
- Entiendo...
Salimos de aquella habitación y fuimos al "despacho" del Maestro. Me sirvió un té rojo mientras Kumato mascaba un trozo de canela y hablábamos.
- Siento mucho por lo que has tenido que pasar, Akame-chan. Sabía que la misión a Caetoneko era peligrosa incluso para vosotras, pero no a tan grandes rasgos.
- Los problemas que ocurren en otros mundos nunca son fáciles y mucho menos es posible predecir sus consecuencias. De todas formas, no se preocupe; lo importante es que estoy aquí de vuelta.
- Me alegro mucho por ello... Espero que puedas quedarte a cenar. Después de un año..
- ¡Será un placer! (Mientras no peque mucho en Gula...)
Bebimos un rato en silencio.
- A propósito... Maestro-san...
- Dime.
- En el último mundo en el que estuvimos nos encontramos con Tsubaki-sama. Ella se había aliado con los demonios para aniquilarnos.
- Eso me dijo Akane-chan... Me decepcionó bastante, pero la verdad es que no me sorprendió.
- ¿N-No?
- No solo por cómo era de carácter y por la pureza gris de su alma... Desde que acabó los estudios estuvo familiarizándose con magias peligrosas... ¡Además de la Profecía! Fíjate, Akame-chan, que una de las tres sacerdotisas ya ha cumplido a lo que estaba destinada.
- La caída a la oscuridad... pensaba que... yo...
- ¿Tuuú? ... ¿Por qué ibas a ser tú, pequeña?
- Caí al Infierno y casi muero allí. Se podría decir que aquello fue una "caída a la oscuridad".
- Cierto... pero lograste salvarte.
- Y... El Fénix...
- ...
- ...
El Maestro dejó su taza sin acabar.
- Desde el principio el Fénix no estaba dentro de la magia de la Profecía. De hecho, ese tipo de magia no es ni oscura ni celestial... es... solo el Fénix. Eres tú quien se encarga de hacerlo bueno o malo.
- Mmm...
- De hecho creo que eres la personas más indicada para ello. Tus poderes se basan en el equilibrio, en eso que representa tu colgante, el Onmyo. Tú más que nadie debe poder hacerlo bien, junto con la fuerza de los Scarlet y la pureza de los Targaryen... Tienes un legado muy importante, Akame-chan.... .... .... Sin embargo...
- ... ¿S-sin embargo...?
- Si te soy sincero, dudé de ti. Sé de tu estrecha relación con el Señor del Pandemonio, Nurarihyon.
- ¿N-NURARIHYON-SAMA? O/_/O
- Es el youkai más peligroso... es considerado el rey de los demonios, bien lo sabes. Y veo que hasta lo tratas de "-sama"... Bueno... pensé que al estar tanto tiempo con él, sí podrías caer en la oscuridad. Además tengo cierta sensación de que algo hiciste con él y estáis en algo relacionados...
- ¿R-RELACIONADOS? X/_/X
"Qué vaaaa! ¡Solo me he unido a su Clan! 8//D."
- Cuando lo vuelvas a ver... deberás matarlo.
- ... ¿qué?
- ...
Kumato gruñó.
- ...
- ... Es broma, pequeñaja
- ...!
- Puedes hacer lo que quieras. Eres una sacerdotisa autónoma. Eso sí... ya sabes lo que son los youkais... malvados, envidiosos, ladrones... Debes hacer lo que creas conveniente con ellos, pero teniendo en cuenta todo eso.
- L-Lo sé...
- ... Ten cuidado ¿Vale? - El Maestro cogió de nuevo su taza y bebió.
Kumato hizo ruiditos raros, como de indignación y cansancio.
- M-Maestro-san... ¿sabe dónde está Akane-chan? No la he visto aún y me gustaría estar un rato con ella.
- Oh, sí... Le encantará verte. Supongo que estará en el bosque de aquí al lado. Últimamente pasa mucho tiempo allí... y no sé porqué me da la sensación de que le disgusta algo.
- Yo... creo que puedo ayudarla.
- ... Sí, supongo que sí. Os conocéis bien.
Me levanté, hice una pequeña reverencia al Maestro y me despedí.
- Nos vemos en la cena, Sensei.
El Maestro asintió conforme. Cuando me dirigí a la puerta Kumato se levantó de su sitio y me siguió.
Salimos por la puerta de atrás que daba al bosque y caminamos hacia él mientras el sol ya se estaba poniendo.
Desde luego no había cambiado en absoluto. Seguía siendo el sitio más puro que conocía (sin contar con el Cielo x_x). El olor del incienso mezclado con el de los árboles otoñales era mágico... invitaba a relajarme. Estaba en casa, por fin.
Dejé descansar a mis dragones en mi colgante de nuevo, y comencé a subir las escaleras junto a Kumato.
- Miau~ -O-
- ¡No te quejes! D8 ¡Podemos subir estas escaleras perfectamente sin la ayuda de los dragones!
Aunque en el fondo reconocía que era un rollo subir todo eso... Una vez llegamos e iba a llamar a la puerta, se abrió ella sola, con el Maestro Kuro al otro lado.
- ¡M-Maestro-san! X_X
- ¡Es muy difícil que tu presencia pase desapercibida, pequeña!
Cuando iba a hacerle la reverencia, el Maestro me interrumpió y me abrazó.
- Vamos, Akame-chan... Ya no hacen falta las formalidades entre nosotros.
Sentí una calma y felicidad inmensas.
- A-Arigato gozaimasu... :')
Después de eso pasamos al interior del Templo. Como siempre, había alguna que otra miko estudiante entrando y saliendo de sus entrenamientos, y también estaban las mikos mayores que se dedicaban a las labores domésticas, cuidar a las estudiantes y representar al Templo cuando había aldeanos en apuros ¡incluso había ejércitos que necesitaban algún tipo de magia espiritual en sus filas!
Una sacerdotisa salía de la cocina con una olla ardiendo. De repente, el salón comenzó a oler a quemado.
- ¡OOOH! ¡AAAAAH! - gritaba.
- ¡Rui-san! - espeté - ¿Q-Qué...?
Rui era una de las cocineras del Templo. Al parecer seguía siendo igual de torpe que siempre aunque esta vez lo que destacase no fuese su revoltoso pelo rizado sino...
- Youkai... - percibí.
De la olla comenzó a salir una... cosa~ hecha con una masa quemada. En cuanto pareció dispuesto a atacar, me adelanté lanzándole rayos Yin de mis manos. Cuando pareció haberse rendido, el Maestro Kuro sacó un talismán de papel de su manga y se lo pegó al youkai. Luego este se convirtió en trozos de comida chamuscada.
- Ufff... - suspiró Rui aliviada .
- ¡¿Cómo habéis permitido que entrara un youkai al Templo?! ¡¡BAAKA!! - se quejó el Maestro.
- G-Gomenasai, Kuro-san ToT ¡No sabíamos que un ingrediente del wok estuviese endemoniado!
- Cada vez esto es más abusivo - comenté. - No tenéis la culpa... Los demonios se han vuelto aún más molestos.
Rui giró la cabeza hacia mí. Tras quedarse dos segundos pensativa, sonrió, dejó la olla en el suelo y se acercó a mí.
- AAAAAAAAAAH - me tocó la cara - ¡Akame-chan! ¡Akameciita! ¡Qué guapa estás y qué mayooor!
- H-Hai.... Rui-san xDx''.... Arigato gozaimasu~
Me abrazó.
- ¡Qué alegría que estés aquí, pequeñaja! ¡Hacía mucho tiempo que no te veíamos! ¡Te echábamos taaanto de menos! Ay, cariño ¡qué fuerte te has vuelto!
- Jaja.. ^D^''
Me alegraba mucho volver a ver a Rui, al Maestro y a todos los del Templo del Gato Negro. Era el único lugar donde era solo "Akame"... para ellos iba a ser siempre la niña de 4 años que llegó sola sin nada al Templo desde China.
- ¡Bueno! ^D^ ¡Espero que te quedes a cenar esta noche! ¡Me encantaría poder hablar contigo más tarde!
- ¡Claro, por supuesto! ¡Sería genial!
- ¡Las demás estarán encantadas de verte! Y... ¡uh~! - Rui miró a Kumato - ¡Oooh! ¡Qué curioso! ¡Un extraño vegetal de otro mundo! ¡Sería fantástico cocinarlo junto al pato marinado!
Kumato hizo una mueca de espanto.
- Es mi neko, Rui-san x_x Se ofende si le dices esas cosas...
- ¡Oh! ¡Gomenasai!... ¡Bueno! Yo me voy a la cocina otra vez.
Cuando fue a coger la olla, el Maestro la interrumpió.
- Deja que me la lleve yo a la habitación de los sellos... Si este youkai ha podido traspasar la barrera que protege al Templo, posiblemente nos dé más sorpresas si lo dejamos en cualquier lugar.
- De acuerdo, Maestro-san... (ksó~ me he quedado sin olla...)
Rui se fue.
- Acompáñame, Akame-chan.
Fuimos por un pasillo que no solía transitar cuando vivía allí. El Maestro y yo lo cruzamos hasta llegar a la última puerta a la izquierda. El Maestro abrió y vi que la estancia estaba oscura sin ningún tipo de ventana. Encendió una vela y contemplé lo que había. Kumato se asustó.
La estancia estaba repleta de restos de youkais, como cabezas o extremidades, y extraños objetos con talismanes pegados o colgados, eran objetos endemoniados... Sentía un aura latente aún muy poderosa y llena de odio y rencor guardados...
El Maestro hizo un hueco en una estantería para dejar allí la olla.
- Vámonos - dijo.
- ¿Estos son... youkais? - pregunté fascinada.
- Sí, o más bien lo que queda de ellos. Muchos de los youkais más fuertes a los que me he enfrentado a lo largo de mi vida u otros que me han resultados interesantes, como el que acabamos de incorporar a la colección, están aquí. Gracias a estos restos puedo conseguir pócimas curativas o perfeccionar la barrera antiyoukai que protege el edificio. Sin esta barrera, todas las niñas que se forman aquí para ser sacerdotisas estarían en peligro.
- Entiendo...
Salimos de aquella habitación y fuimos al "despacho" del Maestro. Me sirvió un té rojo mientras Kumato mascaba un trozo de canela y hablábamos.
- Siento mucho por lo que has tenido que pasar, Akame-chan. Sabía que la misión a Caetoneko era peligrosa incluso para vosotras, pero no a tan grandes rasgos.
- Los problemas que ocurren en otros mundos nunca son fáciles y mucho menos es posible predecir sus consecuencias. De todas formas, no se preocupe; lo importante es que estoy aquí de vuelta.
- Me alegro mucho por ello... Espero que puedas quedarte a cenar. Después de un año..
- ¡Será un placer! (Mientras no peque mucho en Gula...)
Bebimos un rato en silencio.
- A propósito... Maestro-san...
- Dime.
- En el último mundo en el que estuvimos nos encontramos con Tsubaki-sama. Ella se había aliado con los demonios para aniquilarnos.
- Eso me dijo Akane-chan... Me decepcionó bastante, pero la verdad es que no me sorprendió.
- ¿N-No?
- No solo por cómo era de carácter y por la pureza gris de su alma... Desde que acabó los estudios estuvo familiarizándose con magias peligrosas... ¡Además de la Profecía! Fíjate, Akame-chan, que una de las tres sacerdotisas ya ha cumplido a lo que estaba destinada.
- La caída a la oscuridad... pensaba que... yo...
- ¿Tuuú? ... ¿Por qué ibas a ser tú, pequeña?
- Caí al Infierno y casi muero allí. Se podría decir que aquello fue una "caída a la oscuridad".
- Cierto... pero lograste salvarte.
- Y... El Fénix...
- ...
- ...
El Maestro dejó su taza sin acabar.
- Desde el principio el Fénix no estaba dentro de la magia de la Profecía. De hecho, ese tipo de magia no es ni oscura ni celestial... es... solo el Fénix. Eres tú quien se encarga de hacerlo bueno o malo.
- Mmm...
- De hecho creo que eres la personas más indicada para ello. Tus poderes se basan en el equilibrio, en eso que representa tu colgante, el Onmyo. Tú más que nadie debe poder hacerlo bien, junto con la fuerza de los Scarlet y la pureza de los Targaryen... Tienes un legado muy importante, Akame-chan.... .... .... Sin embargo...
- ... ¿S-sin embargo...?
- Si te soy sincero, dudé de ti. Sé de tu estrecha relación con el Señor del Pandemonio, Nurarihyon.
- ¿N-NURARIHYON-SAMA? O/_/O
- Es el youkai más peligroso... es considerado el rey de los demonios, bien lo sabes. Y veo que hasta lo tratas de "-sama"... Bueno... pensé que al estar tanto tiempo con él, sí podrías caer en la oscuridad. Además tengo cierta sensación de que algo hiciste con él y estáis en algo relacionados...
- ¿R-RELACIONADOS? X/_/X
"Qué vaaaa! ¡Solo me he unido a su Clan! 8//D."
- Cuando lo vuelvas a ver... deberás matarlo.
- ... ¿qué?
- ...
Kumato gruñó.
- ...
- ... Es broma, pequeñaja
- ...!
- Puedes hacer lo que quieras. Eres una sacerdotisa autónoma. Eso sí... ya sabes lo que son los youkais... malvados, envidiosos, ladrones... Debes hacer lo que creas conveniente con ellos, pero teniendo en cuenta todo eso.
- L-Lo sé...
- ... Ten cuidado ¿Vale? - El Maestro cogió de nuevo su taza y bebió.
Kumato hizo ruiditos raros, como de indignación y cansancio.
- M-Maestro-san... ¿sabe dónde está Akane-chan? No la he visto aún y me gustaría estar un rato con ella.
- Oh, sí... Le encantará verte. Supongo que estará en el bosque de aquí al lado. Últimamente pasa mucho tiempo allí... y no sé porqué me da la sensación de que le disgusta algo.
- Yo... creo que puedo ayudarla.
- ... Sí, supongo que sí. Os conocéis bien.
Me levanté, hice una pequeña reverencia al Maestro y me despedí.
- Nos vemos en la cena, Sensei.
El Maestro asintió conforme. Cuando me dirigí a la puerta Kumato se levantó de su sitio y me siguió.
Salimos por la puerta de atrás que daba al bosque y caminamos hacia él mientras el sol ya se estaba poniendo.
Kumato y yo estuvimos buscando a Akane. Pensé que tal vez estaría en la zona donde Hiroito y yo entrenábamos y había un cráter en medio de cuando la primera vez que me peleé con Nura, pero allí no estaba.
Cuando pensé que debía empezar a preocuparme, Kumato tiró del extremo de mi hakama y señaló un sitio con muchos árboles.
- ¿Tú crees que estará ahí? - pregunté al gatomate.
Este dio un par de saltitos y se acercó. Yo le seguí. Ciertamente no recordaba que esa zona estuviese llena de árboles tan bien cuidados. Cuando logramos abrirnos paso entre todas aquellas plantas, vimos a Akane en medio del césped del verde más vivo que había visto nunca. Alrededor de ella crecían todo tipo de pequeñas florecillas. Estas también brotaban en su pelo rubio, cada vez más luminoso y bonito, incluso un poco más largo.
- ¿Akane-chan? - dije.
Akane se giró. Kumato corrió y se lanzó sobre su regazo para que le acariciase.
- Hola~ n.n ¡Habéis venido!
- ¡Sí! Hacía tiempo que no nos veíamos... ¿Cómo estás?
- Pueees...
Me senté a su lado.
- ¿Pues...?
- Hiroito-kun se ha ido. Se ha ido... a una tierra al otro lado del océano llamada "América".
- Lo sé. Fue a visitarme a mi Templo antes de irse...- Decidí omitir la parte del final. - No sé cómo estás, Akane-chan; si necesitases algo...
- ¡No, no! Estoy bien...
- ¿Bien? ¿Segura?
- A ver... no estoy del todo "bien". Me entristece que él haya tomado tantas... decisiones~ sin pensar un poco en mí... en... nosotros.
- Entiendo...
- Pero no puedo retenerle. Aquí las cosas le irían mal... Tal vez sea mejor que las cosas sean así. Si algún día llegase a sentirme realmente mal, supongo que tendría que ir a buscarle a América.
- Eso sería demasiado... Y si no lo has hecho, significa que...
- Prefiero estar aquí. Con la gente que quiero desde siempre, amiga. Además... - miró al césped, a las flores y a los árboles de alrededor. - Este don me ha animado realmente la vida. Me siento más completa.... No sé si me entiendes.
- Como mucho me puedo hacer una pequeña idea... Lo que sí... ¡este tipo de magia es increíble!
- Gracias... ¿Sabes? Un día pensé en ir de viaje a Europa para visitar la tierra de la que viene mi historia...
- ¡Sería estupendo!
- Pero... no sé si estaría bien... Ya sabes cómo se las gastó Apolo para conseguir a todas las ninfas que podía.
- A ti no te pasaría nada. Eres una sacerdotisa. Además, es posible que puedas arreglar algunas cosas...
- No sé... Aquí soy feliz. Aunque esté sin mi madre y sin Hiroito... tengo mi magia, al Templo, a ti...
Sonreí y nos abrazamos.
- Me alegro de que volvamos a estar juntas, Akame-chan.
- Y yo ^^ ~
Entonces solo brillaba el último rayo de sol. Akane se dio cuenta de la hora y se levantó.
- Tengo que irme, Akame-chan ¿O te quedas a cenar?
- Me han invitado, sí. Me quedaré un rato y luego volveré a mi Templo con mis dragones.
domingo, 15 de noviembre de 2015
Despedida
- ¡AHHHHHH, DIOSES! ¡Qué cansado es esto de limpiar! T_T
Estaba limpiando a fondo el Templo del Dragón Rojo. El último año fuera de él (más bien, de Japón, o mejor dicho, de la Tierra) había pasado factura.
Sí, un año. Desde que me fui a Caetoneko hasta que regresé de Madrid había pasado un año entero. Si no fuera por Akane, me hubiera encontrado el Templo hecho ruinas, ya que ella estuvo cuidándolo mientras me perdía por el Infierno, por el Cielo y por Madrid.
Dejé la escoba en su lugar y me tiré contra la cama. Más o menos podía dar por concluida la limpieza. Llevaba más de una semana reordenando todo y estaba agotada. Y no solo eso, también estuve visitando al pueblo de al lado. Al parecer en mi ausencia, los aldeanos de allí habían tenido bastantes problemas.
A pesar de la tregua con China, Japón estaba teniendo serios problemas con los youkais. Estaban agitados, notaban la vulnerabilidad del paso entre dimensiones... Nunca estuvieron más descontrolados en todo el siglo.
A veces tenía que dejar la limpieza para ir volando en mis dragones hacia el pueblo y exterminar todos los demonios que les atacaban. Incluso había gentes de otros pueblos que recurrían a mí para ayudarles. En fin, un agotamiento.
- Nyaaaa~-//3//- -maulló Kumato.
El gatomate corrió y se abalanzó contra mi tripa. Se acurrucó y comenzó a restregarse.
- Gracias, Kumato-chin~
Le acaricié sonriente. En cierto modo, también Kumato había estado manteniendo el Templo en mi ausencia. No sabía que los gatomates también podían hacer labores domésticas xDx pero podían en su justa medida, algo que agradecí.
En ese momento comencé a pensar en mis amigos. Como ya dije, desde que volvimos, no les había vuelto a ver. Blue y Rei se fueron a sus dimensiones, o tal vez Rei estuviese en Caetoneko junto a ella. Kikyo había vuelto a su pueblo para cuidarlo, a él y a su hermana Kaede, pero lo que más me preocupaba de ella era que seguramente estuviese en mayor peligro por la Shikon No Tama y las apariciones de youkais.
Por otro lado, Akane había vuelto al Templo de Gato Negro... lo que no sabía es si seguía viendo a Hiroito, cuyo paradero desconocía. Se supone que no podía volver a la manada... puede que consiguiese el perdón o estuviese andando por ahí como un lobo solitario... o directamente habían acabado con él. Lo ignoraba.
En cuanto a Nura, sé que pudo volver al Clan Nura. Sí... seguro que estaba en sus asuntos como Supremo Comandante... Con suerte también estaría desmantelando las emboscadas de los youkais rebeldes... o apoyándoles. Solo sabía que si yo también era del Clan Nura (por desgracia T___T) me reclamaría... o tal vez pase de mí; aguantar a una sacerdotisa todo un año tal vez fuese cansado para él y solo quiera volver a su rutina ayakashi... Cuando pensaba en él, pensaba a la vez en lo que dijo antes de usar el Miedo en su estado máximo en Madrid, cuando hablaba de que no quería que "esa niña del Barco tuviese miedo".
- Myaaa Myaaa ¬//D//¬ - maulló Kumato con una cara extraña... No sé por qué me sonrojé ¿sabría él que estaba pensando en Nura?
- ¡Calla, baka! D8<
Otra cosa que agradecí, es que volvía a hablar en JAPONÉS. El español me estaba volviendo loca... sobretodo cuando Nura decía "gilipollas" "mierda" o "puta".
Eso sí, a la única persona que sí vi en todo ese tiempo, fue una mañana en la que hacía un sol poco propio del otoño. Dante llamó a la puerta del Templo y me entregó unas cartas que me había escrito Criis. Al no recordar muy bien el español, tuve que buscar un viejo libro de la lengua para enterarme. Decía que Vero y Alberto habían intentado comenzar su relación y estaba muy ilusionada por ello, se sentía como "la madrina". También decía que se sentía extraña, que ya no veía su ciudad de la misma forma, que pensaba en Alejandra, Lulila y Nina observándola para proteger a ella y a la humanidad (aunque tal vez no se lo merezca). También me contaba sus planes yanderes para conseguir al chico que le gustaba y matar a su rival, aunque reconocía que las visitas de Dante la distraían de esos planes...
- ¿Has estado visitando a Criis-chan, Dante -kun? e.ê - pregunté.
- Funciono como mensajero xDx ¡ya que estoy en Madrid paso un rato con ella tomando helados de fresa!
- Ya... .3.
- Oye, Akame-chan... quiero que sepas que siento mucho lo que pasó aquella noche en el Purgatorio, cuando la Luna Llena me transformó en mi verdadera forma.
- ¡Baka! ¡No pasa nada! ¡De eso hace ya mucho tiempo y al final no pasó nada...! x_x Lo que sí tendrías que habérnoslo dicho.
- Pensé que lo lograría controlar... pero me equivoqué.
- ¡No te preocupes! ¡Eso es agua pasada! xDx)/
- ¡MIAAAAAAAAAAAUUU! - gritaba Kumato, por lo que dejé de pensar en aquella conversación con Dante.
- ¿QUÉ? ¡QUÉ! ¿PERO QUÉ PASAAA? X_____X
- MYAAAA D8<
Estaban llamando a la puerta.
- ¡AY, KSÓ! X_X ¡YA VOOOY!
Bajé las escaleras pensando que sería otro aldeano en apuros... cuando sentí de pronto que su aura era demoníaca, un aura muy familiar...
Salí afuera y vi al "lobo solitario".
- ¡Hiroito-kun!
- ¡Hola, Akame-chan!
- ¡Pasa! ¿Quieres algo? ¡Tengo té verde!
- Soy más de carne, gracias x_x Además, me tengo que ir... ese bicho tuyo me está mirando raro.
Kumato salió de detrás de mí y se subió a mi cabeza mirándole.... èwé.
Cogí a Kumato y le dejé en el suelo.
- Luego hablamos, Kumato~ <_<
El gatomate entró al Templo. Acto seguido miré a Hiroito.
- ¿Pasó algo...?
- ¡Oh no! Solo... que me voy.
- ¿Acabas de venir y ya te vas? x_x
- No, no... Me voy a América.
- ...?? ¿América? ¿Y dónde está eso?
- En el mundo de Madrid lo llamaban América. Es el continente más allá de Oriente.
Me quedé con los ojos como platos.
- ¿Te vas de Japón? O_O
- Sí. Esas tierras aún no está descubiertas por los occidentales. Y cuando leí en Madrid sobre las tribus indias me gustó el rollo. Asique... me voy. Quiero empezar de cero.
- ... ¿E-Estás seguro de que quieres...? ¿Has hablado de esto con Akane-chan?
- Sí, bueno... creo que lo mejor será que ella y yo nos separemos. Ella y yo no podemos estar juntos, no tiene futuro... y yo aquí en Japón tampoco. No tengo manada, no tengo nada.
- No digas eso.... m-me... o-osea... Estoy aquí.
- Lo sé pero... - se tocó la cicatriz de su tripa. - Tú tienes tu vida... con el Templo, con los humanos, con tus amigos de otras dimensiones... con Nurarihyon... No puedo ser parte de esa vida. Simplemente no puedo.
Asentí apenas sin creérmelo.
- Iré al Templo del Gato Negro a hablar con Akane-chan. Creo que lo necesitará.
- Gracias, Akame-chan. Cuídala por mí... Y.... cuídate tú también.
...
...
Se acercó mucho a mí.
...
...
Comencé incluso a respirar su aliento... ¿qué pretendía....?
Cuando cerró los ojos lentamente, me aparté.
- ...
- ...
- Que te vaya bien, Hiroito.
- ... S-Sí.
Tras quedarse unos segundos bajando la mirada, dio media vuelta.
- Adiós, Scarlet.
Se fue rápido, a velocidad youkai... para siempre.
- "Scarlet, como el color de tu alma" - murmuré.
Tras estar un rato mirando el horizonte, volví al Templo. Kumato me miraba raro, aunque satisfecho.
- Qué tonto eres a.a Venga~ preparemos las cosas~ Vamos a visitar el Templo del Gato Negro.
Más tarde, Hiroito Kireute fundó el Clan de los Quileutes, la tribu de indios que "descendían" de los lobos. Quileute es la manada de lobos de la Saga Crepúsculo de Stephenie Meyer.
Estaba limpiando a fondo el Templo del Dragón Rojo. El último año fuera de él (más bien, de Japón, o mejor dicho, de la Tierra) había pasado factura.
Sí, un año. Desde que me fui a Caetoneko hasta que regresé de Madrid había pasado un año entero. Si no fuera por Akane, me hubiera encontrado el Templo hecho ruinas, ya que ella estuvo cuidándolo mientras me perdía por el Infierno, por el Cielo y por Madrid.
Dejé la escoba en su lugar y me tiré contra la cama. Más o menos podía dar por concluida la limpieza. Llevaba más de una semana reordenando todo y estaba agotada. Y no solo eso, también estuve visitando al pueblo de al lado. Al parecer en mi ausencia, los aldeanos de allí habían tenido bastantes problemas.
A pesar de la tregua con China, Japón estaba teniendo serios problemas con los youkais. Estaban agitados, notaban la vulnerabilidad del paso entre dimensiones... Nunca estuvieron más descontrolados en todo el siglo.
A veces tenía que dejar la limpieza para ir volando en mis dragones hacia el pueblo y exterminar todos los demonios que les atacaban. Incluso había gentes de otros pueblos que recurrían a mí para ayudarles. En fin, un agotamiento.
- Nyaaaa~-//3//- -maulló Kumato.
El gatomate corrió y se abalanzó contra mi tripa. Se acurrucó y comenzó a restregarse.
- Gracias, Kumato-chin~
Le acaricié sonriente. En cierto modo, también Kumato había estado manteniendo el Templo en mi ausencia. No sabía que los gatomates también podían hacer labores domésticas xDx pero podían en su justa medida, algo que agradecí.
En ese momento comencé a pensar en mis amigos. Como ya dije, desde que volvimos, no les había vuelto a ver. Blue y Rei se fueron a sus dimensiones, o tal vez Rei estuviese en Caetoneko junto a ella. Kikyo había vuelto a su pueblo para cuidarlo, a él y a su hermana Kaede, pero lo que más me preocupaba de ella era que seguramente estuviese en mayor peligro por la Shikon No Tama y las apariciones de youkais.
Por otro lado, Akane había vuelto al Templo de Gato Negro... lo que no sabía es si seguía viendo a Hiroito, cuyo paradero desconocía. Se supone que no podía volver a la manada... puede que consiguiese el perdón o estuviese andando por ahí como un lobo solitario... o directamente habían acabado con él. Lo ignoraba.
En cuanto a Nura, sé que pudo volver al Clan Nura. Sí... seguro que estaba en sus asuntos como Supremo Comandante... Con suerte también estaría desmantelando las emboscadas de los youkais rebeldes... o apoyándoles. Solo sabía que si yo también era del Clan Nura (por desgracia T___T) me reclamaría... o tal vez pase de mí; aguantar a una sacerdotisa todo un año tal vez fuese cansado para él y solo quiera volver a su rutina ayakashi... Cuando pensaba en él, pensaba a la vez en lo que dijo antes de usar el Miedo en su estado máximo en Madrid, cuando hablaba de que no quería que "esa niña del Barco tuviese miedo".
- Myaaa Myaaa ¬//D//¬ - maulló Kumato con una cara extraña... No sé por qué me sonrojé ¿sabría él que estaba pensando en Nura?
- ¡Calla, baka! D8<
Otra cosa que agradecí, es que volvía a hablar en JAPONÉS. El español me estaba volviendo loca... sobretodo cuando Nura decía "gilipollas" "mierda" o "puta".
Eso sí, a la única persona que sí vi en todo ese tiempo, fue una mañana en la que hacía un sol poco propio del otoño. Dante llamó a la puerta del Templo y me entregó unas cartas que me había escrito Criis. Al no recordar muy bien el español, tuve que buscar un viejo libro de la lengua para enterarme. Decía que Vero y Alberto habían intentado comenzar su relación y estaba muy ilusionada por ello, se sentía como "la madrina". También decía que se sentía extraña, que ya no veía su ciudad de la misma forma, que pensaba en Alejandra, Lulila y Nina observándola para proteger a ella y a la humanidad (aunque tal vez no se lo merezca). También me contaba sus planes yanderes para conseguir al chico que le gustaba y matar a su rival, aunque reconocía que las visitas de Dante la distraían de esos planes...
- ¿Has estado visitando a Criis-chan, Dante -kun? e.ê - pregunté.
- Funciono como mensajero xDx ¡ya que estoy en Madrid paso un rato con ella tomando helados de fresa!
- Ya... .3.
- Oye, Akame-chan... quiero que sepas que siento mucho lo que pasó aquella noche en el Purgatorio, cuando la Luna Llena me transformó en mi verdadera forma.
- ¡Baka! ¡No pasa nada! ¡De eso hace ya mucho tiempo y al final no pasó nada...! x_x Lo que sí tendrías que habérnoslo dicho.
- Pensé que lo lograría controlar... pero me equivoqué.
- ¡No te preocupes! ¡Eso es agua pasada! xDx)/
- ¡MIAAAAAAAAAAAUUU! - gritaba Kumato, por lo que dejé de pensar en aquella conversación con Dante.
- ¿QUÉ? ¡QUÉ! ¿PERO QUÉ PASAAA? X_____X
- MYAAAA D8<
Estaban llamando a la puerta.
- ¡AY, KSÓ! X_X ¡YA VOOOY!
Bajé las escaleras pensando que sería otro aldeano en apuros... cuando sentí de pronto que su aura era demoníaca, un aura muy familiar...
Salí afuera y vi al "lobo solitario".
- ¡Hiroito-kun!
- ¡Hola, Akame-chan!
- ¡Pasa! ¿Quieres algo? ¡Tengo té verde!
- Soy más de carne, gracias x_x Además, me tengo que ir... ese bicho tuyo me está mirando raro.
Kumato salió de detrás de mí y se subió a mi cabeza mirándole.... èwé.
Cogí a Kumato y le dejé en el suelo.
- Luego hablamos, Kumato~ <_<
El gatomate entró al Templo. Acto seguido miré a Hiroito.
- ¿Pasó algo...?
- ¡Oh no! Solo... que me voy.
- ¿Acabas de venir y ya te vas? x_x
- No, no... Me voy a América.
- ...?? ¿América? ¿Y dónde está eso?
- En el mundo de Madrid lo llamaban América. Es el continente más allá de Oriente.
Me quedé con los ojos como platos.
- ¿Te vas de Japón? O_O
- Sí. Esas tierras aún no está descubiertas por los occidentales. Y cuando leí en Madrid sobre las tribus indias me gustó el rollo. Asique... me voy. Quiero empezar de cero.
- ... ¿E-Estás seguro de que quieres...? ¿Has hablado de esto con Akane-chan?
- Sí, bueno... creo que lo mejor será que ella y yo nos separemos. Ella y yo no podemos estar juntos, no tiene futuro... y yo aquí en Japón tampoco. No tengo manada, no tengo nada.
- No digas eso.... m-me... o-osea... Estoy aquí.
- Lo sé pero... - se tocó la cicatriz de su tripa. - Tú tienes tu vida... con el Templo, con los humanos, con tus amigos de otras dimensiones... con Nurarihyon... No puedo ser parte de esa vida. Simplemente no puedo.
Asentí apenas sin creérmelo.
- Iré al Templo del Gato Negro a hablar con Akane-chan. Creo que lo necesitará.
- Gracias, Akame-chan. Cuídala por mí... Y.... cuídate tú también.
...
...
Se acercó mucho a mí.
...
...
Comencé incluso a respirar su aliento... ¿qué pretendía....?
Cuando cerró los ojos lentamente, me aparté.
- ...
- ...
- Que te vaya bien, Hiroito.
- ... S-Sí.
Tras quedarse unos segundos bajando la mirada, dio media vuelta.
- Adiós, Scarlet.
Se fue rápido, a velocidad youkai... para siempre.
- "Scarlet, como el color de tu alma" - murmuré.
Tras estar un rato mirando el horizonte, volví al Templo. Kumato me miraba raro, aunque satisfecho.
- Qué tonto eres a.a Venga~ preparemos las cosas~ Vamos a visitar el Templo del Gato Negro.
Más tarde, Hiroito Kireute fundó el Clan de los Quileutes, la tribu de indios que "descendían" de los lobos. Quileute es la manada de lobos de la Saga Crepúsculo de Stephenie Meyer.
lunes, 9 de noviembre de 2015
¿Podremos volver a casa?
Cuando el humo se disipó, vimos que la ciudad de Madrid seguía de una pieza. De todas formas la calle estaba llena de cadáveres de demonios.
- Se os ha ido de las manos - dijo Dante.
Miré a Alejandra cuando el fuego de Fénix se apagó y volví a mi verdadera apariencia.
- Parece que tienes bastante experiencia con esto de matar youkais~ <.< - comenté.
- Pufff... - suspiró Ale, - toda mi vida en el internado luchando contra monstruos de todo tipo x_x De todas formas pensé que tendría que llamar a alguien a que viniese a ayudar pero por lo visto eres verdaderamente fuerte, ¡aunque parezcas una sacerdotisa normal!
- Jeje.. xDx
Pasamos al salón de Hiroito y Rei y Blue se fueron a convertir en polvo de hielo todos los cadáveres youkai por si a alguno se le ocurría volver al mundo de los mortales.
Dante ató a Sesshomaru.
- Si no fuera porque me lo pidió Rei-kun, le hubiera pegado un tiro en la frente a este inugami.
- ¿Lo llevarás al Purgatorio, verdad? - dije.
- Cuando la comunicación entre dimensiones vuelva a su estado normal~~
- ¿Comunicación entre dimensiones? - preguntó Alejandra.
- Verás...~ - traté de explicar - Llevamos un montón de tiempo fuera de nuestro mundo viajando entre dimensiones tratando de regresar... pero sieeempre pasa algo para que acabemos en una dimensión más extraña que la anterior~~
- Y este universo no lo conocíamos - dijo Rei detrás mío. Él y Blue habían vuelto de fuera. - Siempre pensamos que cuando se producía un error en el transporte entre dimensiones, iríamos a la Nada, que estaríamos perdidos para siempre.
- Supongo que Dante pretendía llevarme a la Nada~~ - murmuró Hiroito. Akane le miró tristemente.
- Y de repente nos encontramos con esto - añadió Dante. - Un mundo con la magia escondida y limitada a ciertas personas.
- Nunca pensé que existiría, nunca creí en esas cosas - comentó Vero. Alberto asintió.
- Yo reconozco que creía en lo aliens... pero resulta que la primera "alien" que veo es la Reina de la Luna. - dijo Criis.
- ¡ARW! *D*
Alejandra dirigió una mirada un tanto preocupada a Lulila y a Nina.
- Vosotras parecéis ser las viajeras que os quedasteis a vivir aquí en la Tierra con aquella niña...
- ¡Sí! ¡Y esa niña está muy bien! ¡La hemos dejado contenta! Tiene un novio que la quiere mucho -D-)/
- ARW ARW ♥D♥
- A Nina le cae bien x3x ¡EL CASO! ¡Estamos listas para volver con Su Majestad!
- Respecto a eso... - Alejandra hizo una pausa pensando en cómo decir las cosas. - Sabéis que yo crecí en
la Tierra, y no en la Luna, con una vieja amiga de mi madre ¿no? Pues... hubo una serie de problemas aquí en la Tierra y en la Luna... Acabadas todas las guerras, nos enteramos todos de que había otro heredero al trono, mi hermano mellizo...
- ¿UN MELLIZO? ODO
- RAAAAAAAAAAAWR? ODO
- Alejandro, sí x_x
- Se curraron los nombres - comentó Nura. Le di un codazo.
- ¿Entonces él es el Rey? - dedujo Lulila.
- No~ Él no sabía nada. Ni sobre la Luna ni sobre mí... más de lo mismo que yo... Asique decidimos instaurar una República~.
- ¡QUEEEEEEEEEÉ! XDX
- Sí, bueno~ no es una República como las terrestres. Nos basamos en el antiguo modelo de Roma. Alejandro y yo somos los cónsules.
- Por las alas del Hada Blanca x_x ...
- Ahora que la mencionas, el Hada Blanca está en nuestro Senado x_x también el heredero de Hades.
- ¡¿QUEEEÉ?! X_X ¿DIOSES DEL OLIMPO?
- Mi padre es Poseidón x_x el antiguo rey...
- ¡VALE VALE! X_X Me va a explotar la cabeza... hablaremos más adelante cuando estemos allí.
Alejandra asintió comprendiéndolo.
- Pero...
Nos miró.
- ... c-creo que puedo ayudaros.
- ¿Túu? - dijo Rei - ¿Y cómo pretendes hacerlo? Ni siquiera yo puedo abrir un portal a la Tierra (la de Akame-chan y Nura-kun, claro)
- Antes no especifiqué que mi hermano Alejandro estuvo atrapado en una dimensión clásica llamada Romtenas. Y que en el Internado Samaría había otros portales a otras dimensiones...
- ¿Y entre ellos estaba nuestro mundo? - preguntó Nura.
- El más parecido era uno llamado Tokin pero supongo que no es ese... De todas formas, desde que acabó la guerra, he estado investigando sobre los portales y creo que al final encontré uno. Era la Tierra, un par de siglos más atrás, pero con magia totalmente libre.
- Tiene que ser ese - dije.
- Estoy segura de ello. Se decía que allí vivía una poderosa sacerdotisa que acabó con un monstruoso fénix.
Parpadeé.
- Sigo sin acostumbrarme a ser tan conocida...
Alejandra sonrió y apoyó su mano en mi hombro.
- Te entiendo. Yo pasé un poco por algo parecido.
- Entunces... ¿pudremos ir a la Tierra tudus juntus? - intervino Blue.
Alejandra se alejó un poco de nosotros.
- Desde que el colorio fue purificado por el Hada Blanca, mis poderes son bastante más fuertes, entre ellos.... está el de abrir portales... Se supone que sirve a modo de protección de la Tierra. La Luna es por así decirlo su protectora, al igual que los Anillos de Saturno a Saturno... Abriendo portales puedo mandar a los enemigos a dónde me dé la gana, a cualquiera de las dimensiones que conozco. Pero tengo que conocerlas bien y... el mundo del que provenís es el que menos me sé, hace muy poco que llegué hasta tan lejos...
- Tranquila - dijo Rei. - No eres la única capaz de hacer portales. Con el colorio ese y mis poderes podremos hacer algo.
- ¿A pesar de haber cubierto las plazas de transporte por hoy? - preguntó Kikyo.
- Soy una de las autoridades más importantes aquí. El campo dimensional lo entenderá.
- Espero que no resulte que solo seas extremadamente confiada~~ - comentó Hiroito.
Alejandra lanzó una mirada asesina a Hiroito. Tras achinar los ojos, los cerró y comenzó a elevar lentamente los manos mientras su colgante iluminaba todo el salón con luz púrpura. En la pared, al lado de una réplica
del Guernica de Picasso, se abrió un portal de colores morados.
- Tiene que funcionar... - dijo Kikyo.
- ... ¿Será verdad? - añadió Hiroito.
- Lo es - afirmó Akane.
- ¿Podremos... volver a casa?
Miré a Nura. Sus dorados ojos tenían reflejos morados debido a la magia de Alejandra.
- Vamos - dijo.
Criis cogió de nuestras manos.
- Al menos dejadme despediros de vosotros...
La abracé.
- Muchas gracias por todo....
- ¡N-No es nada, Akame! Os echaré de menos...
- No os olvidaremos, eso desde luego - dijo Vero.
- ¡Os enviaré cartas!
- Criis, no puedes...
- Yo creo que sí -U- - dijo Alejandra~ - pero corred, ¡que no podré mantener abierto el portal por mucho más tiempo!
Nos despedimos de Criis, Vero y Alberto. A pesar de todo, quisiera volver a verles una vez más. También nos despedimos de Lulila y Nina, que pronto volverían a la Luna junto a Alejandra.
Rei, Blue, Kikyo, Akane, Hiroito y Dante entraron al portal.
- ¡Vamos, Akame! - dijo Nura.
- ¡Sí!
- Buen viaje, tortolitos -U- - dijo Ale.
- ¿QUUUUUUUUUUÉ? X////X - chillé.
- ¡Vamos, imbécil! x/_/x
Nura tiró de mi mano y entramos juntos al portal. Tras volar en medio de un caos mágico, llegamos a una poderosa luz blanca que me dejó inconsciente.
Noté que estaba tumbada sobre hierba fresca, que respiraba aire limpio y que el sol me daba en la cara. Abrí los ojos y vi nubes en el cielo más azul que conocía. Me levanté y quedé sentada. Miré mi alrededor.
Rei, Blue, Kikyo y Akane se estaba despidiendo de Dante para que este llevase a Sesshomaru al Purgatorio. Hiroito estaba de rodillas mirando al suelo y murmurando cosas, llorando de emoción. Nura estaba tumbado boca arriba contemplando las nubes.
- Hemos vuelto - dijo.
Miré al frente. Allí estaba el Templo del Dragón Rojo.
- Se os ha ido de las manos - dijo Dante.
Miré a Alejandra cuando el fuego de Fénix se apagó y volví a mi verdadera apariencia.
- Parece que tienes bastante experiencia con esto de matar youkais~ <.< - comenté.
- Pufff... - suspiró Ale, - toda mi vida en el internado luchando contra monstruos de todo tipo x_x De todas formas pensé que tendría que llamar a alguien a que viniese a ayudar pero por lo visto eres verdaderamente fuerte, ¡aunque parezcas una sacerdotisa normal!
- Jeje.. xDx
Pasamos al salón de Hiroito y Rei y Blue se fueron a convertir en polvo de hielo todos los cadáveres youkai por si a alguno se le ocurría volver al mundo de los mortales.
Dante ató a Sesshomaru.
- Si no fuera porque me lo pidió Rei-kun, le hubiera pegado un tiro en la frente a este inugami.
- ¿Lo llevarás al Purgatorio, verdad? - dije.
- Cuando la comunicación entre dimensiones vuelva a su estado normal~~
- ¿Comunicación entre dimensiones? - preguntó Alejandra.
- Verás...~ - traté de explicar - Llevamos un montón de tiempo fuera de nuestro mundo viajando entre dimensiones tratando de regresar... pero sieeempre pasa algo para que acabemos en una dimensión más extraña que la anterior~~
- Y este universo no lo conocíamos - dijo Rei detrás mío. Él y Blue habían vuelto de fuera. - Siempre pensamos que cuando se producía un error en el transporte entre dimensiones, iríamos a la Nada, que estaríamos perdidos para siempre.
- Supongo que Dante pretendía llevarme a la Nada~~ - murmuró Hiroito. Akane le miró tristemente.
- Y de repente nos encontramos con esto - añadió Dante. - Un mundo con la magia escondida y limitada a ciertas personas.
- Nunca pensé que existiría, nunca creí en esas cosas - comentó Vero. Alberto asintió.
- Yo reconozco que creía en lo aliens... pero resulta que la primera "alien" que veo es la Reina de la Luna. - dijo Criis.
- ¡ARW! *D*
Alejandra dirigió una mirada un tanto preocupada a Lulila y a Nina.
- Vosotras parecéis ser las viajeras que os quedasteis a vivir aquí en la Tierra con aquella niña...
- ¡Sí! ¡Y esa niña está muy bien! ¡La hemos dejado contenta! Tiene un novio que la quiere mucho -D-)/
- ARW ARW ♥D♥
- A Nina le cae bien x3x ¡EL CASO! ¡Estamos listas para volver con Su Majestad!
- Respecto a eso... - Alejandra hizo una pausa pensando en cómo decir las cosas. - Sabéis que yo crecí en
la Tierra, y no en la Luna, con una vieja amiga de mi madre ¿no? Pues... hubo una serie de problemas aquí en la Tierra y en la Luna... Acabadas todas las guerras, nos enteramos todos de que había otro heredero al trono, mi hermano mellizo...
- ¿UN MELLIZO? ODO
- RAAAAAAAAAAAWR? ODO
- Alejandro, sí x_x
- Se curraron los nombres - comentó Nura. Le di un codazo.
- ¿Entonces él es el Rey? - dedujo Lulila.
- No~ Él no sabía nada. Ni sobre la Luna ni sobre mí... más de lo mismo que yo... Asique decidimos instaurar una República~.
- ¡QUEEEEEEEEEÉ! XDX
- Sí, bueno~ no es una República como las terrestres. Nos basamos en el antiguo modelo de Roma. Alejandro y yo somos los cónsules.
- Por las alas del Hada Blanca x_x ...
- Ahora que la mencionas, el Hada Blanca está en nuestro Senado x_x también el heredero de Hades.
- ¡¿QUEEEÉ?! X_X ¿DIOSES DEL OLIMPO?
- Mi padre es Poseidón x_x el antiguo rey...
- ¡VALE VALE! X_X Me va a explotar la cabeza... hablaremos más adelante cuando estemos allí.
Alejandra asintió comprendiéndolo.
- Pero...
Nos miró.
- ... c-creo que puedo ayudaros.
- ¿Túu? - dijo Rei - ¿Y cómo pretendes hacerlo? Ni siquiera yo puedo abrir un portal a la Tierra (la de Akame-chan y Nura-kun, claro)
- Antes no especifiqué que mi hermano Alejandro estuvo atrapado en una dimensión clásica llamada Romtenas. Y que en el Internado Samaría había otros portales a otras dimensiones...
- ¿Y entre ellos estaba nuestro mundo? - preguntó Nura.
- El más parecido era uno llamado Tokin pero supongo que no es ese... De todas formas, desde que acabó la guerra, he estado investigando sobre los portales y creo que al final encontré uno. Era la Tierra, un par de siglos más atrás, pero con magia totalmente libre.
- Tiene que ser ese - dije.
- Estoy segura de ello. Se decía que allí vivía una poderosa sacerdotisa que acabó con un monstruoso fénix.
Parpadeé.
- Sigo sin acostumbrarme a ser tan conocida...
Alejandra sonrió y apoyó su mano en mi hombro.
- Te entiendo. Yo pasé un poco por algo parecido.
- Entunces... ¿pudremos ir a la Tierra tudus juntus? - intervino Blue.
Alejandra se alejó un poco de nosotros.
- Desde que el colorio fue purificado por el Hada Blanca, mis poderes son bastante más fuertes, entre ellos.... está el de abrir portales... Se supone que sirve a modo de protección de la Tierra. La Luna es por así decirlo su protectora, al igual que los Anillos de Saturno a Saturno... Abriendo portales puedo mandar a los enemigos a dónde me dé la gana, a cualquiera de las dimensiones que conozco. Pero tengo que conocerlas bien y... el mundo del que provenís es el que menos me sé, hace muy poco que llegué hasta tan lejos...
- Tranquila - dijo Rei. - No eres la única capaz de hacer portales. Con el colorio ese y mis poderes podremos hacer algo.
- ¿A pesar de haber cubierto las plazas de transporte por hoy? - preguntó Kikyo.
- Soy una de las autoridades más importantes aquí. El campo dimensional lo entenderá.
- Espero que no resulte que solo seas extremadamente confiada~~ - comentó Hiroito.
Alejandra lanzó una mirada asesina a Hiroito. Tras achinar los ojos, los cerró y comenzó a elevar lentamente los manos mientras su colgante iluminaba todo el salón con luz púrpura. En la pared, al lado de una réplica
del Guernica de Picasso, se abrió un portal de colores morados.
- Tiene que funcionar... - dijo Kikyo.
- ... ¿Será verdad? - añadió Hiroito.
- Lo es - afirmó Akane.
- ¿Podremos... volver a casa?
Miré a Nura. Sus dorados ojos tenían reflejos morados debido a la magia de Alejandra.
- Vamos - dijo.
Criis cogió de nuestras manos.
- Al menos dejadme despediros de vosotros...
La abracé.
- Muchas gracias por todo....
- ¡N-No es nada, Akame! Os echaré de menos...
- No os olvidaremos, eso desde luego - dijo Vero.
- ¡Os enviaré cartas!
- Criis, no puedes...
- Yo creo que sí -U- - dijo Alejandra~ - pero corred, ¡que no podré mantener abierto el portal por mucho más tiempo!
Nos despedimos de Criis, Vero y Alberto. A pesar de todo, quisiera volver a verles una vez más. También nos despedimos de Lulila y Nina, que pronto volverían a la Luna junto a Alejandra.
Rei, Blue, Kikyo, Akane, Hiroito y Dante entraron al portal.
- ¡Vamos, Akame! - dijo Nura.
- ¡Sí!
- Buen viaje, tortolitos -U- - dijo Ale.
- ¿QUUUUUUUUUUÉ? X////X - chillé.
- ¡Vamos, imbécil! x/_/x
Nura tiró de mi mano y entramos juntos al portal. Tras volar en medio de un caos mágico, llegamos a una poderosa luz blanca que me dejó inconsciente.
Noté que estaba tumbada sobre hierba fresca, que respiraba aire limpio y que el sol me daba en la cara. Abrí los ojos y vi nubes en el cielo más azul que conocía. Me levanté y quedé sentada. Miré mi alrededor.
Rei, Blue, Kikyo y Akane se estaba despidiendo de Dante para que este llevase a Sesshomaru al Purgatorio. Hiroito estaba de rodillas mirando al suelo y murmurando cosas, llorando de emoción. Nura estaba tumbado boca arriba contemplando las nubes.
- Hemos vuelto - dijo.
Miré al frente. Allí estaba el Templo del Dragón Rojo.
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