- Parece que no te gustan los cereales - comentó una voz femenina.

- Sí. Es cierto que sois la diosa de la agricultura - afirmó Akane.
- ¡Y no solo eso!¡Hija mayor de Cronos y, por tanto, hermana del Dios de Dioses!
- Sí, sí. Deméter-san.
- ¿-san? Vaya~ sí que aprendiste modales en Oriente, Akane.
- !?!? ¿De qué me conoce?
- Soy una de las divinidades de la naturaleza más importantes (por no decir la que más♥). Obviamente conozco a las ninfas.
Akane sacó una flecha del carcaj y apuntó con su arco.
- ¿Qué sabe usted de mí?
Deméter soltó una risita, cogió una manzana roja de su cesto y se la lanzó a Akane. Esta la cogió al vuelo con una mano.
- Está muy buena - comentó Deméter. - Cómetela.
Akane frunció el ceño, la volvió a lanzar al aire y apuntó con su arco. La flecha que disparó dio de lleno al centro del fruto y los restos cortados cayeron al suelo. Akane recargó el arco y volvió a apuntar a la diosa, a lo que esta comentó:
- Oh~ eso no todas las ninfas saben hacerlo.
Deméter se quedó mirando lo que quedaba de su manzana. Alzó la vista y en Akane volvió a ver la misma expresión de amenaza. Deméter decidió explicar, pues:

- ... ¿Por qué no aparece en la mitología?
- Atenea ya aparece celosa en el mito de Medusa. Iba a ser muy humillante para la diosa de la sabiduría si iba a tener esa personalidad ante los griegos. Además, el Oráculo de Delfos de esa época era muy estrecha y no quería crear una imagen de Apolo tan.... humana, asique la ninfa Nerea fue borrada de la mitología y solo se usó como nombre tradicional que significa precisamente "ninfa".
Akane bajó el arco como cansada de apuntar. Se la vio más vulnerable.
- Esa tal Dafne, mi tía para ser exactos, me estuvo cuidando antes de que me mudase a Japón.
- Cierto. Y gracias a ella Atenea no te descubrió... ... ... lástima que ya no siga del todo con vida.
- !!! ¿¿Qué quiere usted decir con eso?!
- No ha pasado mucho tiempo desde que Apolo volvió al Peloponeso y visitó el bosque... Esta vez fue a por Dafne pero Zeus la convirtió en laurel ¡Qué curioso! Las dos ninfas-hermanas más importantes convertidas en árboles!
- ...
Akane volvió a apuntar a Deméter y esta se sorprendió.
- Jajaja~ ¿y piensa vencerme la hija de una ninfa eliminada de nuestras memorias?
- No soy solo eso. Soy una miko del Templo del Gato Negro. Y por lo que me has contado también soy hija de Apolo. Los semidioses están muy bien vistos en vuestra cultura ¿no?
- Jijijijiji Semidioooosa... qué aberración~ ¡Será un placer eliminarte!
Deméter chasqueó los dedos y aparecieron espigas de centeno debajo de los pies de Akane y se enroscaron en sus piernas. Estaban subiendo por todo tu cuerpo para desarmarla y así lo hicieron.
- Otra bruja que usa la naturaleza como le da la gana - dijo Akane.
Deméter puso una mueca de enfado e hizo crecer espigas de cebada alrededor del arco para romperlo. Akane se dio cuenta y usó su brisa al igual que en la batalla contra Dioniso pero no funcionó. Akane siguió forcejeando manualmente pero rápidamente se fue cansando. Las espigas de cebada apretaron contra el arco y lo rompieron así como los de centeno destrozaron el carcaj completamente.
- ¡¡Ksóoo!!
Deméter hizo una risita e hizo crecer espigas de cebada que rodearon el cuello de Akane. La estaban comenzando a estrangular.
- Semidiosa dice... ¡JAJAJAJA! ¡BASTARDA!
La cruel diosa cogió sus frutas y las arrojó contra Akane. Esta gemía de dolor hasta que hizo fuerza contra las espigas mágicas. De su piel comenzó a salir una luz cegadora y las espigas se derritieron del calor.
- ¿QUÉ ES ESO? - preguntó Deméter llevándose el brazo a la cara para protegerse de la luz.
Akane quedó liberada y miraba a Deméter. Le lanzó un par de rayos de luz y la diosa de la agricultura salió despedida para atrás.

Muchos pétalos de diversas flores rodearon a Akane y se concentraron en sus manos. Se materializaron en su mano derecha un arco griego hecho con madera de olivo y en la izquierda una flecha. Le pareció haber visto una cara en aquel remolino de flores, una cara femenina que sonreía dulcemente. En su mente resonó "Gracias, hija". Akane sonrió y apuntó a Deméter, disparó la flecha y la dio justo en el corazón sin que la diosa pudiera defenderse. Rápidamente Deméter se hizo polvo dorado y subió a los cielos.
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