viernes, 1 de enero de 2016

Especial: Star Wars I

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana...


...
había una guerra por el poder, un poder anhelado por un grupo que ansiaba el control de toda la galaxia. Ese grupo pretendía acabar con la libertad de los nativos de todos los planetas. Los Sith, como así se hacían llamar, manejaban el lado oscuro de la Fuerza.
Los Sith eran ambiciosos y solo pensaban en sí mismos. Ellos consiguieron poner en marcha su Imperio, en el que la gente estaba bajo unos mandatos injustos. Además, los Sith querían destruir a todo aquel que iba en contra de ellos, especialmente a los rebeldes, quienes querían una república donde todos fueran libres y reinase la verdadera paz, lejos de la oscuridad que manejaban los imperialistas.
La Alianza Rebelde no lo tenía nada fácil para vencer a los malvados Sith del Imperio. Luchaba continuamente contra ellos y muy pocas veces ganaba. El lado oscuro de la Fuerza era casi imposible de vencer; sin embargo, al cabo de un tiempo, las cosas cambiaron un poco.
Un valeroso grupo aprendió a manejar la Fuerza, pero no de la misma forma que los Sith. Aquel grupo velaba por la gente, trabajaba de manera exigente pero honesta para conseguir las cosas que beneficiaban a todas las gentes de la galaxia. Los Jedi conocían el lado luminoso de la Fuerza.
Con la llegada de los Jedi, los Sith tuvieron más complicaciones con su Imperio, por lo que intentaron destruir a los Jedi una y otra vez, al igual que estos querían acabar con los Sith. El destino de la galaxia se determinaría con la victoria de un grupo sobre el otro.
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Los Sith tenían su sede en una estación espacial tan grande como un satélite denominado Estrella de la Muerte, una base militar que tenía la capacidad de destruir un planeta entero. Los comandantes Sith eran Lord Darth Rei, Lord Darth Nura y Lord Darth Hiroito.
Darth Nura miraba por el ventanal de la sala de control mientras esbozaba su maligna sonrisa. Se estaban acercando a un planeta rebelde, Chrellis. Pronto ese planeta iba a ser borrado del mapa.
- Jejeje... Los rebeldes tendrán que rendirse después de esto.
- Eso fue lo que dijiste la última vez... y casi nos quedamos sin Estrella de la Muerte.
Darth Rei se había situado al lado de Darth Nura desde atrás como una silenciosa sombra. A Darth Nura no le gustó el comentario de su compañero.
- Fue por esos entrometidos Jedi... Si no existiesen, no habría pasado nada de eso. Pero esta vez no se volverán a colar.
Darth Rei suspiró.
- Odio a los humanos... pero sobretodo a esos Jedi.
- Darth Hiroito está yendo lento con su tarea. Le asignamos que se encargase de buscar el Templo Jedi y no ha encontrado nada. Esas ratas escurridizas se hacen cada vez más poderosas, ¡y más influyentes entre las gentes de nuestra galaxia! Maldición...
- Eso te pasa por elegir al más inepto de tus aprendices.
Darth Nura miró a Darth Rei con el ceño fruncido.
- Todos los del Clan Sith Nura son cualquier cosa menos ineptos. Y Darth Hiroito es el más cualificado.
- Sigo pensando en que tenías que haber elegido Lord a Darth Aotabo o a Darth Kurotabo.
- Ellos están con Darth Tsurara en Corellia. Les necesitaba allí para recuperar tu estúpido trasto.
Darth Rei frunció el ceño indignado.
- ¡No hables así de mi Halcón Milenario! ¡Fue mi mayor nave durante mi época como contrabandista!
Darth Nura se rió.
- ¿Y qué es de tu amigo Dantewbacca...? ¡Se ha unido a los rebeldes!
- Bah~
Las puertas de la sala de control se abrieron y entró Darth Hiroito junto con dos clones que agarraban a dos chicas. Darth Nura y Darth Rei se sorprendieron.
- Vaaaaya - dijo Darth Rei.
- Jé~ qué te dije~ - le susurró Darth Nura. Este caminó hacia Darth Hiroito.
- Saludos - dijo el nuevo Lord. - Sé que me encomendasteis la tarea de encontrar la sede de los Jedi y he fracasado... peeeero... en Naboo encontré a la Princesa Blueia.
La princesa Blueia gruñó en cuanto Darth Rei y Darth Nura le echaron el ojo.
- ¿Y quién es la otra del flequillo dorado? - preguntó Darth Nura.
- Ah... - Darth Hiroito puso cierto desprecio en su tono. - Es una droide de protocolo serie 3PO. Está diseñada para interactuar con humanos.
- ¡QUE SOY HUMANA! ¡SOLO SOY UNA HUMILDE TRADUCTORA! ¡SÉ HABLAR Y ENTENDER MÁS DE 6 MILLONES DE IDIOMAS!
- Calla, Criis3PO - mandó Darth Hiroito.
- Que los clones se las lleven a una de las celdas del piso de abajo y que disfruten de la destrucción - dijo Darth Rei.
- Iniciaremos la primera fase para dar fuego al cañón - dijo Darth Nura pulsando los botones para cumplir la orden.- Una vez quede destruido Chrellis, iremos a por Naboo.
- ¡No! - exclamó Blueia.
Los clones comenzaron a arrastrarlas hacia la salida.
- ¡Malditos! - chilló Criis3PO -കച്ചിറഐപിന്ചേങിങ്ങള്രുവ !
Las puertas se cerraron y los tres Lord Sith se quedaron a solas.
- ¿Qué decía esa droide? - preguntó Darth Nura.
- Pendejadas - respondió Darth Rei.
Darth Hiroito se acercó a ellos y al panel de control. Los tres se quedaron mirando el planeta que estaba apunto de ser destruido.
- No lo has hecho mal, mi antiguo aprendiz - dijo Darth Nura a Darth Hiroito. - Pero tienes que encontrar el Templo Jedi. Actualmente nuestra máxima prioridad es destruirles.
- Lo sé, mi viejo Maestro - dijo Darth Hiroito. - Estoy haciendo todo lo que está en mi mano, pero mejoraré y lo encontraré, lo juro.
Darth Nura sonrió.
- Bien. Esa es la actitud. No me falles.
Lord Darth Nura, Lord Darth Hiroito y Lord Darth Rei observaron como el cañón iba pasando por las distintas fases de su lanzamiento... hasta que abrieron fuego y un gigantesco rayo destruyó el planeta que hasta hace poco estaba delante de ellos.
El droide que les estaba espiando, KumatoD2, hizo volar su nave bien lejos, dispuesto a informarles a la Alianza Rebelde y al Templo Jedi.
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KumatoD2 se fue a un planeta glacial llamado Horth. En los subterráneos de aquel planeta estaba escondida una de las bases de la Alianza Rebelde, junto con el Templo Jedi. KumatoD2 llegó al Templo Jedi y una joven pádawan llamada Akane le avistó.
- ¡Ya está aquí, Maestro!
El Maestro Jedi, Abbadon, anunció:
- ¡Que abran las puertas para que entre! ¡Nos reuniremos en Consejo para que nos cuente! Akane, diles a las demás que vengan inmediatamente.
- ¡Sí, Maestro!
Varios guardias rebeldes abrieron las puertas y Akane corrió junto con sus amigas pádawans: Kikyo, Tsubaki y Akame.
- ¡Chicas, chicas, chicas! - dijo - ¿Habéis oído eso? ¡Una reunión del Consejo!
- ¿Y qué pintamos allí? ¡No somos maestras!
- Tsubaki, no seas desagradecida - le reprochó Kikyo.
- A mí me parece una muy buena idea - reconoció Akame. - Eso quiere decir que el Maestro Abbadon confía en nosotras.
Las aprendices Jedi fueron a la sala del Consejo donde ya estaba su Maestro Abbadon y KumatoD2. Dantewbacca estaba también presente, que vino desde la base de la Alianza situada en Orión IV.
Kikyo, Tsubaki, Akame y Akane se sentaron en sus sitios y se dio por comenzada la sesión del Consejo. Abbadon habló:
- Mis jóvenes aprendices, os he reunido aquí para, en primer lugar, ver la información que ha recogido KumatoD2 en su última misión. A raíz de eso... veremos qué hacemos.
Las pádawans asintieron y KumatoD2, que estaba en el centro de la sala, abrió la boca. De esta salieron imágenes holográficas de lo que vio.
- No puede ser... - dijo Kikyo.
- La Princesa Blueia - dijo Akame. - La han raptado...
- Y a Criis3PO - añadió Akane.
- Además han destruido Chrellis... - dijo Tsubaki.
- ¡No podemos seguir aquí sentados de brazos cruzados sin hacer nada! - exclamó Akame - ¡Tenemos que luchar! ¡Tenemos que acabar con esos Sith!
- ¡Eso, eso! - añadió Tsubaki.
- Jóvenes aprendices... no vais a hacer ninguna locura...
Kumato cerró la boca y las imágenes desaparecieron. Las pádawans se pusieron nerviosas. Querían luchar.
- ... pero es cierto - continuó Abbadon. - No podemos quedarnos aquí por mucho más tiempo. Intervendremos. Más bien, intervendréis.
Las pádawans abrieron los ojos como platos emocionadas. Abbadon dijo:
- A partir de ahora dejaréis de ser simples aprendices. Os otorgo el rango de Maestro.
Todas sonrieron.
- ¡Bieeen! ¡BIEEEN!
- ¡POR FIN! - celebró Tsubaki.
- Pero tú... Tsubaki... estarás bajo la supervisión de Kikyo - añadió Abbadon con tono serio.
- ¡¿Qué?! - dijo Kikyo.
A Tsubaki no le gustó eso.
- ¿CÓMO? - dijo Tsubaki - ¡¿Cómo que "bajo supervisión"?! ¡Pero si yo...!
- Noto dudas dentro de ti, joven Jedi, y esto puede suponer la caída hacia el lado oscuro. Lo mejor será que, aparte de Maestra, puedas seguir encontrando el camino de la Fuerza con una fuerte Jedi como es Kikyo.
- PERO... PERO...
- He dicho - sentenció Abbadon. - Iréis con Dantewbacca a Orión IV para uniros a la nueva flota de rebeldes que irá a la Estrella de la Muerte.Tenemos que acabar con esa base en cuanto antes. No podemos perder más planetas...
- GHGGHHRJ - dijo Dantewbacca.
- El siguiente es Naboo... - dijo Akame.
- Correcto. Una vez os hayáis unido a la misión de los rebeldes de Orión IV, os encargaréis de infiltraros en la Estrella de la Muerte, salvar a la princesa y a su droide, y acabar con los Sith antes de que puedan volver a escapar. Cuando hayáis terminado y hayáis evacuado, los rebeldes acabarán con la base.
- Sí, Maestro Abbadon - dijo Akane.
- Partiréis ahora. Recoged lo que necesitéis y haced grande al Templo Jedi allí afuera. Que la Fuerza os acompañe.
- Igualmente, que la Fuerza te acompañe Maestro - dijeron Akame, Kikyo y Akane.
Tsubaki fue la primera en levantarse e irse. Las otras la siguieron. Fueron a sus habitaciones.
- ¡ESTO ES INDIGNANTE! - gritó Tsubaki mientras preparaban su bolsa de cosas - ¿MAESTRA BAJO SUPERVISIÓN? ¡ES UN INSULTO! ¡NUNCA SE HA VISTO NADA IGUAL!
- Tsubaki... - dijo Kikyo. - Como dijo Akame, el Maestro Abbadon ha confiado en nosotras. Eso es algo de lo que debemos estar alegres, no enfadadas.
- ¡ESO LO DICES PORQUE TÚ NO ESTÁS "BAJO SUPERVISIÓN", KIKYO!
- ¡Pero soy yo la que te tengo que SUPERVISAR! ¡Eso también es un trabajo y no me quejo de esa forma tan descarada!
- Chicas... - Akame se acercó a ellas. - Son tiempos complicados... El Maestro Abbadon sabe lo que hace.
- ¡Desde lo de la Profecía está que no cabe! - comentó Tsubaki - ¡Debería alegrarse y tenernos más respeto! ¡Una de nosotras será quien traiga la paz y la libertad a la galaxia!
- Como él ya dijo... las profecías se pueden malinterpretar... - dijo Akane.
- ¡Hay que ser idiota para malinterpretar algo así!
- Tsubaki... - dijo Akame, - no le des más importancia de la que tiene. Si el Maestro Abbadon ha hecho eso es por precaución... Si ha visto que tienes dudas sobre la Fuerza...
- ¿Pero qué dudas...? ¿QUÉ DUDAS TENDRÉ YO?
- ¡No lo sé! - reconoció Akame - ¡Pero, por favor, confía en el Maestro Abbadon al igual que él ha confiado en ti! ¡Y ahora que somos Maestras, estamos a un paso menos de destruir a esos malditos Lord Sith!
- Eso es verdad. Acabaremos con esta guerra de una vez por todas - dijo Kikyo.
Akame echó un último vistazo a la habitación que estaban apunto de dejar. Recordó su última pelea con un Lord Sith que le juró revancha.
- Acabaré lo que empecé... destruiré a Darth Nura y reinará la paz en la galaxia.
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Dantewbacca, Akame, Akane, Kikyo y Tsubaki , junto con Kumato D2, entraron en la nave que hace poco robaron en Cornellia, el Halcón Milenario. Era una enorme nave que antes era propiedad de Lord Darth Rei antes de ser un Sith.
El Halcón Milenario llegó rápidamente al planeta Orión IV, donde estaba la base militar más fuerte de la Alianza Rebelde. De ella pronto iba a salir la flota que se ocuparía de destruir la Estrella de la Muerte.
Llegaron a tierra firme y la capitana de la flota, Némesis Sudou, les recibió.
- ¡Bienvenidas jóvenes Jedi! - dijo.
- ¡Cuánto tiempo, capitana! - dijo Akane.
- ¡Y bienvenido de vuelta, Damtewbacca!
- GHGGGRRHRGGRGRGHHRJ
- Tenemos información de nuestro droide espía y tenemos que atacar cuanto antes - dijo Akame.
- ¿Por qué?
- Lo hablaremos ahora en la reunión - dijo Kikyo.
- De acuerdo - dijo Némesis.
Un piloto pasó cerca de ellas sin saludar. Némesis le sonrió y le gritó:
- ¡Cerberus! ¡Estamos aquí!
- ¡Oh, Némesis! Digo... ¡Capitana!
Se acercó a ella y saludó.
- Hola Jedis.
Némesis le abrazó.
- ¡Pensé que te perdimos en la última batalla! x(
Las Jedi se quedaron mirándoles. Actuar así no era algo típico en la capitana.
- Se quieeeren~ - murmuró Akane.
Cerberus se sonrojó.
- N-Némesis-senpai...
- Te quiero ver en la reunión.
Némesis se alejó de él y pidió a las Jedi que la siguiesen. La capitana encendió su megáfono y anunció:
- Que todos los altos cargos vayan a la sala de control en 10 minutos. Tendremos una reunión con las Jedi.
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Unos 5 pilotos de primer rango incluido Cerberus, la capitana Némesis, Dantewbacca y las cuatro Jedi se reunieron en la sala de control de la base. Kumato D2 les enseñó los hologramas de la Princesa Leia y Criis3PO y la destrucción de Chrellis.
- Hemos perdido menos de lo que ellos piensan - dijo Cerberus. - Hace tiempo que dejamos la base en ese planeta.
- Pero se han perdido muchas vidas igualmente - objetó Némesis. - No solo por los pocos pilotos que se quedaron allí sino por los civiles.
- Y ahora se dirigen a Naboo - recordó Akane.
- Con Blueia en su poder - añadió Kikyo.
- Está bien saberlo para la próxima misión.
- ¿Con la estrategia que tenemos ya planeada? - preguntó uno de los pilotos.
Némesis miró a las Jedi para ver si estaban de acuerdo.
- Nosotras tenemos como misión salvar a la Princesa y destruir a los Sith - explicó Akame. - No intervendremos mucho en vuestros planes pero necesitamos tiempo para salir de allí.
- Me parece bien - dijo Némesis. - Y una vez muertos los Sith tendremos más fácil acabar con su base ¿Alguna objeción?
Como buena capitana, todos estuvieron de acuerdo.
- Pongámonos en marcha entonces. Les sorprenderemos.
La reunión finalizó y todos se dispersaron. Dantewbacca se fue con las cuatro Jedi.
- Deberíamos pedirle cuatro cazas a Némesis - sugirió Tsubaki. - Con el Halcón Milenario nos verán rápido.
- Pero recuerda que Darth Rei lo querrá. Puede servir como caballo de Troya - dijo Akane.
- ¡En cuanto sepa que somos nosotras le dará igual eso!
- Bueno... pero nos odia a muerte - dijo Akame. - Tal vez prefieran acabar con nosotras con sus propias manos. Además, El Halcón Milenario nos servirá para defendernos muy bien.
- ¡Y tenemos a Dantewbacca! - dijo Akane.
- GHHHHHGHHHHRJ
Tsubaki se cruzó de brazos. Kikyo puso cara de preocupación a Tsubaki.
- Hagamos esto bien, Tsubaki. En cuanto esto acabe, te entenderás con el Maestro Abbadon.
- Vamos - dijo.
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Quién iba a decir que después de cuatro horas una flota de rebeldes se estarían dirigiendo a Naboo, justo cuando la Estrella de la Muerte iba a destruir dicho planeta. Afuera, los cazas de los Sith salieron para encarar a la flota de la Alianza.
Darth Nura estaba en la sala de control atento a la batalla. El capitán Ann vino para informarle.
- ¿Qué ocurre? - preguntó el Lord Sith.
- La nave perdida de Lord Darth Rei., el Halcón Milenario, está viniendo hacia aquí.
- ¡Estupendo! ¡Justo ahora en medio de la batalla! Al menos la patrulla que fue a buscarlo podrá participar.
- La patrulla de aprendices no está en la nave, Lord. Alguien del enemigo la está controlando.
- ¡Maldición!
- Son los Jedi... - intervino Darth Rei, - Lo noto... Esos malditos se han hecho con mi antigua nave.
- Tenemos que evitar que entren en la base - dijo Darth Hiroito. - Si entran, liberarán a la princesa e irán a por nosotros. Entre luchar contra los Jedi y la batalla de ahí afuera nos acabarán destruyendo.
- ... Les dejaremos subir - dijo Darth Nura.
- ¿QUÉ?
- Acabaremos con esos Jedi en una batalla de verdad. Con nuestros sables. Destruyéndoles nosotros mismos mientras nuestros soldados vencen a los rebeldes. Nos aseguraríamos el futuro de nuestro Imperio.
- Mmm ¿y si los rebeldes ganan? - preguntó Darth Hiroito.
- Siempre ganamos nosotros - dijo Darth Rei convencido por la opinión de Dart Nura. - Existen casos excepcionales pero nada lamentables.
Darth Nura asintió.
- Darth Hiroito... hay una de las Jedi que puede ser interesante para nosotros ¿Sabes cuál es?
- Creo que sí, Lord Darth Nura.
- Encuéntrala. Y persuádela...
Darth Hiroito asintió.
- Yo iré a vigilar a la princesa - dijo Darth Rei. - No confío en esos ineptos guardias.
Darth Nura rió.
- Os espero aquí.
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Darth Rei se dirigió al piso de abajo, donde estaban las celdas. Encontró la de la Princesa Blueia y su droide y se acercó.
- Buenas, princesa - saludó.
- AJJ, Ya está este... - dijo Criis3PO.
Darth Rei no la hizo caso. La Princesa Blueia se acercó a las rejas.
- ¡Sacadnos de aquí, nyu~!
Darth Rei sacó su tarjeta de identificación que servía como llave para abrir la puerta de la celda. Blueia la miró como si fuese su vida hasta que Darth Rei la volvió a guardar en el bolsillo y entró en la celda.
- ¡Pero qué woockies haces! - gruñó Criis3PO.
- Cállate, droide.
- ¡No soy un droi...!
Darth Rei  hizó un ademán de mano que hizo que Criis3PO cayese al suelo inconsciente.
- ¡NOO! - gritó Blueia - ¡Maaaaaalo!
Darth Rei cogió a la Princesa.
- No me odies, querida gatita... Solo venía a ver cómo estabas.
- Pur qué dices esu... ¡Tú nunca quieres saber cómo están los demás! è3é
Darth acarició el mejilla de la Princesa.
- Tú eres una excepción...
- !!!!
Darth Rei la dio un beso.
- Tú... me gustas.
- ¡Nya! O////O
- Quiero que seas mi princesa.
- .///////. ! >/////< ¡Myaaaa~...!
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- No me gusta que Dantewbacca se tenga que quedar en el Halcón Milenario vigilando - dijo Akame.
- Al menos no nos han atacado muchos clones - dijo Tsubaki. - Asique no te preocupes por él y estate atenta a la misión.
- De todas formas... es extraño que nos hayan dejado pasar tan fácilmente - comentó Kikyo.
Akane se acercó a las demás después de averiguar dónde se situaban las celdas.
- Las celdas están en la última planta - informó. - Allí es donde debe estar Blueia.
- ¡Perfecto, Akane! - felicitó Kikyo.
- ¡Vamos! ¡Es por ahí!
Akane se fue hacia el segundo pasillo de la izquierda y las demás Jedi la siguieron. Cuando supieron que aquella zona ya era muy peligrosa, sacaron sus respectivas espadas láser y comenzaron a correr. Avistaron la zona de las escaleras y todas pasaron... pero, justo cuando Tsubaki iba a pasar, se cerró la puerta, y la Jedi se quedó sola.
- ¡No me jodas! ¡Eeeeh! - gruñó Tsubaki al otro lado de sus compañeras.
- ¡Tsubakiiii! - gritó Kikyo.
Kikyo cogió su espada láser azul e intentó hacer un agujero. Cuando lo consiguió, vieron que Tsubaki ya no estaba.
- Maldición... - dijo Akane.
- ¡Allí están! - exclamaron unos clones que venían del piso de arriba. Comenzaron a disparar a las Jedi y estas se defendieron con sus sables.
- ¡Tenemos que encontrar a Tsubaki! - dijo Akane mientras esquivaba disparos con su espada láser verde.
Akame logró acercarse a los clones y les rebanó con su espada azul.
- Némesis me dijo que no podía permitirse mucho más tiempo del que nos ha dado.
Kikyo se deshizo de otros dos clones.
- Seguiremos con el plan inicial, que es encontrar a la Princesa Blueia. Tsubaki sabe que iremos abajo a buscarla. Con suerte nos la encontraremos allí.
Akane asintió y Akame cortó la cabeza del último clon.
- De acuerdo.
Las Jedi corrieron escaleras abajo y, tras un par de minutos, llegaron a las celdas... pero no había nadie.
- La Princesa tendría que estar aquí - dijo Kikyo.
- ¿Qué la han hecho a la pobre..?. - dijo Akane preocupada.
Akame frunció el entrecejo y apretó la empuñadura de su sable. La sangre de la Jedi estaba ardiendo y sus ojos reflejaban llamas de fuego.
- Se acabó. Iré ahora a por los Lord Sith. Se acabó su tiránico imperio.
- !! A-Akame... - dijo Akane.
- La Fuerza... se llena dentro de ti - dijo Kikyo sin saber exactamente qué le pasaba a su compañera, pero sentía que estaba acumulando una Fuerza increíble.
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Tsubaki sacó su sable verde y amenazó al Lord Sith que la había separado del grupo.
- Tú no eres ni Darth Rei ni Darth Nura.
- Soy el nuevo Lord - sacó su espada doble de color rojo en ambos extremos. - Soy Lord Darth Hiroito.
Tsubaki y Darth Hiroito comenzaron a luchar. Darth Hiroito atacaba y Tsubaki apenas lograba defenderse. Darth Hiroito habló:
- Tu corazón está lleno de odio. Usas la ira... Deja de seguir a los Jedi y únete al lado oscuro.
- ¡PERO QUÉ WOOCKIES DICES!
- Yo puedo darte lo que tu Maestro no te ha dado ni te dará nunca... libertad y reconocimiento.
- ... ¡No eres más que un Sith emocionado por ser un Lord!
- Y tú eres una pádawan que quiere ser Maestra.... Yo puedo cumplir tu sueño.
- ...

CONTINUARÁ...












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