martes, 23 de diciembre de 2014

Los gatomates facilitan el equilibrio

Tenía los ojos cerrados mientras caía como un meteorito. Cuando por fin me atreví a abrirlos miré hacia arriba... en realidad hacia abajo pues en cuanto levanté la cabeza me di de morros contra un suelo cubierto de nieve. Solté una maldición. Segundos después escuché otros tres gritos de queja a mi alrededor.
Logré levantarme y vi que mi aspecto había cambiado otra vez. Llevaba el pelo recogido por una coleta baja como las que solíamos llevar en el Templo del Gato Negro pero la vestimenta no se parecía en nada a la de mi mundo. Llevaba una camiseta blanca de tirantes con un dragón negro dibujado, unos pantalones rojos decorados con... unas cosas raras amarillentas como las que llevaba en mis muñecas y en el extremo de cada uno de mis calcetines blancos y largos que llegaban hasta varios centímetros por debajo de la rodilla. Miré que en mis pies había unos zapatos rojos muy parecidos a unos que vi en el Purgatorio llamados "converses". Agradecí que, quien sea que me vistiese, no me quitase el Yin Yang.
Miré a mi alrededor y observé que mis compañeras iban vestidas de forma similar. La misma camiseta blanca: Kikyo llevaba un hipogrifo negro en vez de un dragón, Akane un pájaro negro y Tsubaki una serpiente también negra. Los mismos pantalones y converses pero en el caso de Kikyo eran morados, Akane los llevaba de color rosa pastel y Tsubaki azules marinos. Aquellas decoraciones amarillas que llevaba simulando las plumas de un fénix eran diferentes en ellas: Kikyo llevaba piedras púrpuras incrustadas como si fuesen pedazos de la Shikon No Tama (que por cierto, la llevaba colgando de su cuello), Akane llevaba flores de cerezo que alternaban el blanco y el rosa pastel mientras que Tsubaki tenía unos tentáculos verdes simulando colas de serpiente.
- ¡¿Pero qué es esto?! - preguntó Kikyo.
- Hemos cambiado de aspecto. Nos lo advirtió Abbadon-san - recordé.
- A mí no me parece nada mal mi aspecto -D- - comentó Tsubaki apartada de nosotras mientras miraba su reflejo en un lago.
Nos quedamos mirándola y Akane nos susurró a Kikyo y a mí:
- Está algo obsesionada con la belleza desde hace tiempo...
Kikyo asintió.
- Bien. Pues tendremos que conformarnos con lo que tenemos. Aunque no me parece correcto que tengamos que vestir así en mitad de un mundo invernal.
- De todas formas no hace frío... - dijo Akane levantando los brazos comprobándolo.
- Es cierto... qué extraño - comenté.
Algo pequeño y ligero cayó sobre mi cabeza y pegué un pequeño salto.
Kikyo cogió aquella cosa de mi cabeza y vi que era una pluma blanca con una nota colgada.
- "Dante y yo os esperamos en la posada de El Pez que está en el pueblo del Valle del Rhin, a pocos kilómetros de vuestra posición. Abbadon Azrael" - leyó.
- ¿Y el este está...? - preguntó Akane.
Kikyo se quedó un rato mirando en el horizonte concentrada. Pasó un minuto, tal vez dos, y señaló la zona que quedaba el lago hacia la derecha.
- Ahí.
Cogió su mochila púrpura y comenzó a caminar. Hicimos lo mismo mientras yo me maravillaba por aquel sentido de la orientación que tenía Kikyo gracias al nivel que había adquirido en el Templo.
El paisaje era algo monótono. Todo estaba cubierto de polvorienta nieve más
blanca que la leche. Había montones de montañas y pequeños bosques formados por abetos y pinos de colores oscuros. De vez en cuando había un pequeño lago, no tan grande como el que vimos nada más llegar a aquel mundo, pero sí alguno estaba cubierto por una gruesa capa de hielo.
Las cuatro caminamos como un cuarto de hora y me alarmé al sentir una presencia demoníaca, concretamente dos auras del estilo. Venían muy rápido, pero Kikyo ya estaba preparada para usar sus poderes de sacerdotisa. Fue entonces cuando reaccioné y grité:
- ¡ESPERA!
Tarde. Kikyo ya había usado sus rayos contra Nura.
- ¡AHHHHH! - gritó este.
- ¡PARA! ¡LE VAS A HACER DAÑO!
Conseguí hacer frenar a Kikyo y esta dejó de echar rayos. Nura cayó al suelo y corrí hacia él. Vi que, como a todos, su ropa había cambiado y ahora iba vestido con un forro polar rojo, pantalones negros y zapatillas de deporte de los mismos colores. Tenía el presentimiento de que la largura de su cabeza había disminuido, pero seguía teniendo el pelo algo levantado como de costumbre.
- ¿Estás bien? ¿Qué haces aquí? - le pregunté.
Se puso de pie rápidamente y con cara de furia espetó a Kikyo:
- ¡MALDITA BRUJA! Te las verás conmi...
- ATRÁS, DEMONIO - respondió esta invocando aura espiritual de color morado al rededor de ella.
- ¡PARAD LOS DOS!
Vino la segunda presencia demoníaca y se paró al lado de Nura. Era Rei con una cazadora negra con pelos blancos en la capucha, vaqueros negros y deportivas rojas y negras.
- ¿Qué me he perdido por aquí? ¡Pero si son nuestras amigas favoritas!
- P-Pero ... - miré hacia mis amigas asegurándome de que ninguna les atacaba. No parecían tener la intención pero estaban en guardia - ¡¿Qué hacéis aquí, chicos?!
- ¡Yo ya te dije que iba a ver a Blue-chan! - respondió Rei.
- ¿Y túú? @_@
- Yo vengo a acompañar a Rei-kun -3- Es aburrido estar todo el día con el Clan.
Me llevé la mano a la cabeza y Tsubaki se adelantó y gritó:
- ¡SON YOUKAIS MUY PELIGROSOS! ¡DEBEMOS DESHACERNOS DE ELLOS CUANTO ANTES!
Akane la interrumpió el paso con el brazo e informó:
- Son amigos de Akame-chan. No creo que sean nuestros enemigos...
- ¡PERO SON DEMONIOS! ¡MIRA A ESE DE MECHAS ROJAS! - dijo señalando a Rei.
- ¡Oh! ¡Tú debes de ser Tsubaki, la pendeja definitiva!
- NANIIII???!?!
Me empecé a reír silenciosamente. Rei la conocía. Debió haberme visto con ella en algún punto del planeta y sabría lo poco agradable que era.
Oímos que Kikyo se aclaró la garganta y todas la miramos. Tenía un arco de sacerdotisa en ristre con una flecha colocada, lo que significaba que estaba preparada para disparar.
- Qué hacéis aquí. Qué queréis de nosotras. No penséis que podréis escapar de mi flecha porque, al mínimo movimiento brusco, uno de vosotros acabará muerto. Me da igual de quién seáis amigo.
- Jajajaajajajaja No me das miedo, sacerdotisa Kikyo-sama - dijo entre risas malvadas Rei - Esas cosas no tienen ningún efecto sobre mí.
- No me provoques, sucio demonio del Tártaro.
- BASTA YA.
Paré a Kikyo y Nura le dirigió una mirada a Rei para que parase hasta que comentó:
- Esa de morado no es muy maja.
- ¿Cómo te atreves, Nurarihyon? Eres el Señor del Pandemonio... Te reconocería hasta en 938403 kilómetros lejos de ti.
- Sí, lo soy. Y no quieras que acabe contigo para conseguir tu preciada Esfera.
- NO SI YO PUEDO EVITARL...
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! - gritó Akane, y una ventisca envolvió el ambiente. Cerré los ojos por si el molesto viento arrastraba algo que pudiese darme en la cara pero cesó en cuanto Akane dejó de gritar. La miré. No sabía que ella pudiera hacer eso.
- Si esos dos nos quisieran matarnos ya lo habrían hecho. Además yo les conozco, estuvieron tomando té verde con Akame-chan, conmigo, otro demonio y una chica medio gato ¡ASIQUE YA VALE! ¡IREMOS LOS SEIS AL VALLE DEL RHIN! ¿DE ACUERDO?
Pasó un minuto de silencio y Kikyo guardó el arco y la flecha en su mochila púrpura. Deduje que de ahí es donde los había sacado, y seguramente todas nosotras tuviéramos lo mismo en nuestras mochilas. Comenzamos a caminar. Se notaba que el ambiente estaba bien cargado no solo de magia tanto celestial como demoníaca sino... bueno, entre ellos no se dirigían miradas de amor. Se arrugaban la frente entre ellos y algunos como Tsubaki y Nura estaban en guardia por si el otro bando atacaba, además, Kikyo decidió tener el arco a mano y la mochila abierta para sacar flechas. Como portadora del Yin Yang, era capaz de entender que aquel equilibrio era muy peligroso y en cualquier momento podía estallar en una batalla pero minutos más tarde vimos como unas criaturas de color rojo a unos metros lejos de nuestra posición. Kikyo sacó flecha de la mochila y apuntó a uno de esos seres.
- Cuidado - alertó. - Pueden ser ofensivos.
Nura se acercó a ellos, los miró y la espetó:
- ¡Deja ese arco! ¡No nos van a hacer daño!
Corrí hacia él. Rei y Akane me acompañaron. Observamos que aquellas criaturas rojas eran como gatos regordetes con una hierba en la cabeza.
- Parecen tomates - comenté.
- Son gatomates. - dijo Rei - Hay un montón en estas tierras. Definitivamente son inofensivos.
- ¡Pero qué monoooos! - dijo Akane acercándose a uno para abrazarlo. Este la rechazó y saltó encima de la cabeza de Nura. El gatomate se hizo una bola y dijo: "Myaa~"
- Creo que le has caído bien, Nura-kun a_a - dije.
- Yo... eeee... ¡AHH! ¡Quita, bicho!
El gatomate maulló y se lanzó hacia mí cayendo a mis brazos. Ronroneó y me acarició el pecho con sus hojas. Sonreí.
- Kawaii desu~ ¿cómo lo llamamos?
- ¿Piensas quedártelo? - preguntó Nura frunciendo el ceño.
- Pues siiií~ a_a
- e_ê ... Llámalo Cebolla.
- ¡BAKA! E_E
Cebolla dijo otro "mya~" y se quedó dormido.
Nos fuimos alejando de la manada de gatomates, el cual por algún extraño motivo no echaron de menos al nuestro. Desde que aquel gatomate se quedó en mis brazos durmiendo y reanudamos el viaje, la tensión se disipó. Tsubaki dejó de estar dispuesta a cortarnos la cabeza a todos y Nura se acercó a mí para ver a la criatura. Estuvimos todo el resto del viaje debatiendo sobre lo que podría comer Cebolla. La única conclusión a la que llegamos fue que los gatomates facilitan el equilibrio.


martes, 9 de diciembre de 2014

La reunión

La noche anterior a la reunión había sido horrible. Soñé que me volvía a transformar en mi lado Fénix y mataba a todos mis seres queridos. Preferiría ahorrarme los detalles.
Estaba ya llegando a mi antiguo Templo cuando no hacía más que pensar en lo terrible que me había vuelto tras irme de aquel lugar. Tal vez la semielfa Akame Scarlet Targaryen no debió nunca haber salido del Templo. O tal vez debieron matarla en China cuando tuvieron la oportunidad. Daba igual, el caso es que mi corazón tenía una mancha oscura e imborrable que nadie iba a poder quitarme...
Ya veía relativamente cerca el Templo del Gato Negro y me lleve mi dedo índice a la boca por los nervios. Tal vez el Maestro notase mi nueva condición y quiera lanzarme un exorcismo que posiblemente acabase con mi vida. Me miré a la mano. No, no había sangre. Lancé un suspiro. Al menos quería saber lo que quería de mí y de mis ex-compañeras. Al menos podría morir con una chihaya exactamente igual a la que se me rompió... Gracias al mercado de la capital pude conseguir uno nuevo.
Llegué y miré arriba. Justo encima de la puerta seguía el mismo emblema que vi cuando eres una niña pequeña: el gato negro. Subí las escaleras y vi a Akane barriendo.
- ¡Oh, Akame-chan! - dijo ella con un tono preocupado. Ella me había visto de aquella forma y fue quien pidió ayuda a Rei y a Tsubaki. Sabía de lo que era capaz.
- Konnichiwa, Akane-chan - respondí tranquilamente.
- Pasa - me ofreció ella señalando la entrada - Las demás ya están en el salón.
- Arigato...
Me adelanté un par de pasos y, cuando iba a cruzar la puerta, Akane añadió:
- ¿Te encuentras bien?
- No te preocupes por mí - respondí sin mirarla a la cara.
Pasamos al edificio y nos dirigimos al salón. Me fijé en que no había ninguna estudiante rondando por los pasillos. Entramos al lugar de la reunión y vimos al Maestro, a Kikyo y a Tsubaki. Maestro tenía la mirada clavada en el suelo pensativo mientras Kikyo y Tsubaki estaban tomando té. Justo cuando Tsubaki se iba a llevar la taza a la boca, los tres nos miraron alertados de nuestra presencia.
- ¡Oh! ¡Por fin estamos todos! - dijo el Maestro. Se levantó de su sitio y se lanzó a darme un abrazo. - ¡Cuánto tiempo, pequeña Akame-chan! ¡Hacía tiempo que no te veía!
No parecía darse cuenta de lo que había hecho... o tal vez no quería.
- ¡Sí! ¡Aquí estoy!
- ¡Sentaos, onegai! Definitivamente estoy orgulloso de vosotras cuatro... ¡habéis conseguido grandes logros este año! Sabía que seríais unas muy buenas sacerdotisas...
No era ninguna tontería lo que estaba diciendo el Maestro Kuro. Lo que más recuerdo de esa reunión fue el ambiente tan cargado de magia que tenía. Ya no era solo el Maestro y su gran fuente de poder... si no cada una de las auras que desprendíamos en aquella habitación que, para más inri, al sentarme al lado de Kikyo, vi un colgante con una joya de forma esférica de color púrpura que estaba brillando.
- ¡Usso...! eso es...
- La Perla Shikon No Tama, la joya que debo purificar... El Maestro Kuro me pidió que la trajese.
Fue la primera vez que posé mis ojos en aquel amuleto... Irradiaba un gran poder casi tanto como el del Gran Fénix Legendario. Estaba brillando orgullosa como diciendo "Tengo un gran poder y soy muy peligrosa. Puedes robarme de las manos de tu amiga e irte para siempre de este maldito lugar". Me contuve. Lo que leí en los pergaminos de la biblioteca del Templo sobre la Perla estaban en lo cierto: su gran poder de persuasión, su poder tan luminoso que no era ni bueno ni malo, su eterna lucha entre el bien y el mal dentro de ella ocultada por ese nubarrón de color púrpura... Era sorprendente. Supongo que para Kikyo era más bien terrible que sorprendente tras el gran esfuerzo que estaba poniendo para protegerla de los demonios y todos aquellos seres que querían la Perla para su propio bien... en la gran mayoría de los casos para deseos corruptos.
Tsubaki la estaba mirando embobada, lo cual me incomodó un poco. En cuanto reparó en mí me dirigió una mirada asesina como diciendo: "Cállate que aquí la primera asesina eres tú" Aparté la vista y miré al Maestro. Sus ojos estaban clavados en mí con una expresión amable que me reconfortó. Al parecer él iba a estar de mi parte...
- Bien, chicas, gracias por venir.
- ¿A qué se debe su llamada, Kuro-san?
Akane, Kikyo y yo miramos de reojo a Tsubaki ¿Qué era esa forma de llamar al Maestro "Kuro-san"? Cuando una miko tiene un maestro lo llama Maestro para siempre, no lo trata como un anciano más del distrito. El Maestro "Kuro-san" ignoró ese detalle completamente y habló:
- Tsubaki-chan, Kikyo-chan, Akame-chan y Akane-chan... vosotras sois las sacerdotisas más fuertes que ha habido en estas últimas generaciones. Una consiguió ampliar sus conocimientos en otros templos y se ha vuelto una fabulosa experta en shikigamis, otra se ha convertido en la protectora de la legendaria Shikon No Tama, la siguiente fue capaz de exterminar el Gran Fénix Legendario de Hokkaido y luego, mi pequeña Akane-chan que se quedó cuidando los templos de sus compañeras y ayudando a numerosos poblados de inocentes... así como mi propio Templo. Os puedo dar a las cuatro la enhorabuena por vuestros logros. Gracias a vosotras, el Templo del Gato Negro ha cobrado un gran prestigio y es uno de los templos élite de Japón y posiblemente de toda Asia - hizo una pausa, sonrió, nos miró a los ojos de cada una y su cara se ensombreció. - Ahora... debo pediros un favor.
Las cuatros nos alertamos. Llegué a la conclusión de que al menos iba a poder salir de allí con vida.
- ¿Y cuál es, Maestro? - preguntó Akane.
- Han venido unos chicos desde muy lejos para pediros un favor.
- ¿Chicos? - preguntó Kikyo frunciendo el entrecejo.
- Así es. Os piden que salvéis una dimensión paralela a la nuestra, en concreto el reino que gobierna todo ese mundo... Su nombre es... Caetoneko.
- ¡BLUE! - grité sin pensar.
Todos los allí presentes me miraron con caras de incomprensión excepto Akane que sabía exactamente lo que estaba pensando. Si el mundo de mi amiga nekogirl estaba en peligro... probablemente ella también.
- Perdón - dije llevándome el dedo índice a la boca. Lo aparté nerviosa e hice como si nada. - Continúe.
- Os dejo con ellos... Os explicarán las condiciones de vuestro viaje. Empezaréis ahora mismo con la marcha.
- ¿AHORA? - preguntó Tsubaki sorprendida.
- Maestro... la Esfera...
- ¡El Templo!
- Ya lo sé, niñas, ya lo sé... Pero fue lo que me pidieron estos chicos... ¡Pueden pasar!
La puerta de detrás del Maestro se abrió de par en par y un haz de luz blanca alumbró toda la habitación. De ahí entraron dos chicos aparentemente de nuestra edad.
El que iba adelantado llevaba una armadura dorada del antiguo Imperio Romano de Occidente así como mallas y paños de colores semejantes. Su cara era como la de un dios... perfecta pero inexpresiva con los ojos azul cielo y tenía el pelo rubio largo y ondulado que brillaba tanto que parecía más oro. De su espalda sobresalían unas grandes alas formadas por bellas plumas blancas como las nubes. No llevaba ningún arma, cosa que me extrañó.
El segundo chico que estaba detrás de aquel ser no era ni más ni menos que Dante Sparda con la misma condición de siempre con su abrigo carmesí, su pelo plateado, sus ojos grises serenos y la Rebellion a la espalda. Seguramente en alguno de los bolsillos internos del abrigo tendría sus más preciadas pistolas. No tenía el más mínimo signo de la locura que le poseyó en aquella noche de Luna Llena... sin alas, sin colmillos y sin ojos rojos.
El ángel de cabellos dorados abrió los brazos y habló con una voz que sonaba como una auténtica melodía celestial:
- Sacerdotisas de la dimensión terrícola, he venido a anunciaros sobre una misión muy importante que debéis realizar... - tosió un par de veces, algo que rompió por completo el ambiente serio del lugar. Se aclaró la garganta y continuó como si nada. - Mi nombre es Abbadon y soy un arcángel del Cielo. Como ya os habrá contado vuestro maestro, debéis venir con nosotros a una dimensión que tiene diversos problemas bastante graves... Este es mi compañero, Dante Sparda, el Cazademonios, y os guiaremos y os diremos qué tenéis que hacer exactamente. Con vuestras habilidades esperamos acabar con... la corrupción que asola Caetoneko, la dimensión de los gatos. No solemos pedir ayuda a otras dimensiones, y menos a la Tierra; pero sabemos de vuestras dotes son increíbles ¡El Señor está con vosotras!
Estábamos maravilladas por cómo hablaba aquel ser celestial. Sus ojos azules reflejaban su gozo y alegría... sí, viendo aquello estábamos dispuestas a lo que sea por ayudar al arcángel aunque ver a Dante me descolocaba de aquella sensación. Me sonreía pacientemente como siempre hizo, eso en cierto modo me tranquilizó... tal vez podría confiar en él y en que todo aquello no fuese una trampa.
Me levanté y mis compañeras hicieron lo mismo.
- ¿Por dónde empezamos? - pregunté con aire desafiante.
Abbadon sonrió y chascó los dedos. Delante de cada una de nosotras apareció un artefacto lo más parecido a un saco... juraría haberlos visto en el Purgatorio. Cada bolsa era de un color: la de Akane, de color rosa pastel como las flores de cerezo; la de Kikyo, de color púrpura como la Shikon No Tama; la de Tsubaki, azul marino como su kimono; y la mía de color rojo escarlata... como mi alma.
- En estas mochilas tenéis todo lo que necesitaréis para el viaje. Al pasar a otra dimensión vuestras ropas cambiarán automáticamente... en algunos casos hasta vuestra apariencia. Estaréis en medio de un paisaje completamente distinto...
- Nevado - comentó Dante - y lleno de gatos.
- Exacto - confirmó Abbadon sonrientemente - En él debéis derrotar a unos enemigos muy poderosos. La lucha será bastante dura... Pero espero que salga bien.
- Podéis contar con nosotras - respondí mientras nos echábamos las mochilas a la espalda.
- Bien... Dante, haz los honores.
- Hasta pronto, alumnas... espero que tengáis un buen viaje - intervino el Maestro Kuro.
- Arigató gozaimasu - agradeció Akane.
Dante alzó las manos y en medio del haz de luz aparecieron algo así como una docena de mariposas azules.
- Seguidnos. Debemos dejarnos guiar por esas mariposas.
A continuación, Abbadon, Dante Sparda, Tsubaki Hebi, Kikyo Higurashi, Akane Sakura y yo, Akame Scarlet, nos dispusimos a caminar en medio del espacio dimensional siguiendo el aleteo de las mariposas azules... hasta llegar al frío.


martes, 2 de diciembre de 2014

Kumquats a la orilla del río

Habían pasado varios días desde que Nura y Rei se fueron. Cuando me despedí de ellos en el puente que comunicaba la ciudad de Kyoto con la periferia, Nura dijo que volvería a Ukiyoe pero que pronto me visitaría. En cuanto lo dijo me puse a pensar en qué clase de talismanes podría invertir para proteger mi Templo del Señor del Pandemonio. Sin embargo, Rei no pretendía volver al Infierno.
- Necesito hacer una visita a Blue-chan en Caetoneko. Hay algo que no me convence - comentó.
- ¿Le pasa algo?
- Oh, no creo. Pero por si acaso...
En realidad su cara reflejaba lo contrario, pero decidí ser amable:
- Espero volver a veros pronto a ti y a Blue-chan n.n
Rei levantó la cabeza y esbozó una sonrisa. Al cabo de unos minutos les perdí en el horizonte.
Tampoco yo perdí el tiempo lejos de mi hogar. Días después de que mis nakamas se fueran visité a los cargos más altos del Clan Keikain, la familia de sacerdotes y sacerdotisas que me cuidó, para agradecerles por todo lo que hicieron por mí, pero ya era hora de que volviera a mi Templo. A los onmyojis no pareció gustarles la idea después de saber el porqué me trajeron allí, pero decidieron dejarme
ir regalándome talismanes muy poderosos que en mi vida había visto unos tan buenos "Ningún demonio podrá darme sustos ahora A_A" pensé.
Así pues, me embarqué en un largo viaje por el sur de la isla de Honshu. Al principio fue bastante tranquilo pero, conforme me iba acercando a Tokyo, aumentó el número de demonios con los que me topé. Si no me hubiesen dado un arco de sacerdotisa (de los buenos, por cierto... Kyoto tiene unas armas anti-youkais buenísimas) hubiera tenido serios problemas con más de un demonio.
Pasé cerca de Ukiyoe, la ciudad en la cual vivía Nura y su Desfile de los Cien Demonios, pero no me atreví a saludarle... Por alguna razón me llamé a mí misma "Cobarde" pero en bajito... por si acaso me oía desde algún cerezo de esos a los que le gusta subirse.
Después de una ardua dificultad en el último tramo de mi viaje (pues decidí no usar ningún poder especial que no sea el de una sacerdotisa normal y corriente, en otras palabras, evité usar el Yin Yang y el Fénix... por precaución) llegué al Templo del Dragón Rojo.
Contemplé que los cerezos estaban cubiertos de hojas de color escarlata y las flores se habían ido por completo... Definitivamente el otoño había llegado hacía más de un mes, pero nunca lo había vista de tal forma como aquella vez.
No me molesté en entrar al interior del edificio. Me acerqué a la orilla del río al frente de mi hogar, dejé a un lado el saco de cosas que me dieron los Keikain, me solté la coleta, y me agaché a tocar el agua. Como era obvio, estaba helada. Me senté contemplando el paisaje en medio de una creciente sensación de frío que recorría por todo mi cuerpo. Esta vez no era Blue, el invierno se estaba acercando.
Una hoja roja cayó al río y la corriente la fue arrastrando hasta que la perdí de vista. En ese momento recordé aquellas palabras que grabó mi mente una vez: "Scarlet, como el color de tu alma."
- ¡Hiroito! - dije en alto alarmada.
Logré recordar lo que pasó. Estaba en aquel bosque por el que pasaba el camino que comunicaba el norte con el sur de Honshu y me había encontrado con él. Me puse nerviosa y en ese momento... en ese momento todo ardió y no recordaba nada más... excepto el pequeño detalle de haber visto mis manos manchadas de sangre.
Me miré las manos y comencé a tiritar como si hubiese salido de aquel río de agua helada... Esa sangre no fue ninguna ilusión. Me percaté de lo sucedido... había matado a Hiroito.
Aquel demonio lobo... aquel con el que practiqué espada, me ayudó con el arco y pasamos fabulosas tardes, ya no estaba en este mundo. Yo... lo había matado con una de esas tácticas que una vez me enseñó para usar bien la katana que él mismo me recomendó... Gesshoku, el sable de la familia de mi padre.
Me sentí realmente culpable y me senté otra vez. Me tapé la cara y mis ojos comenzaron a derramar lágrimas que lentamente recorrían mis mejillas hasta caer al río... Al final yo era la sacerdotisa que caería en la oscuridad como bien dijo la Profecía de las Sacerdotisas. Como supuse... mi vida no iba a tener ningún sentido que no sea el del sufrimiento.
Así pasaron los segundos, los minutos... tal vez incluso llegué a la media hora; y fue en ese momento que una niña gritó.
- ¡Onee-sama! ¡Por aquí!
- Esa voz... - murmuré.
Enjugué mis lágrimas, me levanté y vi a una joven niña cuyo rostro me sonaba... Detrás de ella vi acercarse a mi vieja amiga... Kikyo.
- ¡Akame-chan! - dijo esta que bajó corriendo hacia mi posición.
- ¡Kikyo-ch...! ¡AH! - Fui interrumpida por un abrazo suyo.
No recordaba a Kikyo tan cálida como para darme un abrazo, pero sonreí contenta. En cuanto me soltó saludé a Kaede con un abrazo.
- ¡Apenas te reconocía, Kaede-chan! - comenté - ¡Has crecido muchísimo!
- jijijij n.n
- Hace mucho tiempo que no nos veíamos, vieja amiga - dijo Kikyo - Pensé que con ese viaje tuyo y lo del Fénix no te volvería a ver... ¡pero estás aquí y lo que has hecho ha sido legendario, desde luego!
- G-Gracias... - agradecí algo ruborizada. Viniendo de Kikyo me sentí muy alagada por esos comentarios - Siento estar de estas maneras... acabo de llegar hace un rato de viaje ¡qué coincidencia que vinierais!
- En realidad  venimos aquí de vez en cuando para ver si estabas... nos habían dicho que volviste de tu viaje y queríamos hacerte una visita.
- Estuve unos días en Kyoto... estuve algo indispuesta.
- ... Entiendo.
Kikyo hizo una larga pausa que me preocupó, juraría que estuvo apunto de lanzarme polvos anti-demonio. Agarró de su espalda una gran bolsa que estaba colgada a su carcaj.
- Ten. Te serán útiles. Son muy buenas para la salud y en la aldea donde vivo tienen muy buenas plantaciones.
Miré el interior de la bolsa y estaba repleta de kumquats grandes y de un color naranja intenso.
- ¡Domo arigato, Kikyo-chan, Kaede-chan! ¡Tienen muy buena pita! Por favor... ¡sentaos si queréis y hablemos!
Ellas se sentaron y las tres comimos varios de aquellos frutos. Mientras Kaede se entretenía observando los peces que nadaban por el río, Kikyo me estuvo hablando de los últimos acontecimientos en su aldea y lo que vio en las últimas visitas al Templo de Gato Negro. Al parecer todos estaban bien y la nueva generación de sacerdotisas prometía mucho pero, según dijo el Maestro, nada comparable con la nuestra. En cuanto a la salud del anciano, parecía estar todo en orden, pero mi amiga insistió en que hacía tiempo que no le visitaba al igual que no pudo cuidar de mi Templo todos los días pues estaba muy ocupada.
Cuando dijo aquello, su cara se ensombreció.
- La Shikon No Tama da muchos problemas ¿me equivoco? - dije.
- ... ¡¿Cómo lo sabes?!
Decidí no contarle el detalle de Tsubaki y mentí:
- Lo oí en una de las aldeas periféricas de Kyoto. No se habla de otra cosa.
- Es un tema complicado - habló Kikyo mientras Kaede estaba atenta a la conversación. - En verdad esa Esfera me está trayendo problemas.
- ¿...?
- Continuamente están viniendo demonios a intentar arrebatármela... pero soy difícil de matar ¡jaja!
Me dio algo de lástima, sobretodo con aquel tono sobrio, manchado por una falsa despreocupación, que había puesto.
- No te preocupes por mí. Es mi deber n_n
- Entiendo... Pero un día iré a ayudarte ¿nee?
- De acuerdo n_n
Ambas miramos el agua otra vez mientras yo comía un kumquat. Decidí preguntar:
- ¿Has visto a Tsubaki-chan?
- Hace tiempo que no la veo - respondió mientras jugueteaba con un pequeño fruto - Nunca la veo en el Templo del Gato Negro ¿Por qué? ¿Te ha dicho algo?
Ensombrecí mi rostro recordando lo último que había pasado.
- Está como muy... distante. No quiere que la trate de -chan...
Kikyo hizo una pequeña risita y comentó:
- A mí también me dijo lo mismo. Al parecer está bastante competitiva con eso...
- ¿Hablas de la Profecía?
- ¡Por supuesto! Si no, no estaría así... o sí, quién sabe. Ya de antes siempre tuvo una personalidad entrañable pero desde que la mayoría de edad... se ha vuelto una persona un tanto interesante.
- ...
- En cierto modo es lógico que se comporte así. Solo una de nosotras tres tendrá una vida de verdad.
- ¿Y tú no pretendes usar la misma estrategia?
- ¿Cuál? ¿La de echar maldiciones a mis antiguas compañeras de Templo? Yo paso... Ahora mi vida está ligada a la Esfera de los Cuatro Espíritus.
- ¿Maldiciones? ¿Te echó una maldición?
- Creo que sí. Dijo... - puso una voz grave intentando imitar a Tsubaki con burla - "¡No debes enamorarte, Kikyo-sama! ¡No permitas que un hombre te desee porque si no tendrás una muerte muy violenta!" Algo así...
- ¡Eso fue exactamente lo que me dijo a mí! - exclamé sorprendida.
- Jajajaja ¡Al parecer pretende quitarnos del medio por la fuerza con sus brujerías tontas!
- ...
- No debes preocuparte. Lo mismo está tan obsesionada con el amor que un hombre la está seduciendo... Y una menos, pues~ A parte de eso... es imposible que una mujer como yo se enamore.
Me sorprendió el buen razonamiento de mi amiga, por lo que... mis predicciones se habían cumplido incluso sin consultar a los astros... Kikyo era quien iba a tener la vida feliz mientras que Tsubaki y yo íbamos a morir corruptas... ella por amor y yo por oscuridad...
- A propósito, Akame-chan. El Maestro me ha pedido que te dé esto - me entregó una carta y la cogí - También me pidió darle otra igual a la susodicha Tsubaki... Creo que es sobre una reunión en el Templo ¡También estará Akane-chan!
- ¿Una reunión todas juntas? ¿Para qué?
- Creo que quiere proponernos algo... No me explicó el qué, pero será mejor que vayamos todas.
- Sí... estoy de acuerdo.
- ¿Te hablas con Akane-chan?
- ... Hace tiempo que no la veo.
- Qué raro... Antes eráis muy amigas y cada vez que la veo en el Templo  y la pregunto por ti pone caras raras.
- Entre tanto viaje no he podido visitarla como es debido...
- Bueno... ¡al menos la veremos en la reunión! Es este sábado 6 de diciembre... ¡que no se te olvide!
- No lo haré.
- Bueno... Akame-chan, ha sido un placer volverte a ver ¡Kaede-chan, nos vamos! ¡Nos vemos este sábado! ¿sí?
-Sí n_n gracias por la visita ¡y por los kumquats!
Las acompañé hasta el camino del sur y siguieron su viaje solas hasta su aldea.
- Una reunión... - me dije a mi misma - tendré que prepararme una chihaya nueva que no estalle en llamas.


jueves, 27 de noviembre de 2014

Anexo: Poderes y armas

A
  • Aisu アイス (Hielo) Técnica de hielo usada por Blue que le permite manipular todo objeto frío así como crear ventiscas frías o cosas hechas con hielo. 
    • Fuentes: Yuuki Onna (Nurarihyon no mago), Gray Fullbaster (Fairy Tail), Elsa (Frozen).
 

  • Amaterasu 天照 Ténica sombra usada por Rei Minamoto o Shadow of Silver que consiste en la manipulación de los cuatro elementos en su versión más oscura como puede ser el fuego negro, el hielo negro, el terremoto oscuro, etc. Estas fases oscuras proceden del Tártaro, la parte más profunda del Infierno del cual procede Rei.
También Zero Fujiwara o Shadow of Gold usa el Amateratsu pero con el éter, el elemento del mundo divino y eterno.
    • Fuentes: Sasuke Uchiha y Itachi Uchiha (Naruto)
 

  • Angel -インイエル (Ángel) Pistola usada por Dante Sparda que sella su sangre celestial, es decir, su parte de ángel.
    • Fuentes: Ivory de Dante Sparda (Devil May Cry), Bloody Rose de Zero Kiryuu (Vampire Knight)

 

  • Atila アッティラ (Padre) Espada demoníaca de Cerberus que libera su sangre de cerbero haciendo que este tome su verdadera apariencia lo más parecido a un hombre lobo del Infierno.
    • Fuentes: Su nombre se debe al último rey de los hunos, Atila, cuya espada se llamaba Cerberus.

B
  • Balmung バルムンク Espada de origen eslavo hecha con hierro élfico que manejaba Yuuki Targaryen , la madre de Akame Scarlet. Aumenta el poder espiritual o tipo Yang.
    • Fuentes: Su nombre hace referencia a una espada importante de la mitología nórdica.

  • Bloody Rose ブルーヂロウス(Rosa de Sangre) Pistola legendaria cuyo portador es Dante Sparda que representa la sangre y el sufrimiento que padece el Infierno. Junto a la Dark Rose es considerada el poder más representativo del Infierno.
    • Bloody Rose de Zero de Kiryuu (Vampire Knight)

D
  • Dark Rose ダルクロウス (Rosa Negra) Pistola legendaria cuyo portador es Rei Minamoto o Shadow of Silver que representa la oscuridad y el vacío propios del Infierno. Junto a la Bloody Rose es considerada el poder más representativo del Infierno.
    • Bloody Rose de Zero Kiryuu (Vampire Knight)

E
  • Excalibur エクスカリバー (Ex Calce Liberatus o  Liberada de la piedra) Espada del domador del Dragón Amarillo o Rey de los Dragones o Dragón de la Luz de apariencia occidental portada por la familia Targaryen. El último que la tuvo de esta familia fue el hermano de Yuuki Targaryen (por lo tanto, el tío de Akame Scarlet) el cual murió en la batalla contra el Gran Fénix Legendario. La espada viajó hasta Occidente, concretamente hasta una roca de la isla de Bretaña en la que se incrustó y que más tarde pasaría a estar en manos del famoso rey Arturo.
    • Fuentes: Excalibur del rey Arturo del ciclo artúrico (leyenda inglesa)
 




G
  • Guesshoku 月食 (Eclipse lunar) Espada del domador del Dragón Rojo o Dragón del Fuego de apariencia japonesa, siendo concretamente una katana. Pertenece a la familia de los Scarlet, y actualmente la porta Akame Scarlet. Su nombre se debe al haberse forjado durante un eclipse de luna.


H
  • Hebi ヘビ (Serpiente) Lanza japonesa usada por Tsubaki. Es un arma de sacerdotisa pero es poco eficiente a la hora de luchar contra demonios pues usa poderes impulsivos y no espirituales.

K
  • Kamui 神衣 (Vacío) Guadaña que es otorgada a Rei Minamoto o Shadow of Silver para representar al Tártaro, la parte más profunda del Infierno donde se concentran oscuridad y tristeza puras. Fue creado por el domador del Dragón Negro o Dragón de la Oscuridad.
    • Fuentes: Artemis de Yuuki Kuran (Vampire Knight)
  • Kashiko  (Miedo) Técnica propia de Nurarihyon que consiste en distorsionar la realidad del enemigo y hacerle vivir en una pesadilla incrementando así su terror para que sea incapaz de atacar o defenderse en una pelea.
    • de Nurarihyon, Rihan Nura y Rikuo Nura (Nurarihyon no mago)
 

  • Korimizu 氷水 (Agua helada) Daga o cuchillo del domador del Dragón Azul o Dragón del Hielo cuya portadora es Blue y le aumenta los poderes de Aisu (Hielo).
    • Fuentes: Katoptris de Piper Mclean (Los Héroes del Olimpo) considerada la daga de Helena de Troya y tiene el poder de enseñar algunos acontecimientos del futuro en su filo.


L
  • Lóng  (Dragón) Espada del domador del Dragón Verde o Dragón de la Tierra, el Dragón sagrado de China que la porta la heroína legendaria Mulán.
    • Fuentes:  La persona que posee la Lóng, Mulán, es la protagonista de una leyenda china.


M
  • Matoi 鬼缠 (Demonio vestido): consiste en la transmisión del poder de una persona del Clan Nura hacia su líder, Nurarihyon.
    • Fuente: Rikuo Nura (Nurarihyon no mago)

  • Miko no yumi 巫女の弓 (Arco de sacerdotisa) arco de madera hecho de madrea y cáñamo que recoge el poder de la sacerdotisa que lo usa en cada flecha que lanza, convirtiéndose así en flechas purificadoras. Lo usan la mayoría de las sacerdotisas por ser un arma que evita los impulsos terrenales que se necesitan a la hora de manejar una espada. Es el caso de Akame Scarlet, Kikyo Higurashi, Akane Sakura y a veces Tsubaki.
    • Fuentes: Arcos de Kikyo y Kagome Higurashi (Inuyasha)

Kikyo y Akane usan el carcaj típico de las sacerdotisas mientras que Akame usa un carcaj hecho       con asta animal.

Kikyo usa el tipo de flecha purificadora normal; Akane, una ligera de origen elfo y; Akame, una flecha           con plumas de Ave Fénix, el tipo de flecha más destructivo.

  

N

  • Nenekirimaru 祢々切丸 (Corte redondo del santuario ancestral) Espada onmyouji usada por Nura especializada en matar youkais.
    • Fuentes: Nenekirimaru de Nurarihyon, Rihan Nura y Rikuo Nura (Nurarihyon no mago)
 

  • Nisshoku 日食 (Eclipse solar) Evolución de la espada Gesshoku que aparece cuando Akame usa su poder de Fénix.

O
  • Onmyo 陰陽 (Yin Yang) Colgante que posee la fuente de poder del Yin Yang, el equilibrio entre luz (bien) y oscuridad (mal). Es el amuleto que protege a Akame Scarlet desde que su madre se lo entregó la noche de su muerte. El colgante permite a Akame lanzar Rayos Yin, invocar el escudo protector del Yang y aumentar sus poderes de sacerdotisa, sobretodo los de exterminación de demonios. El onmyo también posee la habilidad de invocar un doble shikigami: los dragones del Yin y el Yang, Fuego y Sangre.


P

  • Phoenix no yumi フェニックスの弓 (Arco del Fénix) Evolución del arco de sacerdotisa de Akame Scarlet que aparece cuando usa sus poderes de Fénix. Está hecho de madera y cáñamo pero está constantemente ardiendo y nunca se apaga. 

R

  • Rebellion レベリオン(Rebelión) Espada infernal de Dante Sparda entregada por el juez del Juicio Final al que se someten todos los seres que mueren, otorgándole a su vez la misión de traer al Infierno a los corruptos de corazón de todas las dimensiones como los demonios de la Tierra.
    • Fuentes: Rebellion de Dante Sparda (Devil May Cry)


S
  • Scarlet スカーレット (Escarlata) Ténica propia de la familia Scarlet, por lo tanto de Akame Scarlet que potencia los poderes de fuerza, velocidad y coraje. Aumenta junto a la motivación y la valentía en la batalla. También la defiende de ataques psicológicos, especialmente del Miedo de los demonios.
    • Fuentes: Erza Scarlet (Fairy Tail)



  • Shikigami 式神 Ténica de invocación del espíritu de un ser, principalmente de un animal, celestial o demoníaco a partir de un objeto material.
    • Fuentes: Yura Keikain (Nurarihyon no mago), Momiji y Butan (Inuyasha)
En el caso de Akame Scarlet, a partir del Onmyo al pronunciar las palabras "Fuego y Sangre" invoca los dos dragones del Yin Yang descritos como unos dragones-serpiente con pelo, ojos brillantes de color amarillo y un cuerno en la frente. Este shikigami no es considerado ni celestial ni demoníaco.


Tsubaki usa un shikigami demoníaco a partir de un talismán especial y consiste en una serpiente capaz de volverse invisible, reptar a gran velocidad y, en algunos casos, volar.

    • Fuentes: Tsubaki (Inuyasha)



Por último, Cerberus posee un colgante con forma de calavera que invoca un shikigami demoníaco conocido como cerbero que es un gran perro infernal de tres cabezas.

    • Fuentes: El cerbero es una criatura de la mitología griega.



  • Shouken  (Doble espada) Técnica de Hiroito Kireute que consiste en usar dos espadas de filo corto y de pico cortado a bisel típicos en los ninjas. Es considerada una de las técnicas de espada más difíciles.