miércoles, 27 de agosto de 2014

Akame VS Nura


No hay nada mejor para introducirse en el manejo del sable que una batalla tal vez mortal contra un yokai con ganas de revancha. Hiroito seguía mirándome preocupado pero ignoré sus deseos de que salgamos corriendo de allí. Alcé mi katana en dirección a Nura. Él no dejó de irradiar confianza en sí mismo con sus ojos de oro (¿o en ese momento ya estaban rojos?). Temía que descubriese que en realidad no había manejado una katana en mi vida hasta ese día. Tal vez en el fondo lo sabía... Tal vez desde un principio lo único que quería era pegarme una paliza.
- Vamos, ohime de las cebollas~ Demuéstrame qué sabes hacer.
- ¡No me llames así!
Dejé que mi impulso hablase por mí y me abalancé sobre él dispuesta a acuchillarle pero me frenó con su katana. Salté hacia atrás en guardia.
- No subestimes a Nenekirimaru - dijo con su misma sonrisa confiada.
- ¿Nene qué?
- Mi katana. Se llama Nenekirimaru ¿la tuya pues?
No pensé en ningún nombre para mi katana, tal vez si no decía ningún nombre descubriría que soy de arco. Se lanzó hacia mí y me defendí bloqueándole el ataque. Improvisé:
- No es un nombre que se lo diga a todo el mundo.
- Bien, bien... Me gusta esa actitud.
Seguimos luchando. Al principio Nura me dejaba atacar pero hubo un momento en que se cansó y yo me defendía como podía. Pensé que estaba aguantando más de lo que pensaba. Nura frenó y dijo:
- Para ser una principiante no esta mal ;3
Me alarmé. Mis suposiciones se habían cumplido. Él sabía que yo nunca entrené con katana. Corrió hacia mí y me dio una patada tan potente que salí despedida hacia el cielo. Después de eso, todo se volvió oscuro.
Estaba aturdida. No veía absolutamente nada. Estaba en medio de la oscuridad cuando de pronto llamas de fuego aparecieron delante mío. Estaba en una pequeña casa de madera de aspecto chino. La figura de una mujer estaba de espaldas. Cuando se giró hacia mí vi que estaba llorando. Era mi madre.
La imagen se desvaneció y grité:
- ¡MAMÁÁÁÁ!
Sentí frío. Estaba cayendo nieve cuando una luz blanca se extendió por todos los lados de la explanada donde estaba. Después de eso vi a mi madre tirada en el suelo muerta junto a mi padre cuyo pecho estaba atravesado por una flecha. Mi colgante brilló y un ejército de soldados imperiales se puso alrededor mío haciendo un círculo para que yo no pudiese escapar. Me agaché. Estaba aterrada. Mi colgante no hacía más que iluminarse pero no le di importancia... me puse a llorar.
De repente, escuché el aullido de un lobo. En el horizonte había una figura que no hacía más que decir "Scarlet, Scarlet..." acompañado por más aullidos. Fue entonces cuando abrí los ojos.
Estaba cayendo. Estaba sintiendo como la gravedad me empujaba hacia la punta de Nenekimaru. Fue entonces cuando reaccioné, moví mi katana y desarmé a Nura. Este dijo enfadado a Hiroito:
- No te metas, estúpido.
- La ibas a matar, desgraciado.
Yo estaba tirada en el suelo. Mientras me ponía en pie saqué la conclusión de que ese nurarihyon controlaba el miedo. Fue algo que me pareció una locura, pero era cierto.
- Vaya... es un milagro que estés en pie después de mi patada. Eres realmente fuerte... pero con un pasado bastante triste ¿cierto?
A Nura se le había quitado la sonrisa. Dijo esto con tal seriedad que hasta parecía que estuviese preocupado por mí. Hiroito se acercó a mí.
- Akame-chan, para esto de una vez.
- No. Si el señor cabeza enorme quiere una pelea en serio, la tendrá.
Solté la katana y esta cayó al suelo. Hiroito retrocedió cinco pasos.
- Tú lo has querido, viejo amigo - añadí.
Mis sentimientos de ira empezaron a materializarse en una ráfaga de luz potente alrededor mío así como mi colgante se iluminaba como una luciérnaga. Empecé a descargar rayos negros a la vez. Estaba muy enfadada... Muy enfadada porque él se metió en mi cabeza para usar mis miedos en contra mío.
- Otra vez no... - dijo Nura.
Alzó las manos y empezó a descargar una luz oscura entre sus manos. Yo hice lo mismo: una ráfaga de luz blanca combinada con rayos negros fue acumulada entre mis manos mientras que yo comencé a levitar.
- ¡TOMA ESTO! - dijimos Nura y yo al unísono.
Nuestros poderes chocaron y estuvimos un buen rato intentando tirar al otro pero no pudimos. La energía se nos agotó y nos abalanzamos uno contra el otro. Él me lanzaba ráfagas de luz oscura mientras que yo descargaba rayos del Yin hacia él.
Decidí usar otra táctica para acabar con la pelea. Activé el escudo del Yang alrededor mío y bloqueé los ataques que me estaba lanzando. Después de acercarme hacia él... le abracé.
Él paró de lanzarme ataques. Estaba completamente inmóvil. Fue entonces cuando usé la táctica de sacerdotisa más poderosa. Descargué mi luz blanca contra él y él gritaba y gritaba. Esa luz era la técnica más espiritual y pura, únicamente efectiva contra los demonios. Básicamente lo que hacía era purificarlos pero Nura era un demonio demasiado fuerte como para que yo pudiese hacerle desaparecer, pero realmente le dolía.
Cuando decidí que ya era suficiente, pasó lo peor: no lograba parar el ataque.
- ¡Mierda! ¡No puedo parar! - protesté.
- ¿QUÉÉÉÉ? - gritó Nura hecho una fiera y sudando por el dolor.
Hice el mayor esfuerzo posible. Deseé parar esa luz con todas mis fuerzas. De pronto lo logré, pero la luz nos lanzó al aire. Yo seguía abrazada a Nura pensando que así no me iba a matar. Caímos al suelo y rodamos. Hicimos un cráter en la tierra... me sentía un meteorito.
Estaba algo inconsciente pero cuando logré sentirme mejor abrí los ojos. Nura estaba encima mío boca abajo con las manos sobre mi...
- Aléjate de ella - dijo Hiroito con la punta de su espada justo debajo de la barbilla de Nura.
Él estaba inconsciente hasta que abrió los ojos y me vio. No sé qué cara tendría yo pero rápidamente se dio cuenta de la situación y saltó hacia atrás gritando como un loco. Retrocedió gateando un poco más y dijo:
- ¡G-GOMENASSAI! ¡YO NO...!
Hiroito seguía apuntando hacia Nura con su espada.
- Como te atreves a tocarla de esa forma.
La expresión de Hiroito daba realmente miedo. Nura parecía estar rojo como un tomate y en cuanto a mí... me ardían las mejillas. Nura se levantó, recogió su katanay dijo:
- Creo que el combate ya ha acabado. Nos volveremos a ver... Adiós.
Echó a andar por donde vino y le perdimos de vista. Hiroito y yo estuvimos un buen rato en silencio. Recuerdo que los grillos empezaban a salir y a hacer sus sonidos como todas las noches ¿NOCHE? ¡LLEGABA TARDE AL TEMPLO!
Me levanté sobresaltaba, me limpié un poco y...
- Akame-chan - me llamó Hiroito.
- ¿sí?
- No vuelvas a hacer algo así...
- ¿Yo? Pero si yo...
- ¡No lo vuelvas a hacer!
Se acercó a mí y me sacudió.
- Te quiero proteger ¿lo entiendes? NO QUIERO QUE TE PASE NADA MALO.
- Hiroito-kun....
Acercó su cabeza contra la mía y chocamos frente a frente. Mi corazón empezó a latir muy deprisa. Estaba respirando su aliento cuando de pronto...
-¡AKAME-CHAAAAAAAAAAAAAAAAAAN! - escuché detrás de mí.
Me alarmé y me giré. Era Kikyo y me estaba mirando con la cara que más miedo me daba... estaba enfadada conmigo. Al ver a Hiroito tan cerca mío su rostro pasó a ser una mezcla entre estar sorprendida, enfadada u decepcionada... Era aterrador.
Kikyo me agarró del brazo y sentenció:
- Coge tu estúpido sable y ven a cenar. El Maestro está muy preocupado por ti.




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