domingo, 5 de abril de 2015

Nura Vs Hera

- ♪I'll stand by your side and I'll fight for you♪~
Nura llevaba tarareando esa canción desde que habíamos vuelto del Purgatorio y ese momento en el que el Señor del Pandemonio caminaba hacia la mujer de Zeus con Nenekirimaru en mano no era una excepción.
No fue muy difícil reconocerla; iba con una toga dorada decorada con piedras preciosas, portaba en la mano una vara de oro macizo con una flor de loto que decoraba el extremo de arriba, era de ojos oscuros y de pelo moreno recogido por un moño y una tiara de laurel dorado. 
Al parecer los dioses del Olimpo eran auténticos fans del oro. Nura pensó que se lo podrían estar fumando todos los días como el famoso opio de China. Drogadictos divinos.
Nura la miró con actitud desafiante y esta le miró como si fuese un pequeño insecto pero a la vez daba una curiosa sensación de inseguridad hacia ella misma y sus capacidades.
- Ve, Hera, creo que este es tuyo - dijo el Barbablanca Zeus.
- ¿Alguna vez podrías llamarme "esposa mía", querido? - sugirió Hera sin apartar la vista de Nurarihyon.
No hubo respuesta. El ambiente era lo más parecido al de un matrimonio roto y desunido. Dio realmente miedo. Hera se acercó a Nura y Zeus sonrió como si se hubiera quitado un peso de encima.
- ¿Problemas matrimoniales, Hera-san? - insinuó Nura.
- La familia, joven espadachín, es lo más importante.
Nura arqueó una ceja, tal vez extrañado por haber recibido el curioso nombre de "joven espadachín". Ignoró ese detalle y siguió con la conversación.
- En algo estamos de acuerdo. Aunque creo que todos elegimos a nuestros familiares.
- No hay nada más esencial en una familia que la sangre.
- La sangre es solo sangre. Cada uno vale por cómo es y lo que hace, pero no todo depende de quién es el hijo de quién.
- Eso lo dirás tú, sucio demonio.
El aire se cargó de oscuridad y tensión. La cosa no iba a pintar muy bien a partir de ese momento. Nura ya no era en ese momento un "joven espadachín". Defendió:
- Mi Clan es la mejor familia de todas y no nos basamos en la sangre.
- Pero su herencia sí.
- Que sea hijo de mi padre no significa que de antemano sea el Supremo Comandante. Me ha costado ganarme el respeto de todos.
- Es comprensible. Siempre puedes ser un bastardo.
- ¿Cómo? Yo no me refiero a e...
- Las doncellas solteronas y fáciles son el peor enemigo de las familias. Se acercan a nuestros hombres y los hipnotizan como si fuesen las ratas del flautista de Hamelín.
- Muchas fábulas exentas a su mitología lee usted cuando su infiel marido se ausenta, Hera-san.
- MI MARIDO es consecuente en lo que hace. Él es el rey de los dioses y, YO, su más legítima reina.
- Y yo el más legítimo rey de los youkais, tontababa.
Nura se abalanzó dispuesto a cortarla en dos, pero Hera se defendió con su vara. Nenekirimaru chocó con el oro de la vara y esta última soltó pequeños rayos que hicieron retroceder a Nura. La diosa de la familia y el matrimonio sonrió e invocó una luz cegadora en la flor de su bastón, la cual lanzó contra el demonio, que se electrocutó. Nura cayó al suelo jadeando. El dolor era casi comparable con el que causa una luz de sacerdotisa japonesa o china.
- ¿Qué es esa cosa? - preguntó Nura.
- Luz olímpica - respondió orgullosamente Hera. - Aleja a los demonios y acaba con los enemigos de los dioses ¿O por quién crees tú que se inspiraron los Juegos Olímpicos? - se hizo silencio sepulcral y añadió - La antorcha de los Juegos Olímpicos. Los deportes consagrados como ofrenda a mi marido ¿NADA?
- ¿Los Juegos Olímpicos? ¿Qué es eso?
- Maldito youkai... no honras a Zeus ni con los JJOO...- Hera alzó la vara y apuntó a Nura mientras la flor de loto recolectaba más luz olímpica - Te... partiré en cachitos... y... te enviaré a las profundidades del Tártaro.
La luz salió despedida contra él y Nura puso cara de susto, pero no fue más que un truco. En cuanto la luz chocó contra Nurarihyon, su cuerpo se deshizo en humo negro y Hera puso una mueca de incomprensión. Hera miró su alrededor y todo se volvió oscuro. Oyó gritos de sus hijos mientras veía a su marido alejarse de ella para irse con tres diosas menores que había al fondo.
- L-L-Las Tres Gracias - murmuró Hera mientras tiritaba como un corderito.
"Miedo" escuchó.
Nura estaba justo detrás de ella y la cortó en dos de arriba a abajo de forma vertical. Hera gritó de dolor y su cuerpo de desparramó por el suelo junto con brillante icor que chorreaba.
- Soy... la reina... de los dioses... - dijo a duras penas.
- Tú lo que eres  es una mujer amargada - añadió Nura colocando la punta de su katana justo debajo de la barbilla de Hera. - Tu familia va a necesitar un par de retoques.
- Calla... te... AAAGH!
Las dos partes del desvalijado cuerpo de la diosa se pusieron de rodillas y sus ojos y su boca despidieron una potente luz olímpica. Nura quedó cegado sintiendo esa sensación de purificación que era horrible para los demonios, pero consiguió decir:
- Este poder celestial no es nada comparado con el de una miko del Templo del Gato Negro.
Y la cortó la cabeza ya partida de antes. La reina de los dioses se deshizo en brillante polvo y se fue a los cielos juntos con sus hijos. De ella solo quedó la tiara de oro, la cual Zeus recogió.
- ¡Lamentaréis esto con mi ira!
Sacó su rayo maestro y sembró el caos en todo el salón. Las criaturas mitológicas fueron absorbidas por aquella arma luminosa quedándose Zeus como el único enemigo aún presente, sin embargo, más fuerte que nunca. 
Los rebeldes se agruparon al frente del dios de los cielos. Rei, Dante, Tsubaki, Kikyo, Akane, Nura y yo nos reunimos en la la vanguardia. Me alegraba ver que todos estuviéramos vivos después de nuestras respectivas batallas. 
En una posición más adelantada, se situaba el arcángel Abbadon que estaba siendo respaldado por William, Esmeralda y Blue. Recuerdo que esta última miró atrás. Rei la guiñó el ojo y ella sonrió. Volvió a mirar a Zeus con una mirada de odio.
La última batalla estaba al caer y faltaba demasiado poco... para lo peor.





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