- Yo diría más bien que le duele - dijo Kikyo.
Al menos en el Templo de Kikyo hacía más calor. Estaba a punto de acabar noviembre y, aunque no hacía mal tiempo, las temperaturas estaban comenzando a bajar. Supongo que no lo iba a notar mucho, pues dentro de mí tenía nada más ni nada menos que un pájaro de fuego. Sin embargo, aquel hombre estaba en una situación completamente contraria a la mía. Las heridas le hacían más sensible a todo, incluido al frío, por lo que, tal y como había dicho Kikyo, le dolía hacer cualquier cosa.
El Templo estaba siendo calentado por una pequeña hoguera en el centro. En efecto, aquel lugar no era nada comparado con el enorme Templo del Gato Negro o el del Dragón Rojo. El Templo de la Shikon No Tama, como así lo había llamado Kikyo, era el típico templo de pueblo con el color de la madera al descubierto sin ningún tipo de decoración más allá de los talismanes de papel, los pequeños grabados y los pergaminos de caligrafía para espantar a los demonios. Al fondo del pequeño Templo había un altar con la Esfera de los Cuatro Espíritus, brillante y purificada gracias a la magia de Kikyo.
Kaede, la hermana menor de Kikyo, había crecido bastante desde la última vez que la vi. Era, por así decirlo, la aprendiz de Kikyo. En un futuro iba a ser una fantástica sacerdotisa. Además, cuando Kikyo se ausentó para ir a Caetoneko y a Madrid, Kaede fue quien llamó a varias amigas mikos de cuando Kikyo y yo estudiábamos para que vinieran a proteger al pueblo de los youkais.
Al parecer lo que mejor se le daba era el uso de las plantas medicinales.
- ¿Esta puede servir, Kikyo-nee-sama? - preguntó.
- ... No lo creo... Su cuerpo está horrible... A todo esto, - se dirigió hacia mí - ¿Sabes quién es?
- No... Le salvé de unos youkais del bosque del suroeste de la ciudad. No pude saber nada más de él.
- Ehrgh.... rergh...
- !!!! ¡Está despertando! - exclamó Kikyo volviéndose hacia él.
- Lleva intentando despertar desde que salimos de casa -O-''
Kikyo me mandó callar y preguntó al hombre:
- ¿Cómo se encuentra? ¿Quién es usted?
El herido fue abriendo su único ojo visible poco a poco, como si en verdad ese pequeño gesto le doliese a horrores.
- S.. s... s...
- ...
- ...
- ... meow
- S-Soy Onn..Oni...Onigumo.
Kikyo se alarmó.
- ¿Onigumo ka?
El hombre se la quedó mirando sin decir nada.
- ¿D-d-Dónde estoy...? D-Doko...?
- Está en un pueblo cerca de Tokyo. Mi amiga me dijo que le atacaron unos demonios del bosque por la noche.
- O... a... s-sí... creo que... sí.
- Has salido vivo por muy poco - dije.
- Agh... m... argh... ksó... ¿c-cuándo me pondr´ré b-bien?
Miré a Kikyo. Esta no supo qué decir durante un rato (o más bien quería evitar responder) hasta que decidió:
- Le llevaré a otro sitio y ahí comprobaré cómo evoluciona su estado ¿de acuerdo?
- Aergh...
- ¿A dónde? - le susurré a Kikyo.
Esta se levantó.
- Acompáñame, Akame-chan.
Salimos afuera y nos distanciamos varios metros del Templo. La gente nos miraba pero no se acercaron a nosotras.
- Supongo que no sabes quién es porque estuviste un año fuera.
- No, no lo conozco ¿Tú sí?
- Es Onigumo. Uno de los saqueadores más sanguinarios de los últimos tiempos. Se hizo bastante conocido por toda Japón en este último año. Ha saqueado montones de poblados y ha matado a mucha gente...
- ...!!! Por Buda... Y voy y le salvo yo x_x
- Has hecho lo que debías, Akame-chan.
- ¿Y qué harás tú? ¿Has dicho de llevarle a otro sitio?
- Hay una cueva cerca de por aquí que nadie visita. Le llevaré allí y veré qué tal van sus heridas. Si lo cuidase aquí, la gente del pueblo terminaría averiguando quién es y habría problemas, por no mencionar que estoy casi segura de que también está interesado por la Shikon No Tama.
- No se merece ni eso de la cueva ¡Te puedes meter en un buen lío!
- No te preocupes... sé lo que me hago. No tiene a nadie, no puede moverse... tal vez así pueda arrepentirse.
- ...
En aquel momento estaba segura de que Kikyo se estaba equivocando, pero tuve que aceptar su decisión. Kikyo, Kaede, Kumato y yo sacamos a Onigumo del Templo y lo pusimos sobre un carro. Los aldeanos del pueblo se acercaban y nos preguntaban que qué estábamos haciendo, que por qué no cuidaban ellos del herido, pero Kikyo les aseguró que lo mejor era que se recuperase en un lugar mejor. Aquello no convenció a algunos aldeanos, pero supuse que pronto se olvidarían del tema.
Marchamos en el carro hasta que llegamos a una cueva alejada del pueblo. Kaede y yo cogimos un par de escobas y dejamos un hueco del suelo sin hojas. Kikyo depositó heno en aquel hueco y dejó a Onigumo encima, junto con una manta para que no pasase frío.
- ¿Estás segura de que estará bien...? - preguntó Kaede a su hermana.
- ¿Q-qué .s sitio ee-.e-este? ¿M-me... me has ale...ajahgj...alejado del pueblo? - Onigumo no parecía muy contento con su nuevo hogar.
- Vendré a verte un rato todos los días. Te traeré agua y comida, cuidaré de tus heridas y al menos tendrás algo de mi compañía.
- M-Mentirosa..... Eres una mentirosa, Kikyo....
"Ha averiguado su nombre en cuanto la llamaron los aldeanos antes de venir aquí. Ksó... ¿Sabrá quién es?"
- Eres la sacerdotisa que purifica la Esfera de los Cuatro Espíritus ¿verdad? - dijo Onigumo, me pregunté en qué momento había mejorado en el habla. - Me estás dejando en medio de una cueva para que no robe tu preciada perla... me estás dando de comer a los lobos...
Rió de una forma malvada que no me gustó ni un pelo ¿No le dolía hacer eso? Tosió tras hacerlo.
Saqué a Guesshoku y le amenacé.
- ¿Cómo te atreves a hablar así? - dije. - Si no fuera por nosotras, ahora mismo estarías muerto.
- ¡Akame-chan! ¡Déjalo estar! - exclamó Kikyo.
- ¡No! Puedo tolerar muchas cosas, pero no soporto que alguien que sea salvado sin merecerlo y encima sea un desagradecido.
Onigumo pareció haberse asustando con mi reacción, pero volvió a esbozar su desagradable sonrisa.
- Vámonos, Akame-chan - pidió Kikyo.
Me volví hacia ella y salimos de la cueva. Kumato maulló contento mientras se rebozaba en el césped.
- ¿Estás segura de esto, Onee-sama? - preguntó Kaede.
- Ya cambiará de actitud y de carácter. Tiene que poder aprovechar la oportunidad de arrepentirse de sus pecados.
Nos subimos al carro y Kikyo mandó marchar a los caballos hacia el pueblo. Yo me quedé pensativa, aún inconforme con el plan de Kikyo.
- Mmmmgh... --3- ¿Y si llamamos a Dante-kun para que se lo lleve al Purgatorio?
Kikyo se lo pensó.
- Mmmm... tal vez sea buena idea pero... Allí no tiene a nadie y es un mundo completamente diferente. Pienso que lo mejor es que se quede aquí, en un lugar más familiar.
- Una cueva no es un lugar familiar, Kikyo-chan. Además en el Purgatorio es probable que pueda volver andar... moverse otra vez... ser humano.
- Eso tú no lo sabes, Akamecita~ Ay... tranquiila~ deja de preocuparte tanto. Estaremos bien por aquí. Has hecho un gran trabajo viniendo aquí con él ¡Y no pienses en tonterías de si se lo merecía o no! El Maestro siempre dijo que el trabajo de una sacerdotisa no es juzgar.
- Sí, pero...
- Sé que tú no eres de las que sigue la tradición de lo que es ser una miko. Pero, por favor, Akame-chan... tienes que mirarte eso. Si saliste de la Escuela de Sacerdotisas es para que tengas el papel de una miko, no de una semielfa, ni de una Phoenix Slayer... ¿Lo has entendido?
- ... Ay... sí...
- ¡Y controla eso de verte con esos demonios con los que te relacionas! No es seguro para ti... Ya viste lo que pasó este último año... Buscándote por todas partes.
- Nura-kun cayó conmigo. Sin él no hubiera sobrevivido, créeme.
- Eso está bien pero... no permitas que vaya a más ¿De acuerdo?
-.... Yo....
- ¡HEY! ¡KIKYO! - oímos desde lejos.
De la izquierda, una figura dio un salto tan grande que cayó justo enfrente nuestra. Yo grité de la sorpresa y Kikyo hizo parar a los caballos del carro.
No había visto en la vida a aquel chico. Era muy raro. Tenía el pelo largo y blanco, ojos amarillos y uñas muy largas. Vestía totalmente de rojo e iba descalzo, pero lo que más llamaba la atención eran sus orejas... de perro. Sentía un aura youkai en él pero diferente, estaba incompleta, había algo de humano en él.
- ¿Es un... mediodemonio? - deduje.
- Grrr... ¡Baaah~! ¡¿Y qué pasa con eso, eh?! Kikyo ¿quién es esa?
- T-Tranquilidad chicos x//___//X N-No os conocéis.
- Esa chica huele raro e3ê - comentó el chico.
- ¡¿Qué quieres decir con eso?! D8< ¡Ni que fueras un....! ... perro?
- B-Bueno~ en parte lo es x/_/x - reconoció Kikyo.
- ¡Eeeh! D8< - se quejó él.
- Se llama Inuyasha. Es un hanyo perro - dijo Kikyo mirándole con una extraña sonrisa.
- Inuyasha... ka?
Las palabras que un día salieron de la boca de Nura resonaron en mi cabeza: "Oí rumores de que Inu No Taisho murió por haberse enamorado de una humana. Dicen que tuvo un hijo bastardo y todo. Un mediodemonio, un hanyo ¿te lo puedes creer?"
- ...
- Inuyasha~ Esta es mi amiga Akame Scarlet. Es una sacerdotisa también.
- Sí... pero huele raro...
- Soy una miko un poco rara -comenté, - pero no es justo que por eso repitas todo el rato que huelo raro e_e
- Ara ara~ - calmó Kikyo - Inuyasha, ven con nosotras al pueblo ^D^
- ¿Yo? ¿Y yo q-qué pinto...? No es buena idea...
- Vaaaamos~ >o<
- MEEH...
- Bueno... como quieras~
Justo cuando Kikyo iba a reanudar el viaje...
- ¡Espera! ¡Vale ! ¡Iré!
- Jiji ~ - rió tontamente Kikyo, luego me susurró - siempre me hace lo mismo >P<
- A-Ah...
Así pues, Inuyasha vino con nosotras (y Kumato) al pueblo. Fue un viaje... un tanto extraño, completamente diferente al que estábamos teniendo antes de que apareciese el hanyo. Kikyo reía inocentemente cuando hablaba con Inuyasha. Parecían dos personas normales hablando de cosas tontas y picándose entre ellos.
Kikyo e Inuyasha parecían conocerse de no hace mucho, pero a la vez parecía que habían ganado una confianza muy especial... tal vez una relación muy estrecha... incluso demasiado. Por un lado me alegré de que Kikyo tuviese a alguien importante para ella que no sean sacerdotisas, aldeanos en apuros y su hermana... pero, por otro lado, me preocupé. Nunca la había visto actuar de esa manera tan natural y... tan poco suya. Parecía que, como mínimo, le atraía aquel semidemonio...
También es cierto que me identificaba con aquel chico. Yo tampoco soy totalmente humana y mi pasado no es que fuese muy brillante... Inuyasha seguro que lo tuvo que pasar muy mal también. Además, seguramente estuvo solo mucho más tiempo que yo.
Kikyo e Inuyasha eran dos personas solitarias que se habían encontrado y habían establecido un vínculo entre ellos ¿Cómo no me iba a alegrar por ellos? ... La Profecía.
- ¿Qué te pasa? - me preguntó Inuyasha.
- ¿¿Akame-chan?? ¿Te comió la lengua Kumato? - añadió Kikyo - Etto... Hemos llegado y hay algo que...
Salí de mi trance.
- ¡Uy~! Gomenasai ^D^'' Yo...
- Casi matamos a tu amigo el cuervo~ - dijo Kikyo.
- Mi amigo... ¿qué?!
Miré a mi alrededor y vi enfrente de mí a un demonio cuervo.
- Ay madre...
- Omnyouji Akame Scarlet. Soy Karasu Tengu, del Clan Nura. Según vi cuando pasé a buscarla a su templo, leyó la invitación...
- Hai Hai.... la leí x_x
- Debe venir conmigo, señorita <_< ...
- Hai Hai x__X''
Kikyo preguntó:
- ¿Ha pasado algo?
- Ya decía yo... - dijo Inuyasha. - Tu amiga es amiguita del rey de los demonios~
- Hai Hai... Solo... Nurarihyon me ha invitado a la fiesta de su Clan.
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