Al tercer día las cosas parecían ir mucho más lejos. Aquellos besos se hacían más intensos y las caricias comenzaban a derretirnos más de la cuenta. Cuando nos mirábamos, nos daba más vergüenza, pero a la vez nos gustaba cada vez más... cada vez me enamoraba más de él.
- Me gustas mucho .//. - le dije en aquella primera hora de la tarde.
- .////. ! Tú a mí, Ohime-sama </////<
- !!!! ¡No soy una ohime! >///<
Nura se acercó a mi oído y susurró en él mientras me daba calor.
- Eres MI Ohime~
- O/////O
Justo entonces alguien llamó a la puerta. Era un aldeano del pueblo vecino.
- !!! ¡Rápido! ¡Escóndete! >^<
Nura usó su Miedo y desapareció. Me arreglé rápidamente el pelo y corrí a la puerta principal.
- ¡Yamada-san! - dije nada más abrir la puerta - ¡Cuánto tiempo!
- ¡Sacerdotisa! ¡Qué alegría de que por fin haya vuelto de su viaje! - dijo con un tono sin mucha confianza, algo que me llamó la atención.
- ¿Qué le ocurre?
Miró al edificio y a los lados. Se acercó a mí y me susurró:
- Dicen que en este Templo hay un demonio viviendo con usted... ¡y de los poderosos!
- ! ¿Un demonio? ¿Qué dice, señor? ¡Aquí no hay demonios! ¡Esto es un lugar sagrado!
- ... ¿Ah sí?
- ¡Claro!
- Dicen que han visto sombras extrañas conviviendo con usted, y que usted ya no vive los días en silencio orando a Buda.
- ¡No dude usted de mí! ¡Lo que pasa es que Kumato-chin es de otra dimensión y es fácil de confundir con un youkai! ¡Y vaya ruido que hace, sí! ¡Lo solucionaré!
Mentir no es de las cosas que mejor se me dan... pero pareció que coló.
- Ya... Entiendo... - dijo Yamada.
- ¿Ha venido solo por eso?
- ¡Oh, no! ¡Necesitamos su ayuda! Un grupo de demonios pájaro está en el Santuario Mayor y otros se han hecho con el control del almacén de recursos ¡Nos moriremos de hambre antes de que acabe el invierno si no podemos alimentarnos ni rezar!
- Uff... ¡Tranquilo! Os ayudaré. Iré con usted enseguida. Espéreme aquí en la entrada, que iré a por mis armas.
Le invité a pasar y se quedó en la entrada mientras subía a la habitación. Nura apareció justo cuando iba a coger mi arco.
- ¿Te vas? - dijo.
- Sí. El pueblo de por aquí me necesita.
- Ungh... ¿Y cuándo volverás?
- Depende de cómo de fuertes sean los demonios que les están acosando. Pero, si solo han ido a fastidiarles el santuario y el almacén, no creo que me lleve mucho.
- Entiendo...
- Tú... deberías volver al Clan. Te deben de necesitar.
- Quiero estar aquí. Además, Gyuki...
- ¿Gyuki-san se encargará? A este paso se levantará contra ti.
- No lo hará una segunda vez...
- O sí... Además, los de por aquí te han visto y empiezan a tener miedo del templo. Tenemos que tener cuidado.
- ... Ungh... De acuerdo. Volveré a Ukiyo-e.
- ^//////^
Nos dimos un último beso de despedida y nos fuimos cada uno por su lado.
Fui con el aldeano al pueblo y vi que los demonios ya se estaban motivando a aterrorizar a la gente de las casas. Muchos aldeanos estaban corriendo presos del pánico. Varios me vieron y pusieron una cara de alivio y alegría, pero luego se les pasó cuando se quedaron pensativos. Al parecer, quien fuera quien nos espió a Nura y a mí, había corrido la voz en el pueblo y todos estaban al tanto, lo más seguro pensando en que el templo estaba bajo una maldición.
Vi a uno de los demonios pájaro salir del almacén y chillando con una gran fuerza que destrozaba los tímpanos. A pesar de que mis oídos emitiesen un molesto pitido, saqué una flecha del carcaj y la disparé directa al demonio. Esta impactó en él y lo redujo a cenizas.
Muchos más demonios salieron de sus escondites y se lanzaron contra mí. Puse dos flechas y grité:
- ¡FLECHAS DEL YIN YANG!
Una de las flechas se tornó blanca y la otra negra. Las disparé y ambas persiguieron a los demonios pájaro más cercanos. Así hice hasta acabar con todos. Después de eso, me paseé por el almacén y el santuario para acabar con los que quedaban. Sentí que el resto habían huido.
- Eran bastantes - dije.
- Gracias por salvarnos, sacerdotisa - agradeció un joven albañil.
- ¡No es nada! - dije.
Varias mujeres recolectoras murmuraron y cuchichearon entre ellas.
- ¡Y a ver si os entra en la cabeza! - gritó el albañil a los demás - ¡Akame-sama no está endemoniada! ¿Quedó claro?
Las señoras se callaron... y decidí intervenir.
- Oye...
Todos me miraron y no supe bien qué decir. Más bien no sabía cómo decirlo de la manera más suave posible.
- Gente, yo... Quería deciros que entiendo que estéis algo alarmados por cómo me he comportado últimamente, además de mis largos viajes por ahí fuera... Lo entiendo, la verdad.
- ...
- ... pero esos viajes me han hecho pensar, pensar mucho en mí y en lo que realmente quiero... y quiero deciros la verdad... de que ya no voy a ser exactamente una sacerdotisa tal y como las conocéis, no seré como las demás.
- ¿A qué te refieres? - dijo un señor.
- Te lo dije - su mujer, que estaba al lado.
- ¡No me malinterpretéis, os lo pido! ¡Seguiré ayudándoos y matando a todos los demonios necesarios! Pero... mi vida va mucho más allá de lo que pueda hacer una sacerdotisa. Sabéis quién soy... que el poder del Gran Fénix Legendario vive dentro de mí, y que además esos viajes que he tenido han llegado más allá de este mundo, incluso de esta dimensión. Después de ese año fuera no puedo ver las cosas de la misma forma que antes...
Varios aldeanos parecieron comprenderme... otros seguían confusos.
- Pero... responde, ¿a caso usted se relaciona con youkais?
- .... Algunos han vivido lo que yo.
- ¡Está endemoniada! - chilló una señora.
Le miré frunciendo el ceño.
- Por muy difícil que parezca, hay demonios (no tienen porqué ser youkais que conozcáis) que se han hecho buenos compañeros de viaje. Las demás dimensiones son completamente distintas a la nuestra y hay cosas que se nos están escapado, cosas que nuestra cultura no llega a contener... Miradme a la cara y decidme que soy un demonio que os estoy mintiendo, en serio.
Muchos parecieron echar mano de su mente y seguirme, otros decidieron desconfiar. Supongo que no se puede convencer a todo el mundo.
- Sois libres de pensar como queráis - dije. - Pero si os vuelven a atacar, no dudéis en contar conmigo.
Me colgué el arco a la espalda y me marché. Los aldeanos comenzaron a hablar entre ellos a las espaldas. Mientras unos decían que era imposible lo que había dicho y que había escogido el camino del pecado y de la oscuridad, otros afirmaban que aquello que había dicho había coincidido con los últimos descubrimientos que habían hallado los grandes científicos de la capital, que existían mundos paralelos al nuestro igual de grandiosos que este pero a veces totalmente contrarios a nosotros. Un grupo pequeño gritó:
- ¡DOMO ARIGATOU GOZAIMASU, AKAME-SAMA!
- ¡LARGA VIDA!
Sonreí sin voltear. Al menos había gente que sí confiaba en mí... Tal vez ese fuese el primer paso para lograr la vida con la que me sintiese más yo, es decir, tener MI vida, la que quería para mí. Sin preceptos de sacerdotisa, sino nakamas; da igual de qué naturaleza fuesen... Estar con Nura sin que los demás se aterroricen a diferencia de mi infancia en China, donde los humanos de la aldea de al lado de nuestra cabaña nos marginaban solo porque mi madre era una elfa.
Caminé sin problema hasta que volví al Templo del Dragón Rojo (o a mi casa xDx lo que fuese ya) después de aquella tarde agotadora. Era de noche y Kumato el gatomate estaba mirando contento la Luna.
- Konbawa Kumato-chin~ nDn
- Miiiiau >D< - maulló mientras movía la cola contento.
Sentí entonces una presencia... ¿otra vez? Entré al edificio y subí a mi habitación. Le vi a él... Nurarihyon.
- ¡¿Otra vez aquí?! - le espeté.
- Haaai~ -D- - dijo mientras fumaba de su pipa.
- Ksó...
Dejé las cosas contra la pared y me acerqué a él.
- ¡Te dije que deberías estar más atento a tu Clan! òºó
- Funciona de maravilla incluso cuando no estoy~ Lo he comprobado mientras estabas fuera -Dâ
- U-Ungh...
- ¡AY!
Nura dejó bruscamente su pipa y se llevó una mano al pecho.
- Me duele... ¡me duele!
- Eso ya no cuela e3e
- >O<... >Oe .... eOe...
Nura me miró y se quedó un rato en silencio. Entonces desapareció y reapareció justo a pocos centímetros de mí.
- Baka~ - dijo con los ojos medio cerrados.
- Baka, tú... - le respondí....
Me lancé a besarle, sin embargo él pareció estar pensando en lo mismo y nos besamos a la vez. Acaricié su cara y su pelo mientras me cogía de la cintura y me acercaba más a él. Cada vez nos fuimos besando más y más... casi sin control. Nura me empujó hacia atrás y me pegó a la pared.
- Te estaba esperando... porque te quiero mucho, Akame-chan.
- A-Ayakashi-sama...
No había pensado en decir eso... por alguna razón me había salido del corazón. Vi a Nura morderse el labio.
- Me encanta cuando me llamas así...
Miré abajo sonrojada. Nura se pegó más a mí.
- Dímelo otra vez.
Le miré sobresaltada.
- ¿Eh? ¿Eh? ¡¿P-Por qué?!
Nura acarició mi mejilla con su nariz mientras sus manos recorrían mi espalda. Se acercó a mi oreja y susurró:
- Dilo~
- U-Um... A... A... Ayakashi-sama~
Nura comenzó a lamerme la oreja. Yo gemí muerta de la vergüenza, pero me sentí increíblemente genial. Acaricié su cuerpo con cariño. Acerqué mi cabeza a su cuello y le mordisqueé... aunque no se lo esperaba, pareció gustarle bastante... hasta que empezó a tocarme y a acariciarme debajo de la espalda. No, nunca nadie me había tocado las nalgas... y me estaba gustando demasiado *red*
- ¡N-Nura! - exclamé.
- ¿N-No te gusta? - dijo con tono preocupado.
Miré un poco a sus ojos y luego abajo.
- B-Bueno...
Nura me apretó y gemí sobresaltada. Me acurruqué en su pecho.
- Me siento demasiado bien... Nura-kun.
- Yo también... Estás tan preciosa, Akame...
Me llamó la atención que no usase el honorífico.
- ¡N-Nura! N-No me mires... Me da mucha vergüenza.
Estaba bajando la mirada. Nura me cogió de la barbilla y subió mi cabeza con delicadeza. Me quedé embobada mirando su rostro. Era tan guapo... y me estaba mirando profundamente con esos ojos tan brillantes y bonitos... Le confesé:
Las mejillas de Nura se colorearon aún más de lo que ya estaban.
- Aishiteru... Watashi no... Ohime-sama...
¡Será posible que me encantase que me llamase "ohime"! Me cogió en brazos y exclamé un "kya~" tan agudo que Nura me miró sonriente soltando una risita... ¡En qué estaría pensando! Me tumbó sobre la cama. Él se quedó de pie y me dio vergüenza que me mirase así.
- ¡A-Ayakashi-sama!
Él se tumbó conmigo y comenzó a besarme más apasionadamente que antes, mientras fue quitándome el kosode, la parte de arriba de la chihaya. Mi corazón latía con mayor fuerza que antes.
- Mmm... Akame-chan...
- Yo... No debería estar haciendo esto... y menos con...
- ... con un demonio... Lo sé... Lo siento... pero es que... me encantas tanto...
- Me encanta... - acaricié su cuerpo y le fui desatando el obi de su yukata. - Me está encantando esto, mi youkai~♥
- Mmm... t-tuyo...
Nunca pensé que iría a hacer algo así en mi vida... y menos con un demonio... y mucho menos con el Señor del Pandemonio. Le di un beso y le quité la ropa. Hicimos la croqueta hasta quedar él debajo y yo encima de él.
- T-Tú también - dijo.
- ¿Y-yo?
- Quítate... l-la ropa.
- !!!
Me dio muchísima vergüenza pero le hice caso, aunque ya la parte de arriba estuviese al descubierto. Me desaté el obi y me quité lentamente el kosode y los hakama. Una vez desnuda y ruborizada, vi que Nura me miraba fijamente. Le dije en bajito:
- Me encantas... Ayakashi-sama... ¡KYA!
Me tumbó en la cama y él se puso encima de mí. Me acarició las piernas y me comenzó a dar besitos en ellas mientras me mimaba los pies.
- Mmmm... Mi Cebolla...
- ¡N-No soy una cebolla! ¡Youkai! D//x
Nura rió y se acercó a mi tripa.
- Entonces deberé comerme tu hígado~ ¬//U//¬
- ¡¿Eh?! ¡EH! ¡N-NURA! ¿CÓMO...? MI HÍGADO ES MÍO... NO...
Nura mordió mi tripa, justo en la zona del hígado.
- K-Kya~
Nos miramos y nos pegamos más el uno contra el otro... pensando en lo mismo mientras nos mordíamos los labios.
- Tranquila... - dijo Nura.
Fue el beso más suave que me dio... hasta luego volverse más intenso. Aquella noche Nura y yo nunca habíamos estado más juntos... hicimos el amor. Nos sentimos muy bien... Nos dijimos todo lo que sentíamos, y las palabras no eran las protagonistas... Nos queríamos, y nos comenzamos a amar.
Una vez acabamos, me tumbé de lado cansada pero sintiéndome como nunca y Nura hizo lo mismo. Me miró y me dio un beso en la mejilla.
- ¿A-akame-chan?
- M-Me ha encantado...
- !! A-A... a mi también... Mucho.
- Aishiteru, Ayakashi-sama~
Nura cogió la sábana y nos arropamos. Me acurruqué en su pecho notando cómo su corazón, que palpitaba fuertemente, se iba relajando, y nos dimos un precioso beso en los labios.
- Aishiteru, Ohime-sama♥
Al rato, nos quedamos dormidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario