Abrí un poco los ojos y me cegué. Los cerré. Los entreabrí y los cerré otra vez. Los volví a entreabrir y me encontré en el sitio más iluminado que había visto en mucho tiempo, tal vez el que más en toda mi vida.
El techo era del mármol más blanco que había visto. Lo maravillé hasta que los oscuros recuerdos regresaron a mi mente: el agujero, la casi interminable caída por el vacío, el sake de Nura, la barca de Caronte, el juicio de los muertos, Hades y Perséfone, los 7 Pecados Capitales, el reino de los vampiros, los monstruos del Tártaro, el mundo de las sombras... el horripilante Infierno.
Levanté la cabeza y vi que estaba tumbada en una cama blanda y cómoda de una habitación de cuatro paredes de mármol y objetos bañados en oro y plata. A mi izquierda había como una pequeña columna de orden jónico sobre la que reposaba un único objeto dorado: un espejo.
Decidí cogerlo y me miré. Casi lo soltaba del susto que me dio mi reflejo. Estaba pálida, tenía unas ojeras que llegaban hasta las mejillas y pequeños cortes con una costra mal cuidada y mi pelo estaba desordenado y enredado. Y estaba esquelética. Había adelgazado tanto que al tocarme las costillas se me marcaban una barbaridad. Al menos comprobé que mis ojos habían dejado de ser de fuego y volvían a ser marrones.
Dejé el espejito donde estaba, aparté las sábanas, me giré y me quedé sentada extrañada por mi largo camisón blanco que llevaba. De repente alguien llamó a la puerta y una voz femenina habló:
- Espero que hayas dormido bien, Akame Scarlet Targaryen. Me gustaría verte en las termas en cuanto puedas... ¡Están en la tercera puerta a la derecha!
- ????? ¿Eh? Etto... eh... ¡sí~!
Me levanté y caminé hacia la puerta, pero cuando abrí no había nadie. Estaba en un pasillo y de la tercera puerta de la derecha salía vapor de agua. Salí y me dirigí hacia aquella puerta. A pesar de estar descalza, no sentía frío en los pies, de hecho ni me los ensucié debido a lo limpio que estaba. La abrí y entré. En efecto eran unas termas.
A la izquierda había una cabra, un toro, un cangrejo, un león y... ungh... no me preguntes cómo una balanza puede darse un baño en las termas. Sin embargo, en la derecha había una mujer de pelo largo y rubio de la cual no pude ver el rosto debido al vapor.
- Pasa, Akamecita Scarlet. Relájate~
Dudé en si era una trampa, pero finalmente me quité el camisón y me metí en el agua junto con aquella chica. Cuando el vapor del agua me dejó ver su rostro, supe quién era... La diosa griega del amor y de la belleza.
- ¡AFRODITA!
- Jijij~ Venus para los romanos~♥
Alarmada, me dispuse a a salir de la terma, pero ella gritó:
- ¡Espera! ¡No te voy a hacer daño!
- ¡U-Usted es uno de los dioses del Olimpo! ¡Me acuerdo que atacasteis Caetoneko y...!
- Akame-chan, ¡te prometo que no te haré nada! Me arrepentí de lo que hice en Caetoneko ¡Todos nos arrepentimos!
Fruncí el entrecejo y ella añadió.
- Estamos en el Cielo. No puedo mentirte.
- ...! ¿Hemos conseguido llegar?
- ¡Sí! A Abbadon le costó convencer a Anubis de dejar abierto el portal del Templo de la Luz.
- Cuando dices Anubis te refieres a...
- Al dios egipcio de la muerte ^//.//^ es un amor♥
- ... ¿Y es cierto que tiene cabeza de chacal?
- Por supuesto~♥
- ... Ay, madre... ¿Y dónde está Nura-kun?
- ¿Nurarihyon? Está bien... por ahora~ Ares/Marte lo está cuidando.
- Entiendo...
No sabía si estar tranquila. Estar en el Cielo no debe ser algo muy bueno para la salud de un youkai... y menos con un dios matón de la guerra. Me toqué mi colgante, pero en él solo estaba la parte del Yang. Me acordé de que Nura usó el Matoi para que él pudiese usar el Yin y así poder traspasar el portal. Confié en que él siguiese teniendo el colgante del Yin y podamos luego volverlo a unir con el Yang.
- ¿Cuánto lleváis? - preguntó Afrodita/Venus.
- ¿Qué?
- El rey de los youkais y tú juntos. Las parejas siempre tienen un comienzo~ ♥_♥
- Ò//^//Ó !! ¡N-No somos pareja...!
- ¿Nooooooo? No me lo creo... ¡Por Zeus! ¡Si os gustáis!
- PERO QUÉ DISEEEEH X///////////X
- Jijijiji te has puesto roja~
Sumergí media cabeza en el agua -///////-''.
- Bueno... - murmuró Afrodita/Venus.
Se puso en pie y salió de la terma.
- Tenemos que irnos. Hemos quedado con Abbadon, Nurarihyon y mi Marte~ en la fuente principal.
- V-Vale - dije sacando la cabeza del agua.
- Cupido te ha dejado un vestido en tu habitación- Lo suelo elegir en función de dónde naciste pero no sabía si era mejor traerte un hanfu chino o un kimono japonés.
- Oh... eee... No se preocupe, Afrodita-san.
- Coge una toalla cuando vayas a salir antes de que los signos del zodiaco se lleven todas.
Miró a las criaturas del otro lado. Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis en persona.
Como dijo la diosa del amor, había un vestido largo y blanco de tirantes sobre la cama, por lo que me lo puse. Antes de salir me volví a mirar al espejo y vi que tenía mucho mejor aspecto: las heridas estaban casi curadas, las ojeras habían desaparecido, mi pelo estaba peinado y brillante y, aunque no me pareciese que tuviese mucho sentido, no parecía un esqueleto andante.
Alguien llamó a la puerta y abrí. No había nadie.
- ¡Eh! ¡Aquí abajo! - dijo una voz.
Era un cangrejo, no, era EL cangrejo: Cáncer.
- Afrodita/Venus te espera en la salida. Me ha dicho que te acompañe.
- Oh~ Sugoi.
Mientras caminábamos, Cáncer habló (sí, los cangrejos del Cielo hablan):
- Eres una buena nativa de mi signo, Akame Scarlet.
- Etto... ¿gracias? X_X
- Puuf.... Julio~ Julio~... Este es el mes en el que más trabajo... ¡así hasta el 22 de julio!
- Ara ara ~D~ ... .D. ... ¡Espera! ¿Estamos en julio?
- Claro~ a 3 de julio del año en el que esté tu dimensión.
- o_o ... - Recé para que solo hubiese pasado un par de meses y no años. Lo que sí era seguro era que dentro de poco iba a ser mi cumpleaños.
Llegamos a la salida y Cáncer se despidió.
- Bueno... ¡hasta la próxima, sacerdotisa!
Se fue y Afrodita/Venus me vio desde un banco de al lado. Se puso en pie y dijo:
- ¡Vamos!
El Cielo y el Infierno son agua y aceite. En el Infierno estaba todo oscuro, pero en el Cielo tenía que entrecerrar los ojos para no quedarme ciega con tanta luz. Y es que mientras en el Infierno pisaba todos los días suelo duro con pinchos, el suelo del Cielo estaba formado por nubes esponjosas.
Llegamos a una fuente gigantesca con varias esculturas de dioses de multitud de culturas y, a un lado de esta, vimos al arcángel Abbadon con su misma armadura dorada y sus alas. Su aspecto divino no había cambiado en absoluto.
- ¡Akame-chan! ¡Al fin! - espetó volando hacía mí.
Nos dimos un largo y fuerte abrazo.
- ¡Cuánto tiempo, Abbadon-kun! ¡Conseguimos salir vivos del Inframundo gracias a ti!
- No sabes cuánto me alegro de que estés bien, amiga mía ¡Lo hemos conseguido! A propósito, ¿dónde está Nurarihyon?
- ¡Allí viene! - dijo Afrodita - ¡Con Marte ♥_♥!
Vimos a Ares pasando el brazo por encima del hombro de Nura, que estaba vestido con un yukata blanco, y hablándole como a un colega de toda la vida. Cuando el dios vio a Afrodita, gritó:
- VENUUUS ♥_♥
Corrieron a abrazarse. Nura se acercó a Abbadon y a mí.
- H-Hola~
Saltamos y nos abrazamos los tres.
- N-Nura-kun... ¿cómo estás? - pregunté.
- Bueno... con tanta aura celestial me siento bastante débil, ¡pero hemos logrado salir del Tártaro!
- Sí, pero... ¿cuánto tiempo hemos estado allí en el Infierno?
- Han pasado cuatro meses desde que os caísteis por el agujero - informó Abbadon.
- ... por Buda....
- ...
Nura se toqueteaba el colgante del Yin. Pensé en comentar que me lo devolviese en un rato, pero dije:
- Rei-kun y Cerberus-sama se han quedado luchando contra el Shadow Of Gold... ¿Cómo podemos saber si están bien?
Abbadon pareció preocupado por lo que le dije. Se limitó a a decir:
- La mayoría de dioses podemos ver lo que pasa en nuestras dimensiones pero muy pocos pueden ver el Infierno.
- ¿Qué sugieres que hagamos? - quiso saber Nura.
- Primero llamaré a Dios (el cristiano) y a Buda para que podáis mandar un mensaje a vuestros seres queridos.
- ¿Pero por qué al Dios cristiano? - cuestioné.
- Es de los más omnipotentes y omnipresentes - luego añadió, - también buscaré a Osiris (dios egipcio de los muertos) y a Alá (dios musulmán) para ver si pueden enseñarnos cómo están nuestros amigos del Infierno. Esperad aquí. No tardo nada.
- Gracias, Abbadon-kun - agradeció Nura.
Abbadon desplegó sus alas y echó a volar. Por último, dijo:
- ¡Me alegro de veros, nakamas!
- n_n
- nDn
En cuanto lo perdimos de vista, se hizo silencio. Nos fijamos en que Afrodita/Venus y Ares/Marte se estaban yendo de aquel lugar, uno tocando el culo del otro. Cuando nos quedamos solos, rompí el silencio diciendo:
- Bonito yukata, Nura-kun~
Gracias... jé~ bonito vestido~
- G-gracias >///< ...
- ...
- Etto... tal vez no sea el momento pero... el colgante...
Nura miró el Yin.
- ¡Oh! ¡Es verdad! Perdona~
Se lo quitó.
- A veces el Matoi se vuelve loco cuando se trata de compartir poderes que proceden de amuletos... pero haces así y ya esta.
Se acercó a mí mucho y juntó su Yin con su Yang. Ambos colgantes despidieron una luz cálida y agradable que hizo que el Yin Yang volviese a estar en su sitio con las dos partes puestas.
- G-gracias♥
- De nada, cebolla~
Me dio un beso en la mejilla y agaché la cabeza para ocultar mi enrojecido rostro.
- ¿A-A QUÉ VIENE ESO? - le grité.
- ¿NANI? Pero... yo... ¡Gomene!
Me giré y miré para otro lado. Escuché que estaba soltando muy en bajito su risita malvada... "Baka" pensé.
Abbadon regresó y se posó en el suelo con nosotros.
- ¡Acabé! ¡Todos conformes! Hemos tenido suerte... Estas cosas de hacer favores no suelen pasar.
Abbadon me vio con las mejillas rojas.
- Akame-chan, ¿te pasa algo?
- ¡N-No! ¡N-nada! Que... ¿Qué hacemos?
El arcángel sonrió y se adelantó hacia nuestro nuevo camino.
- ¡Seguidme! ¡Tenéis que saludar a mucha gente!
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