sábado, 28 de febrero de 2015

Por poco fuimos sopa de miso con extra de rebeldes

El viaje no llegó a durar más de tres semanas.
Nos encontramos con una Fortaleza no muy vigilada por guardias, cosa que me extrañó, pero sí estaba rodeada por un gran foso mágico y una fuerte muralla. La arquitectura de de la Fortaleza del Invierno era preciosa. Parecía de comienzos del arte gótico occidental debido a la multitud de torres que marcaban la verticalidad y arcos apuntados; pero sus muros eran extremadamente gruesos con contrafuertes adosados a la pared. Tanto el edificio como la muralla estaban formados por sillares regulares de roca helada de color azul y morado; sin embargo, al fondo de nuestra derecha había un gran edificio hecho con hielo pegado a una montaña: el Palacio de Hielo.
Hubiera sido un paisaje precioso si no fuera porque salió un dios griego de las profundidades del foso.
- ¡Bárbaros de la periferia de Caetoneko! ¡Retroceded si no queréis que os eche a los tiburones!
- ¡Ese dios no  aparece en tu portátil, Akame-chan! - señaló Nura.
- JAJAJA - su carcajada me recordó a las olas de las playas del sur de la isla de Honshu, juguetonas pero peligrosas a la vez... - ¡En ese estúpido cacharro de Arquímedes no viene ni la mitad de las cosas de mi mundo!
El dios toqueteó su barba que combinaba, al igual que su largo pelo lleno de greñas, el negro azabache con las canas. Sus grandes ojos azul verdoso como dos profundos y misteriosos mares se posaron en cada uno de nosotros. Llevaba una túnica griega de color blanca con elementos metálicos en los brazos y en las piernas que simulaban las escamas de los peces. En su mano derecha llevaba un poderoso e imponente tridente decorado con conchas, algas, corales y estrellas de mar. Se presentó.
- ¡Soy Poseidón! ¡Señor de los mares y las tempestades! ¡De los marineros y de los caballos! ¡Hermano de Zeus e hijo de Cronos!
- Hace milenios que se preparó el discursito... - murmuró Rei.
Poseidón movió el tridente y una ola gigante se elevó ante nosotros alcanzando la altura de la torre principal.
- ¡Retroceded o morid!
Agua. El agua apagaba el fuego. No sería buena idea que yo interviniese en la batalla.
Blue se adelantó haciendo que los pocos rebeldes que no llevaban caras de espanto comenzasen a chillar histéricos pidiéndole a la princesa que dejase de caminar. Blue hizo caso omiso. Sacó su daga del Dragón de Hielo, Korimizu... era la primera vez que la veía en persona... y la primera domadora de dragones con la que me cruzo.
- ¡No pensamos irnos de aquí! - gritó.
Rei se acercó a su derecha y dijo al dios:
- No tocarás a mi gatita... no tocarás su pueblo... y tampoco a mis nakamas.
Poseidón se rió maliciosamente.
- Se acabó.
Lanzó un tsunami contra nosotros. Abbadon me gritó:
- ¡Akame-chan! ¡Ayúdame!
"PERO POR QUÉ YOOOO!?" pensé, pero era demasiado tarde. La ola estaba a tan solo dos metros de Abbadon. Este despidió una luz dorada de sus dos manos contra la ola y la redujo lo máximo que pudo, pero no del todo... igualmente iba a arrastrarnos a los de detrás.
El fuego no es nadie contra el agua, pero sí el Yang. La Luz sí que es capaz de atravesar el mar. Alcé las manos y despedí luz del Yang de mis manos. Estaba cerrando los ojos, pero sentí que mis compañeras sacerdotisas me estaban ayudando: la luz fresca y natural de Akane, la luz poderosa de Kikyo y la luz misteriosa de Tsubaki. Dejé de oír el movimiento de la ola y abrí los ojos. Habíamos conseguido que se dispersase. Las sacerdotisas del Cato Negro que estaban delante de mí me miraron y sonreí n_n
Dirigí la vista hacia Podeidón y vi que Blue y Rei se estaban acercando a él.
- Malditos... - maldició Poseidón.
- Blue-chan, demostremos a este Cara Pez lo que sabemos hacer.
- De acuerdo, Rei-kun.
Ambos se abalanzaron contra Poseidón pero este les volvió a lanzar agua de su tridente.
- ¡AISU!
- ¡AMATERATSU!
Blue congeló el agua que iba hacia ella y Rei la quemó con su fuego negro... Acojonante.
Blue lanzó miles de estocadas con su Korimizu. Poseidón esquivó la mayoría, pero las que recibió hicieron que se congelasen pequeñas partes de su cuerpo y gimiese de dolor. Rei usaba su supervelocidad lanzando cristales de hielo oscuros. Poseidón estaba siendo arrinconado, pero lanzó un grito y todo el agua del foso se elevó por los aires creando un remolino que envolvió a la pareja.
Rei y Blue estaban dando vueltas dentro del ciclón volador.
- JAJAJAJA Ahora si pretendéis helar algo... ¡os quedaréis encerrados para siempre!
- Kyaaaaaaa!!! - se quejaba Blue.
Si seguían así se iban a volver locos, pero Nura les gritó:
- ¡LA CLAVE ESTÁ EN NO CREER EN LOS DIOSES!
Le miré con los ojos como platos.
- Honto... - dije - CHICOS, ES UNA MENTIRA. POSEIDÓN NO EXISTE.
El dios del mar nos miró con una expresión de furia.
- Os echaré a las pirañas... Débiles mortales. Y tú, Phoenix Slayer, no estás en posición de hablar... en estos momentos eres la primera a la que podría matar en un abrir y cerrar de ojos.
Tuve la sensación de que el huracán de agua estaba cesando. Miré a Poseidón seriamente mientras sacaba una flecha de mi carcaj y la colocaba en mi arco.
- No existes. No eres más que un pez con apariencia de señor mayor amargado. Mi fuego puede atravesarte aquí y ahora.
Kikyo y Akane se prepararon a disparar una de sus flechas también.
- A la vez - dijo Kikyo - 3, 2, 1...
Lanzamos nuestras flechas hacia Poseidón. Al impactar, el dios lanzó un gritó de dolor. Estaba indefenso. La flecha de Akane se desvió un poco hacia el ciclón e hizo que este se disipase. Rei y Blue cayeron al suelo. Rei se levantó pesadamente y ayudó a Blue.
- Vamos a darte tu merecido, Poseidón.
Rei y Blue se lanzaron juntos contra el dios otra vez, pero esta vez estaban invocando un poder compartido juntando hielo y sombras.
- ESTE ES NUESTRO ÚLTIMO GOLPE - gritaron - ¡AISUTERATSU!
Un torrente de aisu y amateratsu impactó contra el dios y este volvió a gritar de dolor. La figura de Poseidón estaba echando icor dorador, la sangre de los dioses, y comenzó a hacerse polvo que subía hacia los cielos. Al fin, el dios de los mares se disipó con un grito que imitaba al choque del mar embravecido contra las rocas.
"Por poco fuimos sopa de miso con extra de rebeldes" pensé.
Volvió cierta paz... hasta que la gran puerta de la Fortaleza del Invierno se abrió y de ella salieron unos 20 cíclopes y 15 pegasos.
- Vaya... - dijo Dante - asique ahora traen la infantería y la caballería. Sacó su pistola.
- Nosotros nos ocupamos de esto - dijo William desenvainando su espada.
- Bien... - comentó Nura con Nenekirimaru - ¡AL ATAQUE!
Todo el ejército de rebeldes corrió hacia los cíclopes. Les superábamos en número, éramos unos 140 soldados, pero nuestros enemigos eran increíblemente fuertes. Decidí dejar el arco atrás y usar a Guesshoku. Me abalancé a repartir tajos entre aquellos seres mitológicos sin perder de vista al niño que Nura le dio pan la noche antes de salir de Riverheal. Le había cogido cariño... había estado cuidándole todas aquellas semanas. Se llamaba Leon. Leon a secas. No tiene familia... según él no tiene nada que perder. Pero yo.... yo le animé a que siguiese adelante. Yo misma sabía lo que era estar sola en medio de un montón de gente... No, no podía dejarle solo.
Un trío de cíclopes le habían acorralado. Yo me acerqué corriendo hacia ellos y acabé con ellos con un par de Rayos Yin.
- G-Gracias... dijo Leon.
- Ten cuidado, onegai.
Un pegaso voló hacia nosotros. Cogí al pequeño nekoboy y esquivé la coz que pretendía darnos aquel animal. Le atravesé con Guesshoku y adiós caballo volador.
Lo estábamos haciendo bien. Tsubaki lanzó su lanza contra dos cíclopes haciendo que acabasen como un pincho moruno. Kikyo y Akane se quedaron en la retaguardia usando poder celestial para aumentar nuestros poderes, aunque Kikyo era capaz de lanzar descargas púrpuras de la Esfera de los Cuatro Espíritus a algún que otro pegaso que osaba acercarse a ellas. Nura estaba usando el Miedo increíblemente rápido, haciendo que matase a 5 cíclopes de un solo tajo con su Nenekirimaru. Dante disparaba balas al cielo con sus dos pistolas  para acabar con todos los pegasos posibles. Rei y Blue, aún con la batalla que habían tenido hacía poco rato, seguían usando ataques combinados de hielo puro y oscuro. William protegía a todos sus soldados y repartía mandobles a los monstruos sin parar... era muy bueno con la espada. Esmeralda manejaba con soltura sus ataques de espada mientras iba montada en su caballo. Abbadon fue el que más miedo daba... se cargó a 7 cíclopes y a 4 pegasos de un solo ataque con su luz divina.
Cuando logramos acabar con todos, me fijé en que no todos estaban del todo bien... una parte importante del ejército rebelde estaba gravemente herido. Sin embargo... ahí seguían de pie los 140 soldados.
- Creo que es el momento de que entremos - dijo Abbadon.
Volvimos a nuestras posiciones. Decidí tener a Leon a mi lado.
Entramos y caminamos en medio de un pasillo cubierto por una bóveda de crucería sexpartita. Al fondo había una puerta, pero estaba siendo vigilada por centauros, sátiros y un chico... un chico vestido con una túnica de color morada que parecía que se le iba a caer en cualquier momento, tenía una corona de vides decorada con racimos de uva enormes en la cabeza y sostenía en la mano derecha un cáliz de oro lleno de vino. Su rostro y pelo me recordaron muchísimo a la apariencia de William, pero sus ojos de color café no era profundos y decididos, sino idos y despistados, su pelo largo y castaño se ondulaba de forma divertida y... bueno, obviamente aquel chico era más guapo que Will porque era un ser divino inmortal. Nos vio, sonrió maliciosamente, bebió de su copa de vino y caracoleó para acercarse hacia nosotros. Le entró un rato el hipo, se rió cuando cesó y dijo:
- Jijijiji Sabía que vendríais.
- Oh, mierda... ¿no será otro dios espontáneo? - insinuó Dante con una pistola a cada mano.
- ¿Espontáneo? Oye, tío.... no te pases conmigo que yo molo mucho... jijiji ¡hip~!
- ¿Quién eres? - preguntó Rei.
- Tú tampoco estabas en el portátil de Arquímedes - apuntó Tsubaki.
- ¡Ah! La cosa esa... Nunca se me dio bien la informática esa... tengo otros intereses muy... particulares - miró su copa y volvió a dar un trago. Me preguntaba cuándo iría a acabarse la bebida de esa copa - Y como soy el dios del frenesí, no tiene sentido que me pongan en esos sitios tan serios jiji ¡hip!
- Dios del frenesí - repitió William.
- JIJIJI ¡Sí! ¡Soy Dionisio! Dios del vino, de la fiesta, del éxtasis, de la locura, del teatro... ¡y muchas cosas más! Soy importante, ¿sabéis? Mi padre es el rey del Olimpo y va a acabar con vosotros en cuanto intentéis cruzar esta puerta.
- ¡Pero si estás tú interrumpiéndonos! - objetó Will mientras Dionisio bebía más.
- Oh... ¡hip! Es verdad... Eso quiere decir... jejeje... que tengo que mataros con estos compañeros que tengo - hizo desaparecer la copa con un humo morado que apestaba a alcohol y viña y se acercó - ¡Vamos! ¿Quién es el primero?
- Estás borracho... ¡eres un deshonrado! - dijo William.
- ¡Eh, tú! ¡El maricón de la armadura! ¡No me toques los huevos que te reviento!
- Habla con propiedad, sucio, y más a mi hermano - dijo Esmeralda aún montada en su caballo.
- Mmmmmm... ¡hip! ... ¿te apetece una noche de fiesta griega con el mejor diosecito del lugar~, guapa?
William se acercó a su hermana. Señaló a Dionisio con la punta de su espada.
- ¡Basta de decir groserías, estúpido!
- ¡Eeeehh! - exclamó Dionisio con un tono de voz diferente al de antes, algo más grave y más alto - ¡Llevas mi mismo aspecto! Tienes el pelo largo y marrón y... ¡oh! ¡Pero yo soy mejor! Tú no eres más que un mortal JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ ¡HIIIIP! Bah~ No importa~ Te mataré de todas formas.
El ambiente estaba tenso de la misma manera que una pelea en medio de la típica fiesta de borrachos de la 1 de la noche. Un aura morada con un olor muy dulce rodeó al dios del vino y este hizo que apareciesen ramas de vides alrededor de Wiliiam enredándose entorno a su cuerpo y dejándole inmovilizado. Así mismo le paso al caballo de Esmeralda. Está pegó un brinco y tras un par de volteretas en el aire cayó al suelo de pie. Salió corriendo contra Dioniso con la espada en ristre dispuesta a pegarle una rebanada en el pecho, pero este volvió a invocar vides que atasen a la nekogirl de pies a manos.
- JJIJIJIJIJIJI Esto te sentará bien :3
Le lanzó vino. Esme gritó de dolor pero una flecha de luz rosa dispersó el líquido y rozó a Dionisio en la oreja. Empezó a salir icor de esta. Dionisio puso cara de furia y miró a la que llevaba aún el arco después del disparo. Era Akane.
- ¡MATÁDLES! ¡MATÁDLES A TODOS! - gritaba de ira el dios.
Los centauros alzaron sus arcos y dispararon. Kikyo y yo nos pusimos de acuerdo en esquivar sus flechas y atacarles a ellos con las nuestras mientras Blue se acercaba sigilosamente a ellos con Korimizu y les partía en dos. Por otro lado, los sátiros se abalanzaron contra el ejército, aunque la mayoría cayesen muertos debido a los miles de disparos de Dante. De repente, unas arpías se descolgaron del techo que estaba justo encima nuestro y se lanzaron contra nosotros. Nos pilló por sorpresa. Nura se encargó de dirigir al ejército y usar el Miedo unas tres o cuatro veces para debilitar a las criaturas. Abbadon fue a quitar las ramas de Esme con su luz celestial mientras que Rei quemaba las de Will.
Así pues, Tsubaki y Akane quedaron frente a Dionisio. Tsubaki invocó el shikigami de la serpiente, pero cuando el reptil abrió la boca, Dionisio le echó vino haciendo que, básicamente, el shikigami acabase borracho perdido.
- Ksó... - maldijo Tsubaki.
- Unas mikos de la Tierra no son nada para mí... además, son poco enrolladas.
- No - dijo - Akane.
- ¿Qué? - dijeron a la vez Dionisio y Tsubaki.
- Así no se usa la naturaleza... Así solo se usa el pecado.
- ¡Y tú que sabrás, sacerdotisa!
- Porque yo... - hizo una pausa - He descubierto mi verdadero poder.
- ??? - Tsubaki nunca había puesto tanto interés en Akane hasta entonces. Lo notaba en su mirada en cuanto terminé de disparar a los centauros.
- Mi nombre es... Akane Sakura, hija de las ninfas.
- ¡¿Una ninfa?! - pregunté incrédula.
- ¿NANI? - añadió Tsubaki.
- Yo... También procedo de la mitología griega. Pero me enseñaron... me enseñaron que la naturaleza no es según como la manejen los dioses a su antojo. No. La naturaleza es libre y funciona por sí sola. Por eso me mandaron a las islas japonesas para estudiar el arte de la espiritualidad más pura... la oriental. Aún tengo recuerdos borrosos... pero al fin sé lo que soy. Y tú... tú no haces más que corromper aquello en lo que he creído. Los animales y vegetales, da igual si son de la Tierra o no, no se manipulan como a ti te dé la gana. No son para ninguna fiesta, sirven para que nosotros vivamos mejor... ¡sirve para la vida! Por el contrario, tú la usas para el dolor, la muerte y la orgía ¡UN SER TAN REPUGNANTE COMO TÚ QUE NI SIQUIERA EXISTE NO TIENE DERECHO A TAL COSA!
- ¡CÁLLATE, MALA MUJER! - dijo Dionisio de forma desenfrenada como si hubiese bebido 347934 litros de alcohol. Invocó un torrente de vino y fue a lanzárselo a Akane.
- Ánthi kerasiás... se ména! (Flores de cerezo... a mí!)
Percibí un aura nueva y completamente diferente a las que había sentido en toda vida, era natural como la de Dionisio o Poseidón... pero no era desenfrenada; era tranquila, serena y bonita, me recordó a una pradera llena de flores en un día de sol y brisa de verano... como las que pasaba con mis padres en China. Era la verdadera esencia de la naturaleza: bella, pura, pacífica... y extremadamente poderosa; y así era mi amiga Akane, como una flor de cerezo recién nacida.
Aire tranquilo y fresco rodeaba a la ninfa-sacerdotisa. Olía a un aroma a flores impactante y fresco a diferencia del olor a vino fuerte y dulzón de Dionisio. Tan solo con esa brisa logró bloquear el ataque de vino del dios. Akane se puso una posición como si fuese a comenzar una danza griega.
- Se acabó, dios irreal de la naturaleza.
Impulsó su aroma y aparecieron pétalos de flores de cerezo que se lanzaron contra Dionisio. Se arremolinaron entorno a él. Dionisio gritaba de ira... se estaba disolviendo con aquel aire. Poco a poco se fue haciendo polvo y subió a los cielos como Hermes y Poseidón... Uno menos.
- Me entraron ganas de beber sake... - comentó Nura.
- ¡BAKA! x3x - dijo Blue.
Me acerqué a Akane que seguía mirando el rincón que había dejado vacío Dionisio. Kikyo y Tsubaki quedaron observándola desde sus posiciones con caras de sorpresa.
- Yo... no sabía que eras una ninfa - la dije.
- Yo... tampoco. Lo sé hace pocos días... Dormía soñando con mitología griega, con bosques y prados tranquilos llenos de buenas criaturas. - Su voz sonaba más musical - Yo... descubrí al fin quién soy.
- Y no eres nada débil cómo decías o como decían... - miré a Tsubaki, esta giró la cabeza hacia otra parte - Eres fuerte y poderosa como todos nosotros.
Akane se quedó callada. Nunca había visto a Akane tan seria...
- Debemos entrar por esa puerta y acabar con todos los dioses que nos faltan.
- Sí - afirmó Abbadon - Debemos volver a nuestras posiciones.
- Y tener en cuenta las 37 bajas que hemos tenido... - comentó Nura.
- ¡¿QUÉ?! ¿Han...? - Dirigí la mirada hacia los rebeldes. Había montones de caras llorando y... 37 nekoboys y nekogirls tirados en el suelo... muertos. Agradecí que Leon estuviese conmigo.
Descansamos solo cinco minutos por si venían más guardias. Miré a Nura y me asintió como diciendo "Lo conseguiremos. Todo va a salir bien". Hice lo mismo. Caminamos mientras observaba a Akane. Sabía que no iba a volver a ser la misma.
Abbadon posó sus manos sobre la doble puerta.
- Allá vamos. Too alone. Too bitter and betrayed.
- TOO ALONE! TOO BITTER AND BETRAYED! - exclamamos todos.
Abbadon abrió la gran puerta. La sala era increíblemente grande y espaciosa con montones de vidrieras rotas. De pronto les miramos... y ellos a nosotros con sus ojos divinos.


domingo, 22 de febrero de 2015

Los rebeldes de Riverheal. Nura VS Dante VS Rei

Me puse mi chihaya y las cintas que suelen decorar mis mechones de pelo delanteros, coloqué mi arco y mi carcaj a mi espalda, y colgué a Guesshoku a la cintura. No soy violenta.
Toqueteé el colgante del Yin Yang. Nunca se descolgaba de mi cuello. A veces resultaba increíble que siguiese conmigo desde pequeña después de todo lo que había pasado.
Salí de la habitación y vi a Kikyo y a Nura que estaban esperándome para bajar al salón. Cuando llegamos vimos a Rei, a Dante, a Akane y a Tsubaki sentados en un sofá muy cómodo delante de una gran chimenea. Aún no lograba entender cómo eso reconfortaba tanto si en aquel mundo no existía ni el frío ni el calor, cosa de la cual aún no estaba acostumbrada del todo.
- ¡Ohayo, Akame-chan! - saludó Rei - ¡Me alegro de que hayas despertado! n_n
- ¡Bien! ¡Me alegro de que ya estemos todos aquí! Salimos ya, entonces - sugirió Dante.
- ¿Y Abbadon-san? - pregunté.
- Ahora lo sabrás - respondió el cazademonios  con una sonrisa.
- ¿A la plazoleta? - intervino Akane.
- ¡A la plazoleta! - aclaró Dante mientras abría la puerta.
Rei no pareció haber escuchado la conversación, pues todos nos dirigimos a la puerta excepto él que se quedó mirando por la ventana. Me acerqué a él y le pregunté:
- ¿Todo bien, Rei-kun?
- Siento que Blue-chan está cerca... Lo percibo.
Rei me miró y le di la razón. Estaba casi segura de que pronto íbamos a ver a Blue. Me acompañó y salimos de aquella cabaña en cuanto Esme dijo que ella salía más tarde. Nos encontramos en una estrecha callejuela. Dante bajó esta hacia la derecha y nosotros le seguimos. En poco tiempo llegamos a un patio lleno de muchedumbre.
Nada parecía tener muy buen aspecto. Los edificios que rodeaban la plaza eran de madera muy desgastada con cantidad de agujeros y parecía que en cualquier momento se iban a caer. Lo mismo era de opinar de la gente que estaba allí: nekoboys musculosos pero sucios con hollín por todo el cuerpo, nekogirls con caras tristes y arrugadas que cuidaban de niños casi esqueléticos. Sin embargo, los ojos de todos brillaban intentasamente, parecía que estuviesen esperando a alguien.
Enfrente había una plataforma de madera a la cual se subió un joven nekoboy. Tenía el pelo castaño oscuro recogido por una coleta, una camisa blanca y ancha, unos pantalones bombachos de color gris y botas de color oscuro. Llevaba a la cintura una gran espada que me recordó a las típicas espadas occidentales. Miró a la muchedumbre con sus ojos color café y con voz carismática e imponente habló:
- ¡Amigos rebeldes de Riverheal, vengo a anunciaros la gran noticia que tengo! ¡Por fin, podremos ir a la Fortaleza de Invierno y derrocar a los Usupadores del Olimpo!
Desenvainó la espada y la elevó lo máximo que pudo. La gente gritaba bulliciosa.
- ¡BIEEEEEENNNNNN!
- Pero... ¿nosotros solos? - preguntó un nekoboy de no más de 12 años.
- ¡No! - gritó una voz angelical conocida.
Abbadon descendió de los cielos y con las alas extendidas saludó a todos los allí presentes.
- ¡Es el dios-arcángel Abbadon! ¡Ha venido a salvarnos! - gritaban algunos.
Abbadon se posó en el escenario junto al nekoboy de coleta y habló:
- ¡Queridos aldeanos de Riverheal! Es un placer comunicaros que seréis liberados de esos dioses olímpicos que han robado el mando de nuestro mundo. Yo me encargaré de protegeros... ¡junto a mis amigos!
Y nos señaló. Todo el mundo giró la cabeza hacia a nosotros. Me dio algo de corte aquello, que todos posasen sus miradas en nosotros como diciendo: "¿Extraterrestres salvadores? ¡WOW!" pero el nekoboy con coleta movió sus orejas de alegría, bajó de la plataforma y corrió hacia nosotros. nos tendió la mano a cada uno en señal de respeto.
- ¡Yo soy Will, William Smith! Sé lo de mi hermana... que la rescatasteis del dios Hermes en Abbadia y eso... ¡Muchas gracias de verdad!
- No fue nad... - intentó decir Tsubaki.
- ¡Será un placer contar con vosotros para la emboscada al castillo! - añadió William cortando a Tsubaki - Necesitaré a un par de vosotros para liderar a las masas n.n
- Mmmm - pensamos.
- ¡Yo! - exclamó Nura de repente - Soy el Supremo Comandante de los youkais~ sé dirigir bien a la gente.
- ¡Perfecto! ^D^ ¡Después de la Gran Comida de hoy lo hablamos!
- ¡¡¡WILL!!! - se oyó desde la boca de la calle por la que vinimos.
Esmeralda se acercó corriendo y se lanzó a abrazar a su hermano.
- ¡Hermanito, hermanito! - decía ella mientras le besaba la mejilla una y otra vez.
- ¡Esme~estás aquí >3< nyu~
La gente no solo se quedó asombrada por eso. Los más cercanos a la boca de la calle vieron que había alguien detrás de Esmeralda. Iba tapada por una capa de color azul cielo pero llevaba un precioso vestido de color azul zafiro. Se quitó los guantes de seda negra que tenía que haber estado llevando todo este tiempo para que no descubrieran que era noble. En cuanto se quitó la capucha de la cabeza vimos su corto pelo azul con sus orejitas del mismo color. Sus ojos morados estaban clavados en Rei. Este, en cuanto la reconoció, gritó:
- ¡BLUE!
- ¡REI!~
Los enamorados corrieron uno hacia el otro y se abrazaron como nunca y se besaron.
- Estas viva, gatita... ¡estás viva!
- Sabía que vendrías, Rei-kun♥
Una escena realmente dulce
que conmovió a todos los allí presentes. William, el líder de los rebeldes, había encontrado a una de sus hermanas mayores por fin; y Blue, la princesa del reino, había salido viva del Palacio de Hielo encontrándose así con su amado.
Así pues, no pasaron muchas más horas hasta la Gran Comida que tenían organizada. Los aldeanos que más adoraban la cocina preparaban y sacaban platos a mansalva; sin embrago, la cantidad de alimentos no era muy abundante.
Paseando cerca de las carretillas de hortalizas, ayudé a una nekogirl de unos 50 años para llevar unas cestas de apios, rábanos y cebollas que, por el camino, me contó que el pueblo llevaba muerto de hambre días atrás. Esta era la única y última ocasión que tenían para alimentarse bien y así poder luchar bien contra los "Usurpadores del Olimpo".
La comida voló en seguida (la cual estaba increíblemente buena*^*), y hubo numerosas actuaciones de baile, cantares de gesta, teatro, recitaciones de poesía, montones de chistes y parodias acerca del enemigo y espectáculos de magia.
- ¡YO! ¡YO! ¡YO! ¡Sacadme a mí! - gritó Nura al mago, el cual cedió.
El "número del rey de los youkais" consistía en que el mago debía ponerse una máscara y, con una espada rara que tenía aquel mago hecha con madera roja y astas de toro, cortar a Nura en dos.
Así lo hizo cortando a Nura por la cintura, quedándose todo el mundo asombrado; pero Nura no estaba muerto, estaba usando el miedo con su expresión tranquila a la vez de maliciosa.
- Qué bicho es - comentó Dante levantándose del asiento y dirigiéndose al escenario. Sacó a Rebellion amenazándole - ¡QUÉ ES ESO DE ROBAR EL ESPECTÁCULO A MAGO-SAN!
Nura sacó a Nenekirimaru:
- ¡Y A TI QUÉ! ¡ ES SÓLO PARA DIVERTIRSE!
Fuego negro apareció tras ellos y se materializó en Rei.
- ¿Pretendéis luchar sin mí, novatos? - dijo. Con Amateratsu de su mano, mi primi denomio sombra sacó una guadaña.
- Ara Ara~ chicos -D- no os matéis mucho - dijo Abbadon mientras daba un sorbo a una taza de café.
Yo, alucinando, vi que mis amigos comenzaron una batalla 1vs1vs1 sin comerlo ni beberlo y todos los nekohumanos se pusieron a aplaudir, a hacer apuestas y a animar a su favorito.
Nura y Dante chocaron sus espadas e hicieron fuerza durante unos segundos hasta que Rei se abalanzó sobre ellos desde el cielo dispuesto a cortarles sus cuellos, pero Dante se apartó y Nura usó el Miedo. Sin embargo, el truco de este último no le sirvió de mucho pues cuando retrocedió, le empezó a doler el cuello una barbaridad.
- Es acero infernal - informó Rei blandiendo su gigantesca guadaña - duele ¿verdad?
- Ksóoo... - Nura se abalanzó sobre Rei con Nenekirimaru pero el demonio sombra se movió tan rápido como su elemento. Nura, aturdido, quedó en el aire y Dante venía por detrás para atacarle pero Nurarihyon tuvo los reflejos bien despiertos y se protegió del mandoble de la Rebellion de Dante con su katana.
- ¡Mierda! ¡Te matarééééeeeee! - maldició el cazademonios.
- Tu tás loco~ - dijo el Señor del Pandemonio.
- Tus amigos están locos Akame-chan ¬.¬'' - me comentó Kikyo.
- Va a ganar mi Rei-kun -//3//- aseguró Blue.
- Yo creo que Nura-sama tiene posibilidades, desune~ - contempló Akane mientras miraba concentrada la batalla.
- Dante es muy fuerte, confío en que ganará él -D- - añadió Abbadon - ¿No crees Akame-ch...? ¿Aka...? ¡AKAME-CHAN!
Justo cuando Nura estaba lanzando una estocada a Dante y Rei iba a quemarles con Amateratsu, me interpuse entre ellos y les lancé luz celestial del Yang por todas partes, haciendo que los demonios cayesen al suelo aturdidos.
- S-PWEF... SCARLET ... - mascullaba Rei.
Le miré y aura de color escarlata envolvía todo mi cuerpo.
- ¡CEBOLLA BRUJA! Dx Eso dolió~ - dijo Nura intentando reincorporarse.
Me acerqué a él y le agarré diciendo:
- Deja de llamarme CEBOLLA D8< ¡YOUKAI MALVADO!
- ¡NO ES MI CULPA QUE CUANDO TE CONOCÍ VISTIESES CON UN VESTIDO DE CEBOLLA! ¡AHORA ERES UNA CEBOLLA CHAMUSCADA!
Eché fuego por la boca y le chamusqué la cara.
Dante colgó su espada a su espalda y con una pistola me apuntó.
- Te voy a tener que castigar y...
Le lancé rayos Yin. Miré a Rei y este dijo:
- ¡... ADELANTE!
- e_e ....
Pasé de él y dije:
- No os volváis a pelear, ¿queda claro? a_a
- Haaaaaai ~~ - aseguraron.
Los espectadores gritaron en vítores como diciendo:
- ¡ESA USA MAGIA DE FUEGO! ¡ES GENIAL!
- Yo no uso magia de fu...
- ¡PERFECTA PARA AYUDARME A MÍ Y A NURARIHYON CON EL ÉJERCITO! - gritó William desde lejos.
Miré a Nura y lancé un "DUUUUÙH~"
Después de ver las caras de estupefacción de mis compañeros de viaje (incluidas las sacerdotisas, de las cuales Tsubaki sonreía como diciendo "Bien~ se está corrompiendo~ una menos de la Profecía") y los aplausos de la gente; me reuní con William, Esmeralda y Nura para hablar de las estrategias.
Las memoricé todas perfectamente. Hablé con Nura sobre la organización de las tropas. En esos aspectos, se podía hablar muy bien con él. Realmente Nura sabe tratar con la gente.
También, Esmeralda mandó hacer a los herreros las últimas armas necesarias para cada soldado, así como las armaduras. Nos sugirió que llevásemos una, pero ni Nura ni yo (ni ninguno del grupo) nos iba eso de llevar metal por el cuerpo. Conservar nuestro propio estilo de lucha era primordial. Por otro lado, Esme se confeccionó su propia armadura. Era extraño verla así, pero supongo que era necesario. No solo ella iba a participar en la guerra, sino más nekogirls como ella... incluso nekohumanos más jóvenes como aquel pobre chico de 12 años.
Le volví a ver en cuanto salí de la reunión. Iba a casa de Esme a cenar y a dormir cuando vi que estaba solo en medio de la noche nevada durmiendo al lado de un pilar de madera. Me acerqué y este se despertó. Al principio se asustó.
- ¡Tranquilo! No voy a hacerte nada...
- Gracias Chica de Fuego... - dijo débilmente.
- ¿Qué? ¡¡No!! Yo...
De repente noté que Nura estaba detrás mío. Me giré dispuesta a pegarle un puñetazo pero me fijé en que llevaba un trozo de pan en la mano. Se agachó al lado del niño y de mí y le ofreció el pan. El niño extendió rápidamente sus brazos para coger el trozo y se lo llevó a la boca. Lo engulló como un león y se quedó dormido al rato.
- Nura-kun, ¿qué vamos a hacer con toda esta gente...? Son aldeanos pacíficos que no han sostenido una sola espada en su vida... incluso niños abandonados...
- No lo sé, Akame-chan. Pero no tienen otra opción. Además es su pueblo y tienen que protegerlo a toda costa. No te preocupes por ellos, tienen esperanza y podemos contra...
- Podemos... ¿Podemos vencer a unos dioses inmortales súperpoderosos que nos quieren ver en el Tártaro?
- Podemos. Yo... antes lo único que me importaba era asustar a la gente. Era lo único que sabía hacer junto a mi Clan de demonios... ahora doy trozos de pan a nekoboys que viven en la calle. Y estoy preocupado también, sí... por eso quiero hacerme cargo de estos seres cuando estemos en el campo de batalla. Ya... Ya no me importa asustar. Me importan más cosas. Y la verdad... estoy contento de eso.
- Eso es muy noble por tu parte, Ayakashi-sama.
- ¿Ayak...? ... Cebollatisa~
Eché una pequeña risita.
Nos despedimos del niño y nos fuimos a la cabaña de Esme y Will. Cenamos todos juntos y nos fuimos a la cama pronto. Había solo tres habitaciones por lo que decidimos dividirlas; por un lado, Esmeralda y William; por otro lado, los chicos (Nura, Rei, Dante y Abbadon) y; por otro, las chicas (Blue, Kikyo, Akane, Tsubaki y yo).
Recuerdo que no dormí muy bien esa noche. Tuve una pesadilla. En ella salía la diosa de la sabiduría, aquella con la que me iba a enfrentar... Atenea. Me estaba amenazando con su lanza y decía algo así como:
- El poder del Gran Fénix será mío cuando te venza, estúpida huérfana china.
Eso me dolió en lo más profundo de mi corazón. Pero... interpreté eso como un intento de bajarme los ánimos y asustarme. Sí, debía ser eso, al fin y al cabo es la diosa de la sabiduría y la estrategia de combate... pero dolió.
A la mañana siguiente todos estábamos reunidos en la salida del pequeño pueblo de Riverheal al lado de la laguna... exactamente donde aterrizamos después de la batalla contra Hermes, la batalla clave de toda la guerra. Cuando nos colocamos, Nura me recordó:
- Recuerda, el secreto está en no creer en ellos.
En la vanguardia estaba Abbadon con su armadura reluciente al sol (aunque él en sí es reluciente); luego estaban Dante como acompañante del arcángel, Blue por ser la princesa heredera al trono (la cual se había rasgado la parte baja de su vestido, haciendo que este se quedase corto, decía que estaba más cómoda así) y Rei para proteger a Blue y; detrás de ellos estaban las sacerdotisas Kikyo, Akane y Tsubaki. Kikyo era la única de las tres que llevaba el traje de sacerdotisa original, Akane decidió quedarse con la ropa de Caetoneko porque sentía que podía ser una verdadera sacerdotisa-guerrera, no una simple cuidadora de templo japonés, además de que las flores de cerezo le aportaban seguridad.
- Podemos hacer una chihaya nueva para ti inspirada en los sakuras - sugerí.
Akane sonrió.
- Sería genial - tras unos segundos de silencio y cuando ya estaba apunto de irme continuó - Yo... Akame-chan, me alegro de que tal vez... solo tal vez... podamos volver a ser amigas.
Me quedé un rato callada mirándola sin ninguna expresión.
- Cuenta con ello - la respondí con una sonrisa.
Nura, Will y yo nos situamos detrás de las sacerdotisas. Vi que Tsubaki llevaba la ropa de Caetoneko pero por una razón completamente diferente a la de Akane... según Tsubaki, ella se veía muy bien con eso puesto. Podía "ligar" más. Rei la volvió a llamar Pendeja Definitiva.
Will iba con el pelo suelto, una pesada armadura y con un casco medieval. No dejaba de mirar a su hermana que no tenía ninguna posición en las filas. Iba sobre caballo blanco, con una armadura de un acero pulido de gran calidad... parecía una armadura blanquecina. Su largo pelo moreno estaba recogido por una trenza. Al verla no parecía la misma aldeana asustadiza que encontramos en Abbadia... era... imponente. Si no fuera por sus brillantes ojos verdes no la hubiera reconocido.
Detrás nuestro estaban todos los rebeldes de Riverheal. Abbadon desplegó las alas y voló hacia nuestro horizonte. El caballo de Esme comenzó a cabalgar. Las personas delanteras a nosotros echaron a andar. Nura ordenó que comenzásemos a caminar. Como respuesta, toda Riverheal gritó:
- TOO ALONE! TOO BITTER AND BETRAYED! (Demasiado solos, demasiado amargados y traicionados)
Y así, nuestros ejército marchó hacia la Fortaleza del Invierno.


sábado, 21 de febrero de 2015

Galletas

Desperté en una cama excesivamente acolchada. De sopetón me incorporé mientras mis ojos recobraban la vista. Qué dolor de cabeza...
Miré a mi alrededor y vi que estaba en una pequeña habitación con paredes de madera. La pequeña ventana tenía unas cortinas de tela moradas con flores que no tapaban del todo el cristal, dejando ver pequeños rayos de sol como si fuese el... ¿amanecer? ¿Cuánto tiempo había pasado?
La puerta se abrió y la chica que encontramos en Abbadia apareció con una bandeja con una tetera, un vaso de leche y galletas. Sus ojos verdes se posaron en mí con aire de sorpresa, pero al momento esbozó una sonrisa dulce aunque con algo melancólica a la vez .
- Vaya... ¡sí que los terrestres sois dormilones!
- ¿Cómo? ¿Dormilones?
- Sí. En cuanto llegamos al pueblo, el Grandísimo Abbadon despertó, después le siguieron Rei, Dante y Nura en cuanto llegó la medianoche y luego hace un par de horas despertaron la del colgante púrpura y la que va maquillada~
- ¿Y Akane-chan?
- La rubia sigue acostada. Se nota que estuvisteis un buen tiempo sin dormir bien...
- Sí, la verdad es que sí.
- ¡NYAA! - se escuchó.
Detrás de ella apareció Kumato y se abalanzó sobre mí. Me mordisqueó los dedos con cariño mientras sonreía como un loco. Le cogí en brazos y le acaricié el lomo. La nekogirl se acercó y dejó la bandeja en la mesilla de noche. Le di las gracias y la pregunté por su nombre.
- Yo... soy Esme... Esmeralda Smith.
Cogí una galleta. Estaba recién salida del horno, calentita, con trocitos de chocolate, con un olor muy apetitoso... Al primer bocado me sentí como en casa~ El ambiente no solo olía a galletas sino también a hierbas y a leña quemada que tal vez provenía del piso de abajo. También detecté otro olor conocido... parecía sake.
- ¿Nura-kun ha estado aquí?
- Si te refieres al demonio de pelo blanco y negro con cabeza alargada sí - afirmó Esme con tono amable. Se quedó un rato en silencio y añadió - Tengo que ir avisando a mi hermano William de que habéis despertado. Necesitamos vuestra ayuda.
- ¿Ayuda ka?
Esme se sentó en la cama junto a mí  y cabizbaja y con trono triste explicó:
- El Grandísimo Abbadon nos explicó vuestra misión. Y, créeme, es difícil que lleguéis con vida al Salón Real donde están todos los dioses olímpicos... hay trampas, hay hoplitas por todas partes... necesitáis un grupo más numeroso. Lo de Hermes ha sido suerte... de verdad.
Me quedé un rato mirándola. Quería hablar de otra cosa en el fondo.
- También... - continuó, - necesito que rescatéis a mi hermana gemela. La raptaron hace dos semanas...
Lanzó un sollozo y la miré con compasión.
- La rescataremos - le aseguré - Pero, ¿tu hermano y tú podéis ayudarnos?
- En seguida lo verás... cuando la rubia se despierte.
La puerta se abrió. Eran Kikyo y Nura.
- ¡AKAME-CHAN! - exclamó Kikyo acercándose corriendo hacia mí - ¿Cómo te encuentras? ¿Todo bien? ¿Sí? ¿Te duele algo?
- ¡Estoy perfectamente! x_x
Nura se limitó a sonreír e informó:
- Acabamos de ver despertar a Akane-chan. Tsubaki-gitsune se ha quedado con ella -U-
- G-Gitsume... ka? e.ê...
Por dentro mi Akame interior se echó a llorar de la risa~pues gitsume significa "demonio zorra".
Esmeralda, ignorando el comentario, se levantó y caminó hacia la puerta.
- Cuando acabéis el desayuno avisad a Dante. Está abajo en el salón. Cuando os reunáis todos con él id yendo a la plazoleta.
Salió de la habitación y cerró la puerta. Kikyo, Nura y yo nos quedamos un rato en silencio. Les miré y Kikyo y me fijé en qe habían cambiado de ropa (para no perder la costumbre): Kikyo llevaba su chihaya simple con el muna-himo blanco y el hakama rojo, mientras que Nura llevaba su kimono negro debajo de una capa de color añil que a su espalda llevaba bordado el lema del Clan Nura: "Miedo".
- ¿Cómo es que estáis así vestidos? - me decidí a preguntar.
- Estaban en nuestras mochilas - respondió Kikyo.
Nura me pasó mi mochila roja que estaba al otro lado de la cama. Dijo:
- Compruébalo tú misma.
Abrí la bolsa y me encontré con mi chihaya de siempre además de mi arco, mi carcaj, mi katana y la muñeca que encontré en el Purgatorio.
Nura se sentó a mi lado y me echó el pelo para atrás. Miré sus ojos dorados y dijo:
-Cuando quieras bajamos al salón.



domingo, 1 de febrero de 2015

El mensajero de los dioses

Caminamos en medio del interminable desierto nevado. Llegué a la conclusión de que aquella nieve era imposible de derretir ya que hacía un día tan soleado que parecía que estuviésemos en alguna playa del mar Mediterráneo.
Aquella materia fría era más blanca que la leche y había tanto nieve dura como en polvo. Los pedazos de hielo incrustados en el suelo como estatuas deformes eran de un azul brillante que descomponían la luz solar en multitud de colores brillantes.
La convivencia entre nosotros mejoró considerablemente. Tal vez conseguimos hacernos a la idea de que éramos un grupo que estaba siendo perseguido por todo el reino y no teníamos tiempo para reprimir nuestras diferencias, sin embargo, notábamos cómo nuestras piernas se volvían más pesadas al dar un paso más. Los demonios intentaron llevarnos rápido con su "súpervelocidad" pero no funcionó. Abbadon llegó a la conclusión de que los dioses habían empezado a cambiar ciertas leyes naturales en aquel mundo. No recuerdo qué dijo exactamente pues me pareció bastante complejo de entender... pero definitivamente ni Rei, ni Nura, ni Dante, ni Abbadon podían usar ese truco.
Así pues, sin descanso y sin provisiones, estábamos en medio de la nieve. Lo único que me distraía era ver a Kumato el gatomate que hacía volteretas y cosas graciosas con su cola... Parecía ser el único acostumbrado a desplazarse sin cansarse.
Al fin a lo lejos vimos un pequeño pueblo y nos dirigimos a él para descansar... si es que a eso se le podía llamar pueblo, pues solo había cuatro casitas de dos o tres pisos y una estatua de un ángel hecho con hielo.
- ¡Abbadia! - exclamó Abbadon mientras sus ojos azules centelleaban.
- ¿Abbadia... ka? - pregunté.
- Es mi pequeño pueblo... consagrado al arcángel de Caetoneko... aquí es donde nací y comenzaron a alabarme como patrón de este mundo.
Eché otro vistazo a la estatua. Realmente era un Abbadon esculpido en hielo. Era extremadamente naturalista y detallista... se podían distinguir hasta las venas de los músculos en tensión. Aquella sensación de movimiento contrastaba con su cara inexpresiva y seria de ethos. Las alas desplegadas ocupaban casi la mitad de la superficie del pueblo, perfectamente proporcionadas a la figura corporal también enorme de una altura considerablemente llamativa además de estar retorcida sobre si misma. Su coraza estaba a modo de paño mojado y tenía relieves llenos de gatos tanto nekopersonas como gatomates.
Nura estaba contemplando la estatua y comentó:
- Sigo preguntándome cómo puedes ser el patrón de los nekos si ni siquiera eres un neko.
- Para los caetonekeños no hay nada más puro que alguien con orejas humanas - explicó Abbadon con una sonrisa orgullosa.
Kumato el gatomate se acercó a Abbadon y acarició su pierna con la cabeza. Al ver esto sonreí y acto seguido oímos una explosión... así como la voz de una mujer gritando.
Dirigimos todos la mirada hacia donde oímos ese "boom" y vimos que la casa más alta estaba ardiendo en llamas justo en el tercer y último piso. Percibí un aura de tipo celestial muy muy fuerte... fue entonces cuando vimos una figura que salió volando del humo. Dio un par de giros encima de nuestras cabezas con una velocidad increíble y paró arriba delante de nosotros flotando en el aire.
Me fijé en que llevaba unas sandalias doradas con dos alas en cada pie que le permitían esa habilidad de volar, una túnica corta griega de color blanco, un casco dorado en la cabeza con dos alas y un caduceo en la mano. Su pelo corto y revuelto era casi tan rubio como el de Abbadon y su mirada era traviesa con unos ojos de un azul chispeante. Estaba sonriendo como la típica chica pilla de clase que hacía travesuras a sus demás compañeras... sí, en ese momento estaba pensando en Tsubaki cuando era pequeña, pero con la piel más clara y con hoyuelos muy marcados en las mejillas. Aparentaba no más de 14 años.
- JAJAJAJA Asique aquí es donde estábais...~ - dijo.
- Es uno de los dioses del Olimpo ¿verdad? - preguntó Kikyo.
- Ese es Hermes... - deduje.
- ¡Exactamente, sacerdotisa del Dragón! Soy Hermes, dios olímpico mensajero, dios de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los pastores, los oradores, los ladrones, los mentirosos, del ingenio y la astucia.
- ¿Sacer... Dra...? - deliré arqueando una ceja - Sí que tengo motes...
Hermes soltó una risita y continuó hablando.
- Andaba buscándoos. De parte de todos los dioses, claro está. Me dijeron que buscase al grupo de Abbadon formado por criaturas mortales de otras dimensiones. Me dijeron que estaríais por el Valle del Rhin pero sí que sois rápidos huyendo como ratas infernales.
- CALLA ESTÚPIDO PÁJARO DORADO Y DINOS DÓNDE ESTÁ BLUE-CHAN - gritó Rei abalanzándose sobre él. Hermes le esquivó rápidamente y Rei chocó contra una carretilla llena de heno.
- ¿Blue-chan? No creo tener en mi poder a nadie llamado así... veamos...
Las serpientes de su caduceo se desenrollaron alrededor  de la vara de oro y el extremo superior de esta disparó una luz que se materializó en una nekogirl vestida de campesina con el pelo moreno y desordenado. Su cara estaba pálida y sucia y abrió sus dos ojos verdes como esmeraldas. Miró al dios y chilló. Su grito era igual que el que oímos antes.
- ¡¡¡¿Qué piensas hacer con ella, maldito?!!! - preguntó Abbadon con furia.
- Órdenes de mi padre. Quiere una bonita nekogirl de Abbadia como trofeo... Estás derrotado, ángelito de los gatos.
Nos quedamos todos callados mirando a Hermes mientras Rei conseguía librarse del heno. Tsubaki miró a Akane y dijo:
- ¡Ese dios es tuyo! ¡Tienes que vencerle! ... ... ... !?!?! ... ¿Akane-chan?
-...
Akane estaba mirando al dios paralizada mientras varias gotas de sudor caían de su frente. Su mirada de espanto reflejaba el miedo que tenía de aquello y lo entendí... Akane no estaba acostumbrada a combatir y menos con seres tan poderosos. Comprendí qu
e estaba acostumbrada a la tranquilidad del Templo, no a la batalla; cosa que Tsubaki no comprendió al parecer.
- ¡Eres una cobarde, Akane-chan! ¡Eres una vergüenza de sacerdotisa!
Akane consiguió girar la cabeza hacia Tsubaki. Su cara se volvió pálida. Tsubaki gruñó y dio dos pasos hacia delante. Kumato la echó un mal de ojo y la gruñó. Tsubaki le ignoró.
- Si no sabes hacerlo, Akane-chan, tendré que hacerlo yo.
Tsubaki sacó un talismán y gritó:
- ¡VE, SHIKIGAMI!
Las letras del papel brillaron y de ellas salió la serpiente que usaba de mascota. Esta salió disparada contra Hermes y este le dio un manotazo con su caduceo haciendo que la serpiente volviese a ser lanzada pero esta vez contra su dueña. Tsubaki puso cara de horror y cogió su lanza para protegerse. Cuando la serpiente chocó contra ella, la poderosa experta en talismanes salió despedida hacia atrás quedándose en el suelo inconsciente.
- Menuda pendeja definitiva... - comentó Rei.
Nura se acercó a Akane, que tenía una expresión como de dolor.
- Eh~ No hagas caso a esa bruja... Eres muy valiente estando aquí con nosotros.
Me acerqué y acaricié el pelo de mi amiga. Esta sonrió.
- Arigato~
Rei, con una cara desafiante hacia Hermes, echó fuego negro por el puño.
- Ahora sí que pienso hacerte picadillo, niñato.
Rei fue mucho más rápido contra Hermes, pero este lo volvió a esquivar aunque con cierta dificultad.
Dante sacó su pistola Angel y le disparó en los pies.
- ¡JAJAJA! ¡No me has dado!
- Espera y verás... - dijo Dante mientras un pequeño humo salía del agujero de su pistola dispersándose por el aire.
Hermes dejó de sonreír y miró a sus pies. Las alas de su pie derecho estaban rotas. Dante volvió a disparar y las alas de la izquierda se cayeron. Hermes puso cara de horror y cayó al suelo al igual que la nekogirl campesina. Esta salió corriendo y abrazó a Dante llorando.
- AARGH... ¡MALDITOS! ¡YO QUE VOSOTROS NO SUBESTIMARÍA A UN DIOS HIJO DE ZEUS!
- Dios hijo de Zeus que no tiene un poder más que su astucia con sus sandalias - dije.
- ¿Eh? ¿Qué hablas?
- Te regocijas por ser hijo de un padre superpoderoso que controla los cielos... sin embargo tú no haces más que mandar mensajes y guiar a los vándalos. Eso te hace ser un dios débil.
- ¿EH? ¿QUÉ? - por un momento me pareció que su pelo y sus prendas doradas perdieron su luminosidad así como sus ojos dejaron de brillar incluso parecieron más oscuros. Su expresión comenzó a perder su seguridad en sí mismo. Yo estaba aterrada pero continué hablando. Aquello parecía estar funcionando y no parecía estar saliendo de mi propia cabeza... sino de otra... de la otra Akame.
- Un dios cuando es adorado, lo es todo y se mueve con viveza a donde quiera que vaya. Sin embargo, cuando dejan de creer en él, se muestra indefenso sobretodo cuando es alguien tan débil no solo como dios sino como ser de poca voluntad propia.
Me adelanté hacia él y mis ojos ardieron. Deduje que se estaban volviendo de fuego otra vez.
- EH... EH... eh... no... yo soy un dios del Olimpo, hijo del dios de dioses... no.... no....
- Mírate - continué con expresión seria. - Estás acabado.
Apunté mi mano hacia su cabeza y le disparé rayos Yin ardientes. Hermes quedó electrocutado y quemado con una expresión de horror. Su figura se volvió vaporosa y fantasmagórica poco a poco hasta volverse polvo dorado ascendiendo hacia los cielos. Todos mis nakamas sonrieron pensando que habíamos ganado pero, cuando ya iba a lanzar un suspiro de alivio, me ahogué y una ráfaga de viento nos golpeó a todos diciendo:
- Yo, Hermes, os maldigo, viajeros.
La rágafa se convirtió en un huracán gigante y nos arrastró hacia su interior. Abbadon, Dante, Rei, Nura, Kikyo, Akane, Tsubaki, Kumato, la nekogirl campesina y yo dimos vueltas y vueltas durante un buen rato hasta que el huracán consiguió cesar dejándonos en la orilla de una laguna... Un paisaje totalmente diferente al anterior.
Me encontraba mareada y no veía bien. Giré la cabeza y vi que estábamos al lado de un pueblo amurallado. Mis compañeros estaban tirados en el suelo inconscientes. Finalmente me desmayé.