domingo, 7 de febrero de 2016

Abbadon

- Necesitamos a alguien del Cielo.
- Mi Señora, esos son los más peligrosos.
- El arcángel de Caetoneko es el más interesante de ellos, tal vez el menos peligroso. Si cae él, caen los demás dioses.
- Es difícil que caiga...
- Haremos que esté en shock. Como invitado no se esperará lo que se le viene encima...

Nombre: Abbadon
Apellidos: Azrael
Raza: Arcángel
Dimensión: Cielo
Poderes/armas: Excalibur (Espada del Domador del Rey de Dragones o Dragón Amarillo de la Luz),  La fe de los nekos de Caetoneko, la fuerza de los dioses.
Crush: Ninguno

Se supone que la vida en el Cielo es la mejor que se pueda tener, aunque reconozco que a veces lo dudo ¡Con lo bien que me lo pasé de aventuras con Dante en Caetoneko! Aquellos tiempos deberían volver... pero con la guerra dudo mucho que vuelva a disfrutar de momentos de ese tipo.
Me estoy volviendo un arcángel mayor, de los antiguos, de los maduros, de esos que se sientan en un Consejo a hablar sobre asuntos de política, de derecho y, en algún casos, de sociedad y de guerra.
Después de lo que ocurrió en mi dimensión de origen el año pasado, se me han otorgado grandes privilegios por aquí. Han reconocido mi destreza y ahora tengo un alto puesto en el Consejo de los Dioses Mayores, el Consejo donde quedan representados los dioses más importantes de cada creencia existente. La Santísima Trinidad (Dios Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo), Alá, Yahvé, Ra, Odín, Zeus/Júpiter (al menos creo que no me tiene rencor por la batalla que tuvimos), Brahma, Shiva, Vishnu, Buda, el Karma...
Entonces ahora tengo una muy buena presencia en el Cielo de los Dioses. A veces mi alma llega a su estado de máximo esplendor. Suena raro pero, aunque los dioses tengamos una felicidad eterna y celestial (no es la misma que la de los demás seres), cuando creen en nosotros... estamos en una especie de éxtasis de nuestra existencia y nos acentuamos. Es difícil de entender para cualquier mortal o demonio.
¿He llegado al éxtasis? ¿A esa euforia celestial? Sí, pero soy un "dios" más menor que un dios menor de la Antigua Grecia, además de antropomórfico. Soy un arcángel y, las experiencias que he vivido con mis nakamas son algo que no me da la euforia celestial. Puede que sea una simple emoción humana pero... es lo que tenemos los antropomórficos, estar muy atraídos por los humanos... sobre todo si te llamas Zeus y has ligado con millones de mujeres de todas partes.
Hoy, o lo más parecido que se puede considerar como "hoy", ya que el tiempo en el Cielo es eterno, nos reunimos en un Consejo extraordinario para una cuestión urgente. Un extraño ha invitado a dos dioses a participar en unos juegos en la Tierra, el mundo de mis nakamas Nura, Akame, Kikyo, Akane y Tsubaki, además de mi amigo el Maestro Kuro. Nos ha preocupado bastante a varios, sobre todo en estos tiempos de crisis por la guerra en el Infierno y en el Purgatorio. Nadie sabe qué raza era la del mensajero, no había ni bien ni mal en él, no sabemos ni siquiera cómo pudo llegar al Cielo, de hecho desapareció en la nada en cuanto entregó las cartas a esos dioses.
Los dioses seleccionados para esos juegos también estaban invitados al Consejo. Ambos eran de la mitología grecorromana: Ares/Marte, dios de la guerra; y Niké/Victoria, diosa de la victoria. Para unos juegos con mortales me pareció bastante apropiado mandar a ellos dos, teniendo en cuenta que nos quitaron a dos participantes mientras otros mundos iban con cuatro. Somos muy conocidos por nuestro poder, al fin y al cabo somos dioses; pero el misterio nos estaba incomodando... En aquella reunión habían invitado a un Oráculo para ayudarnos a destapar lo que nunca debió ser perturbado.
Así pues nos sentamos en nuestros asientos formando un círculo.
- Señores de los Cielos - comenzó a hablar Dios, - nos hemos reunido para iluminarnos con el misterio del Samurái Negro que vino a entregarles un mensaje a nuestros hermanos de Grecia y Roma.
- Gran Oráculo, muéstranos luz - dijo Ra.
El Oráculo hizo unos movimientos, como un baile, y le rodeó humo y luz.
...
...
...
...
...
Nuestras mentes de dioses vieron algo... Oscuridad.
- ¿Qué es esto? - preguntó Odín.
- Pinta mal - dijo el Karma - ¡Se la tenemos que devolver a quien sea que...!
- Es alguien que viene de muy abajo...  - comentó Buda, - muy muy abajo... Tiene sed de venganza.
- ¡No podemos mandar a Ares y a Niké a esos juegos! - exclamó Brahma - ¡Esta nueva amenaza los destruirá!
- ¡DESTRUIR AMENAZAS! ¡ACABAR CON TODOS! - gritó Shiva.
- ¡Necesitamos liberar a nuestros pueblos! - dijo Yahvé.
- ¿Y si acabamos con todos por infieles? - sugirió Alá.
- Chicos, chicos, chicos... creo que tenemos que calmarnos - dijo Vishnu.
- Vishnú tiene razón - intervine. - No podemos crear otra guerra. Bastante tenemos con los del Infierno. Tenemos que actuar con cautela.
- Para nosotros es fácil decirlo, somos dioses - dio Ra. - Pero los mortales son mucho más débiles que nosotros. Puede que a ellos se les complique esa "calma".
- Pero Abbadon tiene razón - añadió Zeus. - Llevo milenios en el Olimpo y si algo he aprendido es que sin cautela no llegamos a ningún lado. El nerviosismo acabó con Alejandro Magno y con el Imperio Romano...
- ¿Algún plan, entonces? - preguntó Odín.
- ¿Plan? - intervino Ares/Martes - ¡No hay más plan que el que está ya puesto sobre la mesa! ¡Ganar los juegos!
- Marte... ¿aún no te enteraste de que esos juegos son una trampa? - recordó el Karma.
- ¡GANAR LOS JUEGOS! - repitió Niké/Victoria.
- No tienen remedio...
- En realidad no es tan mala idea... - dijo Jesucristo. - Nos sacrificaremos por nuestros hermanos y salvaremos a todas las dimensiones.
Se hizo un silencio incómodo en la sala.
- Definitivamente no creo que eso funcione... - dijo Alá.
- Lo que mi Hijo quiere decir... - Dios Padre se levantó de su sitio, - es que tenemos que ir a los juegos y hacer como si nada, estar alertas hasta que llegue el momento oportuno. La Justicia dictaminará lo que deba ocurrir. Nosotros no podemos hacer nada... cualquier movimiento que hagamos se volverá en nuestra contra.
- Te recuerdo que participa el Purgatorio - intervino el Espíritu Santo.
- Lo sé... Con un único miembro además. Pero todos pueden llegar al perdón de los pecados.
- ¿Entonces el plan es ese? - dije un tanto disgustado - ¿Esperar sentados a que maten a unos de nosotros y a nuestros fieles?
- Como siempre, Azrael... - dijo Ra.
- Es deprimente. - Me puse en pie. - Yo luché junto con mi pueblo para cambiar su destino y ahora viven felices, no quedándome quieto sin hacer nada.
- Tu ímpetu es especial, joven arcángel... y me gusta - dijo Yahvé. - Me recuerdas a mi viejo amigo Moisés~
- Pero es lo que siempre hemos hecho - dijo Zeus/Júpiter. - Excepto en los mitos que se cuentan de nosotros, hemos permanecido al margen para que los mortales resuelvan por sí mismos sus problemas.
- ¡El problema es que la amenaza no viene de los mortales! ¡Viene de lo más profundo de...!
- ...
- Tal vez tengas razón, Abbadon - dijo Buda. - Yo no quiero que mi gente en la Tierra lo pase peor de lo que está...
- Hagamos una cosa - dijo Dios. - Iremos a los juegos, pero dado que Abbadon está interesado en un rescate celestial... le mandaremos como invitado.
- ¿Invitado? - pregunté.
- La carta pone que debemos mandar a un invitado, y el perfecto eres tú.
- ¿Pero yo qué haré como invitado...?
- Salvarles - respondió Jesús.
- ... ... ... De acuerdo. Iré.
Terminamos la reunión y nos dispersamos. Después, Jesús y Buda me ofrecieron irme de copas con ellos y acepté. No hizo falta ni que fuésemos a casa de Dioniso/Baco, nos juntamos en la plaza principal y Jesús llenó tres vasos de agua, entonces transformó el agua en vino.
- Deberías hacer cosas nuevas, Jesús~ - sugirió Buda - ¡como el sake! -D-
- Nada como la tradición - dijo Jesucristo.
Bebí de mi vaso en silencio pensando en los juegos. Iba a ver pronto a mis nakamas, tal vez a Dante... le echaba de menos.
- ¿En qué piensas, Abbadon? - preguntó Jesús.
- Oh, nada... ... ... ¡Pero por qué preguntas si ya lo debes de saber!
- Yo no puedo decirlo por ti. Son las reglas.
- A veces no te entiendo... Ajj... Pensaba en los juegos y en mis nakamas del exterior.
- ¿En el mestizo? ¿Quieres estar con él?
- Dante es muy buen amigo mío, pase lo que pase.
- Lo entiendo...
Jesús y Buda me entendían bastante bien, casi mejor que ningún otro dios. Hace mucho tiempo que fueron humanos, que vivieron en carne y hueso lo que es ser un mortal... Las emociones humanas, por tanto, las entendían mejor que nadie, aparte de los grecorromanos.
- Gracias - agradecí.
- Pero recuerda que lo mejor para ser feliz es olvidarte de tus deseos - dijo Buda.
- Eso lo dirás tú y tu religión X___X ¡Ya que somos inmortales tenemos que hacer grandes cosas, sobre todo con la gente que apreciamos!
- Amarse los unos a los otros, sí... - dijo Jesucristo, - pero espero que tengas cuidado, arcángel... tanto con los juegos como contra ti mismo. Habrá un momento en que tendrás que elegir entre el Cielo y algunos de tus amigos que están metidos en la guerra.
- A veces presiento eso... Ojalá no ocurra algo así.
- Eres valiente - dijo Buda. - Harás las cosas bien ahí fuera y nos salvarás a todos.
Me limité a sonreír. Me daba la sensación de que estaba recayendo un gran peso sobre mis hombros: la existencia de las dimensiones tal cuales las conocemos.
Entonces me fui a mi casa a recoger mis cosas, y a echarle un último vistazo. Tal vez ese fuese la última vez que vaya a verla... quién sabe. Cogí la espada Excalibur. Aquella espada en realidad le pertenecía a Akame Scarlet, pero decidió dármela a mí... Ay, Akamecita... pobrecita~  Lo peor de todo es que no podía contarle nada a nadie de lo que vimos a través del Oráculo... si lo hacía, acabaría en el Infierno como Lucifer...
Solo espero estar preparado.







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