martes, 19 de enero de 2016

Quiero volver a Japón

El día siguiente lo pasé en los jardines de palacio hablando con Aika y Miku sobre lo que me había dicho FaZhou. Era el último día en China, es decir, el último día que iba a estar con ellas... y por sus ánimos vi que no querían que fuese así.
- Nos alegra que hayas podido investigar más sobre lo que pasó con nuestra familia - dijo Miku.
- Aunque casi el emperador se entera de que te fuiste >~< - añadió Aika.
- Gomene, chicas~
Se hizo un rato se silencio. Aika rompió el hielo.
- Akame... ya sabes que hoy es nuestra última cena juntas y la última vez que verás al emperador... ¿Estás segura de que no prefieres quedarte aquí... con nosotras?
- Sería estupendo... Vivirías con nosotras en la Ciudad Prohibida y nuestra familia no volvería a deshacerse - comentó Miku - De verdad que nos encantaría un montón.
- ...
Me imaginé una vida con ellas. Sin duda sería algo que había deseado desde hace años; vivir con mi familia, y aunque ellas no fueran mis padres, contaban como familia. Además, era agradable estar con ellas... pero... no podía; más bien NO QUERÍA.. Tal vez a quien sea que se lo dijese no me entendería, o tal vez me tacharía de loca... pero mi corazón no estaba en China... estaba al otro lado del mar. Dentro de mí oía estas palabras: "No quiero dejarle solo... ni a ÉL ni a Kumato... tampoco a las demás sacerdotisas... pero... yo... no quiero alejarme de él nunca más."
- Lo siento, chicas - me limité a decir. - Mi sitio está en Japón. Este no es el sitio que quiero para mí y... Japón es muy importante para mí... - ""Japón", sí" - De todas formas, me gustaría veros de vez en cuando, aunque sea visitando al Templo de la Lágrima de Cerezo.
Aika y Miku lagrimearon y nos dimos un abrazo. Me daban lástima pero... era lo que quería. Además, seguía sin fiarme de ese maldito emperador. Quién sabe si esa misma noche respondería de manera hostil a mi negativa de residir en China... tenía la sensación de que el tirano se iba a molestar por quedarse sin su trofeo: una chica con poderes de una bestia que está dentro de ella. Yupi. Lo que me daba miedo es que hiciera algo a mis primas... Buda no lo quiera así.
Por fin llegó la última noche... y la más complicada de todas. Última noche en China, última cena con mis primas y última entrevista con el emperador.
Nos vistieron con qipaos de distintos colores. El mío era rojo con bordados dorados, el de Aika era rosa y el de Miku azul. Me peinaron con una coleta con adornos dorados mientras que a Aika le hicieron un moño alto y a Miku dos. Estábamos preparadas para la cena cuando oí hablar en una esquina del corredor al general Shang con un soldado. Oí la palabra "demonio" y me escondí para escuchar qué decían. Me llamaba la atención oír hablar de esas cosas después de tantas fiestas con gente mundana normal y corriente (bueno, suponiendo que una noble pija y mimada sea una mundana normal y corriente).
- En el frente del este, General. Los monjes estaban en lo cierto.
- ¡No puede ser verdad! Esas cosas no pasan desde hace muchos años ¿Y por qué ahora?
- No lo sé, General. Puede ser cosa del emperador japonés.
- ¿Con almas demoníacas? Los japoneses son ruines, pero no siervos del Infierno... ¿Cuántos dices que son?
- Muchos, General... Unos 100.
- Por los dioses... No puedo decírselo al emperador. Tenemos una cena con la Phoenix Slayer.
- ¿Y si ella estuviese implicada, General?
- ¡NO OSES SOSPECHAR DE ELLA, SOLDADO! No te lo permito.
- .... S-Sí, General.
- Conozco a Scarlet. Ha estado de fiestas estos días y no he visto señales de traición ¡ASIQUE VUELVE A HABLAR ASÍ DE ELLA Y TE MANDO A LA SALA DE TORTURA!
"Vaya... sí que le importo x_x."
- General... s-solo he dicho... - El soldado comenzó a temblar. - Lo siento, General.
- ¡Ahora ve al frente y controla la situación! Iré a informar al heredero.
Se separaron. El soldado se fue hacia donde estaba yo y le oí murmurar:
- El General Shang está hechizado por esa bestia con forma de chica adolescente... Será bruja...
- Yo no soy una bruja... - murmuré.
Salí de entre las sombras con mirada amenazadora y el soldado dio un salto del susto.
- ¡¡¡¡¡AAAAAGHH!!!!!! NONONONO!!! LO SIENTOOOO!! AAAAAAAAAAAAAAAHHHH
Salió corriendo cuán cobarde. Hizo tal alboroto que el General me vio.
- ¡Akame! - dijo.
"El sigilo no lo llevo bien..." - Hola~
- ¿No deberías estar en tu habitación con las embajadoras y prepararte para la cena?
Achiné los ojos (¿más que los chinos?) y señalé mi qipao.
- ¿A caso no ves que ya estoy lista?
- Oh... sí. Aunque los qipaos quedan mejor con un moño.
- Si por mi fuera llevaría el pelo suelto.
- Dicen que el emperador tiene un fetiche con las chicas con qipao y el pelo suelto.
- ...
- ...
- ...
- Es broma.
- Ya.
- Oye, Akame, no quiero llevarme mal contigo. Sé que mañana volverás a tu..."hogar", pero espero que nos volvamos a ver pronto.
- Tal vez...
- No me odies por servir al emperador. Al fin y al cabo tus primas lo hacen también. Además, ya ves que no es tan malvado como lo parecía.
- O puede que no sea tan bueno como lo está aparentando.
Shang suspiró.
- Esta noche sabré si es tan bueno o tan malo - añadí. - Lo mismo hoy se enfada porque no me quiero quedar aquí.
- Estás exagerando. El emperador no te va a llevar a la sala de tortura por decir que no vas a quedarte. Solo entiendo que puede que se sienta molesto. Naciste en China y tu deber es servir al imperio, y más con esos poderes.
Le lancé mi mirada fulminante.
- Aunque supongo que no te gusta luchar por el honor de tu país -añadió él.
- Por muy mal que te parezca, Ann, me siento más japonesa que china. Y no intentéis convencerme con argumentos de honor.
- Entiendo... Supongo que ahora tenemos dos puntos de vista completamente diferentes. Yo por mi honor y tu por... no sé el qué.
- Yo sé el qué.
- Sí, eso espero. Aunque me da pena... antes coincidíamos en todo.
- Queríamos sobrevivir.
- Cierto.
Me giré para volver a mi habitación cuando se me ocurrió preguntar.
- Oye, ¿Fa sabe sobre tu pasado? ¿Tu verdadero nombre y nuestro año viajando a Shangai? ¿Lo de tu aldea y el Abuelo Fu?
- No. No sabe nada... No fui capaz de decírselo nunca.
- ... Deberías decírselo. Pero bueno, no me meteré en vuestros asuntos.
- Gracias. Yo tampoco me meteré en los tuyos...
- ... excepto si el emperador te lo pide.
- ... ... ... Gracias Akame. Has sido alguien muy importante en mi vida.
- Igualmente, Ann.
Me fui y estuve con Aika y Miku hasta que llegó la hora de la cena.
Iba a ser un gran banquete en el salón principal con muy pocos invitados como el general Shang, Mulán Fa y los hijos del emperador exceptuando al heredero. Aika y Miku iban a estar a mi lado en todo momento.
- La invitada de esta noche: Akame Scarlet Targaryen y sus primas y embajadoras de Japón: Aika Tagaryen Nanami y Miku Targaryen Nanami.
Entramos y vimos que estaban ya todos presentes, incluido el emperador, que estaba sentado en su trono con una bandeja de oro llena de comida. Nos llenaron nuestros platos y nos sentamos frente a él.
- Espero que lo haya pasado bien estos días y que la cena sea de su gusto, Scarlet - dijo el emperador.
- Sí.
Aika y Miku me miraron esperando a que dijera algo más.
- ¿Dónde está su primogénito? - decidí preguntar.
- Oh, jojo. Discúlpale. Ha tenido que ausentarse esta noche por motivos sobrevenidos. Al parecer hay un frente que necesitaba su atención.
"El frente oriental del que hablaban el general y su soldado."
- Oh, vaya... ¿Y qué pasó?
- No hay de qué preocuparse. Está todo bajo control.
Pasaban enfrente mío montones de platos enormes de los cuales solo podía coger un poco. Quise pensar que conservarían lo que sobraba, pero no era verdad... La comida sobrante de la Ciudad Prohibida acababa en la basura, mientras el resto de los habitantes del Imperio se buscaban la vida como podían si es que no querían morir de hambre.
Tras varios platos de sopa de aleta de tiburón, pan de gambas, arroz tres delicias, verduras con tempura, wan tun, ternera asada, pato agridulce y helado frito, llegó el turno de hablar.
- ¿Ha sido una cena fabulosa, no lo cree usted, Scarlet? - dijo el emperador.
- Sí, claro.
- Me gustaría pedirle algo...
Dentro de mi cabeza empecé a temblar pero no lo demostré físicamente, aunque mi rostro expresaba lo que sentía: entre pánico e ira. Mis primas me observaron preocupadas, pero volvieron a dirigir la mirada al emperador cuando este continuó:
- Sé que usted me dijo al principio de la semana que regresaría a la isla de Honshu mañana por la mañana, ya que allí tenía su Templo y su vida... Sin embargo... hay asuntos que tratar aquí.
- Así es, pero no entiendo... ¿Qué asuntos?
- Nuestro Imperio está en peligro constantemente. Tenemos enemigos por todos lados, incluidos esos japoneses con los que convive. Mis ejércitos son espléndidos sin duda, teniendo al general Shang y a Mulán Fa no tengo nada de qué quejarme... Sin embargo, usted es la Phoenix Slayer. Tiene unos grandes poderes que necesitamos aquí, en nuestras tierras.
- ...
- Dado que usted tiene la nacionalidad china por nacimiento, pido que se quede a proteger el Imperio y, además, seguir conquistando tierras junto con el ejército imperial. Tendrá el hogar aquí, en la Ciudad Prohibida, con todos los privilegios y competencias de los nobles de más alto rango.
- Eee... Etto...
- Por el honor de su país y de su familia.
Me puse en pie.
- No mencione a mi familia, señor >:(
Escuché varios murmullos de los invitados de atrás. Aika me susurró:
- ¡Akame, no le hables así!
- Mi familia y la de Aika y Miku fue asesinada por usted, emperador. No hay honor familiar en esta propuesta que me ofreces. Me voy a Japón como acordamos en su momento.
- ...
- ...
- Es usted valiente, Scarlet. Me habla como si estuviese hablándole a un aldeano de esos que protege de los demonios. Pero entiende que yo no soy eso, soy EL EMPERADOR DE CHINA, y no pertenezco a este mundo de mortales.
- Ya... claro...
- ¿Cómo dice?
- Emperador, me alegro de que haya dejado de perseguir a las criaturas mágicas y haya ayudado a mis primas a conseguir una vida digna, pero ya le digo que mi sitio está en Japón. Me alegro también de que esté de tregua con el emperador japonés, pero lo perfecto sería acabar las guerras.
- ¡Los japoneses intentan aniquilar nuestro imperio y robar nuestras tierras! ¡No hable de asuntos de política cuando no sabe nada!
- ¿Robar tierras? - murmuró Miku - ¿No estaba con una política expansionista de robarle las tierras a los coreanos y las islas a los japoneses?
Aika la miró alarmada.
- Siento esta pequeña discusión, Scarlet. Pero lo fácil y conveniente es que me obedezca y luche por la gloria de China.
- No lo haré, he dicho.
Los murmullos fueron en aumento y el emperador se inclinó hacia delante.
- ... China le necesita, Phoenix Slayer.
- No participaré en ninguna guerra, y menos con la gente del país al que quiero, y mucho menos por TI.
- !!!!! ¡Le ha tuteado! - exclamó una mujer de atrás.
El emperador se limitó a mirarme enfadado... pero cambió su expresión por una más relajada.
- ¡Gente de las altas cunas de Pekín! ¡Esta es la demostración de la rebeldía de los elfos y de las bestias legendarias! ¡La soberbia les corrompe y solo quieren el caos! ¡Los elfos en verdad no son leales a ningún soberano, solo entre ellos mismos! ¡El alma de la Phoenix Slayer tiene una parte humana, pero se lo ha comido la parte de elfo que tiene, y la bestia a la que se enfrentó en Hokkaido la ha maldecido y profanado! ¡Lo que decían los sabios se ha cumplido y yo bien lo sabía desde el principio gracias a los dioses! ¡Lo que tenéis aquí delante es mi prueba ante vuestros ojos de la rebeldía de estas elfas y de la famosa Phoenix Slayer! Ahora... ¡ARRESTADLAS!
- No puede ser... - dijo Aika.
- Grrrrrr - gruñí. Saqué a Guesshoku pero, para mi sorpresa, encontré que el filo era de madera.
- !!!!!!!!!!! ¿Nani? ¿Una réplica?
Varios soldados nos agarraron.
- Mientras dormía, señorita ;) - dijo el que me agarraba a mí.
- ¡KSÓ!
- ¡Espere! ¡Yo no he ordenado esto! - dijo Shang.
- Se lo he ordenado yo - dijo el emperador.
- ¡Pero tienen derecho a un juicio justo!
El emperador le miró enfadado.
- Decreto la nueva ley. Se perseguirán a todos los elfos de China y a todos aquellos quienes les ayuden ¿No será usted un traidor, General?
- ... No, por supuesto que no...
- ¡No me rendiré....! - exclamé - ¡RAYOS YIN!
Los rayos Yin son bastante buenos contra los soldados debido a sus armaduras de metal, pero vinieron más soldados a por nosotras, muchos más... Aika y Miku usaron sus poderes de la naturaleza para librarse de los soldados que las inmovilizaban.
- ¡NO PUEDE SER! ¡ NO PUEDE SER! - chilló Aika.
- ¡NO PODEMOS CONFIAR EN NADIE! - exclamó Miku.
- ¡Tenemos que salir de aquí en cuanto antes! - las dije - ¡Volvamos a Japón!
- ¡Es imposible! ¡El puerto está muy lejos y hay montones de guardias y soldados! - dijo Aika.
"Y mis poderes de Yang no funcionan bien contra los humanos... Estoy en desventaja a no ser que use al Fénix..."
Comencé a invocarlo cuando la puerta se abrió y el hijo mayor del emperador, el heredero, vino corriendo junto a varios soldados. Gritó a su padre sin ningún tipo de cortesía y uso de modales. Parecía cansado y herido.
- ¡NOS ATACAN! ¡EL PALACIO ESTÁ EN PELIGRO! AHHHHHHHHHHHH
Aquello me alarmó tanto que dejé de transformarme en Akame Phoenix. El heredero se había quedado atrapado en hielo. Parecía que le hubiesen congelado desde atrás. Una sombra comenzó a pasearse por el salón a toda prisa y sacó las tripas a los guardias que acompañaban al heredero.
- Jajajajaja - se rió una voz conocida - Bien, hecho gatita.
Allí estaban... mis nakamas.
- ¡REI! ¡BLUE! - dije.
- ¡¡¡¡IIIIIIIIIIIIAAAAAAAAA!!!
El marco de la puerta se rompió, así como la pared de alrededor. De pronto se oyeron decenas de voces maliciosas y ruidosas. Montones de auténticos youkais entraron en la sala.
- Konbawa, mortales de mierda~ Permitid que el Desfile Nocturno de los Cien Demonios os haga una visita~
Cuando le vi a los ojos entre la multitud casi no me lo creía... Mis ojos lagrimearon y dije:
- ¡N-Nura...!
Los soldados y los demonios comenzaron a luchar mientras los nobles salían corriendo. Mulán y Shang se quedaron sin saber qué hacer, ya que no tenían espada (como yo -3-'')
Blue congeló a todos los que encontraba a su paso y les clavaba a Korimizu, Rei descuartizaba con su guadaña Kamui y el Clan Nura luchaba codo con codo con una gran fuerza demoníaca. Blue consiguió llegar hasta mí corriendo.
- ¡BLUE-CHAN CUÁNTO TIEMPO!
- Shiíííí >3< ¡Me alegru muchísimu de verte!
Rei se acercó también. Hizo aparecer a Guesshoku (la verdadera), mi arco y mi carcaj lleno de flechas.
- ¡Necesitarás esto, primi!
- ¡G-Gracias Rei-kun! :')
- ¡Me alegro de verte! ^^ - cambió su expresión alegre por una terrorífica - Ahora... mataré a todos estos mortales.
- ¡No mates a esos dos de ahí, por favor! - dije señalando a Mulán y a Shang.
- Como quieras -3-
Un soldado venía hacia nosotros y Rei le lanzó un estaca de Amateratsu helado. Aika, Miku y yo decidimos ponernos manos a la obra y atacar. Tras matar a muchos soldados con Guesshoku, vi cómo Rei descongelaba el hielo de Blue que había invadido al hijo primogénito del emperador.
- Maldito demonio - dijo en cuanto recuperó la consciencia.
Rei le miraba con imponencia.
- No te mataré, sucio mortal. Pero tu padre ha hecho daño a mi nakama... y no se lo perdonaré jamás. Dado que tú eres el futuro de su estúpido Imperio, tú sufrirás las consecuencias... peores que la muerte.
- Qué pret... aaa... AAAAAAAA... AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!
Rei le había quitado un brazo y una pierna con sus propias manos...
Después de eso logré acercarme a Nura, que había conseguido ponerse junto al emperador amenazándole con Nenekirimaru.
- No permitiré que escapes.
- Ajj... Tú debes de ser el famoso Nurarihyon... el rey de los demonios...
- ¡Nura-kun!
- ¡Akame-chan!
En seguida me acomplejé por mi aspecto, con el qipao medio roto y el pelo suelto y despeinado con los adornos medio caídos. El emperador aprovechó el momento de distracción para sacar su cuchillo de la manga y lanzárselo a Nura. Cuando me horroricé pensando en que se iba a clavar en la cintura de Nura, vi cómo salieron manchas negras de su cuerpo.
- Miedo - escuché.
Nura apareció detrás del emperador inmovilizándole por el cuello.
- !!! N-Nura...
- ¿Cómo estás Akame-chan? ¿Te hizo algo este viejo?
- Daijobu~
Saqué una flecha del carcaj y apunté al emperador.
- ...
- NO PUEDES HACER ESO - gritó Shang desde lejos. Mulán estaba a su lado desconcertada pero sin decir nada.
- Tú elijes si hacerlo o no - me dijo Nura.
BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM
- Justo ahora... -3- - añadió él.
Miré arriba y vi un gran agujero que daba al exterior. Encima de nosotros habían un gran barco VOLANDO.
- ¿N-Nani?
- Es el barco del Clan Nura. Karasu Tengu nos está esperando.
- ¿Retirada, Supremo Comandante? - preguntó Kubinashi, el demonio de los hilos.
- Sí, retirada.
Todos los demonios del Clan subieron abordo a través de unas escaleras. Blue acompañó a Aika y Miku al barco mientras Rei se acercó a mí.
- Si lo haces, no lo hagas por ira, sino por el honor ese del que se habla tanto en estas tierras. No peques en ira como lo hizo Némesis Sudou con su padre.
- ... Gracias, primi - dije.
Bajé el arco sin hacer nada.
- Vámonos.
- !! - Nura soltó al emperador.
Rei y Nura me acompañaron hacia las escaleras cuando de pronto escuché exclamar:
- MATARÉ A TODOS LOS QUE QUIERES, FALSA SACERDOTISA. ERES UN MONSTRUO DE FUEGO QUE SE JUNTA CON DEMONIOS.
Volví a cargar el arco, me giré, apunté y disparé. La flecha atravesó el cuerpo del emperador y este cayó muerto sobre tu trono.
- ...
Nura me cogió de la cintura rápidamente.
- ¡CORRE, AKAME!
- MALDITOOOOOSS - gritó Shang.
Conseguimos subir a bordo y y el barco comenzó a moverse. Nos alejamos entonces del palacio y de las catapultas del ejército.
- Lo hemos conseguido, chicos ¡Hemos salvado a Akame-chan! - dijo Rei.
- ¡BIEEENN! - gritaron los demás.
Aika y Miku se acercaron.
- Prima... tenías razón... Ese anciano era una muy mala persona... - dijo Aika.
Sin hacer caso de los demás, miraba a Nura a los ojos mientras este seguía cogido de mi cintura.
- Arigato por venir... - le dije.
- Akame-chan... Yo...
Le abracé todo lo fuerte que pude. Ahora que el emperador había muerto en mis manos había una parte de mí que se había quedado satisfecha, aunque sentía que ya no era una verdadera sacerdotisa, ya que no podía matar nunca a un humano... Aquel abrazo había conseguido que dejase de sentirme ALGO: sacerdotisa, Phoenix Slayer, bruja, bestia, elfa, mortal... ;y me sintiese ALGUIEN, Akame, que tiene unos nakamas estupendos.
Mientras todos celebraban la fiesta a la vez que estábamos yendo rumbo a Japón, miré a Nura a los ojos.
- Lo cierto es que... - dijo Nura con las mejillas coloradas - Te he echado de menos...
- Y-Yo también... y... y...
Estábamos tan cerca que estábamos respirando el aire del otro... quise acercarme más a él al igual él a mí... y chocamos nuestros labios. Nos besamos.









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