Desde que el barco donde navegábamos llegó a Tianjin, nos juntamos con un considerable número de soldados que nos acompañaría en nuestra ruta por tierra hasta llegar a Pekín.
Los días eran tensos. Mientras caminábamos, siempre tenía la mano sujeta a la empuñadura de Guesshoku. No me sentía relajada en absoluto disfrutando del paseo. Tal vez debería haberme sentido mejor que en el barco... pero mi mente no me dejó en paz. Cada noche tenía pesadillas, soñaba que volvía a ser pequeña y me perseguían... Soñaba lo que viví hacía muchos años. Estar allí hizo que una herida que cicatrizó hace tiempo... se abriese.
Aika y Miku trataron de enseñarme lo bonito que era aquel paisaje: La nieve sobre los árboles, los campos de arroz... en parte me distrajo. Hubiera sido más eficaz si el general Shang no me hubiese... "stalkeado".
A pesar de las complicaciones con el clima (a veces pensé que el emperador quería matarme en una nevada), conseguimos llegar a la capital del Imperio Chino: Pekín.
La ciudad del emperador, denominada la Ciudad Prohibida, era incomparable con cualquier otra ciudad. Estaba anocheciendo, por lo que las personas que allí vivían, estaban encendiendo los faroles. Algunos eran de tantos colores que parecía un especie de festival de luces. Los edificios eran enormes pintados de rojo y con el techo anaranjado.
Muchos chinos estaban reunidos en una gran plaza frente al edificio más grande todos lo que había allí: el palacio del emperador.
Había muchos que iban sujetando a un dragón verde, rojo y dorado hecho de papel... pero solo había uno. Me llamó la atención que las demás estatuas, marionetas de papel, y demás, fuesen de grandes pájaros dorados.
- No sabía que los chinos le tuviesen cariño al Gran Fénix - comenté.
- Es tu fiesta especial de bienvenida ¡Están celebrando tu victoria frente a esa bestia! - dijo Aika.
- Recuerda que "esa bestia" soy yo ahora.
- ...
Aika permaneció en silencio el resto de la celebración.
En el centro de la plaza hicieron un camino libre de gente para que pudiésemos pasar hacia las escaleras del palacio. Fue entonces cuando el emperador salió a recibirnos. Allí estaba... el causante de tantos sufrimientos. El causante de que yo... bueno, fuese yo.
Sus ropas doradas lo hacían parecer alguien superior al resto de mortales. Para los ciudadanos, los soldados, la corte y lo que reflejaban las estatuas de su propio palacio, el emperador parecía un verdadero soberano, un "héroe"... según tengo entendido hasta casi era considerado un dios... pero su rostro y vitalidad reflejaban lo contrario, la verdadera realidad de aquel hombre. Era un anciano. Un débil mortal educado para la gobernanza de un enorme imperio y que no se cortaba la barba desde hacía muuuuchos años, desde luego. El entorno de aquel señor lo hacía alguien majestuoso, sin embargo, era el ser más vulnerable físicamente que podía haber.
Sus ojos rasgados coincidieron con los míos mientras subía las escaleras con las embajadoras, Shang y los demás soldados. Dicen que los ojos son el espejo del alma... y lo que nos reflejábamos mutuamente era una escondida enemistad alimentada por el paso del tiempo. Sin embargo, este sonrió con cierto carisma y dijo con los brazos abiertos:
Se oyeron vítores y gritos de aprobación detrás mío. "¿Hija pro...? Pero qué narices..."
- ¡Y no ha vuelto de cualquier forma! Ha vuelto como una heroína que ha luchado por su honor en la isla japonesa de Hokkaido enfrentándose ella misma a la bestia milenaria más temida de todos los tiempos: El Gran Fénix Legendario!
Y se oyeron otros vítores. Preferí no darme la vuelta, ya que supuse que se estarían arrodillando o algo por el estilo. Eché un vistazo a los compañeros del emperador, aparte de los soldados.
Había un chico a mano derecha del emperador medianamente joven que también vestía de dorado, pero llevaba una coraza y una capa hecha de piel de lobo. Su pelo estaba recogido por una pequeña coletilla que me recordó a la típica de los samuráis que veía pasar cerca de mi Templo en Japón de vez en cuando. Dado por sus ojos rasgados y su cara, supuse que sería el heredero al trono imperial, el hijo del actual emperador.
Por otro lado me llamó la atención una chica que estaba a la izquierda. Llevaba un vestido verde típico chino, pero no iba maquillada como las otras mujeres. Su pelo moreno y lacio llegaba hasta los hombros por poco, en vez de ser largo como el de las típicas damas de la corte. Fue cuando vi que iba armada, cuando supe que no era de la corte, sino del ejército... ¿Una mujer en el ejército? Eso no era para nada usual... Me sorprendí cuando de pronto me fijé en su espada. Era la típica espada del ejército chino, con una decoración de un dragón... pero la funda fue la que verdaderamente me alarmó. Era negra como la funda de Guesshoku, con un dragón verde en vez de rojo.
"¿N-nani...?" Me di cuenta de que el general Shang, cuando me "stalkeaba", estaba mirando más bien a mi katana, no a mí exactamente. Tal vez fuese porque le llamó la atención el parecido entre las dos espadas.
"Tendré que hablar con ella después de este circo" pensé.
- Como emperador del Imperio, le deseo una cálida bienvenida aquí en Pekín. Haremos fiestas por su llegada a China. Será la invitada de honor en los bailes, banquetes, paseos y demás, Phoenix Slayer.
No reaccioné.
- ¿No dice nada?
- Oh, sí... Ehhh... - "¿Y ahora qué digo yo? X___X" - Vale...~ Y... espero tener... muchos ratos para hablar.... con usted y... ver los jardines y demás.
- Ohhh, por supuesto que hablaremos. Será bien recibida. Venga conmigo y... ¡qué siga la fiesta!
Tras varios vítores de la gente, seguimos al emperador hasta entrar en el palacio, más lujoso de lo que podía imaginarme...
La chica giró la cabeza hacia atrás y miró a Shang. Se sonrieron con ternura y volvió a girarse.
- ¿Es a mí o acaban de hacerse ojitos? - susurré a Miku.
- !!!! ¿Nanii? ... Ahora recuerdo que me dijo que estaba casado...
- Se llama Mulán, y es la primera y única mujer del ejército. Su historia es de leyenda... Entró al ejército disfrazada de mujer reemplazando a su padre y se enfrentó al líder de los mongoles que quería asesinar al emperador. Se casó con el general que la instruyó y ahora entrena a niñas de su aldea para aprender a luchar... ¡Tal vez en un futuro haya más chicas en el ejército!
- Por Buda... O_O ... Y... oye... ¿Sabes si está relacionada con un dragón o algo así?
- Mmmm... Los dragones hace tiempo que se extinguieron, Akame. De todas formas... su familia estuvo bastante aparentada con un dragón... De hecho algunos rumorean que el espíritu de este la ayudó.
- ¿Sí...? Mmm...
- Podéis dejarnos solos a la Phoenix Slayer y a mí. Mulán Fa, supongo que tiene ganas de hablar con el general.
- Sí, emperador.
- Y gracias a vosotras, embajadoras. Habéis cumplido bien vuestra tarea.
- Gracias, emperador ^D^ - dijo Aika.
- Ven conmigo - me dijo.
Le seguí hasta una habitación y hablamos...
- ¿Cómo se siente, Akame Scarlet?
- Bueno... Nostálgica.
- Debió haber tenido una vida complicada allí en Japón... y sé que fue culpa mía.
- ... - fruncí el ceño. Notaba el tono persuasivo del emperador.
- Siento mucho lo que pasó hace años, Scarlet. Me arrepiento de veras...
- ... - noté cierta falsedad.
- Su padre fue un gran soldado. No andaba en los altos cargos, siempre fue... el "pequeño lobo" de la familia, por eso se llamaba Shaoran, jeje. Por lo que me contaron fue un gran hombre, sí... El pequeño de los cuatro hermanos, pero el mejor espadachín.
- ... - Nunca conoció personalmente a mi padre... y no tenía derecho a hablar de él.
- Según me dijo el padre de mi soldada Fa, Zhou Fa, le conoció muy cercanamente. Es curioso ¿no es así?
- !! - Si el padre de Mulán y mi padre se conocían y tanto ella como yo tenemos dos espadas de Domadores de Dragones... significa que Mulán no solo está relacionada con un dragón, sino que puede ser la hija del Domador del Dragón Verde. Nadie me había hablado de aquel dragón, pero después de que me hablaran de que existió el Dragón Gris del Agua, seguro que el Verde también existió. Decidí seguir la conversación. - Lloré mucho la pérdida de mis padres.
- Me imagino. Usted era muy pequeña... Pero le aseguro que nada así volverá a ocurrir. Ahora elfos y humanos pueden convivir en paz en mi Imperio... lo he comprendido.
"¿Seguro?"
- Sería un placer que volviese a tener residencia aquí en China. Le ofrezco un sitio aquí en la Ciudad Prohibida. Puede estar en la corte, si lo desea, como símbolo de la paz entre criaturas mágicas y mortales y de valentía y honor por su gran hazaña con el Fénix.
- ... ... Verá... Ya se lo dije a sus embajadoras... He conseguido una buena vida en Japón y tengo allí todo lo que quiero. Ahora que usted y Japón han dejado las armas puede haber paz entre los dos imperios.
- ... Sí......... Tal vez pueda ser así...... De todas formas, le agradecería que disfrutase de unos días aquí. Le hemos preparado montones de cosas. Si cambia de opinión siempre podrá decírmelo.
- Cuanto antes vuelva, mejor... Tengo varios asuntos...
- ¿Asuntos? Ah... Me dijeron que es usted sacerdotisa...
- Así es.
- ¿No cree usted en los dioses?
Me quedé un rato en silencio pensando en el Cielo.
- ... Sigo las enseñanzas de Buda y la naturaleza del Yin Yang.
- Ya veo... - dijo mirando mi colgante. Preciosa joya ¿Es japonesa?
- Herencia familiar - "antes de que usted matase a mi madre, maldito".
- Jeje... de todas formas... Entiendo que sea complicado tener fe. Tenemos unos tiempos complicados con el tema de posibles dimensiones paralelas a la nuestra, criaturas majestuosas que se escapan del símbolo de Lu... Los criaturas demoníacas están algo alteradas además.... Me dijeron que allí en Japón hay serios problemas con los "youkais".
- ... Sí.... La verdad es que sí.
- Sí... Usted debe saberlo bien siendo una sacerdotisa...
- De hecho es curioso como algunos se comportan de manera distinta - dije pensando en el Clan Nura - y que haya demonios que me temo que no son de este mundo - añadí pensando en Rei.
- ¿Comportamiento distinto entre demonios? Jajaja... Curioso... Siempre me pareció que lo único que se diferencian los demonios son sus familias, razas y tipos... pero... ¿comportamiento? Todos desean el mal a los humanos.
- Algunos están desarrollando cierto aprecio a los humanos. De hecho hay casos de mestizaje...
- Vaaaaaya.... Me sorprende que una sacerdotisa como usted confíe en esas habladurías de amor entre demonios y humanos... Jajaja No es usted una sacerdotisa normal... Supongo que es porque accediste a la profesión por necesidad más que por vocación...
- No subestime mi cariño hacia mis labores.
- No, claro que no. Si no le tuviera cariño a eso de ayudar a los mortales con poderes celestiales, hubiera ya sido una líder en la corte japonesa y aquí... como Phoenix Slayer... Ese título le solucionaría la vida.
- Tengo otros intereses.
- ¿Mucho más importantes que ser una grande de Oriente?
- ... Sí.
El emperador sonrió y asintió emitiendo una pequeña risa.
- Estaré aquí un par de días hasta que acaben las fiestas - decidí.
- De acuerdo :) Puede ir con sus primas, las embajadoras Aika y Miku Targaryen. Estarán con varias sirvientas que os llevarán a su habitación.
- Ariga... digo...... Gracias.
Di media vuelta.
- No se olvide de mi oferta de residir aquí, Scarlet.
Me paré pero decidí no girar la cabeza para volver a verle. Seguí caminando y cerré la puerta antes de salir.
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