- Aquí está nuestra querida princesa gatita~
- Será divertido ver cómo sufre, Conde; además no es nada más ni nada menos que el punto débil del Shadow Of Silver.
Nombre: Blue
Apellidos: Light
Raza: Nekogirl
Dimensión: Caetoneko
Poderes/armas: Aisu (poderes de hielo) y Korimizu (Puñal o cuchillo del Dragón Azul del Hielo)
Crush: Rei
Me tuve que volver a vestir rápidamente. Salí de la habitación y fui al salón, donde estaban ya mis padres y el general William. Aún no me había acostumbrado a verle con esa armadura después de verle con ropas rotas cuando la revolución contra los Dioses del Olimpo.
- ¡Aquí está! Princesa - William se arrodilló.
- ¡Will-kun, n-nu! Llámame Blue, como siempre.
- Hija, hay que atender a ciertas formalidades - dijo mi madre.
- ... Shí...
Nos sentamos en la mesa y Will habló.
- El samurái negro que vino a palacio la semana pasada vino a casa hace dos días y nos dio otras dos cartas a Esmeralda y a mí...
- ¿También iréis a los Juegus? - pregunté.
- Parece que sí.
- Este tema de los Juegos me tiene preocupado, sobre todo por la Princesa - dijo mi padre, el Rey, - pero ahora que sé que tanto usted como Esmeralda Grace van a ir también, estoy más relajado.
- Me honra saber eso - dijo Will. - La protegeremos con nuestras vidas.
- Rei-kun también va a ir - dije.
- ¿Ese demonio sombra? ¿Cómo lo sabes? - preguntó mi madre.
- Mmmm vino y me lo diju.
- ¿Entró en tu habitación sin permiso? Vaya descarado... - comentó mi padre.
- ¡No es descaradu!
- .... Ya.
- <_< '' Bueno... - dijo mi madre, - partirán el día señalado entonces.
- No están obligados a ir, mi Reina - dijo mi padre.
- Será divertiiiidooo ¬¬ ¡Viajar entre dimensiones es divertido! ¡Le vendrá bien a nuestra hija para que se despeje!
- ¡Eshu! *^*
- Eso lo dices porque hace tiempo experimentó tales hazañas, mi Reina.
- ¡De las cuales añoro, mi Rey!
- Un... breve inciso en su conversación, Majestades - intervino William. - Hay algo en la carta que me llamó la atención cuando la leí. Ponía explícitamente que se me atribuía el título de "Participante masculino número 2 de Caetoneko". Entendí que el participante número 1 debía ser alguien al que ya se le mandó carta.
- A nosotros no nos han informado nada sobre otro participante - dijo el Rey.
- Este mundo es muy grande y fragmentado... puede pertenecer a cualquier pueblo lejano a aquí - añadió la Reina.
- ¡Deberíamus ir a buscarlu! - exclamé - Debe sentirse solu y asustadu sin saber que hay más en su situación ¡Y seguramente nu sepa sobre los viajes dimensionales!
- Tienes razón, Princesa - dijo Will, - sin embargo, sería muy difícil encontrarle.
- Se supone que es alguien fuerte, que sabe luchar, un buen representante para Caetoneku.
-.... Vaya, Princesa. Sí que sabes de encontrar gente - dijo mi madre.
"Nus estamus tudu el ratu buscandu entre lus nakamas y... y Rei-kun". Sonreí.
- Emprenderé una búsqueda. Pero no garantizo nada... - se comprometió William.
- ¡Yu vuy cuntigu!
- Hija... Tienes que quedarte aquí y cumplir con tus deberes de princesa.
- ¡Mamá, quieru salir! ¡Llevu mucho tiempo aquí encerrada! 3:
- Con la gente, debes llamarme Reina, no Mamá.
- ¡Además, sí que hemos salido! - intervino papá - ¡Cuando dimos el discurso del final de las Grandes Nevadas!
- Esu sulu fue al centru de la ciudad. Rudeada de gente, saludándules todu el ratu... ¡esu nu me relaja!
- Ay... - suspiró mi madre. - Cuando era más joven era igual que tú...
- Mi Reina... no...
- Puedes ir con el general a buscar a ese valiente participante ^^
- Lo volvió a hacer... - murmuró mi padre.
- WIIIIIIIIIIIII
Pegué un brinco y corrí a mi habitación a quitarme el traje de princesa y los adornos para vestirme con mi vestido favorito con el que solía viajar. Cogí a Korimizu, mi daga, y salí de la habitación.
- ¡Estuy preparada! ^3^
- Qué rapida - comentó papá.
- Vuelve pronto, Princesa - dijo mamá.
- Lu haré n3n
Will y yo salimos del castillo y montamos en su caballo mientras la gente que me reconocía gritaba:
- ¡Princesa Blue! ¡Princesa Blueeeee! ¡Que los dioses la bendigan!
Tras un rato salimos de la ciudad.
- ¿Segura que no puede estar en la ciudad? - preguntó Will.
- Estuy segura. Si lo estuviera, habría venido a avisarnos.
- ¿Debemos ir muy lejos entonces, Princesa?
- Shí... ¡Pero deja de llamarme Princeshaaaa! >O<
- Jejeje - rió Will - De acuerdo, Blue.
Entonces acabamos en unas montañas para pasar a la zona que peor estaba comunicada con la ciudad. Supusimos que allí podría estar el primer candidato masculino, no solo porque estuviese lejos, sino porque se decía que de allí provenían los luchadores más fuertes del mundo.
- ¿Sabías que mi familia provenía de esas tierras?
- ¿De las tierras lejanas? Wuw! Nu o3o
- Son pueblos bastante violentos... Mis padres decidieron mudarse a Abbadia, un pueblo mucho más tranquilo para cuidarnos a Esme, a Jade y a mí. Aunque fuésemos una familia humilde, fuimos felices.
- Nu cunuzcu a vuetrus padres...
- Mi madre murió de una epidemia y mi padre murió protegiendo a Jade antes de que los Dioses la capturaran.
- !! L-Lu sientu... Nu sabía nada...
- No tienes que sentir nada. No te contamos nada porque no es nuestro estilo... Nuestros padres siempre decían que nuestras lloros y lamentos debemos guardarlos para no parecer débiles ante los demás. Al parecer así es como piensan lo de las tierras a las que nos dirigimos.
- Menuda churrada... u3u Los amigus estamus para ayudarnus.
Will sonrió.
- Lo sé. Aunque seas una princesa, para mí siempre serás una amiga.
- >//U//< Y tú para mí un amigu.
- Además, estoy feliz. Jade es tu costurera y Esme y yo somos generales en el Ejército. Y con los privilegios que tus padres y tú nos habéis dado, somos de todo menos humildes. Siempre os estaremos muy agradecidos.
- Nu tienes que agradecer nada ¡Sumus amigus!
- Jeje sí ^^
- !!! CUIDADU!
- RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAWR
Mientras oíamos aquel rugido, los árboles se movían. De entre ellos salió un monstruo gigante con forma humana y pelo blanco por todas partes. Tenía los ojos de un frío color azul, la cara arrugada y unos largos dientes con forma afilada. Me recordaba al monstruo al que nos enfrentamos Rei, Sesshomaru, Akame, Nura y yo en Siberia.
- ¡¿Q-Qué matryoskas es eso?! - preguntó Will.
Me concentré y mis ojos morados cambiaron a un tono azul claro.
- La leyenda sobre él es cierta... Es el Hombre de las Nieves. Habita desde hace milenios en estas montañas. Tiene una fuerza descomunal... y tiene poderes de la nieve y el hielo.
- ¿En serio?! ¿Es como tú?
- E-Esu creu.
- ¡¡Ksó!! - Will sacó su espada - ¡Esto no me lo esperaba!
- ¡Nu, Will-kun!
Me bajé del caballo y eché a correr hacia el Hombre de las Nieves.
- BLUE ¿QUÉ HACES? ¡TE VA A HACER DAÑO! ¡VUELVE AQUÍ!
- RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGHHHHHH
Me quedé mirándolo.
- Estás solitu ¿ciertu? Es muy dolorosu para ti, lu sé...
- Grrr...
- No me digas que... - comentó William.
- Tranquilu, yu también...
- Grr... grrr.... RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAWRRRRRRRRRRRRRR!!!!
- KYAAAH
- ¡BLUEEE!
William se bajó del caballo en cuanto vio que el Hombre de las Nieves echaba un montón de nieve encima mí. Yo extendí los brazos y lo frené. El Hombre de las Nieves y yo nos quedamos entonces haciendo fuerza para tirar la nieve sobre el otro. Mientras, Will corrió hacia los pies del monstruo y le clavó su espada en el pie.
- RAWWWWWWWWRR!!!
- ¡NU, WILL-KUN, NU LE HAGAS DAÑU!
- ¡¡¡Te está haciendo daño a ti!!!
- ¡SOLU ESTÁ ASUSTADU!
El Hombre de las Nieves pegó un manotazo y tiró a William hacia atrás. Este cayó al suelo.
- Arrgh... Maldito.
- ¡Myu!
Entonces vi lo que llevaba aquel monstruo. Llevaba un especie de portaherramientas alrededor de él. Ignoraba si se lo había hecho él o eran varios cinturones de distinta gente que había ido matando, pero eso era lo de menos. Lo importante es que vi un papel arrugado justo al lado de su cadera, muy parecida a la carta del samurái negro.
- Será verdad... - murmuré. Me dirigí a William, - ¡WILL-KUN! ¿Tienes la carta que te dio el samurái?
- ¡¿Por qué lo preguntas ahora?!
- ¡Es impurtante!
- Agghh... La tengo aquí.
- ¡Sácala!
- Pero...
- ¡VAMUS!
Will ordenó confuso. El Hombre de las Nieves estaba arrancando un abeto para tirárnoslo cuando de pronto se quedó paralizado viendo a Will sosteniendo la carta.
- Amigo... baja ese árbol - dijo Will.
- Sumus tus amigus... Tenemu tantu miedu como tú a esos Juegus.
- Rawr.... argh...
El Hombre de las Nieves tiró el árbol por los aires y se agachó. Me acerqué y cuidadosamente le acaricié la cara.
- Ya nu estarás solu, amigu n.n
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